sábado, 2 de agosto de 2008

Malditos inmigrantes...


Manu Chao. Clandestino


Malditos inmigrantes

La triste discriminación de argentinos en España: malos tratos, cárcel y requisitos cada vez más insólitos para ingresar como turista. La inacción del gobierno argentino.

Ella nació en San Pelayo. Él en Villarquille. Fueron campesinos (él, también minero), hasta que un día Asturias les dijo que no esperaran mañana lo que no les había dado ayer. Y los expulsó para siempre. Antonio llegó a la Argentina en 1951. Arribó al puerto con una valija vieja, un documento de identidad y una carta que le escribió su hermana invitándolo a venir, la única formalidad que le pedía este país. Mercedes llegó cuatro años después, en las mismas condiciones. Consiguieron trabajo pronto, mal pago, pero suficiente para comer y dormir en una habitación pequeña con los dos hijos que tuvieron aquí. Uno era yo. La vida no fue fácil, pero tampoco estuvo mal. Con pasión inmigrante, consiguieron en esta tierra la oportunidad de crecimiento que la suya no les dio, dolorosamente lejos de sus familias y amigos.

Cuando escucho las historias de los argentinos que ahora sufren la discriminación de España, sufro por dos. Por el maltrato que reciben y por el recuerdo de lo que la Argentina significó para mis padres. El agradecimiento de Antonio y Mercedes hacia este país es similar al que todavía recibo de mis tíos españoles, que saben que en aquellos años de la posguerra civil, dos bocas menos para alimentar significaban más comida para repartir entre el resto de la familia. Aún hoy, la Argentina representa en sus memorias esa puerta que un día se abrió para unos y, también, el país desde el cual de tanto en tanto llegaba ropa y algún dinero. Además del mítico trigo que enviaba, a bajo precio, el entonces gobierno argentino.

Es entendible que, sin ser responsables de lo que hace su gobierno, los millones de españoles que conocen esta historia reciente sientan un poco de vergüenza. Saben que el maltrato hacia los "sudacas" es común en muchos países del primer mundo, pero comprenden que ellos no son "muchos países". Son la España que pobló de sus hijos una Argentina abierta.

Ahora, además, la discriminación no sólo se limita a los argentinos que hacen el camino de la inmigración en sentido inverso. Hasta los que van como simples turistas, para ver a sus familias o sólo a pasear, son detenidos en Barajas durante horas, sometidos a interrogatorios, sin derecho para realizar llamados y, al final, obligados a tomar un avión de regreso.

El caso de la rosarina Gabriela Calvin me llamó especialmente la atención. Iba a visitar a su hermana. Antes de viajar, tomó una precaución que a mi no se me hubiera ocurrido, pero que hoy es obligatoria: le pidió a su hermana una carta de invitación certificada por la policía. Curioso y triste: la misma carta que debieron traer mis padres para vivir y trabajar en este país para siempre, es la que hoy debería llevar yo para visitar a mi familia española durante 15 días. Y no sé si me alcanzaría. De hecho, para esta mujer no fue suficiente. Ocho horas de malos tratos (su hermana la esperó en vano en el aeropuerto sin saber qué le había pasado), y la embarcaron de nuevo rumbo a Ezeiza.

Comprendo que esta España no es la Argentina de hace 50 años. Aquella era una combinación histórica entre un país que expulsaba habitantes y otro que necesitaba poblarse. Hoy España no necesita más población, sólo una cantidad mínima de mano de obra barata y transitoria.

Quizás eso es lo único que importa y el resto sea simple sentimentalismo. Pero no creo que los españoles, los de aquí y los de allá, estén tan de acuerdo con eso. Tienen la memoria suficiente para saber que este presente no es el pago justo por aquel pasado.

Y me entristece que su gobierno haya perdido esa memoria. Y me entristece que nuestro gobierno no se lo recuerde.

© Escrito por Gustavo González, Jefe de Redacción de la Revista NOTICIAS. Publicado en el Semanario Perfil el día sábado 2 de agosto de 2008

La cultura de las clases medias... De Alguna Manera...

La cultura de las clases medias...


Entre los múltiples temas que salieron a la luz junto con el larguísimo conflicto que se desató en la Argentina a propósito de la implementación de las retenciones móviles estuvieron presentes, en forma intermitente, las enigmáticas clases medias argentinas.

En las formas de representación de la realidad promovidas por los medios, en particular televisivos, las clases medias opinaron generalmente en contra de la medida, descalificándola más a partir de supuestas actitudes personales de la Presidenta que del contenido conceptual de la ley: el sentido común estuvo a la orden del día.

Esta sumatoria de tergiversaciones y prejuicios suscitadas a partir de una medida económica sectorial nos invita a formularnos una sucesión de preguntas. ¿Por qué las clases medias en general se pusieron del lado del mediáticamente llamado “campo”? ¿Por qué descalifican más a los malos dirigentes de los sectores populares que a los dirigentes de las organizaciones de poder económico? ¿Qué hay en la imagen de CFK que despierta tantas pasiones, negativas en su mayoría? ¿Por qué los medios de comunicación, en su mayoría, se apoyan en un cierto sentido común de las clases medias para erosionar el consenso al Gobierno legítimamente elegido en 2007? ¿Por qué se adopta un tono moral para reivindicar a las clases medias como exponentes de la libertad de conciencia y descalificar por inmorales a los sectores populares “manipulados” que asisten a los actos del Gobierno? Responder a todas estas preguntas supondría la realización de una serie de investigaciones, aquí sólo vamos a hacer referencia a una hipótesis en torno de la primera pregunta: la adhesión casi primitiva al “no” de Cobos, como ejemplo de la libertad individual y de no sumisión, y la identificación primaria con la convocatoria de la Mesa de Enlace en el Monumento de los Españoles en contra del debate parlamentario junto con las clases sociales que aquélla representa: las viejas y nuevas clases dominantes.

Es notable –o no tanto para mis ojos de socióloga– el posicionamiento ideológico explícito de estas nuevas clases medias en relación con el conflicto entre el Gobierno y entidades rurales representativas de intereses más poderosos, ya que en realidad esta medida poco tenía que ver directamente con ellas. Lo más llamativo de este enfrentamiento es la presencia mediática de los menos afectados. Eduardo Buzzi y Alfredo De Angeli, de la Federación Agraria Argentina y de la FAA de Entre Ríos, respectivamente, concitaron la atención de las clases medias urbanas y del campo, a partir de su apelación constante y confusa a los llamados pequeños productores y su aparente situación diferente con respecto al resto.

Es importante recordar que la clase media argentina se constituyó a partir de singulares procesos de movilidad social ascendente posibles por la existencia de un Estado que garantizó la educación, la salud y la seguridad social. Es decir que su historia no puede deslindarse de su relación con el Estado. También fueron las clases medias en consonancia con procesos políticos de intensa conflictividad social las que participaron en proyectos de cambio político y renovación de numerosos planos de la vida social y cultural.

Las numerosas clases medias, con altos estándares de bienestar, las más educadas en términos de inserción en el sistema educativo formal medio y universitario, la más importante de América latina, comenzaban a fragmentarse, en una sociedad que tendía crecientemente a la polarización. Debe destacarse en su singularidad su particular vinculación con los proyectos e iniciativas culturales renovando y democratizando la formación de públicos del arte en general.

La Argentina supo tener un vastísimo público de cine, formó tempranamente un masivo público lector ávido de consumir propuestas culturales, a la vez que sensible a los problemas sociales. Este proceso adoptó un giro negativo a partir de 1975. El debilitamiento del Estado, en un contexto del creciente imperio del mercado, incidió en la disminución, fragmentación y emergencia de nuevas cosmovisiones de mundo. La creciente derechización del gobierno peronista de 1974 que finalizó en el golpe militar de 1976 detuvo este proceso de innovación y cambio cultural. Por su parte, la fuerte oposición a la medida en cuestión supone la emergencia de un nuevo ethos, una creencia fuerte en que los proyectos personales deben centrarse casi exclusivamente en ganar dinero y construir un estilo de vida, como diría Bourdieu, fundado en el “deber del placer” y que se manifiesta como rechazo a la intervención del Estado en la regulación del orden social.

Los años ‘90 consagraron lo que ya se había iniciado durante la dictadura. De una sociedad progresista no sólo en el ámbito de la vida cotidiana, sino en el sentido original de la palabra, de una sociedad que vinculaba las transformaciones progresivas en la vida cotidiana con el logro de cambios sociales, se pasó a una sociedad profundamente individualista, donde el valor, el sentido subjetivo de la acción ya no estaría puesto en valores, muchos de ellos vinculados con la cultura y la solidaridad con lo más desposeídos, sino en el logro de objetivos materiales. Históricamente, ser progresista no suponía acceder a cierto tipo de consumos y estilos de vida, sino que fundamentalmente se sostenía en el valor de la emancipación no sólo de la clase, sino del conjunto social. Como dice Bauman, el consumo produce individuos, no genera lazos sociales.

Es sabido que durante la crisis de 2001 las clases medias ocuparon la escena política, social, mediática y sociológica como nunca antes en la historia argentina. Profundamente denostadas por la literatura ensayística de corte nacionalista, estudiadas sistemáticamente por primera vez por Gino Germani y abandonadas después por un exceso de interés por las clases populares, retornan definitivamente, pero ahora con manifestaciones y representaciones diferentes. Si históricamente la Argentina se pensó y se imaginó a sí misma como un país de clase media, este imaginario parecía estar cayéndose.

Contrariamente a lo que suele afirmar alguna literatura que evalúa los acontecimientos trágicos de 2001 como la manifestación de un sentido renovado de la acción política frente a la crisis de los partidos, las identidades y formas de representación, la salida de las clases medias a la calle no supuso una acción política del estilo de los ’60 y ’70 en consonancia con proyectos colectivos: salieron a defender sus ahorros, salieron a defender cierta irracionalidad del consumo en un país semidesarrollado, una clase media ilógicamente endeudada. Y esto es lo que los medios aplaudieron en ese momento, como “espontaneidad” de las acciones de las clases medias, frente a las “manipuladas” e “irracionales” acciones de las clases populares.

Hacer de una sociedad una sociedad exclusivamente consumista incidió en la despolitización y desinvolucramiento de las cuestiones públicas, como lo demuestran el decreciente nivel de participación en los actos eleccionarios. El consumismo está lejos de la participación política, no produce sujetos colectivos. Se podría afirmar que las clases medias han sido cooptadas en lo imaginario por las clases altas, en un proceso inverso al iniciado en los albores del siglo XX. La hegemonía cultural, en el sentido gramsciano de dirección cultural e intelectual, parece haber sido recuperada por las clases dominantes en todas sus versiones. De todos modos, para no ser fatalistas ni apocalípticos, aún siguen manifestándose en formas fragmentarias aspectos emprendedores de las clases medias en el plano cultural en forma autogestionada. Cierto capital social producido por varios años de acumulación de proyectos e iniciativas culturales vuelve a reaparecer, con contenidos renovados que dan cuenta de una cierta reserva cultural sobre la que vale la pena trabajar y recomponer sentidos transgresores del orden social excluyente y un orden político destituyente.

© Escrito por Ana Wortman. Socióloga, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Publicado en el Diario Página/12 de la ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 31 de julio de 2008.

Nota de la redacción:



Como docente de la discplina de Marketing, deseo ampliar sobre el consumismo. Nuestra disciplina basada en el consumo de las personas se plantea tambien la inclusión social. No es responsabilidad única de las actividades de Marketing las desiguadades sociales que acontecen en el mundo. Existe un Markentig Social basado en la Responsabilidad Social Empresaria, basado esto en las conductas de cada una de la empresas que intervienen en el mercado, especialmente aquellas que cumplen un rol social y no meramente económico, aunque sea este el principal fundamento de su existencia.

Generalizar sobre el particular es a mi modo de ver incorrecto. Uso como mero ejemplo el de la utilización de una herramienta y me pregunto...



¿Para que se utiliza el martillo?...

¿Para clavar clavos? ó ¿Para matar a las personas?...

Está claro que depende del uso que le demos a la "herramienta" cumplirá su razón de ser o no...

© Luis A. Capomasi

Chile... Ética periodística...

Chile, 24 de julio del `75. Un ejemplo del tratamiento de las noticias por los medios locales.

El Colegio de Periodistas de Chile se disculpará ante familiares de víctimas de la última dictadura por la participación "culposa y antiprofesional" que tuvieron los responsables de los principales diarios en el montaje de falsos enfrentamientos que le costaron la vida a cientos de militantes opositores durante el gobierno de Augusto Pinochet.

Según consigna el diario La Nación de Chile, tras dos investigaciones realizadas por fiscales del Colegio de Periodistas Tribunal de Etica, se determinó conductas antiprofesionales en los casos de la llamada Operación Colombo y de Rinconada de Maipú, dos falsos enfrentamientos organizados por el régimen de Pinochet que le costaron la vida a cientos de militantes opositores.

El Colegio de Periodistas sancionó con expulsión a Roberto Araya Silva y suspensión de la colegiatura y censura pública a Julio López Blanco, Vicente Pérez Zurita, Manfredo Mayol (todos de Canal 7 en ese tiempo) y Claudio Sánchez (entonces en Canal 13).

También sufrieron suspensión y censuras públicas Fernando Díaz Palma (entonces director de Las Ultimas Noticias), Alberto Guerrero Espinoza (dirigía La Tercera) y Beatriz Undurraga Gómez de El Mercurio.

Fueron declarados inimputables por fallecimiento los directores de El Mercurio René Silva Espejo y Mario Carneyro de La Segunda, a pesar de que el Tribunal determinó que sus respectivos medios, al igual que La Tercera y Las Ultimas Noticias, infringieron la ética profesional al difundir informaciones falsas respecto de los crímenes de la Operación Colombo.

En la Operación Colombo (1975) la dictadura chilena pretendió hacer creer que 119 prisioneros habían huido a Argentina, donde encontraron la muerte enfrentados con fuerzas militares o matándose entre ellos.

El caso de Rinconada fue otro montaje. Un ex agente DINA afirmó que los seis cuerpos encontrados en la zona de Rinconada de Maipú fueron llevados al lugar ya muertos desde Villa Grimaldi, y sostuvo que la escena fue filmada en 1975 por el periodista de TVN Julio López.

© Agencia Télam de Buenos Aires.

Científicos argentinos descubren cómo bloquear los recuerdos...

Científicos argentinos descubren cómo bloquear los recuerdos

  • Lograron manipular la proteína que interviene en la memoria.
  • Los recuerdos no se borran del cerebro, sino que no se expresan.
  • Sería muy útil para tratar fobias y casos de estrés postraumático.

Científicos argentinos han demostrado que es posible bloquear recuerdos asentados en la memoria, lo que abriría el camino para tratamientos de fobias o de estrés postraumático, informó este miércoles el diario bonaerense La Nación.

El trabajo, publicado en la revista The Journal of Neuroscience, descubrió a través de experimentos con ratones una proteína clave en los procesos cerebrales que se producen en la evocación de recuerdos.

Podría significar un paso enorme en los trastornos en que un recuerdo patológico altera la vida cotidiana del afectado

La inyección de inhibidores de esa proteína permite alterar la capacidad de retención de los recuerdos evocados. "Potencialmente podría ser aplicable a casos de fobias o a personas que sufren de estrés postraumático," explicó el doctor Arturo Romano, del Laboratorio de Neurobiología de la Memoria de la estatal Universidad de Buenos Aires (UBA).

"Esta proteína regula la expresión de genes necesaria para almacenar la memoria a largo plazo. Pero si se inyecta en el cerebro un inhibidor de este mecanismo después de que el recuerdo fue evocado, se afecta la retención," agregó Romano.

Aunque aún falta probar si estas investigaciones pueden ser aplicadas en seres humanos, el investigador Carlos Baratti aclaró que "la memoria no es borrada del cerebro, sino que no se expresa."

"Esto podría significar un paso enorme en algunos trastornos en que un recuerdo patológico altera la vida cotidiana del afectado", agregó Baratti, director del Laboratorio de Neurofarmacología de Procesos de Memoria de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.

Científicos argentinos lograron manipular la proteína que interviene en la memoria para eliminar los recuerdos cuando se los evoca, un hallazgo útil para tratar fobias o el estrés postraumático, informan hoy medios locales.

Mediante pruebas con ratones, los expertos en farmacología y bioquímica de la Universidad de Buenos Aires demostraron que si se inyectan sustancias que anulan la proteína de la memoria se puede alterar la capacidad de recordar, señala el informe del diario bonaerense La Nación.

"Se abre un instancia por la cual se podría interferir en la memoria ya formada" en los seres humanos, declaró al periódico el doctor Arturo Romano, uno de los miembros del grupo de científicos.

"Potencialmente podría ser aplicable a casos de fobias o personas que sufren de estrés postraumático", aseguró.

Dijo que también se podría tratar todos aquellos trastornos en los que un recuerdo patológico altera la vida cotidiana de la persona afectada.

Pero Romano aclaró que todavía falta mucho para poder comprobar si la experiencia podría reproducirse en humanos, pues el equipo de científicos trabaja de momento solo con ratones.

En ellos hallaron la proteína que llamaron NF-kB, que actúa tanto en el proceso de consolidación como en el de confirmación de la memoria y regula la expresión de genes necesaria para almacenar recuerdos a largo plazo.

"Si se inyecta en el cerebro un inhibidor de este mecanismo cuando el recuerdo es evocado, se afecta a la retención", explicó Romano.

De todos modos aclaró que "traer al presente algo del pasado es un proceso activo, cada vez que se evoca, la memoria puede ser modificada".

© Publicado por la agencia EFE el día 30 de abril de 2008

¿Sería posible que se callaran la boca?...

En honor a la famosa Memoria...

Kirchner se quejó que Clarín tituló "La crisis se cobró dos nuevas muertes" por Kosteki y Santillán. En los archivos, no hay otro repudio.

En su primera conferencia de prensa del último lustro, hace tres días, el señor ex presidente se quejó de que en 2002, cuando la bonaerense mató a Kosteki y Santillán, el diario Clarín tituló “La crisis se cobró dos nuevas muertes”, pero habló de “represión” cuando la Gendarmería detuvo a De Angeli la semana pasada. No podría tener más razón. Guiado por su razón, casi encandilado, impaciente por acordar con él, busqué en todos los archivos de 2002 sus enérgicas declaraciones de repudio y condena al gobierno de Eduardo Duhalde por el asesinato de Kosteki y Santillán –y no encontré nada de nada. El entonces gobernador que, ahora ex presidente, condena a Clarín, hizo entonces lo mismo que ahora condena, en un poco peor: no dijo ni una palabra sobre el crimen que le costó la presidencia a su entonces amigo y mentor. Pero ahora dice lo que entonces no dijo, como mañana no dirá lo que sí dijo ayer. Y ése es, en general, su problema: dice, dice, siempre fuera de tiempo, cosas que no soportan la menor comparación con su historia o con su práctica presente. Se aprovecha –trata de aprovecharse– de la escasa memoria de nosotros argentinos: de la flaqueza de esa Memoria de la que tanto habla, y dice, y dice.

Es lo mismo que hace su mujer y Presidenta, siempre con la Memoria en una esquina de la boca. Anteayer, en la plaza, tras nombrar madres y abuelas, dijo que quería que advirtiéramos que “si la historia primero fue tragedia hoy se repite como comedia”. No es poco, tener una presidenta que cita a Carlos Marx. Aunque la señora presidenta haya citado su cita más citada –su epígrafe del 18 Brumario de Luis Bonaparte–, pero mal: “Los grandes hechos y personajes de la historia suceden dos veces, primero como tragedia y después como farsa”, escribió el alemán, y no, como dijo la señora, “como comedia” que, como ella sabe, no es lo mismo. Farsa, dice la Real Academia, es “un enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar”. Quién sabe por qué no quiso hablar de farsas en un acto con todos los rasgos farsescos del peronismo actual –los asistentes mercenarios y despolitizados, la desconexión entre oradores y público, la ausencia de consignas compartidas–: el simulacro de un acto político, una escenografía para darle más fuerza a una cadena nacional.
Pero su mecanismo es el mismo que el de su señor marido: allí donde el señor reprocha a Clarín que haya hecho lo mismo que él, la señora cita a Marx para defender su gobierno capitalista –del famoso capitalismo de amigos, que ni siquiera Marx supo definir en su momento. La verdad, hay días en que los escucho y me sube la mostaza. ¿Será posible que nos sigan tomando por tarados? ¿Por nabos a los que se les puede decir cualquier verdura? ¿Por desmemoriados descerebrados desechitos?

Digo: en honor a la famosa Memoria, ¿sería posible que se callaran la boca? En honor a la memoria que nos ayuda a recordar que ustedes, señores K., durante la dictadura vivían en Río Gallegos, pueblo chico, donde todos saben quién es quién, y se dedicaban a ganar mucha plata ejerciendo lo más indigno del capitalismo –el préstamo hipotecario– mientras los militantes que ustedes ahora ensalzan morían peleando contra el capitalismo.

En honor a la Memoria que nos ayuda a recordar que ustedes participaron en la entrega del petróleo –y recibieron muy buen pago por ella–, mientras algunos otros, pocos, hacían lo que podían por impedirla: eran las épocas en que usted, señor, decía que Menem era “el mejor presidente de la Argentina desde Juan Perón”, cuando manejaba su provincia cual campito y todavía no había empezado a despotricar contra los noventas como esa época negra que, en efecto, con su ayuda, fue.

En honor a la Memoria –a la nuestra, a la que los recuerda–, por su honor –si les importa–, ¿no podrían dejar de hablar de todo eso, de los años setentas, de los años noventas? Ustedes hicieron lo que hicieron, y ni siquiera es tan grave. Al fin y al cabo, la Argentina está llena de personas que hicieron lo mismo: supongo que por eso los votaron a ustedes. Lo que hicieron –hacerse los osos cuando los militares, apoyar al gobierno de Menem–, ni siquiera da para condenarlos, pero sí para pedirles que por favor, por honor, por pudor, no hablen más de esas cosas, no nos ofendan con memorias falsas. Seguro que si buscan otros temas los encuentran: la Argentina es un país tan generoso, tan sediento. Por favor, tómense el trabajo. O sigan creyendo que somos todos pelotudos, y paguen el precio que suele cobrar esa creencia.

(Es curioso: al repasar este repaso, veo que cada vez que, en la historia argentina reciente, los Kirchner tomaron posición sobre algo serio, yo estuve del otro lado. Por eso, al fin y al cabo, no me extraña seguir estándolo. Sí me extraña que algunos que también estuvieron enfrente –que sufrieron la represión militar, que se opusieron a las privatizaciones, que lucharon por la pluralidad, que militaron contra Menem– ahora estén a su lado. Supongo que, entre las ganas de ilusionarse y la tentación de acercarse al fogón, pasan esas cosas. A veces los entiendo: es cierto, sería tan bonito que alguna vez, en algún futuro posible, sus acciones se parecieran a sus palabras.)

© Publicado por Martín Caparrós en el diario Crítica de la Argentina el día 20 e Junio de 2008

Jesús estuvo en Buenos Aires...

Jesús estuvo en Buenos Aires

Llegó en 1971 a La Quiaca, donde lo único que sobra es intemperie. Sabe que el peor enemigo de los pobres es el silencio.

Es andaluz, nació en Granada no en Belén. Es bajito, no tiene barba. No parece un rock star. Todo lo contrario: su cabello está perdiendo la batalla con el tiempo. Usa anteojos con vidrios gruesos. Igual se parece mucho al nazareno. Incluso, cuando siente que sus pedidos no son atendidos, se crucifica. Como si todo su cuerpo fuese una señal desesperada con destino al cielo y a la tierra, se crucifica.

El padre Jesús Olmedo es el párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Socorro de la Quiaca. Llegó al país en 1971, tenía 25 años y su imagen de la Argentina se resumía a una postal con vacas, pampa, abundancia, cultura y desarrollo. El flamante sacerdote no tardó mucho en comprobar que había llegado a uno de los lugares más pobres de Latinoamérica, dónde lo único que sobra es la intemperie.

Años después tuvo que volver a España y, a comienzos de los 90, regresó a La Quiaca para quedarse definitivamente. Como el otro Jesús, el tipo es un peleador y los niños del norte argentino le habían ganado el corazón. “Había venido a evangelizar y ellos me habían evangelizado a mí”, repite. Comprendió además que los integrantes de los pueblos originarios están en el último escalón de la pobreza. ¿En qué otro lugar debería estar Jesús?

En dos décadas de trabajo intenso, el padre Olmedo ayudó a establecer una decena de comedores. Es que el hambre es la necesidad más urgente. Según su propio diagnóstico, la mitad de los niños de esa zona de Jujuy están desnutridos. Por esa razón, la imagen de la leche derramada en la ruta, en mitad del conflicto entre el gobierno y el campo, lo indignó de manera especial y salió a decirlo: “mientras se pelean por las retenciones los pobres siguen pasando hambre”. Unos días antes, a comienzos de Junio, una movilización de pobres y desocupados fue reprimida de manera brutal por la policía provincial. Hubo varios heridos de bala, entre ellos, el propio Olmedo.

Jesús sabe que el peor enemigo de los pobres es el silencio. Escribió un libro sobre ese tema: La cultura del silencio. “Cuando un pueblo calla durante tanto tiempo es porque ha sido silenciado” y sugiere: “desde la cultura del silencio hay que pasar al grito de los excluidos”. Con esa idea, en la semana de los dos actos, bajó a Buenos Aires. En medio de la peor disputa de poder de los últimos años, Jesús bajó a la Capital. Aquí, como dicen en el interior, atiende Dios. Aunque él cree que si lo dejan, “si no lo encadenan, Dios está en todos lados”.

El padre logró algunas cosas, en medio de la disputa por la soja, la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, le prometió hacer un relevamiento de la zona y ayuda oficial inmediata. El líder chacarero Alfredo De Angeli, que lo cruzó en un canal de televisión, le garantizó el envío de alimentos. También recibió apoyo de distintas parroquias y organizaciones sociales de todo el país.

Jesús agradece pero sabe que nada será suficiente sino se remueven las causas profundas de la iniquidad. Por eso sigue exigiendo a las autoridades políticas la generación de puestos de trabajo, más escuelas, cloacas, agua potable, obra pública, subsidios para los desempleados. También pide que se controle el contrabando de artículos de primera necesidad desde La Quiaca hacia Villazón en Bolivia, que mezcla corrupción y carencias. Y que la legislatura jujeña declare a La Quiaca zona de emergencia.

Uno de los mayores desafíos asumidos por Olmedo es que la sociedad tome conciencia. Quiere que se asuma que en “La Quiaca comienza la Argentina” y para eso debe enfrentar los muros de silencio que imponen los prejuicios y la indiferencia hacia los coyas, hacia los antiguos dueños de la tierra, hacia los habitantes del norte profundo que están entre los argentinos más olvidados. Esos compatriotas que deben mendigar por lo que les pertenece por derecho propio.

Es por eso que a Jesús le cuesta entender algunas cosas de este país, al que considera suyo: “En el 2001 veíamos por televisión como se hablaba de la crisis argentina por la plata que se había quedado dentro de los bancos y no se hablaba de la crisis argentina por el hambre y la miseria”. Un periodista porteño le pidió una definición: “¿Usted está con el campo o con el gobierno?” y el padre respondió: “Con ninguno de los dos. Yo estoy con los pobres”.

Jesús estuvo en Buenos Aires. No organizó ningún acto.

© Publicado por Reynaldo Sietecase en el Diario Crítica de la Argentina de la ciudad de Buenos Aires el día Miércoles 17 de Julio de 2008.