¿Cuál será el próximo relato?...
El fin del año impone el balance y la pregunta sobre cómo sigue. Es evidente que el kirchnerismo atraviesa su etapa crepuscular. Como también que después de la parte oscura de la noche comienza a amanecer. El título principal de tapa de la edición dominical de Perfil es un buen ejemplo: en el peor momento de los cortes de luz, el conjunto de las empresas eléctricas están entre las que más aumentaron su valuación en el año, casi duplicando su valor en la Bolsa respecto del año anterior, y no porque se trate de un negocio rentable –que si lo hubiera sido habría justificado inversiones y no existirían estos cortes– sino porque se descuenta que a fin de 2015 ya no gobernará el kirhnerismo y varios problemas macroeconómicos actuales se corregirán.
Para comenzar a construir la respuesta a la pregunta sobre
cuál será el próximo relato posible, primero hay que formularse la pregunta
sobre si será necesario que siga habiendo relatos.
Se podría creer que en la medida en que los países no tengan
crisis, las necesidades de relatos (y mitos) se reducen. La foto principal de
la tapa de Perfil dando cuenta que intelectuales italianos comparan al Papa
Francisco con el Che, y más lo hacen los de izquierda, muestra cómo la orfandad
en que los colocó la crisis italiana y europea los hace ver oasis en su
desierto y ya comprenderán que Bergoglio tiene muy poco de marxista.
Pero los relatos crean la cohesión imprescindible para
atravesar las etapas de disgregación y caos que producen las crisis. Todo
relato polemiza con el anterior al que viene a subsanar. Alfonsín, con ética al
autoritarismo de la dictadura. Menem, con aumento de la riqueza al
empobrecimiento de la hiperinflación de Alfonsín. Kirchner, con inclusión
social al desempleo del ocaso de la convertibilidad.
Los sistemas se sustentan en el equilibrio y cuando se
consigue mucho éxito con un factor –ya sea ético, aumento de la riqueza o
inclusión social– generalmente pagan algún costo en los otros por desatención.
Para imaginar la tendencia del próximo relato que sustituirá
al kirchnerista habrá que seguir cuidadosamente todo lo que fue desatendido en
el relato actual. De los candidatos o sectores instalados, Scioli ofrece
diálogo y moderación. Massa, seguridad y ejecutividad. El panradicalismo,
republicanismo y honradez. Macri, eficacia y modernización.
¿Qué podrá estar demandando en mayor proporción la sociedad
en 2015? Si la cuestión clave fuera la economía y el retraso que la falta de
inversiones viene acumulando, la palabra modernización podría ser la base de un
nuevo relato que aglutine a una mayoría de la sociedad detrás de un proyecto.
Probablemente aceptando menos inclusión a cambio de un salto
en las inversiones que permitan creer que será en beneficio del conjunto de la
sociedad, porque el sistema actual de inclusión se degradará igual por efecto
del aumento de la inflación y el aumento del déficit fiscal que se
retroalimentan sin fin.
Massa también evidencia su interés por el desarrollo
económico, pero en ese punto la condición de empresario de Macri, que le resta
aprobación y afecto en tantos aspectos, le suma en este y lo hace más verosímil
como referente para un ciclo signado por un boom inversor. Que primero debería
permitir equilibrar el efecto recesivo de los ajustes que el modelo
kirchnerista precisa, y luego generar un ciclo de crecimiento que aumente la
aprobación de ese futuro gobierno y le dé legitimidad democrática saliendo
triunfador de las elecciones de medio turno siguiente.
Lo curioso en una eventual alianza nacional entre Macri y
Massa es que el PRO se ha ido haciendo cada vez más refractario del peronismo y
Massa lo que aporta, además de él mismo, es peronismo residual. Pero quizás
puedan ponerse de acuerdo como no pudo hacer en el pasado Macri con De Narváez,
también por diferencias sobre lo que significa el escudo del PJ, porque Massa,
por lo menos formalmente, ya se fue del PJ.
El próximo relato, si fuera el de la modernización con foco
en la inversión, podría ser muy transversal porque en el panradicalismo tanto
Sanz como Binner lo compartirían, y también Scioli desde el PJ que represente
genuinamente.
En este punto, es interesante preguntarse si los relatos que
son los únicos posibles en cada ciclo de la historia eligen a los líderes que
los instrumenten entre quienes mejor pueden encarnarlos, o los líderes que
tienen más posibilidades de triunfo construyen un relato adecuado a su
capacidad de representación y convencen a la sociedad. El populismo cree en lo
segundo. La ciencia política enseña que las personas son muy importantes pero, como
decía Marx, los hombres hacen la historia pero con lo que le legó la generación
anterior.
La próxima semana se cumplen tres meses desde que en los
primeros días de octubre surgió la enfermedad de Cristina Kirchner, lapso en
que el escritorio presidencial casi no ha sido usado. El teléfono permite
conducir desde cualquier lugar y la tendencia mundial es a oficinas móviles,
pero por algo todavía existen en todas las organizaciones, alguna oficina
central. Y en el caso de los países también cumplen una función protocolar y
simbólica que políticamente tiene significado.
El ya disminuido Capitanich junto con De Vido, cuando habla
parece a un personaje de otra época, en Atucha II tratando de mostrar algún
avance energético mientras siguen los cortes de luz, no pueden llenar ese
vacío. Pero no sólo es el cuerpo de Cristina que no llena esa falta. Es que el
relato kirchnerista tampoco ya lo puede llenar y es el modelo lo que está en
cortocircuito, no sólo Edenor y Edesur.
Feliz año nuevo.
© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 29/12/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 29/12/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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