El "12M"...
En términos de preferencias electorales, tras el 20N al
igual que luego del 8N y el 13S, la situación nacional no manifiesta cambios
respecto al 23O (23 de octubre de 2011), con el agregado complejo que mientras
el FPV mantiene sus “12M” (12 millones de votos), la oposición ya fragmentada,
se divide aún más, pues cada nuevo liderazgo opositor que se proyecta a 2015,
toma votos en el mismo espacio de aversión al Gobierno, manifiesto el 23O,
redistribuyendo el escaso caudal electoral de cada candidato.
Esta penosa circunstancia para la oposición política
partidaria, realmente existente, se observa en la imagen que acompaña esta
columna que refleja los resultados de un estudio reciente de la Consultora
Equis, realizado a nivel nacional entre los días “10N” y “21N”, con la caceroleada y el paro
opositores ya consumados.
Los casos de De la Sota y Macri son paradigmáticos de la
creciente división opositora: capturan votos que en octubre optaron por Binner,
Duhalde y Rodriguez Saá, básicamente, sin aportar novedades respecto a la
arquitectura electoral en su conjunto. Oficialismo y oposición han constituido
electorados estancos y por ahora no se observan cambios significativos.
En este sentido, el 13S, 8N y el 20N son manifestaciones de
oposición política al Gobierno nacional para que cambie su agenda de gestión
plebiscitada el 23O por “12M” –millones
de votos–, que frente a la ausencia de representación opositora de volumen
donde expresar el descontento de ciudadanos y dirigentes gremiales, asumen la
forma de “caceroleo” o “paro general”.
El movimiento opositor del 20N, en esta perspectiva , al
igual que el 13S y el 8N tuvo su epicentro en la zona metropolitana y en
especial en Capital Federal, acompañado, como el 8N, por el sistema de medios
opositores (lo hay oficialista), que magnificó su alcance y asignó al paro
volumen nacional y del conjunto de las
actividades, como parte de la estrategia de cambio de clima respecto al 23O,
que viene desarrollándose con sagrada furia desde los medios opositores. El 20N
no aporta novedades en esta
circunstancia tampoco.
Desde el punto de vista específico del alcance del paro de
actividades, indicadores centrales para evaluar la magnitud de la medida, como
lo es consumo de energía, no manifestaron variaciones a la baja, mostrando la
extensión real del fenómeno.
Al respecto, el periodista Alejandro Bercovich, vía Twitter,
publicó que el 20N “hasta las 13hs, en Capital Federal y Gran Buenos Aires, el
consumo eléctrico según Cammesa fue de 6.850 MW ( megawatts). El paro no lo
afectó: el lunes 19N, con igual calor fue 6.350 MW”.
“Hasta las 15h, el sistema interconectado eléctrico consumió
18.337 MW. Ayer, misma hora y calor, 17.102 MW”, detalló. Fuentes del sector
energético coincidieron con el diagnóstico. “No tiene que haber demasiadas
variaciones porque los industriales no estuvieron parando”, argumentaron.
“En el caso de los camioneros, por ejemplo, el consumo de
combustibles es similar al que se hace un fin de semana”, concluyeron.
En fin, un paro sin energía. En síntesis, nada nuevo en el
sistema de preferencias electorales de octubre, modalidades de oposición que
asumen la forma de “caceroleo” o “paro nacional”, que en rigor expresan la
ausencia de representación política partidaria efectiva y competitiva de
aquellos ciudadanos y dirigentes que adversan con el Gobierno nacional.
Esta situación de penuria opositora es necesario cambie y
asuma formas político partidarias, porque lo que va a elecciones en 2013 y 2015
no son las expresiones de protesta, territoriales o sindicales, sino los
candidatos político-partidarios realmente existentes y cuando esto sucede, si
todo sigue igual, aparecerá nuevamente el 230, y borrará de un plumazo el 13S, el 8N y el 20N.
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