Becerra: "Si mataban a Alfonsín, nos
tenían
que matar a nosotros"...
19 de abril de 1987 El presidente Raúl Alfonsín en un
encendido discurso en defensa de la estabilidad institucional frente al
cuestionamiento de los amotinados en Campo de Mayo, pronuncia la célebre frase
"Felices Pascuas"..."La casa está en orden". Foto: Cedoc
A 25 años de la rebelión a Alfonsín de
Semana Santa. El secretario del ex Presidente recordó a Perfil.com los tensos
momentos en la Rosada
ante el levantamiento carapintada. "Tuvimos que empuñar armas".
Carlos
Becerra (63 años) era el Secretario General de la Presidencia en aquel
otoño de 1987, cuando Aldo Rico y un grupo de militares del Ejército se
acuartelaron para reclamar cambios en la cúpula castrense y, sobretodo, eludir
los juicios por graves crímenes durante la dictadura.
Becerra
es abogado y aún sigue ligado desde Córdoba a la Unión Cívica Radical.
Durante la breve gestión de De la
Rúa ocupó el mismo cargo y también fue jefe de la SIDE. A 25 años de la
agitada Semana Santa, el ex funcionario recordó a este portal los momentos de
máxima tensión en la Casa
Rosada ante el levantamiento carapintada.
-¿Cómo
se enteró del levantamiento? ¿Dónde estaba? ¿Quién se lo comunicó?
-Estaba
en Buenos Aires, yo era secretario general de Presidencia y estaba “cama
adentro” todo el día. Vivía en funciones. El capitán Barreiro citado por un
tribunal de Córdoba por delitos de lesa humanidad fue un disparador del
descontento que había dentro de las Fuerzas Armadas. El operativo de Rico y los
Carapintadas se produjo y apareció con el Regimiento de Campo de Mayo. El
disparador fue judicial y después fue institucional de altísima gravedad.
-Pocos
años después de Semana Santa, Aldo Rico declaró que los asesores presidenciales
le ocultaron a Alfonsín la rebelión hasta último momento. ¿Fue así?
-Esos
dichos de Rico no son ciertos: el presidente Alfonsín estaba totalmente al
tanto de lo que pasaba en cada una de las fuerzas, más en las fuerzas de
seguridad. El ministerio de Justicia hacía un informe sobre cómo marchaban cada
una de estas causas judiciales en los distintos tribunales del país que
involucraban a los mandos castrenses. Lo que sucede es que públicamente los
oficiales que dieron el no, reclamaban un cambio en el Ejército. Había una
situación de crisis dentro de las Fuerzas. Se juntaron varias cosas: la derrota
en Malvinas y el regreso de la democracia generaron discusiones permanentes
sobre el rol del Ejército durante la dictadura. Se generó una situación de
tensión al juzgarse primero las Juntas militares y luego el presidente cumplió
con el Decreto de Enjuiciamiento: se determinó que tenían responsabilidades
distintas, pero igualmente eran de responsable de los mandos intermedios. Los
Tribunales Militares se apartaron y las causas se transfirieron a la Justicia Civil. Se
empezaron a citar a comandantes como imputados... El escenario se tensó y se
vivió zozobra.
-¿Recuerda
su primera conversación con el ex Presidente o la primera “reunión de crisis”
luego del levantamiento carapintada?
-Hubo
una reunión con él y todo el Gabinete y el ministro de Justicia. Hubo varias
reuniones. El estaba sumamente preocupado, pero con la entereza de un
estadista, de un valiente, que estaba dispuesto a enfrentar la situación y a
defender la democracia hasta las últimas consecuencias. Hasta en el ejercicio
de su comando, yendo en persona a Campo de Mayo, demostró el ejercicio de un
valiente que se fue a meter donde estaban los hombres armados para dialogar sin
armas y lograr que las depusieran.
-Hubo
funcionarios que confesaron empuñar armas. ¿Usted tuvo que tomar alguna en
defensa propia en el '87?
-Hubo
un momento, fue la noche del sábado. Teníamos una serie de dudas de cómo iban a
reaccionar los mandos militares y obtuvimos una información concreta de que había
un grupo de carapintadas que habían salido en dos camiones de Campo de Mayo y
no sabíamos el destino. Al final fueron detenidos en la zona del Puerto.
Tuvimos el dato que su intención era atacar la Casa de Gobierno. La Rosada fue desaloja, le
dijimos al personal que se fuera y la mayoría de los funcionarios nos quedamos
en la Casa de
Gobierno empuñando armas para defenderla. Raúl Alfonsín estaba en su despacho
también dispuesto a resistir. El Cuerpo de Ganaderos estaba cuerpo a tierra y
preparándose para un virtual ataque que por fortuna no ocurrió.
- Ríos
Ereniú dijo años después que Alfonsín ordenó la represión, pero que debía
realizarse el domingo por la mañana si no se llegaba a una solución pacífica.
¿Estaba planeado “asaltar” Campo de Mayo?
-El
escenario era muy complejo. La
Plaza de Mayo estaba llena de ciudadanos y en miles de argentinos
se habían apostado sobre Campo de Mayo dispuesto a “asaltarla. Afortunadamente,
esto no ocurrió. Hubo una primera barrera de contención con legisladores de
todos los partidos: habían peronistas, radicales, socialistas... Estaban
Antonio Cafiero, Manzano, Miguel Ángel Toma, Federico Storani, Jesús Rodríguez,
Leopoldo Moreau. De todas maneras, la esperanza del Presidente era que éste
gesto de autoridad y valentía de Alfonsín para acudir a Campo de Mayo culminaba
allí. Cuando vuelve y dice: “La casa está en orden”. Hay una ultima parte que
no se repite en la historia y agrega a esa célebre frase: “Y no hubo
derramamiento de sangre”. Un asalto a Campo de Mayo hubiese sido una
carnicería. Alfonsín fue un hombre de la democracia y eso responde a lo dicho por
Ereniú.
-¿Recuerda
cómo se preparó esa escena ante la multitud?
-Ese
discurso no se planificó. Alfonsín se bajó del helicóptero, no habló con nadie
y se fue al balcón. Fue absolutamente improvisado, no lo preparó nadie.
-¿Cómo
fue su rol y el de Enrique "Coti" Nosiglia los días posteriores como
“superministros” de crisis?
-Sin
duda que la participación de Nosiglia ha sido siempre de un gran patriotismo y
una gran preparación institucional. Teníamos problemas en todo el país, con
pequeños levantamientos y eso generó la necesidad de que el ministro de Defensa
revea la situación de las Fuerzas Armadas y hacía falta analizar con
profundidad los peligros a los que se sometió el sistema democrático y cómo
íbamos a seguir.
-Se
dijo que durante aquella Semana Santa, usted y Nosiglia prepararon un “plan B”
en el caso que los rebeldes mataran a Raúl Alfonsín...
-Siempre
existió la posibilidad de que alguien se le ocurriera hacer una cosa de esas.
No es que hubiera un plan B. Pero matarlo a Alfonsín primero nos tenían que
matar a nosotros, porque él estaba dando instrucciones en su despacho y
nosotros alrededor de él.
-¿Le
quedó grabada alguna palabra o frase que le haya dicho por esos días el ex
Presidente?
-Tengo
recuerdos lindos. La imagen más fuerte es cuando le informé los de dos camiones
con efectivos para atacarnos. Alfonsín estaba descasando, se vistió, entró a su
despacho, nos llamó a los dos o tres que estábamos por ahí. “A ver, ¿qué es lo
que tenemos que hacer? Bueno. Si esto ocurre, está todo listo. Vamos,
muchachos, tenemos que preparar las cosas que hay que preparar”. Era un
demócrata cabal.
© Publicado
por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires el jueves 19 de Abril de 2012.
Carlos Becerra, durante la presidencia de Fernando De la Rúa, en la que
también Secretario General de la Presidencia y jefe de la SIDE. Foto: Cedoc
16 de abril de 1987. Un grupo de soldados,
con su rostro embadurnado y listos para el combate, se enfrentan a los civiles
que repudian su rebelión. Foto: Télam
El líder golpista, Aldo Rico, enfrenta a
los periodistas en forma arrogante luego de amotinarse en Campo de Mayo. Foto:
Télam
19 de abril de 1987 Un padre mira
preocupado hacia los balcones de la
Casa de Gobierno. Su hijo sostiene un cartel que dice:
"Quiero aprender en democracia. No me falle señor Presidente". Foto:
Télam
17
de abril de 1987. Tropas leales, encabezadas por el general Ernesto Alais,
detienen su marcha en el puente Zárate-Brazo Largo, debido a que se niegan a
reprimir la sublevación. Foto: Télam
17 de abril de 1987, un grupo de soldados
se muestran amenazantes ante los civiles que los repudian en Campo de Mayo, en
una de las tres noches en las que el país estuvo en vilo a causa de la
rebelión. Foto: Télam
17 de abril de 1987. Aldo Rico, líder de la
sublevación, habla despectivamente con la prensa en Campo de Mayo. Foto: Télam
17 de abril de 1987,el juez de San Isidro, Alberto Piotti, llega a Campo
de Mayo para dialogar Foto: Télam
17 de abril de 1987, un grupo de soldados
en Campo de Mayo se muestran desafiantes ante la decisión de la justicia de
investigar las violaciones a los derechos humanos de la anterior dictadura militar.
Foto: Télam
17 de abril de 1987, El Gral. Ernesto Alais
en el camino rumbo a Campo de Mayo, sus oficiales se niegan a reprimir a los
camaradas. Foto: Télam
17 de abril de 1987. Las tropas leales al
mando del general Ernesto Alais, detienen su marcha en Zárate, ante el planteo
de los oficiales subalternos, de no reprimir a sus camaradas amotinados en
Campo de Mayo. Foto: Télam
16 de abril de 1987, el presidente Raúl
Alfonsín, durante su discurso ante la Asamblea Legislativa
advierte al pueblo sobre la gravedad de la rebelión que encabeza el teniente
coronel Aldo Rico. Foto: Télam
16 de Abril de 1987. El líder golpista,
Aldo Rico, enfrenta a los periodistas en forma arrogante luego de amotinarse en
Campo de Mayo. Foto: Télam
16 de Abril de 1987 El secretario general
de las 62 Organizaciones, el metalúrgico Lorenzo Miguel, expresa en el Congreso
el masivo apoyo a las Instituciones Nacionales. Foto: Télam
16 abril 1987 Todo el arco politico se
abroquela en la defensa de las Instituciones Democràticas ante el amotinamiento
militar en Campo de Mayo. Foto: Télam
16 de abril de 1987. El titular de la CGT Saúl Ubaldini y otros
dirigentes sindicales expresan su apoyo y defensa al proceso democrático. Foto:
Télam
16 de abril de 1987, dirigentes de todo el
espectro político, refirman su adhesión a la democracia. Foto: Télam
El dirigente peronista Antonio Cafiero
exhorta a los manifestantes, reunidos en Campo de Mayo, a defender el gobierno
democrático del presidente Alfonsín. Foto: Télam
19 de abril de 1987, el presidente Raúl
Alfonsín habla en los balcones de la Casa Rosada, antes de reunirse con el teniente
coronel Aldo Rico, en un momento de máxima tensión de la rebelión. Foto: Télam
16 de abril de 1987, Masiva concentración
en apoyo a la democracia inundó la
Plaza de Mayo y sus adyacencias. Los manifestantes, con
banderas de todo el arco político argentino, aguardan el discurso del Presidente.
Foto: Télam
19 de abril de 1987 El presidente Raúl
Alfonsin en un encendido discurso en defensa de la estabilidad institucional
frente al cuestionamiento de los amotinados en Campo de Mayo, pronuncia la
célebre frase "Felices Pascuas"... "La casa está en orden". Foto:
Télam
19 de abril de 1987. Una multitud frente a
Casa de Gobierno expresa su profundo respaldo a la democracia. En medio de un
hormiguero de gente, se observan banderas argentinas y un cartel emblemático
que dice: "Fuerza Raúl estamos con vos". Foto: Télam
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