Los duendes se
quedaron en La Paternal…
Lombardi y Tujschinaider, responsables del film que se estrenó en los
cines General Paz y Artecinema. Imagen: Pablo Piovano.
El director Diego
Lombardi y el productor Víctor Tujschinaider se lanzaron a un proyecto
romántico: hacer una película sobre un club de barrio, con sus mitos y sus
historias. El trabajo incluye, por supuesto, testimonios de Maradona.
Los relatos épicos no siempre están hechos de enormes héroes
con un claro destino dorado en el horizonte. Las más de las veces están
construidos sobre luchadores que desafían las posibilidades, que caen una y
otra vez y que después de cada ocasión en que tropiezan vuelven a levantarse.
En fútbol, salvo por un puñado de equipos privilegiados, lo que prevalece son
las historias de sueños que se renuevan en cada esquina. Esa carrera llena de
tropezones –pero también de recuerdos exquisitos– impulsó a Diego Lombardi
–director– y a Víctor Tujschinaider –productor– a llegar a destino con Bichos
Criollos, el documental sobre Argentinos Juniors que se estrenó ayer en los
cines General Paz (Av. Cabildo 2702) y Artecinema (Salta 1620).
Pocos equipos del linaje de Argentinos han pasado por una
diáspora como la del club de la Paternal, con ascensos, descensos y exilios que
intercalan alegrías y orgullos junto con los porrazos. Por eso, en un
documental por el que pasan desde hinchas comunes hasta al propio Maradona e
incluso la voz en off de Gabriel Schultz, Tujschinaider –quien además desde su
rol como periodista de TyC Sports fue el artífice de la presencia del 10–
afirma que “Argentinos hoy es los once que salen a la cancha el domingo, pero
no es solamente eso, hay mucho más. Hay una historia, hay muchas identidades,
hay familias”.
Un relator, un grito de gol desaforado, inesperado, inicia
el film: es la referencia al último campeonato conseguido por Argentinos, hecho
ocurrido durante el rodaje y que, según cuentan los responsables, los obligó
por razones felices a tener que modificar toda la estructura de la película.
Ese grito, quizá, de alguna manera, es también el desahogo del trabajo de más
de cuatro años, ciclo atravesado con “amigos, gente que le puso ganas, hinchas
–dice Lombardi–. Hay muchos técnicos que son hinchas”. A pulmón fue la cosa,
comenta el director –periodista y además uno de los fundadores del Museo del
Templo del Fútbol–, aunque hubo jornadas que implicaron operativos más
complejos –como fue el caso de la entrevista a Maradona en el club–, donde los
colaboradores “no me cobraban, pero después los invitaba a comer a todos”.
El film reúne fotos, imágenes de archivo que incluyen varias
perlas de la historia del fútbol, y entrevistas a numerosos protagonistas del
transitar del Bicho. Pero también se marca la conexión con el barrio desde sus
orígenes (con su rojo tradicional ligado a las raíces socialistas y anarquistas
de sus miembros fundadores), lo que no deja de ser significativo si se tiene en
cuenta que Argentinos se recibió con el correr de las décadas de equipo
trashumante: llegó a jugar de local durante los ’90 en Mendoza y en Miami. El
documental atraviesa también esa circunstancia, que llevó a que el Tifón de
Boyacá –otro de sus apodos– recolectara seguidores de diversas locaciones. Pero
ahora que desde hace nueve años está de nuevo en su histórico predio, la vida
del barrio se va entretejiendo con la de la cancha, algo que los realizadores a
su vez quieren estimular a través de la película. “Quieras o no –dice Tujschinaider–,
tener la cancha en acción es un pulmón, es un corazón que va bombeando todo el
tiempo y que ayuda al barrio; el fútbol es un hecho cultural, es innegable.”
Si bien la película se pudo estrenar en salas y ya están
apuntando a proyectarla en la cancha, Lombardi confiesa que hubo momentos en
los que se sintió el cuesta arriba: “Siendo miembro del museo, un sábado lo fui
a abrir a la mañana –porque el museo abre martes, jueves y sábados–, estaba
solo y era un momento donde se me había ido la editora, estaba totalmente
estancado el documental, no salía, no salía, no salía... Medio que empecé a
mirar las fotos de los fundadores, de los jugadores, y empecé a hablarles o
decirles ‘Muchachos, ayúdenme a sacar esto, porque es para ustedes también’.
Ahí dije: ‘para estar haciendo muy bien esto no estoy, pero bueh...’.”
Cuestiones fantasmales al margen, Tujschinaider coincide en la idea de
considerar al trabajo “un homenaje a mi viejo y un legado para mis hijos.
También es un homenaje a todos los que pasaron por Argentinos, a todos los que
hicieron Argentinos”.
Mientras que la primera mitad se centra más en lo histórico,
la segunda mitad del film se apoya sobre la figura de Maradona, a quien se
marca como el antes y el después para el fútbol de Argentinos Jrs., luego de su
aparición allá por fines de los ’70. A la reconstrucción biográfica, se le suma
una entrevista que viene del archivo de Tujschinaider y que él mismo le hizo
hace ya más de quince años y otra actual (realizada durante su etapa de
director técnico de la Selección Nacional) que implicó un esfuerzo de
producción; “el documental no podía salir sin Maradona”, dice Lombardi.
La historia futbolera se construye siempre a fuerza de
hechos, memoria y mitos de barrio, como el que relata que en una manzana vecina
a la cancha había un circo y un día se necesitaron pelotas para un show, por lo
que fueron a pedir ayuda al club, que proveyó los balones. Al devolverlas, sigue
la leyenda, las pelotas volvieron con duendes en su interior, “eso cuentan los
viejos, ¿viste? –rememora Lombardi–, y a partir de eso aparece la magia del
toque, del manejo de la pelota, porque los duendes se quedaron acá”. Bichos
Criollos narra el devenir de un equipo que tiene el lujo de haberse hecho
conocido como El Semillero del Mundo.
© Escrito por Diego
Braude y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires el viernes 18 de Mayo de 2012.
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