Y
fueron por todo...
"LAS VACAS SON DE NOSOTROS, LAS PENITAS SON AJENAS". Abal Medina. Dibujo: Pablo Temes.
¿Que
hay detras de los Saqueos? Por
acción u omisión, el Gobierno es autor intelectual de la violencia social.
Revancha de los pibes sin poder.
El gobierno de Cristina es el principal
responsable de los saqueos que generaron tanta angustia. No es políticamente
correcto, pero hay que decir que los dramáticos sucesos fueron producto de las
tres “I”: inflación, inseguridad e inequidad. Son tres realidades
sistemáticamente negadas por un discurso oficial blindado. Juan Manuel Abal
Medina fue irrespetuoso con los más humildes con tanta fanfarronería de Estado.
Dijo que Moyano, Micheli y sus muchachos querían “quebrar la paz social y el
gran momento que vive la Argentina”, y que “nunca estuvimos mejor”. Tiene razón
el ex funcionario de Fernando de la Rúa: él nunca estuvo mejor.
Me hizo acordar
de un viejo chiste-chicana sobre la corrupción de los gobiernos. Dice que
Cristina y sus ministros son ateos porque no pueden creer que haya una vida
mejor después de ésta. Insisto, en el caso de muchos integrantes del
oficialismo es rigurosamente cierto. De hecho, Puerto Madero tiene la mayor
cantidad de funcionarios por metro cuadrado. El caso más emblemático, además de
la Presidenta, es el de Amado Boudou, que tuiteó: “Seguimos trabajando para
quien más lo necesita. Ellos no saquean ni se llevan plasmas en 4x4. Saben que
hay una presidenta que trabaja para ellos”.
¿Tanto compraron su propio discurso que son
incapaces de reconocer que en la Argentina todavía hay pobres, desocupados,
excluidos y marginales? ¿Tan ciegos están en la defensa cerrada de sus
privilegios que ignoran que hay un promedio de un millón de jóvenes “ni”, que
ni trabajan ni estudian? ¿No pueden comprender que es cierto que hubo una gran
mejora en el empleo, en el crecimiento vigoroso de la economía y en la
ampliación de los derechos, pero que todavía falta muchísimo? ¿Creen que ésas
son mentiras de la corpo? ¿No salen a la calle? ¿Se tragan el verso de que en
Chaco no hay más pobres? ¿No se dan cuenta de que los problemas estructurales
siguen vivitos y coleando? ¿Viven para engañar o se autoengañan?
Más lastimoso fue eso de que no tienen
hambre porque roban plasmas. Son humildes pero no boludos. No sean hipócritas.
Un LCD de 32 pulgadas con HD Ready y sintonizador digital vale igual que 375
panes dulces Festiva de 400 gramos, que están en oferta. Nadie come plasmas,
pero tampoco vidrio. No se puede incitar a cometer delitos, pero tampoco
masturbarse con el librito de Laclau donde dice que el pueblo es bueno,
revolucionario y ama a Cristina y los vándalos son los que roban en forma
organizada para Magnetto y los golpistas.
La vida real es un poco más compleja y
mezclada. Es cierto que en su inmensa mayoría los pobres son honrados. Pero no
se podría decir lo mismo de los más altos funcionarios. El que saquea a un
saqueador, ¿tiene cien años de perdón? ¿Amado Boudou hubiera arrebatado el pan
dulce o el plasma? “Plasmas para todos” es un lema que irónicamente hicieron
correr los pibes que robaron todo lo que encontraron. Esos también son
argentinos. Los de La Cámpora suelen cantar “Cristina corazón/ acá están los
pibes/ para la liberación”. Los que sacudieron los supermercados y todo tipo de
negocios también son pibes. Los saqueadores pusieron en acto la orden de
Cristina de ir por todo. Y tampoco se detuvieron ante la ley.
Es que son los nuevos desaparecidos. Fueron
ignorados por el triunfalismo del discurso oficial que sólo ve Tecnópolis y
Bicentenarios delante de sus narices. Son muchachos que fueron borrados del
mapa. No existen en la palabra ni en los números. No tienen trabajo ni
paritarias, no tienen cajita de fin de año con sidra ni tienen futuro y,
encima, los ignoran y todo el tiempo les están refregando en la cara que “nunca
estuvimos mejor en este gran momento de la Argentina”. Ojo con esa provocación.
Ambas cosas son ciertas: el bienvenido aumento del consumo y la malvenida
presencia de la exclusión. Es la cara oculta de la Argentina. Es el subsuelo
sublevado de la patria. No son lúmpenes al servicio de la oposición.
Son hijos de esas tres “I” negadas
obsesivamente.
La “inflación” de los alimentos supera el
35% y es una piraña que se deglute los ingresos de los que hacen changas o
trabajos no registrados. El Gobierno reconoce que son cuatro de cada diez
argentinos. Para las consultoras privadas, el número es todavía más grave.
La “inseguridad” crece en esa tierra fértil
de los que no tienen nada para perder. La vida no vale nada para ellos y por
eso el paco, los narcos y las barras bravas de los clubes reclutan su tropa en
esos lugares. Eso lo sabe cualquier vecino honesto de las barriadas populares y
de las villas. ¿El Gobierno? Bien, gracias. Habla de sensación y en la práctica
deja zonas liberadas porque congela a las fuerzas de seguridad por temor al
gatillo fácil. Ningún gobierno democrático debería fomentar la mano dura jamás.
Pero tampoco mirar para otro lado, porque multiplica el crimen que también mata
al pueblo trabajador.
La “inequidad” es la que no se ha
modificado, pese a la década de hipercrecimiento. Mejoró el empleo, bajó la
pobreza y abrieron fábricas, pero la diferencia entre los más ricos y los más
pobres sigue siendo la misma. Y ver cómo muchos consumen y a muchos otros ni se
les reconoce la existencia produce un gran resentimiento.
Es un plan sistemático para olvidarlos. Los
matan todos los días con la indiferencia. Por eso, cuando pueden se toman
revancha. Asoman la cabeza y se hacen ver. Unos se beneficiaron con las tasas
chinas y otros eligieron saquear los supermercados chinos.
Hugo Moyano dijo que Abal Medina, según el
manual oficial para crisis, buscó culpables en lugar de soluciones y acusó sin
pruebas, flojo de papeles, “al más puro estilo de la dictadura militar”. Otros
voceros del Gobierno ya lo habían hecho en su momento. Aníbal Fernández contra
los militantes de Pino y el PO por la quema de trenes, y Horacio Verbitsky
contra Néstor Pitrola por los desmanes de la estación Constitución.
Nunca hubo una prueba. Esta vez fue tanta
la sobreactuación que militantes kirchneristas fueron a los supermercados a
defender el modelo al lado de la Gendarmería. Infantilismo irracional y
peligroso.
La Justicia determinará quiénes fueron los
autores materiales, pero los autores intelectuales fueron los del Gobierno
nacional, por acción u omisión.
Un Estado ausente que niega la existencia
de la inflación, la inseguridad y la inequidad social.
Un Estado ausente
incluso a la hora de garantizar la paz social. Un doloroso fin del año de las
oportunidades perdidas.
©
Escrito por Alfredo Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires el domingo 23 de Diciembre de 2012.
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