sábado, 4 de agosto de 2012

Si éste no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?... De Alguna Manera...

Si éste no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?...


Anses. La afirmación del neojoven Kicillof sobre lo reaccionaria, neoliberal y hasta abyecta que resulta la posición de considerar que los fondos de la Anses deben ser sólo utilizados para el pago de jubilaciones y pensiones levantó cierta polvareda mediática opositora. No parece sustentable el revuelo a poco de analizar algunas de las leyendas que habitualmente se despliegan sobre el actual funcionamiento de la Anses.

Uno de los argumentos recurrentes de la oposición para invalidar la utilización de los recursos de la Anses en proyectos productivos se condensa en el eslogan que advierte “malgastar la plata de los jubilados”. Se da por supuesto que la totalidad del mismo corresponde a aportes y contribuciones de trabajadores activos y patronales.

En el financiamiento de la seguridad social, el 37% del total corresponde a “recursos tributarios”, mientras el 48% debe imputarse a “aportes y contribuciones previsionales”.

No es adecuado asumir que el fondo de la Anses sólo se componga de aportes a la previsión social, y no tiene fundamento la fábula de considerarlo como “la plata de los jubilados”.

El mejor mecanismo de sustentabilidad del financiamiento de la seguridad y “la plata de los jubilados” es garantizar el nivel creciente de aportes previsionales, lo que supone no tanto la rentabilidad financiera de los fondos, sino fundamentalmente sostener y ampliar el consumo y el empleo local.

Otro argumento crítico frecuente supone que la extensión del haber mínimo al 75% de los jubilados señala el “achatamiento de la pirámide previsional” populista, respecto al pasado de gloria republicana de los años 90. Es evidente que un sistema que aumenta en más del 80% su cobertura pasando de 3 millones en 2001 a 5,6 millones de beneficiarios entre 2003 y 2012 gracias a la incorporación cobrando “la mínima” de 2,5 millones de nuevos jubilados que estaban sin cobertura alguna de ingresos y de salud aumentará de manera sustancial el número de beneficiarios que cobran el haber mínimo.

La duplicación de la cobertura previsional explica la extensión de la mínima al 75% de los beneficiarios, que permite al país hoy tener la mayor cobertura social de América latina, el 95%.

Finalmente, el supuesto que señala el estrechamiento de los recursos previsionales producto de las ineficientes políticas desplegadas por el Gobierno nacional, en especial por sostener medidas anticíclicas que promuevan la generación de empleo con fondos de la Anses es rápidamente desmentido si observamos cómo creció exponencialmente la recaudación previsional entre los años 2003 y 2010.

El notable crecimiento de la recaudación de la seguridad social tiene tres fuentes: la eliminación del tope máximo para las contribuciones patronales, la recuperación de los aportes que se desviaban a las AFJP y el aumento del empleo y los salarios formales.

Con respecto a la primera de ellas, en junio de 2001 se había dispuesto, mediante el Decreto 814, un tope máximo para la base imponible de los aportes personales y las contribuciones patronales a la seguridad social. Este límite se eliminó para las contribuciones patronales con el Decreto 491/04, aunque empezó a regir tiempo después. Esta medida implicó ingresos adicionales al sistema previsional estatal originados en las contribuciones patronales de los salarios más elevados de la escala y corrigió una decisión que conllevaba un sesgo regresivo a las fuentes propias del sistema de seguridad social.

En el segundo caso, en el año 2008 mediante la Ley 26.425, aprobada por amplia mayoría en el Congreso de la Nación, se eliminó el régimen de capitalización individual y se recuperó un sistema único de previsión social basado en un régimen de reparto administrado por el Estado. Aunque no puede ser considerada una medida de política tributaria, su trascendencia en términos del financiamiento del sistema previsional es indudable. Los aportes personales que hasta ese momento se destinaban a las AFJP volvieron a financiar el sistema de reparto y representaron un punto del PBI adicional.

Las fuentes contributivas del sistema de seguridad social también crecieron por la dinámica propia del modelo puesto en marcha a partir de 2003: entre 1996 y 2010 se crearon 3,5 millones de puestos de trabajo formales y las remuneraciones aumentaron en alrededor del 360% en valores nominales.

Como se observó, ni la plata de la Anses es de “los jubilados” ni la mayoría de los jubilados cobra la mínima porque el Gobierno acható la pirámide previsional sino porque la duplicó y, muy lejos de quitar sustentabilidad a la seguridad social, la potenció duplicando la recaudación.

Queridos lectores de PERFIL: si éste no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?

© Escrito por Artemio López, Director Consultora Equis y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 3 de Agoto de 2012.



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