Siete años distintos pero iguales...
Como aquellos sobrevivientes de tragedias colectivas o de
situaciones personales límite, Diario PERFIL siente que nació dos veces. El
primer parto fue en mayo de 1998, se publicaba todos los días y cerró sus ojos
a los tres meses, víctima dolorosa de ambiciones propias y ajenas. Pasaron
siete años para que PERFIL volviera a ver la luz, en septiembre de 2005, en
formato dominical y al que la aceptación de lectores y anunciantes lo llevó a
sumar luego la versión de los sábados. Esta edición conmemora los siete años de
aquel renacimiento, lapso en el que algunas cosas cambiaron y otras no tanto.
Por entonces el kirchnerismo ya llevaba un bienio en el
poder. Néstor ya había abrazado la defensa de los derechos humanos (como no lo
había hecho nunca antes en dictadura o en democracia) con dos elementos
simbólicos impactantes: pidió perdón por el terrorismo de Estado y le hizo
descolgar al jefe del Ejército el cuadro de Videla del Colegio Militar.
En lo social y económico, ya se habían dado varios pasos
para “salir del infierno”. La reestructuración de la deuda externa, con una
quita histórica, entreabría una puerta más esperanzadora. Igual, el arquitecto
de la salida del default –Roberto Lavagna– sería eyectado como una de las
primeras señales de que los Kirchner no toleran mucho la autonomía: lo
reemplazó Felisa Miceli, la bolsera.
Miceli fue una de las contadísimas funcionarias que cayeron
por una investigación periodística. Y no debe haber sido casual que se
publicara en PERFIL, con la autoría de Jorge Lanata. Por aquel entonces, a
Lanata no dejaba de sorprenderle que sus muy buenas notas no fueran tenidas en
cuenta por otros medios. Ya no le pasa: Clarín se encarga de propalarlo por
todo su imperio mediático.
Aquellos eran otros tiempos. Kirchner y Clarín eran
amigovios, con uso y abuso de favores procaces: negocios a cambio de trato
privilegiado. Para aquel kirchnerismo no había periodismo hegemónico, monopolio
ni Papel Prensa apropiado, y Héctor Magnetto era bien recibido en Olivos. Para
aquella versión clarinesca de la vida, la corrupción K no existía, TN era Todo
Positivo y el Grupo no se cansaba de dar primicias a favor del oficialismo.
Salvo PERFIL, ningún diario protestaba por el manejo
arbitrario y discrecional de la publicidad oficial, ni tampoco de la
discriminación informativa a la que este periódico era sometido por el
Gobierno. El eterno demócrata y dialoguista Alberto Fernández, entonces Jefe de
Gabinete, era el entusiasta celador de la segregación, junto al magnate Enrique
Albistur.
Con semejante escenario, se entiende por qué hasta ahí aún
no surgía el enorme y millonario andamiaje de medios paraoficiales que pululan
hoy. Sólo PERFIL (y la revista Noticias) relataban las andanzas de personajes
por entonces desconocidos, como Julio De Vido, Cristóbal López, Lázaro Báez,
Rudy Ulloa y tantos otros.
Los tiempos han cambiado, pero PERFIL no: sigue haciendo
periodismo.
© Escrito por
Javier Calvo, Jefe de Redacción de Perfil y publicado por el Diario Perfil de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 22 de Septiembre de 2012.
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