Los hombres con panza tienen más dificultades sexuales...
Medirse. La vida contemporánea lleva a un sedentarismo que trastoca numerosos aspectos físicos.
Estudio del Hospital Presbiteriano de Nueva York. Científicos creen que a los varones que aumentan la grasa
abdominal presentan problemas de erección y eyaculación precoz.
Los médicos no se cansan de mencionar la cantidad de beneficios
que conlleva contar con una buena línea física, así como su contrapartida: no
se cansan de sumar perjuicios y perjuicios de la grasa acumulada. Que los
riesgos cardíacos, que los problemas metabólicos, que las dificultades para la
autoestima... Ahora un estudio del Hospital Presbiteriano de Nueva York
–publicado en el British Journal of Urology International– mostró que estar
excedido en grasa abdominal complica la vida de relación y también las
relaciones sexuales y hasta la cantidad de veces que los hombres van al baño.
Los que tenían más grasa abdominal, en los 409 estudiados
por los científicos, iban al baño más de ocho veces por día; la mitad tenían
incluso que levantarse dos veces a la noche a orinar.
Pero eso no sería nada: lo peor es que los investigadores
encontraron que el 74,5% con más grasa admitió problemas de erección y 65%
sufre de eyaculación precoz; 50% de los de una cantidad mediana de grasa tenían
los mismos problemas de erección y 40% de eyaculación, que bajaban a 32% y 21%,
respectivamente, en los de menos grasa.
Casos. Pasa en las mejores familias. Marcela y Maxi González
llevan más de diez años en pareja. Maxi era flaco y hasta atlético, pero empezó
a trabajar en sistemas y, se sabe, la actividad sedentaria de varias horas
frente a las computadoras engorda, sobre todo si no se le agrega alguna
actividad física intensa diaria. Llegó a 160 kilos; luego bajó a 130 pero el
sexo entre ellos ya no era el mismo. “Casi siempre no pasábamos de las
caricias”, recuerda Marcela.
Y para ellos la penetración sólo admitía una pose: ella
arriba. Sea porque bajó la atracción, o la autoestima de él, o de ambos como
pareja, o por cuestiones meramente físicas como la que señala el Hospital
Presbiteriano, el punto es que él tenía problemas de erección. Desde entonces,
la pareja está en crisis y suman vaivenes.
Similar en sus causas y consecuencias es el problema que
enfrentan Elizabeth y Luis Gobelli, aunque su caso no es tan extremos. Luis era
muy flaco, pero luego se casarse comenzó a engordar. Cinco años después, estos
días, pesa más que antes, es una máquina de transpirar, tiene molestias al
orinar y lo hace con más frecuencia que antes. Según contó, las relaciones
sexuales son más cortas, ya que se cansa y –cuando logra la erección– acelera
la finalización del acto para no sufrir inconvenientes musculares. Sabe que
todo el asunto nace de su exceso de peso; piensa ir al médico y hacerse cargo
del problema, pero aún no lo hace, no logra hacerse cargo del todo de la
situación y enfrentar la enfermedad de la obesidad.
Mientras se suman casos y datos contra la epidemia de
obesidad, por otro lado el mercado y la condición laboral moderna de sillas y
computadoras no hace sino aumentar los kilos de grasa acumulada.
Finaliza Steven A. Kaplan, urólogo norteamericano: “Tenemos
que pensar el cuerpo de un modo completo. Lo que comemos puede tener
consecuencias devastadoras más allá del esfuerzo al que está sometido el
corazón. Los asuntos de calidad de vida, como la sexualidad y la salud, pueden
ser afectados de maneras profundas”.
© Escrito por Martín
De Ambrosio / G.N. y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires el sábado 4 de Agosto de 2012.
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