Devaluar por etapas…
Pentavirato. Moreno, Kicillof, Lorenzino, Marcó del
Pont y Echegaray. En Ecuador, en el siglo XIX, hubo un gobierno con cinco
funcionarios de igual jerarquía.
Tanto énfasis puesto por Kicillof en insistir en que
no van a devaluar no hace más que reflejar la verdadera dirección de los
acontecimientos. Más tarde o más temprano van a tener que apelar a alguna forma
de devaluación que vaya más allá del acompañamiento mensual de la inflación con
el cual el Banco Central aumenta el precio del dólar oficial.
Y no es casual
que de todo el equipo económico que expuso ante el Senado, a la hora de
argumentar todas las contras que tendría una devaluación, el más verborrágico
haya sido Kicillof (el teórico) y no Moreno (el práctico). Kicillof, más que
nadie, tiene que dar muestras de convicción antidevaluatoria porque se le
atribuye ser partidario del desdoblamiento cambiario, lo que implica una
devaluación parcial.
El gran problema
es que el cepo cambiario “de Moreno” no sólo impide que salgan dólares, sino
también que entren. Incluso a quien tiene todo en blanco, pedirle que invierta
en el país trayendo divisas al cambio de poco más de 5 pesos por dólar es lo
mismo que reclamarle al dueño de un inmueble en Argentina que lo venda en pesos
multiplicando su valor en dólares a la cotización de poco más de 5 pesos por
dólar oficial.
No sólo el
mercado inmobiliario quedó paralizado; también, y más grave aún, casi todas las
inversiones quedaron pospuestas porque la gran cantidad de capital para
invertir no está en pesos, sino en dólares u otras monedas extranjeras.
Por eso este
dólar Cedin (para transacciones inmobiliarias) y el dólar Baade (para invertir
en YPF), recientemente ideados por el Gobierno, serán una de las tantas formas
de desdoblamiento del tipo de cambio al que seguirán otras herramientas que,
aunque no se asuman formalmente como una devaluación sectorial, en el fondo lo
serán.
Salvo una muy
drástica caída de la inflación –que no parece ser la intención ni la vocación
del Gobierno–, no habrá forma de llegar a 2015 devaluando al ritmo de 1,5%
mensual, como el Banco Central vino aumentando el precio del dólar oficial
durante el último trimestre.
La falta de
inversión no obedece a que los stocks de capital estén en negro y sean fruto de
dinero que evadió impuestos, lo que un blanqueo vendría a resolver
independientemente de cuestiones éticas, sino a que no se invierte porque los
precios actuales en Argentina son muy caros en dólares si se cambian esos
dólares a poco más de 5 pesos. Sobran ejemplos muy visibles: la brasileña Vale,
que no habría cancelado su inversión si hubiera un dólar financiero al cual
pudiera haber cambiado sus dólares o reales a la cotización del mercado libre.
O el de los dos desarrolladores inmobiliarios más emblemáticos, Costantini y
Faena, que están construyendo en Miami y no en Buenos Aires.
Al Gobierno le
faltan dólares y sólo atina a reprimir la demanda, pero tanto o más grande es
el problema de la falta de oferta de dólares. Algo que tendrá que resolver de alguna manera si no quiere terminar con un
estallido. El economista de la revista Fortuna Juan Carlos de Pablo sostiene
que el precio del dólar en Argentina sigue la lógica de la cotización de un
boleto para el Arca de Noé: en la medida en que los compradores creen que se
acerca el diluvio, tiende al infinito.
Tiene razón
Kicillof sobre que una devaluación empobrece al pueblo porque reduce el poder
de compra de los salarios. Pero las condiciones de posibilidad de una
devaluación ya fueron creadas por el Gobierno con una inflación mucho mayor que
el aumento del dólar oficial durante años sin generar aumentos de
productividad. El peronismo, tanto en los años 50 y 70 como ahora, usó la
inflación para generar un bienestar que termina siendo evanescente.
¿Por qué no
desdoblan el mercado cambiario en un único acto? Probablemente porque la
Presidenta precise digerir la medicina por sorbos, tanto para proteger su ego
como para no pagar el costo político de hacer aún más evidentes sus
contradicciones.
Como siempre, la
fecha es octubre.
© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 11/05/2013
y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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