Fenómeno nacional y popular...
Sergio "Maravilla Martínez.
Fue el año de la consagración mediática de
Sergio “Maravilla” Martínez. De su instalación como fenómeno nacional y
popular, verdadera pasión de multitudes. Millones de argentinos lo abrazaron el
15 de septiembre, aquella noche de su épica victoria ante Julio César Chávez Jr.
en Las Vegas, en la que reventaron las mediciones del rating (41 puntos entre
televisión abierta y el cable). Como suele abrazarse a los ídolos. A los que
vence el irremediable paso de los tiempos.
Acaso el plus de la conmoción que provocó
en el país esa pelea por el título mundial de los medianos (sólo comparable a
las que causaban las defensas de Carlos Monzón en los lejanos ’70) sea lo que
explique la ola de reconocimientos periodísticos que Maravilla recogió esta
semana. Fue tan potente el sacudón social que ni los cronistas especializados
en boxeo ni los periodistas deportivos de Buenos Aires, ni la sección deportes
de un gran diario argentino quisieron/pudieron quedarse afuera. Sergio Martínez
fue un boxeador tan grande y un personaje tan irresistible que terminó
imponiéndose (con justicia o sin ella, todos los razonamientos son posibles) al
año demoledor y a los 91 goles que marcó Lionel Messi y a la medalla dorada en
taekwondo que Sebastián Crismanich alzó en los Juegos Olímpicos de Londres.
Si sobre los rings hace rato que Maravilla
viene haciendo estragos, este año también demostró ser un superdotado en el
juego grande de los medios. Metido en la pantalla chica de los argentinos, supo
vender una historia de vida inspiradora en el Bailando por un sueño de Marcelo
Tinelli, en un reportaje memorable que le hizo Alejandro Fantino y que superó
los dos dígitos de audiencia y en un actuación de stand-up que hizo en Duro de
domar. La gente la compró con los ojos cerrados.
De ser casi un desconocido para el gran
público y para el establishment mediático que lo ignoraba “porque no era de
acá”, Martínez se transformó sin escalas intermedias en un motivo de
conversación nacional, ocupó tapas de revistas que jamás se le habrían ofrecido
a un boxeador y hasta hizo una videoconferencia con la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner para anunciar su pelea del 27 de abril del año próximo
ante el inglés Martin Murray en un estadio de fútbol. Hoy lo rodean, lo abrazan
y lo miman hasta quienes no hace mucho clamaban que el boxeo había dejado de
ser negocio porque estaba muerto y rematado.
Pero a no confundirse: los argentinos no se
reencontraron con el boxeo gracias a Maravilla. En todo caso, descubrieron
primero al personaje y recién después al crack y campeón. Y quedaron fascinados
con los dos.
© Escrito por Daniel Guiñazú y publicado
por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 24 de
Diciembre de 2012.
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