Salieri de
Clarín…
El lunes pasado,
Perfil.com difundió con el título “Por primera vez, el oficialismo ganó una
elección en la Antártida” la nota del redactor del diario PERFIL Fernando Oz
que integraba la edición especial sobre las elecciones del domingo, publicada
digitalmente también ese día, que explicaba cómo los cambios introducidos por
Nilda Garré y Milani habían transformado valores en las Fuerzas Armadas, siendo
la Antártida, por su población militar, un buen termómetro
(http://e.perfil.com/votomilitar).
Dos días
después, el miércoles a las 12 en punto y cuando todavía la Presidenta no había
comenzado a hablar en Tecnópolis descargando su bronca post PASO (lo hizo a
partir de las 13.35) ni escrito los tuits posteriores (a las 17.45) en los que
definió a Perfil como “Salieri de Clarín”, Perfil.com publicaba como nota más
destacada –y no sin ironía– el siguiente título: “El kirchnerismo obtuvo casi
un 54% en las PASO (en las mesas de la Antártida)”.
Al leerlo
(http://e.perfil.com/antartida), y sin imaginar lo que luego sucedería, me
dije: “¡Qué buena metáfora!” y fui a confirmar en los otros diarios digitales
si se trataba de algo difundido por todos o de una observación particular de
nuestras redacciones.
Como ninguno le
había dado importancia al tema (a pesar no sólo de las dos notas de Perfil.com
sino de un cable de Télam de las 20.51 del martes titulado: “El Frente para la
Victoria ganó por amplio margen en la Antártida”), pensé que todavía mantendría
cierta novedad como para escribir una contratapa utilizando la Antártida como
ejemplo del diferente efecto del paso del tiempo en condiciones de aislamiento
y cómo la alta o baja exposición a los medios afecta las preferencias
electorales, ya que en ese lugar apartado el kirchnerismo –como si nada hubiera
pasado– volvía a sacar el mismo 54% de votos que en las elecciones de 2011, lo
que era un buen disparador para analizar si todo es comunicación.
Además, se
asociaba con que justo esta semana se rescató a un norvietnamita octogenario
que continuaba viviendo escondido en la selva creyendo que no había terminado
la guerra contra Estados Unidos (finalizada en 1975), repitiendo ejemplos
anteriores de japoneses que habían quedado incomunicados en remotas islas del
Pacífico creyendo que la Segunda Guerra Mundial aún se seguía disputando.
Para tratar de
sacar alguna conclusión, me puse a comparar las diferencias entre los votos en
estas PASO del Frente para la Victoria en Tierra del Fuego –sólo 24%– contra el
54% de la Antártida y las diferencias entre las distintas candidaturas a pesar
de integrar la misma provincia. Estaba viendo que el Partido Popular, que
obtuvo el 12% de los votos y es aliado del kirchnerismo, compite en Ushuaia y
Río Grande pero no en la Antártida, o sorprendiéndome con que hay en Tierra del
Fuego una alianza entre el PRO y Hugo Moyano –Unión Federal– que obtuvo el 10%
de los votos en la isla y el 7% en la Antártida cuando, de golpe, el hecho de
que el kirchnerismo hubiera ganado por 54% en la Antártida era convertido por
la Presidenta en un caso emblemático de cómo los medios hegemónicos
desinformamos, porque habíamos omitido dar esa información para no dejar en
evidencia la falsedad de las críticas, que en mayo pasado realizamos por los
problemas de suministros en la Antártida dando cuenta del malestar que esto
generaba en quienes estaban en las bases (ver: http://e.perfil.com/valientes).
Bueno, no fue
así, entonces, porque nosotros sí publicamos que habían ganado en la Antártida.
Pero disparada por su error, al acusarnos de “Salieri de Clarín”, la Presidenta
desplazó otra vez el foco de atención hacia los medios.
Al día
siguiente, indignado, me llamó Nelson Castro, el periodista político con más
cultura musical de la Argentina (estudió dirección de orquesta en el Teatro
Colón en su juventud), adelantándome que en el editorial de su programa en TN
de los jueves aclararía que Salieri fue uno de los grandes genios de la
historia de la música, que con una de sus 42 óperas se inauguró el teatro La
Scala de Milán y que ya casi todo el mundo sabe que él no envenenó ni plagió a
Mozart, sino que hasta fue profesor de un hijo de Mozart, además de Schubert y
Beethoven.
Pero la eventual
ignorancia musical de la Presidenta sólo pondría a reparo la reputación de
Salieri de quedar injustamente asociada a la de gente malvada como la de Perfil, y mi tarea es reparar la reputación de Perfil. Consciente o
inconscientemente, la Presidenta no se refirió al Salieri real sino que utilizó
a Salieri como un significante, en términos de Laclau, o un signo para el
filósofo y profesor italiano Carlos Sini, quien sostiene que “todo es
potencialmente un signo en la medida en que revista un carácter relacional
respecto de algo diferente”.
Cristina
Kirchner quiso utilizar el significante “Salieri” para significar que Perfil es
como el mito de Salieri, alguien carcomido por la envidia frente a la aparición
de un genio –Mozart en la historia y Clarín en su ejemplo– que vino a ocupar el
lugar que Salieri –y Perfil, en su caso– tenía previamente. En realidad, es
algo meritorio para Perfil y malo para el kirchnerismo que la propia Presidenta
reconozca que en el pasado no era Clarín quien criticaba al Gobierno sino Perfil, y que en el pasado el Gobierno era aliado de Clarín.
El inconsciente
de Cristina Kirchner expuesto en su enojo a modo de palabra plena en esa
comparación entre Perfil y Clarín revela otras significaciones inquietantes. Le
asigna a Clarín el papel del genio de Mozart y a Perfil el de contribuir a su
desaparición. Delirios pintorescos y hasta divertidos si no se tratara de un
presidente pasando un momento de compleja crisis.
La valoración de
Cristina sobre Clarín por momentos se asemeja a aquella de Antonio Cafiero en
los 90 cuando decía, medio en broma y medio en serio, que las tres mujeres más
importantes eran la Madre Teresa, Eva Perón y Ernestina Herrera de Noble.
© Escrito por Jorge Fontevecchia el viernes 16/08/2013
y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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