¿Quién nos enseña a ver lo que no queremos ver?...
Cómo mostrar la realidad cuándo ésta es inenarrable? ¿Quién tiene la fórmula éticamente correcta? Mientras en Canal 13, mediante el programa de Jorge Lanata, se denuncian los presuntos ilícitos - algunos de ellos - del Gobierno Nacional, en tiempo real se desmienten estos supuestos delitos vía Twitter, C5N, los cyber K, Página 12, América 2, CN23 y el aparato incansable de pseudo – periodistas devenidos en “sicarios” intelectuales dispuestos a justificar y negar todo. Periodismo para Todos, blanco furtivo de críticas, es señalado como un mero show televisivo por ciertos estilos y maneras de presentar la noticia, acaso, de exagerarla para sus propios fines. ¿O conviene decir que es sólo un show? ¿Cuál es el modo correcto de realizar investigaciones “serias” sin caer bajo una lluvia letal de ataques y acusaciones? ¿Cuál es la mejor manera de comunicar ciertas experiencias angustiantes que atentan contra la dignidad humana?
En la última emisión de PPT del Domingo último, el informe que llevó a la
producción del programa a Formosa, entro otros lugares de Argentina, evidenció
que algunas comunidades, en el Gobierno auto – adjudicado como el de los
Derechos Humanos, viven sin agua, toman agua podrida o acceden a este bien
básico dependiendo del negocio del clientelismo político de turno. Narrar lo
indecible. Y acá los críticos más acérrimos podrían decir que con una
musicalización eficaz y conmovedora, con un plano del quiebre en llantos del
afectado por la problemática se estará utilizando el dolor y mucho más para un
producto televisivo. En sintonía con lo que diría Florencia Saintout, decana de
la Facultad de Periodismo de la UNLP, que en una nota de Página 12 cuestionó el
modo en que se exponen a los familiares de las víctimas de la tragedia de Once
utilizando la frase “pornografía del dolor”, concepto complejo, hasta
interesante, pero seguramente de alguien que tiene las necesidades básicas
satisfechas como para sentarse y escribir para su círculo de ególatras
pensadores crónicos de la teoría. Esa teoría que, claro, dista muchas veces de
lo que nos pasa cotidianamente. Como diría “Susanita”, célebre personaje de
Mafalda, que no hay que solucionarle la vida a los pobres, sólo basta con
“esconderlos”. ¿Cómo hay que mostrar la realidad entonces, quién tiene el
parámetro justo para hacerlo sin caer en su enormidad absurda?
No existe ningún dispositivo, sería obvio aclararlo, que pueda mostrar
“toda” la realidad, la televisión, un noticiero, sólo construye un recorte de
ella, en un contexto, en un momento, una foto apenas, editada, retocada y/o
mejorada, los contenidos adaptados a diferentes formatos. Se sabe. El formato
de PPT cae, indefectiblemente, en el info – entretenimiento, género híbrido,
respondiendo a ciertos cánones de la dinámica capitalista. Y es tal vez el
mayor “pecado” de Jorge Lanata, más allá de denostar al Grupo Clarín y luego trabajar
en él, de ornamentar un producto televisivo con humor político delirante,
situaciones bizarras y personajes insólitos. Pero, ¿qué sucede con lo demás?
¿Cómo abordar la desnutrición en el norte argentino, el “hambre de agua” en
Formosa y el crecimiento de las villas en Buenos Aires? A su modo, esto es
narrado en el programa. ¿Cuál será el debate entonces? ¿Fortalecer la
democracia o hablar de géneros televisivos y modos de presentar la información?
Los desmentidores crónicos se preocupan sólo de eso. Raúl Kollman,
periodista de Página 12, se ocupa de sostener que los bolsos denunciados por la
ex – secretaria de Néstor Kirchner, Miriam Quiroga, estaban “vacíos” o que
jamás los vio. Pero Kollman quedaría en la historia del periodismo si se
ocupara de develar en serio el misterio
de la fortuna de los Kirchner. Así nuevamente intenta decir que la “ampulosa”
denuncia de Quiroga en el programa de Lanata fue sólo humo. Volvemos al show.
¿Quién nos enseña a ver lo que no queremos ver? Un periodista debe ayudar, al
menos, a pensar. ¿En serio podemos considerar que ningún funcionario y/o
empresario kirchnerista se enriqueció en los últimos 10 años y todo forma parte
de una ficción?
Mientras algunos hábiles comunicadores utilizan sus regodeos retóricos para
negar lo evidente o desmentir tan sólo una pequeña parte de las historias,
otros ciudadanos, en silencio y sin tiempo para poemas o artículos
periodísticos, luchan en una batalla sin cuartel para conseguir agua y
dignidad, cuándo las luces del “show” se apagaron y sólo queda el espíritu
humano.
© Escrito por Sebastián Turtora el miércoles
4 de Septiembre de 2013 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
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