Coordinado por Sergio Zadunaisky
Octubre: “Hasta donde el cine nos lleve”- Ciclo de Road Movies
El Centro Cultural Latinoamericana y Dale Cine tienen el agrado de invitarte a su espacio de cine debate en Belgrano. En octubre te invitamos a ver y a debatir algunas de las mejores road movies de la historia, con películas de Wim Wenders, Terrence Malick, Abbas Kiarostami, Kelly Reichardt y Jim Jarmusch.
Todos los sábados de octubre a las 17.30
Capacidad limitada.
Entrada: 40 pesos (con un refrigerio incluido).
Sólo con reserva previa a
centroculturallatinoamericana@gmail.com - Teléfono (011) 4702-0724
dalecine@gmail.com - Teléfono móvil: (011 15) 4178-2080
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http://dalecine.blogargentina.com/
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PRESENTACIÓN DEL CICLO
“¿Cuál es el origen de las road movies (literalmente, películas de ruta)? Hace un año, entrevisté a Wim Wenders sobre el tema para un documental referido a En el camino, Jack Kerouac y el legado de la generación Beat.
Para mí, los primeros directores de documentales, fueron los padres fundadores de esta forma narrativa. Jorge Luis Borges dijo alguna vez que lo que le interesaba de la literatura era nombrar lo que todavía no había sido nombrado. Eso es exactamente lo que hicieron los pioneros del documental. Ellos tuvieron sus propios predecesores: los pintores y los fotógrafos que, antes del nacimiento del cine, viajaban a latitudes remotas y registraban lo que hasta ese momento era desconocido para los foráneos. En términos de narración, la Odisea me parecía la base de todo, la fuente a partir de la cual parecían surgir todas las películas de ruta, incluida “Paris, Texas” de Wenders.
Wenders no lo veía de esa manera. Para él, el origen estaba más atrás todavía en la historia, en nuestras raíces nómadas, en la necesidad primordial de la humanidad de dejar un relato de su paso por la tierra. Si aceptamos esta visión, las pinturas en las cuevas de Lascaux y Altamira son los primeros relatos auténticos de la vida en movimiento. Las primeras “narraciones de ruta”, por así decirlo.
En el cine, las primeras road movies se centraron en el descubrimiento de nuevas tierras o en la expansión de fronteras, como en los Westerns de Norteamérica. En las décadas siguientes, sobre todo, las road movies también intentaron realizar una tarea distinta: mostrar las identidades nacionales en transformación. La película de 1945 de Edgar G. Ulmer “Detour”, un film noir temprano sobre un pianista neoyorquino que recorre un camino oscuro hacia Hollywood, era un relato de un país aquejado por el individualismo y la codicia. La película que definió las road movies para el público actual, “Busco mi destino” de Dennis Hopper, trataba del fin de la inocencia y la implosión del Sueño Americano durante los años de Vietnam.
Películas como éstas indican que las road movies más interesantes son aquellas donde la crisis de identidad del protagonista refleja la crisis de identidad de la cultura propiamente dicha. (…) las road movies contrastan fuertemente con los filmes convencionales actuales, donde se crean acciones nuevas cada tres minutos para mantener la atención del espectador. En las road movies, un momento de silencio es generalmente más importante que cualquier acción dramática.
Asimismo, una road movie debe ir transformándose a través de los encuentros que se producen en los márgenes del camino. La improvisación se vuelve necesaria y natural. Después de haber realizado diferentes road movies, también me di cuenta de que un buen guión garantiza más libertad para improvisar que uno flojo. Es como el jazz: cuanto mejor es la melodía, más fácil es alejarse de ella porque también será más fácil volver después.
(…) En un mundo globalizado donde ya no hay un “lejos” y en el cual la distancia desapareció, ¿las road movies tienen todavía una razón para existir?
A veces, cuando me siento especialmente melancólico, pienso que la respuesta es no. Pero cada vez que enciendo la TV y veo un reality show, cambio de opinión. Los reality shows le ofrecen al público la ilusión de que puede vivir ciertas experiencias, pero sólo por delegación. Lo que se vende es la impresión de que ya todo fue vivido y que no queda nada nuevo por experimentar.
Las road movies desafían directamente a esta cultura de la conformidad. Tienen que ver, por sobre todo, con experimentar. Tienen que ver con el viaje. Tienen que ver con lo que podemos aprender unos de otros, de aquellos que son diferentes. En un mundo que cuestiona cada vez más estos ideales, no podemos desdeñar la importancia de las road movies como una forma de resistencia.
Y por último, aunque no por eso menos importante: la era de la economía globalizada creó una forma distinta de movimiento, dictada por un nuevo tipo de migración: la económica. En distintas partes del mundo, la gente ahora viaja cada vez más porque lo necesita y no porque quiere. Es una prueba más de que las road movies son más necesarias que nunca para decirnos quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos”. (Texto de Walter Salles realizado para The New York Times y Clarín).
Salles es un director brasileño, realizador de entre otras, “Estación central”, “Diarios de motocicleta” y “On the road”, esta última, aun inédita se estrenará en EEUU a fines de 2011.
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