Un grupo que trabaja en el edificio halló anotaciones que serían de Horacio Maggio.
Un grupo de colaboradores del Instituto Espacio para la Memoria, que realiza tareas de conservación en el ex centro clandestino de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), descubrió dos inscripciones que habrían pertenecido al desaparecido Horacio Domingo Maggio, un delegado sindical santafesino que, luego de escapar de prisión en marzo de 1978, denunció públicamente a la dictadura militar por sus crímenes y torturas.
"27/12/77 cio Maggio" y “3/3/78 H.M.” dicen los escritos ocultos en una de las vigas del sector denominado "La Pecera", en el Casino de Oficiales. Para Víctor Basterra, colaborador de el Instituto y sobreviviente del centro clandestino, no hay duda de que Maggio es el autor: “He cotejado con una carta manuscrita de Maggio y hay detalles inconfundibles", dijo Basterra a Críticadigital.
Las cartas a las que hace referencia Basterra son aquellas que Maggio escribió a varias instituciones nacionales e internacionales cuando logró escapar de la ESMA. Las mismas que el diputado nacional Miguel Bonasso incorporó en su libro Recuerdo de la Muerte.
En conversación con Críticadigital, Bonasso reflexionó que los escritos “pueden haber sido de los últimos momentos", aunque se mostró sorprendido porque en la fecha de la última inscripción Maggio "estaba disimulando que se iba a fugar”.
“Él no estaba tratando de hacer ninguna cosa testimonial, sino más bien tratando de ocultar que había estado ahí. Que él hubiera dejado su nombre ahí la verdad que es una novedad total”, opinó el diputado nacional.
RECUERDO DE LA MUERTE. Maggio usaba los sobrenombres "Nariz" y "Polichinela", trabajaba en el Banco Provincial de Santa Fe y tenía 30 años cuando fue secuestrado por el Grupo de Tareas y trasladado a la ESMA. Luego de pasar unos meses en ese campo de concentración, consiguió fugarse y desde la calle llamaba por teléfono a los marinos que lo habían tenido cautivo.
"Con los bolsillos llenos de cospeles y monedas, llamaba a sus verdugos, se identificaba, los insultaba y les preguntaba cuanta gente más habían matado desde que él no estaba en la ESMA. Y como una premonición, decía al teléfono: 'Va a haber un Nüremberg para todos ustedes, asesinos'", cuenta Bonasso en su libro.
También mandó cartas "a Raúl Castro -Embajador de EE UU en Argentina-; a los monseñores Aramburu, Primatesta y Zaspe; al propio dictador Videla; a los mandos militares; los sindicatos; los dirigentes políticos; al staff del Ministerio de Relaciones Exteriores; al Secretario de Naciones Unidas (ONU); a Amnesty Internacional y a toda la prensa extranjera".
"En las cartas denunciaba su secuestro y los hechos que ocurrían en la ESMA , los nombres y alias de los represores que actuaban allí y los casos de asesinatos y secuestros que él conocía", agregó el legislador en su libro.
Poco antes del Mundial de Fútbol 1978 Maggio "tuvo una entrevista con el sub director de Associated Press que fue publicada en los principales diarios del mundo. En ella reiteró sus denuncias, el caso de las monjas francesas detenidas y desaparecidas y el caso de Dagmar Hagelin".
Según Bonasso, Maggio "se transformó en el objetivo primordial de la dictadura" hasta que fue nuevamente aprehendido y "desarmado, se defendió a pedradas contra sus captores y asesinos" que lo ejecutaron.
"Su pequeño cadáver fue expuesto en la ESMA como trofeo de guerra ante los prisioneros en el mes de septiembre de 1978", relató Recuerdo de la Muerte.
La esposa de Maggio, Norma Valentinuzzi, docente de 28 años, fue detenida el 11 de septiembre de 1979 y desde entonces permanece desaparecida. De ese matrimonio nacieron sus hijos Facundo y María Eva, dos sobrevivientes del terrorismo de Estado.
© Publicado por el Diario Crítica de la Argentina de la ciudad Autónoma de Buenos Aires, el día 22 de julio de 2008.
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