Hay coincidencia en el que el lanzamiento que marca la madurez del mercado para la masividad de la tecnología informática se produjo en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, el 12 de agosto de 1981. En aquella oportunidad la empresa IBM dio a conocer al mundo entero en el emblemático 5150 PC.
Si bien existían otros modelos anteriores, como la Apple II, la Commodore PET la irrupción de este novedoso aparato significó un cambio de paradigma. La computadora personal, que se vendería rápidamente, traía consigo una concepción comercial muy distinta a las utilizadas hasta entonces porque la mayor parte de los dispositivos no eran elaborados por IBM. Es más, casi la totalidad de sus componentes eran fabricados por terceros.
Este fenómeno en materia de hardware permitió la generación de clones como la Compaq y produjo, en el desarrollo de software, una furibunda competencia. El mundo comenzó a hablar de compatibilidad y a trazar un extenso campo de acción a la industria naciente de los programas de computación.
Esto significaba que cualquier software compatible con la PC podía ser instalado sin permiso de nadie más que el productor del software y utilizado en todas sus características. Cualquier empresa o particular que comprara los componentes de la IBM-PC en el mercado podría construir una computadora tan buena como la original. Aunque todos, sin excepción, debían lograr que sus productos fueran “IBM compatibles”.
La otro parte de la historia es más bien conocida por todos. La leyenda popular cuanta que el plan de negocios de IBM estimaba comercializar unos 240.000 ejemplares de sus PC entre 1981 y 1986, pero el éxito de su 5150 fue tal que alcanzó esa cifra en el primer año. Si el hardware iba a ser un éxito porque no podía suceder lo mismo con el software.
© Escrito por Leonardo Iglesias y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 13 de Agosto de 2011.
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