¿Qué es el petting?...
Ilustración gentileza de Fátima Onofri
Una propuesta ultrahot
en la que vale todo menos la penetración. una vuelta al franeleo. Descubrila y
opiná.
"¡¿Cómo?! Pero ¡te faltan cinco para el peso!" Así
responden muchos ante la propuesta del petting, pero nada más equivocado. Basta
con escuchar los testimonios de aquellos que lo practican para darse cuenta de
que este juego sacado del cajón de los recuerdos es capaz de encender las
sábanas de cualquier pareja hasta niveles insospechados. ¿De qué se trata? Las
reglas son simples: vos y tu pareja en una sesión quenchi, intensa y
prolongada, en la que vale todo... ¡salvo el coito!
Sí, así como suena. Si la rutina sexual le pone el mismo
gusto a cada uno de tus encuentros con él, si ya sabés de memoria sus
arranques, sus debilidades, sus puntos altos y bajos, si ya creés que lo
conocés todo, el petting puede demostrarte que siempre hay cosas nuevas por
descubrir... sólo hay que saber buscarlas.
¿Qué es?
"Petting" proviene del verbo inglés "to
pet", que alude a besar, mimar, acariciar, tocar... ¿Te resulta conocido?
¡Y sí! Sin saber que se llamaba así, todas nos toqueteamos en la puerta de casa
con nuestro primer novio o franeleamos en la intimidad de nuestro cuarto
atentas a que no aparecieran nuestros viejos.
El petting es de lo más usado por aquellos que todavía no se
animaron al debut sexual, por las adolescentes temerosas o hasta por aquellas
que quieren mantenerse vírgenes hasta el casamiento. Y claro, como no podía ser
de otra manera, por muchas que quieren evitar el embarazo (método efectivísimo,
si los hay).
Pero además de todo esto, es una práctica que, como todo
juego, es ideal para cambiar la vida íntima con tu pareja, conocerse más a
fondo y reavivar el placer. Dejar de lado la clásica penetración y concentrarse
en otro abanico de sensuales posibilidades puede resultar altamente erótico si
se toman el tiempo para probarlo y hacerlo en serio.
Pero ¡¿qué hago?!
En principio, la base del petting es buscar tus zonas
erógenas y las de tu chico. Explorar su cuerpo desde los pies hasta la cabeza
deteniéndote en cada centímetro y olvidarte por un rato de la idea fija.
Además, si aprendemos qué nos gusta, después vamos a tener mejores relaciones
sexuales, con y sin penetración, ¡y se amplían las posibilidades de gozar!
El "simple" hecho de prohibir la penetración (por
un día, una semana o por un mes) ya los va a disparar hacia otras maneras de
excitarse que nunca conocieron (¿o acaso Picasso no pintó sus mejores cuadros
cuando se autolimitó a usar solamente tonos de azul?).
Eso sí, ¡tienen que estar convencidos! Buscar otros
estímulos y volver a jugar a esta especie de previa interminable puede resultar
gracioso y hasta ridículo en un principio, pero ya van a ver que cuando
empiecen a probarlo, no se van a arrepentir, y los dos van a alcanzar un
orgasmo realmente intenso y muy diferente de aquel al que están acostumbrados.
© Escrito por Amanda Delfan y publicado por la Revista Ohlalá
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el martes 3 de Agosto de 2010.
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