El ritual de la despedida…
Marc Augé
En Futuro (Adriana Hidalgo), el antropólogo francés Marc Augé analiza la
importancia del rito, en apariencia vinculado más a lo ido que a lo por venir,
y su relación con lo que nace...
Recorro por primera vez desde su muerte el escritorio de mi
padre. Lo busco en las marcas de sus libros, en las fotos que tomó y en las que
repiten su rostro, en la música que bailaba (¡cuánto bolero, tanta bossa!), en
las diapositivas de casos médicos que presentaba en congresos, en los
originales de sus cuentos y entre el desorden galáctico de sus papeles. El
ritual marca que debo elegir mi parte de él. Lo que llevaré a mi casa cuando
cerremos la que fue suya. Algo que lo diga tanto y tan bien que pueda
escucharlo siempre. ¿Qué sentido tiene para el mañana este paseo al dolor?
En Futuro (Adriana Hidalgo), el
antropólogo francés Marc Augé analiza la importancia del rito, en apariencia
vinculado más a lo ido que a lo por venir, y su relación con lo que nace: “El
comienzo es la finalidad del rito. El comienzo no es la repetición. (…) En
re-comenzar, comenzar es lo que importa. Re-comenzar es vivir un nuevo
comienzo, un nacimiento”, escribe. Cada nacimiento está tironeado por dos
obsesiones que rigen la vida en sociedad: la de significado y la de libertad.
Del diálogo entre pasado y futuro se nutre el animal simbólico que somos y que
busca en ese gesto “sus huellas o sus pruebas en el mundo”. Por eso, porque es
preciso pensar el tiempo como “puesta en intriga” pero también como
inauguración, sigue interesándonos el rito, señala Augé, en una época que por
su demanda de eterno presente se caracteriza “por el déficit ritual”.
Hallo entre sus cosas esta frase: “No se puede pecar contra
la esperanza”. Sonrío al fantasear que papá la anotó ya enfermo y pisando sus
80 años para que yo la encontrara exactamente hoy, exactamente aquí, cuando me
pregunto, bajo un diluvio de pena, por el puente que unió su vida con la mía. A
solas con lo que me ha dejado elijo las palabras de Augusto Monterroso para
contarle, como cuando me sentaba en sus rodillas e inventaba un cuento, cómo
nos va por aquí sin él: “Dios todavía no ha creado el mundo; sólo está
imaginándolo. Por eso el mundo es perfecto, pero confuso.”
© Escrito por Raquel
Garzón y publicado por la Revista Ñ de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el
viernes 23 de Noviembre de 2012.
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