Los indígenas del Paraguay estaban conformados por diferentes tribus, conocidas colectivamente bajo el nombre de Guaraníes, cuando, hacia el 1515, Díaz de Solís descubrió la región, seguido en 1525 por el portugués Diego García. Unos años más tarde, el navegante italiano Sebastián Gaboto, entonces al servicio de España, exploró en parte los principales cursos de agua del país.
En 1537, aventureros españoles en busca de oro establecieron un fuerte, llamado Nuestra Señora de la Asunción, sobre el río Paraguay; éste fue el origen de la ciudad de Asunción. El Paraguay colonial y el territorio de la Argentina actual fueron gobernados conjuntamente hasta 1620, antes de volverse dependencias separadas del virreinato del Perú.
A fines del siglo XVI, los jesuitas trabajaron en el establecimiento de un gran número de misiones llamadas reducciones, habitadas por indios convertidos por los misioneros y constituyendo pequeñas comunidades independientes en el plano económico y político, preservando la identidad cultural de los guaraníes. Provistos de una libertad casi total respecto a las autoridades civiles y eclesiásticas locales, los jesuitas llegaron a ser entonces el poder más importante de la colonia.
En 1750, por el Tratado de Madrid, el rey Fernando VI de España cedió siete reducciones del Paraguay a Portugal, a cambio de la colonia de Sacramento (el actual Uruguay); los jesuitas decidieron entonces apoyar a los guaraníes en su revuelta contra esta transferencia. Y en 1767, los misioneros fueron expulsados del país.
En 1776, España creó el virreinato del Río de La Plata, que comprendía la Argentina, el Paraguay, el Uruguay y la Bolivia actuales.
Siguiendo el ejemplo de Argentina, Paraguay proclamó a su vez su independencia, el 14 de mayo de 1811, ratificada por el Congreso dos años más tarde. El país conoció entonces una sucesión de regímenes.
En 1865, López lanzó al país en una guerra contra Argentina, Brasil y Uruguay: fue la guerra del Paraguay o guerra de la Triple Alianza (1865-1870), que provocó la ruina del país, diezmó la población masculina y originó su ocupación por el ejército brasileño hasta 1876. Por otra parte, Paraguay debió ceder la región de Misiones y el territorio situado al norte del río Apa a Brasil, así como una parte del Chaco a Argentina.
A partir de 1912, se sucedieron períodos de estabilidad política y de revueltas. La frontera con Bolivia, en la región del Chaco, engendró numerosos conflictos, en particular a causa de la presencia de petróleo. Así, en 1928, la guerra del Chaco estalló, seguida de la invasión de la región por Bolivia. Después del armisticio de 1935, Paraguay recibió alrededor de tres cuartos de la región disputada, por el Tratado de 1938. Desde entonces, el gobierno paraguayo se orientó hacia profundas reformas económicas y sociales.
Desde 1940, el país vivió una nueva alternancia entre los liberales (colorados) y los conservadores (azules), a través de regímenes dictatoriales y juntas militares. El poder pasó sucesivamente a manos del general Higinio Moríñigo, de 1940 a 1948, de Federico Chaves, de 1949 a 1954 y del general Alfredo Stroessner, sostenido por el Partido Colorado, de 1954 a 1988.
En los años '70 y a comienzos de los '80, Paraguay vivió un período marcado por la crisis económica y el aumento del desempleo. Stroessner fue separado del poder con un golpe de estado, en febrero de 1989, dirigido por el general Andrés Rodríguez, apoyado por el partido Colorado. Su gobierno orientó su política hacia numerosas reformas, tanto en el dominio económico, por el lado de las privatizaciones, como en el político, orientando al país hacia una democratización (ratificación de la nueva Constitución en 1992). En política exterior, Paraguay adhirió al Tratado del Mercosur en marzo de 1992.
En mayo de 1993, Juan Carlos Wasmosy accedió a la presidencia con la mayoría de los votos; fue el primer presidente elegido democráticamente.
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