El pibe Soplán empató en el descuento y dejó tranquilo a Parque Patricios. All Boys casi se lleva los tres puntos con el gol de Ferrari en la única que no pudo sacar Monzón en el partido.
Las rachas son rachas. Huracán llegaba con seis sin conocer lo que era festejar en casa y All Boys, aún no sumó de a tres fuera de su casa. Por eso, lo más lógico era un empate, y cuando ese resultado parecía imposible, apareció el pibe Soplán para soplarle la victoria a los de Floresta.
Monzón, que tuvo tres intervenciones para un cuadrito, fue el principal sostén de los locales. En un minuto, en tres córners seguidos (todos al primer palo), impidió el gol de los de Romero, a Categlione, Matos y Ferrari, en ese orden. ¿Qué hacía el Globo en tanto? Dependía demasiado de Matute Morales, de su botín llegó una gran asistencia a Machín que salvó Cambiasso. Encima, el Roly Zárate salió lesionado antes del descanso. Antes, Soto había abandonado a los de Floresta y el DT del Albo se la jugó poniendo a Pérez García. Un cambio arriesgado que le salió bien.
El juez debutante, German Delfino tuvo una buena actuación pero debió expulsar a Eduardo Domínguez cuando bajó a Nieto, que se iba solo al gol. Después de otra gran atajada de Monzón, llegó otro tiro de esquina al primer palo, el cabezazo de Matos desacomodó al arquero, que apenas la pudo cachetear y le dejó el gol servido a Ferrari. Todas no iba a poder sacar…
Monzón ya quedó en el piso y Ferrari la empuja al arco vacío.
Cuando todo hacía pensar que se terminaba con el resultado a favor de All Boys, apareció el juvenil Soplán y capturó la pelota suelta tras un córner para poner el empate final en uno. De esta manera, el Globo llegó a siete sin ganar en el Ducó y el Albo sigue sin festejar como visitante. Rachas, son rachas.
© Escrito por Marcelo Pagliaccio y publicado en el Diario Deportivo Olé el sábado 9 de Cotubre de 2010Son los clavos Miguelitos...
Todos tenemos la misma cara... Se entiende la realidad, ¿no?”. Miguel Brindisi resumió el presente de Huracán en pocos segundos. Sin excusas, pero con muchas explicaciones: “Puedo ver el vaso medio vacío o medio lleno. Si veo lo malo, no valoraría que hoy (por ayer) hicimos el mejor primer tiempo desde que llegué, y si veo lo bueno digo que uno de los rivales de esa zona de riesgo que tenemos que observar no sumó (Olimpo perdió con Estudiantes) y nosotros sí. Así estamos: cortando clavos”.
Miguelito no tira la pelota afuera, al contrario. Como en el 73, la para de pecho y levanta la cabeza: “Huracán debe mirar de reojo la Promoción. Estamos jugados”. Así, Brindisi cree que una de las formas de salir está en los pibes, que ayer le respondieron: “Lemos jugó por izquierda y por derecha, Battaglia rindió como un veterano y Soplán la metió. Ojo, los grandes también aportan, eh, y sino miren al Roly (Zárate) que se puso una inyección de caballo (tiene los oblicuos cargados) para poder estar”. Un DT auténtico.
Tendrá que Soplán...
Huracán festejó un empate agónico, pero Brindisi necesitará mucho aire para levantar al Globo. All Boys, siempre audaz, mereció más.
Inhala, exhala, jadea, se ahoga, suspira. Huracán necesita respirador artificial. Evidencias de la tarde en Patricios: está enfermo. Y All Boys, no. All Boys tiene avidez, aspiraciones con soporte probado. Buen semblante, con ingenuidades juveniles: por eso ayer perdió dos puntos que se sabían en el bolsillo.
El diagnóstico era certero desde la premisa del planteo táctico: Huracán, que se sabía enfermo, recurrió a un 4-4-1-1 de manual, no intentó nada raro. Terrenal. ¿All Boys? 4-2-3-1 interesante, de pretenciones y alardes europeos. La de Pepe Romero era una apuesta no sólo en términos esquemáticos sino también en intérpretes. Más: al comienzo del partido, la lesión de Soto (defensor) suponía el ingreso de un marcador, pero el DT se la jugó por Pérez García, bajando a Rodríguez (volante) al lateral. Ereros, Grazzini y Pérez García llevaban el fútbol de acá para allá, ganaban la mitad, siempre custodiados por Barrientos y Fernando Sánchez.
En el primer tiempo, al minuto, el equipo de Brindisi tuvo un cabezazo de Battaglia que sacó Cambiasso en la línea y nada más. Después, las jugadas claras fueron de All Boys.
En el minuto 27, un augurio. Ereros pateó tres facsímiles de tiros de esquina al primer palo; los primeros dos anticipos, de Casteglione y Matos, los sacó Monzón, y el tercero, de Domínguez, se fue apenitas. Bueno, en la segunda parte el córner al primer palo lo ejecutó Zárate, el anticipo fue de Barrientos, Ferrari la metió tras el rebote de Monzón.
Postales de medio partido: Ereros volviendo loco a Diego Rodríguez (fue un cliché, tanto que en el segundo tiempo Brindisi cambió de posición al uruguayo); Sánchez era una máquina de recuperar bolas y por algunos tramos se reinventaba como sutil lanzador y Barrientos, perro de presa, pegaba de más y ya jugaba gratis desde temprano; y, más gráfica, Monzón queriendo apurarse para sacar desde el arco y sus compañeros dándole la espalda, como sin querer hacerse cargo del trámite. Eso era Huracán: muchas responsabilidades para pibes que hacían lo que podían. Bastante bien lo hizo el chico Battaglia, con mucha personalidad y orden. La Quema era un matadero.
Por eso el empate final del (otro) juvenil Soplán fue sólo ganar un poco de aire para un diagnóstico evidente. Huracán está enfermo. Inhala, exhala, jadea, se ahoga. En el final suspiró, pero para revertir el cuadro médico deberá soplar.
Los Goles...
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