Clint Eastwood: “Cada padre mira hacia atrás y se
pregunta si hizo lo suficiente”…
Presencia que se impone Eastwood mide casi 1,90. Pero a pesar de su
porte, que intimida, es también un gran bromista. Foto: Warnes Bros.
En “Curvas de la vida”, que se estrena el jueves,
actúa pero no dirige, e interpreta a un padre distanciado de su hija. Habló con
Clarín de cómo le cae envejecer, de su iPad, su cine y de por qué prefiere el
cine europeo a ver héroes con calzas.
Pasaron veinte años desde la primera vez
que estuvimos frente a él. Fue antes del estreno de Los imperdonables . Y, la
verdad, poco y nada ha cambiado en este ícono del cine, que a los 82 años puede
tener algún problema al caminar, o corregir rápido la postura al advertir que
se está encorvando en su silla. Pero la mirada clara, el gesto amable y la
palabra meditada y justa siguen siendo su marca indeleble.
Había dicho que ya no quería actuar, pero
en Curvas de la vida , que se estrena el jueves, es un cazatalentos de béisbol
de un equipo de Atlanta que, ya envejecido, comienza a perder la vista y en una
gira por Carolina del Norte acepta a regañadientes la compañía de su hija (Amy
Adams, de La duda y Encantada), con quien por algo del pasado han estado
distanciados.
Pero Clint no es una estatua viviente.
Lejos del mármol y de la frase hecha, se permite bromear, desde la coherencia
que ha tenido en su carrera.
¿Qué contacto tuvo con el béisbol en la
adolescencia?
No mucho, no teníamos algo como lo que
tienen en Atlanta. Volando sobre Atlanta se ven cientos de rombos de béisbol.
En California eso no se ve eso muy seguido. Y la secundaria a la que fui no
tenía un equipo de béisbol.
¿Cuál era su deporte?
Yo jugaba básquetbol. No tuve un deporte
importante en mi vida.
Gus, su personaje, no toma muy bien el
hecho de envejecer. Usted es como una botella de vino francés, cada vez está
mejor.
¿Qué es para usted envejecer? ¿Cómo puede
ser que cada vez sea mejor en lo que hace?
No tengo una respuesta para eso. Sigo
disfrutando haciéndolo. Supongo que eso es lo que pasa cuando se hace en la
vida lo que uno quiere. Digo todo el tiempo que voy a dejar de actuar y
solamente dirigiré. Pero a veces las cosas se dan, como Million Dollar Baby.
Apareció esta oportunidad para que Robert (Lorenz) dirigiera y me gusta el
personaje.
Resuena en usted algo del personaje en
cuanto al hecho de envejecer y tener a todos esos jóvenes exitosos detrás
pensando que son mejores que usted...
No sé cuán conscientemente. Pero un poco
subconscientemente, quizá. Creo que cada padre mira hacia atrás y se pregunta
si hizo lo suficiente en la relación con los hijos. Y a medida de que envejezco
tengo una relación mucho mejor con mis hijos, porque cuando era más joven
estaba trabajando todo el tiempo y viajando constantemente.
¿Se comunica mejor con sus hijos que Gus en
la película?
Sí.
No lo conozco en su vida personal, pero ¿es
usted alguien que se abre y se comunica o es más de la vieja escuela y se
guarda las cosas?
No sé. No me conozco tan bien, supongo.
Probablemente soy de la vieja escuela.
Esta película posiblemente no tendrá una
secuela, pero en Hollywood falta imaginación y se hacen muchas remakes, sagas.
¿Cómo ve el cambio en los últimos años desde que usted empezó?
Hmm... Cada uno debe hacer lo que quiere
hacer. Pero para mí a veces es deprimente porque crecí... Vea, las primeras
películas que vi fue en los ‘30 y los ‘40. Y se hacían películas distintas,
material diferente. Las secuelas eran poco frecuentes. Yo he hecho varias
secuelas en el camino, pero no lo haría ahora. Que se adapten historietas para
hacer cine está bien. Creo que deberían hacerse películas para chicos, pero
también para adultos. Se pueden ver películas europeas u otras. Las últimas que
vi eran europeas, porque no me interesa ver a esos tipos con calzas.
Así es Eastwood, burlón. La imagen de duro
se evapora. Es alto, casi 1,90 m, e impone su presencia aunque esté sentado.
Sólo esas arrugas en las manos revelan el kilometraje...
Le preguntamos al director de la película,
que trabajó como su asistente en los últimos 18 años, cuál era el secreto de su
éxito. La respuesta fue: “Come bien y hace ejercicio”.
Es cierto. Para ser vino francés (sonríe)
hay que comer bien. Algunos dicen que la genética es importante. Está el viejo
chiste de: elegí bien a tu madre y tu padre. No sé, mi madre va a cumplir 97, y
mi padre murió temprano. No hay secretos en esto.
También dijo que usted es fan del “Journal
of American Medicine”...
Leo todo eso, es como un hobby. Cuando era
más joven pensaba que iba a estudiar medicina. Pero no pude pagar la enseñanza
en la GI Bill (beneficio para poder estudiar después de la guerra)...
Gus es bastante contrario a la tecnología.
Usted tiene un iPad. ¿Qué piensa de la nueva tecnología?
Está bien. No soy un experto. Soy tan torpe
como el personaje manejando todo. Pero me gusta. Imagínese el hecho de que le
manden un guión por correo electrónico al iPad. Y es fantástico el sistema de
auto-iluminación que se puede leer en la oscuridad sin molestar.
¿Tiene alguna aplicación favorita en su
iPad?
No. Levanto los diarios, todo, desde Wall
Street Journal hasta The New York Times y el diario de Carmel.com. Cosas por
el estilo. Y guiones.
Ya que hablamos de tecnología, desde los
años que usted empezó a filmar, cambió todo, las cámaras, la edición, la
tecnología 3D. ¿Se adaptó? Woody Allen sigue escribiendo sus guiones en una
vieja máquina de escribir.
Yo no escribo nada, tengo todo en la cabeza
-tajante, aunque amable-. Pero en cuanto a la tecnología, las cámaras están
pasando a ser digitales, para la edición me gusta porque se pueden tomar
decisiones rápidas. Se pueden probar cosas rápido.
¿Le interesa hacer un filme en 3D?
No especialmente. Soy de la vieja escuela.
También fueron populares por un tiempo. Para mí la historia es reina y el resto
está subordinado a construirla. Sin la historia, no importa lo que le ponga...
Dijo que sacrificó mucho tiempo con su
familia por su trabajo.
¿Qué otra cosa tuvo que sacrificar para
llegar hasta aquí en su carrera?
La salud mental. No sé, fue divertido.
Llevo ya 60 años en la actividad. Es un largo tiempo. Sigo intentando cosas y
haciendo cosas. Como actor, trabajo interpretando papeles que se ajustan a esta
edad particular de la vida. Si todavía quisiera hacer algo de lo que hice
antes, luciría ridículo.
Hay escenas en que su personaje se pone
furioso, al punto de golpear en la mesa, o patear... ¿Cómo es usted en su vida?
Es algo muy común. Yo no lo hice nunca, por
supuesto... Pero a medida que se envejece...
¿Usted no usa anteojos? Es impresionante.
Para leer solamente. Ocurrió en la última
década. Si leo en el iPad no necesito anteojos y si leo el diario al sol, con
buena luz, tampoco los necesito. Pero si estoy en un lugar así, sin luz
directa, sí.
¿Qué piensa hacer como director en el
futuro?
No se puede volver atrás. Repetirse puede
volverse aburrido, aun-que uno no vuelva atrás, y a la vez es entretenido. A
medida que pasa el tiempo hay que ser realista. (Lo medita.) Cómo encaja uno en
el cuadro general.
¿Hay alguna película que elegiría como el
mejor trabajo de su carrera?
No sé. No me corresponde decirlo. Todos son
divertidos de una u otra manera. Creo que hubo películas que fueron un
trampolín en mi carrera. Y el mejor período que tuve, los ’90 fueron muy
buenos... Pero los 2000, Río Místico , Million Dollar Baby , Cartas desde Iwo
Jima, esas películas fueron para mí una racha buena. Depende del material, de
la gente que está disponible. Es eso.
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