La "Noche de los
Cristales Rotos" inició el horror nazi en Alemania hace 75 años...
El pogromo de 1938 marcó
un punto sin retorno en la política de persecución que Hitler había puesto en
marcha al llegar al poder en 1933.
El 9 de noviembre de 1938
ocurrió la primera gran matanza organizada por los nazis contra los judíos,
conocida como la "Noche de los Cristales Rotos" (Kristallnacht),
durante la que unas miles de sinagogas, comercios y viviendas de judíos fueron
dañadas o destruidas. Unos 90 judíos murieron y otros 30.000 fueron detenidos y
después internados en campos de concentración, donde durante los años
siguientes fueron eliminados seis millones de personas.
La noche del 9 de noviembre, Josef Goebbels, ministro de Propaganda nazi, se encontraba reunido la cervecería de Munich para conmemorar un nuevo aniversario del frustrado Putsch (golpe de 1923) con miembros de la dirigencia nazi cuando le llegó la noticia de la muerte de Ernst von Rath, diplomático miembro del partido nazi. Dos días antes, Von Rath había sido atacado a tiros por Herschel Grynszspan, un joven judío alemán refugiado que quería vengar la expulsión de su familia de Alemania junto con otros 15.000 judíos polacos ante la indiferencia del mundo.
Para la cúpula nazi, la
muerte de Von Rath sería la excusa ideal para acelerar la soñada exclusión de
la comunidad judía, considerada culpable de los problemas económicos. Para ello
se habían preparado fervientemente: a lo largo del verano anterior se
realizaron trabajos de ampliación en los campos de concentración de Buchenwald,
Sachsenhausen y Dachau -donde hasta entonces sólo se habían recibido presos
políticos- y se dio la orden de confeccionar miles de uniformes con estrellas
de David como insignia.
“A lo largo de 1938,
dentro del partido nazi había malestar puesto que muchos consideraban que la
política contra los judíos no era lo suficientemente drástica”, explicó el
historiador Armin Fuhrer. “¡Los judíos tienen que ser y serán eliminados! Ésta
es nuestra creencia sagrada”, declaraba Robert Ley, jefe del nacionalsocialista
Frente de los Trabajadores Alemanes.
La tesis central de
Fuhrer, autor de un nuevo libro sobre la Kristallnacht, es que el médico
personal de Hitler, que asumió el tratamiento del diplomático después del
atentado, dejó morir a Von Rath por orden superior para tener un mártir que
invocar.
Según Armin Furher, el
atentado era la oportunidad perfecta para invocar un mártir e impulsar un
pogromo contra los judíos. Apenas informado de la muerte de Von Rath, Goebbels
leyó una violenta arenga antisemita en la que animó a la militancia nazi a
tomar represalia contra los judíos, pero con discreción.
Deseaba que todo fuera visto
en el extranjero como una “manifestación espontánea” de ira popular contra el
asesinato de un miembro del gobierno. Una hora más tarde se informó la
organización del pogromo a las Waffen SS -policía de elite encargada del
arresto de judíos- y a la policía, que recibió orden de mantenerse totalmente
al margen.
La operación se realizó
en dos partes: primero pequeños escuadrones de nazis rompieron las ventanas de
prominentes negocios judíos. “Se deben seleccionar a los judíos más
adinerados”, era la orden expresa. Luego todos los negocios fueron marcados con
signos especiales, con el fin de facilitar la destrucción posterior, y cerca
del mediodía los escuadrones originales fueron complementados por otros grupos
que entraban en los negocios.
“Todo lo que se pueda
contar sobre ello es inofensivo comparado a lo que en realidad ha ocurrido”,
dijo entonces una mujer judía, cuyas evocaciones guarda ahora como documentos
históricos la Oficina Central de Información Judía. Otro testigo de Düsseldorf
contó cómo los judíos fueron “sacados y arrastrados de sus camas en pijamas y
camisones de dormir” y forzados “a caminar descalzos sobre los cristales
rotos”. Más de 400 personas fueron baleadas o asesinadas a golpes, mientras
otros (familias enteras) se suicidaron antes de que las SS llegaran a su
domicilio.
Charlotte Knobloch,
presidenta del Consejo Alemán de Judíos, superviviente del terror nazi, recordó
a la cadena Deutsche Welle haber sufrido en carne propia la infame
Kristallnacht: iba de la mano de su padre el 9 de noviembre de 1938 cuando vio
que un automóvil los esperaba a la puerta de la casa del familiar a donde se
dirigían. Al abrirse la puerta de la casa, el tío -con manchas - de sangre en
la cabeza- fue metido a golpes en el vehículo. Charlotte fue rápidamente
evacuada de la ciudad.
Aproximadamente 1.570
sinagogas (prácticamente todas las que había en Alemania), muchos cementerios
judíos, más de 7.000 tiendas y 29 almacenes judíos fueron incendiados y
destruidos en Alemania, y posteriormente se obligó a los judíos, a los que la
ley prohibía pedir indemnizaciones a sus aseguradoras, a pagar una multa de mil
millones de marcos por los daños producidos.
Unos 30.000 fueron
arrestados esa noche y a lo largo del día siguiente en una jornada que marcó el
inicio de la maniobra de persecución y aislamiento de los judíos y el primer
paso hacia el Holocausto. Muchos de los judíos que pudieron permitírselo
buscaron la forma de emigrar y otros buscaron desesperadamente asilo en las
embajadas extranjeras, aunque muchos no lo obtuvieron. La inmensa mayoría
pereció en campos de exterminio, la “solución final”.
© Escrito por Darío Silva
D'Andrea el sábado 09/11/2013 y publicado por el Diairo
Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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