jueves, 25 de mayo de 2017

Los Hijos de los Represores... @dealgunamanera...

Hijos de represores: del dolor a la acción...


Hijos de represores: del dolor a la acción... El testimonio de Mariana D., hija de Etchecolatz, movilizó a otros hijos de represores a tender redes entre ellos. “¿Juntarnos para qué? No para seguir regodeándonos en nuestros dolores, sino para organizarse y aportar datos a los familiares que aun hoy buscan justicia, nietos y poder llorar sus muertos”, escribe Erika Lederer. Su padre fue un obstetra que actuó en la maternidad clandestina de Campo de Mayo en los ’70. Un texto que reflexiona sobre la carga del apellido, la culpa y la construcción de la identidad.

© Escrito por Erika Lederer el miércoles 24/05/2017 y publicado por Revista Anfibia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ilustración: Julieta Marziani

Me llamo Erika, con K, porque en noviembre de 1976, en Salta, un par de botas metieron el miedo suficiente en el Registro Nacional de las Personas como para que nadie se opusiera a anotar un nombre que no estaba permitido. No supe nunca de qué se vanagloriaban al contar esa anécdota. Imaginarlo es sencillo: se jactaban con alegre impunidad, del poder que a diario ejercían en las pequeñas cotidianidades.   No llegué a cumplir un mes en la provincia norteña. A mi viejo, médico obstetra y carapintada, años más tarde, lo trasladaron a La Plata. Recuerdo y sé que se conservan fotos del festejo por el campeonato mundial de fútbol en la plaza de aquella ciudad. Para el año ‘79 estábamos en Campo de Mayo, uno de los grandes centros clandestinos de detención. Mi viejo era uno de los obstetras de la maternidad que allí funcionaba. Allí, ese mismo año, nació mi hermano. 

Tengo algunos recuerdos de esos años, como cuando destruí la guardería que tenían para los hijos de los milicos. Me veo saltando de cuna en cuna, despertando bebés. Recuerdo también una jirafa enorme, grande muy grande para mis dos años y ocho meses. Tengo presente también las palizas que recibía por infiltrarme entre las botas durante los desfiles.

Fue cuando estaba en tercer grado, alrededor del año 1984, cuando algo del relato familiar empezó a no encastrar. Esas grietas en la historia son las que poco a poco fueron sembrando dudas y desconfianza en relación al relato hegemónico familiar. Ni Papá Noel existía ni mi viejo era tan bueno.   

De esa época recuerdo mis problemas para vincularme, el asma y el miedo a hablar. Algo no encajaba en mi pequeña lógica. Un par de años después, siendo todavía una estudiante primaria, escuché de boca de mi viejo -entre otros relatos- el de los vuelos de la muerte. (Nunca pude entender cómo se las arreglaba con el Juramento Hipocrático ya que la paradoja es insalvable: la mano que cura es la misma mano que puede torturar, dar a luz, decidir sobre la vida y también, criar, acompañar al colegio, abrazar y golpear. Un devenir incesante de disociaciones, ninguna gratuita).   

También recuerdo el no poder hablar, los golpes, la vergüenza, los textos prohibidos, las películas vedadas y, principalmente, lo mal fundado de los argumentos por los cuales habría uno de creer su visión de la historia era la correcta. Creo que todo ello fue deslegitimando la figura paterna y me permitió interpelarlo e interpelarme.   

Para ese entonces, se escondían ejemplares de Página/12 en casa como parte de los temas de los que no se podía hablar, en especial con Mercedes. ¿Qué tenía de particular la familia de mi compañera de colegio? Puedo decir que agradezco infinitamente haber tenido luego una cantidad inmensa de Mercedes que me abrieron los ojos. Lo extraño es que ellos nunca supieron todo lo que sembraron en mí. La duda quiebra lo hegemónico.

¿Por qué hay tantas cosas de las cuales no se puede hablar? ¿Por qué papá aparece en un diario? Página/12 lo había escrachado por defender a Camps (y uno va creciendo, leyendo –nada más hermosamente subversivo, para usar el término que ellos entienden–  e informándose respecto de quiénes eran esos personajes siniestros). Pero hay edades donde no se cuenta con esa información o no se la puede abordar. Un niño no está preparado para asimilar que sus padres no hacen bien las cosas.

El 24 de marzo de este año mi hija menor, Alba Libertad, me preguntó con sus 9 años (¿será casual la adquisición de conciencia a esa edad?), si de vivir, su abuelo estaría preso. “Sí”, le respondí de inmediato. Nunca la vi llorar como ese día. Nunca. Algo se había quebrado en aquella niñez, pero no podía ser de otro modo. Recordé que a esa edad yo le preguntaba a mi viejo si él había matado. Hay preguntas de las cuales no hay regreso posible, porque son de algún modo mayéuticas y nos solicitan como sujetos. Al salir de la caverna, después de encandilarse y ver las imágenes verdaderas, el esclavo debía regresar para contar lo que había visto fuera de ella.


Que la verdad duele es cierto, pero es necesaria, para poder construirse como sujeto. Y eso vale también para los que debemos hacernos cargo de la mierda que nos toca. No se puede vivir eternamente disociado.

A los hijos de los milicos -y más si tu viejo era comando y carapintada- nos formaban en ciertos valores más que en otros; es decir, se nos educaba para ser gallardos. El peor defecto que podíamos detentar era el de ser cobardes. Agradezco que haya sido así: había que tener valentía para mirar al verdugo a los ojos y, aun así, mantener la palabra. Memoria, Verdad y Justicia. Clarito y sin claudicar.

Todas esas inquietudes, esas fisuras dentro del relato totalitario paterno, estallaron cuando tenía 15 años, quizás todavía 14.  Si el tipo que debía cuidarme encañonaba a mi vieja delante mío, era capaz de cualquier otra cosa. Lo personal es político. El respeto a un Otro, los abusos de autoridad y de poder, la violencia como modo de disciplinamiento se juegan dentro y fuera del seno familiar. ¿Si mi viejo podía golpearme con la ferocidad que lo hacía, siendo su hija, por qué no lo haría con personas desconocidas?

Tendría alrededor de diez años cuando recogí un gato de la calle. Por si no lo saben: los felinos no son los animales preferidos de un castrense. Entendí, tijera de jardinero mediante, que lo de las siete vidas es puro camelo. El gato fue desechado en una bolsa negra de basura. Estos métodos terminan por amedrentar cualquier subjetividad.

Otra cosa que intenta quebrar un milico es la voluntad; nada de sacar los pies fuera del plato. Estudié Derecho (aunque me gustaba la filosofía, carrera vedada) con un único objetivo que me acompañó año a año: recibirme e irme de esa casa. Para ese entonces mi viejo ya no era milico, pero lo había receptado la Policía Bonaerense, Techint y los Astilleros Astarsa. Recuerdo la última golpiza, ya de grande, después de que me encontrara un periódico troskista. Entré a mi habitación y vi todo dado vuelta, como en las requisas dentro de lugares de encierro. Me juré irme y nunca más volver, cosa que sucedió.

En agosto de 2012 recuerdo haber festejado la aparición de Pablo Gaona Miranda, el nieto 106. Durante la noche y acorralado por la situación judicial mi viejo decidió quitarse la vida. Se hizo justicia popular.

Poner en cuestionamiento (en duda) el relato totalitario paterno es necesario como primer paso para la toma de conciencia (mi viejo no está haciendo las cosas bien). Y  en relación a la identidad, vivir bajo el yugo de la incertidumbre y de no saber quién es uno, no es algo que posibilite la construcción de una subjetividad sino lábil.

Cuando se comunicaron desde Abuelas ante la posibilidad de que mi ADN fuera compatible con los aportados al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), la primera sensación que tuve fue la de traición. Hiciera lo que hiciera estaba traicionando; o bien a quien me crió o bien a mis propias convicciones que son las que me llevaron a la sede de Abuelas (Virrey Ceballos 592), y luego al Durand. Lo cierto es que no fue compatible y esto implicaba hacerse cargo de que era la hija de este personaje. Desde esa certeza es que pude hablar y asumir el camino que me tocaba. Un camino no elegido, pero que sin embargo me es propio. Por esa razón, y siendo existencialista, no sentí necesidad de cambiar mi apellido, pero sí un compromiso genuino con la búsqueda de la verdad.

El milico suele ser implacable y hay que estar preparado para defender una idea (Julio López es un argumento en este sentido).

Mientras escribo esto, mi hijo me envía un mensaje de texto preguntándome si su abuelo se había suicidado. Hasta ahora sabía todas las cosas que había hecho, incluso sabía que si su abuelo viviera estaría en cana. Pero no sabía cómo había terminado. No creí oportuno hablarle del suicidio a su edad, me parecía una crueldad innecesaria. Sin embargo hoy debo responder esta pregunta de la única manera posible, con la verdad. Y el dolor de niño otra vez.

Además, no olvidemos, que nunca se arrepintieron. Mi viejo jamás se arrepintió. Cuando leí el artículo de Anfibia sobre Mariana, la hija de Etchecolatz, se me vinieron a la mente -y al cuerpo, principalmente- mil recuerdos. Es difícil deshacerse de ellos; son como una música en sordina, para nada alegres por cierto. La disociación, la culpa, la angustia (porque uno puede comprender racionalmente que no tuvo nada que ver, pero carga la piedra de Sísifo de todos modos) encuentran a la palabra como cura, como instrumento para nombrar y generar presencia, quién sabe si una anécdota no viene a completar lagunas o dar un poco de luz a los relatos de familiares que aun hoy buscan respuestas.   

Cuando ellos piden olvido, nosotros tenemos el deber cívico y humano de dar presencia y memoria; la palabra nombra y mantiene vivo el relato. Por eso el relato de Mariana emociona, convoca y, en cierto modo, obliga. Nos interpela a contar; decir lo que sabemos, por poco insuficiente o mal articulado que sea. Coadyuvar a la construcción de la historia es un compromiso colectivo. Todavía faltan nietos por aparecer y cuerpos por despedir (hasta en la edad antigua se les permitía sepultura a los muertos del enemigo).   

Leer el testimonio de la hija de Etchecolatz me genera, más allá de la angustia por los recuerdos, la posibilidad de transformarlos en acción plena de sentido, lo cual es más útil y consecuente. Así surgió la idea de juntarnos. Hijos de milicos genocidas, bajo una única consigna inclaudicable: Memoria, Verdad y Justicia. 

Y esto es necesario dejarlo más en claro que nunca por el contexto actual: se reciben a familiares de genocidas en oficinas de gobierno, se otorgan beneficios en la ejecución de las penas a los genocidas condenados, se hizo campaña (y se ganó una elección) contra el “curro” de los derechos humanos y el más alto órgano jurisdiccional argentino desoye instrumentos internacionales en la materia y argumenta y sentencia en favor de aplicar la famosa pero no vigente ley del 2×1. 

Esto es  borrar lo logrado con años de lucha. Es increíble que se vuelva a escuchar hablar de dos demonios. Fue uno y se llamó Terrorismo de Estado. No hay reconciliación posible con las Pandos. En el año 2012 hubo justicia, porque o bien mi viejo terminaba preso en el penal de Marcos Paz o terminaba como terminó. ¿Qué respuesta judicial habría hoy para un caso como el de mi viejo?   

Ahora bien, ¿juntarnos para qué? No para seguir regodeándonos en nuestros dolores, sino para organizarse con miras a aportar datos a los familiares que aún hoy buscan justicia, nietos y poder llorar sus muertos. 

Cuando la palabra circula la historia permanece viva. Cuando nombramos generamos presencia. Y es entonces que podemos estar seguros de que no nos han vencido. 






domingo, 21 de mayo de 2017

LEY 14.910 Prohibido el negar... @dealgunamanera...

LEY 14.910…


Obligan a funcionarios bonaerenses a llamar a la dictadura como "cívico-militar". El Gobierno de Vidal reglamentó una ley que impide el "negacionismo". También se insta a hablar de "30 mil desaparecidos".

© Publicado el domingo 21/05/2017 por el Diario Perfil de la Ciuad Autónoma de Buenos Aires.

El gobierno de la provincia de Buenos Aires promulgó hoy la Ley 14.910, aprobada en marzo, que deja establecido que el último gobierno de facto de 1976 a 1983 fue "una dictadura cívico-militar" y que establece como inamovible que el número de los desaparecidos fue de "30.000".

Luego de que varios funcionarios nacionales negasen en televisión o radio abierta la cifra de 30 mil desaparecidos durante el último Golpe de Estado, donde se practicó el Terrorismo de Estado, el senador de Lanús, Dario Díaz Pérez presentó la ley.

El proyecto establece que se incorporará “de manera permanente en las publicaciones, ediciones gráficas y/o audiovisuales y en los actos públicos de gobierno, de los tres poderes de la Provincia de Buenos Aires, el término ‘Dictadura Cívico-Militar’ y el número de 30.000 junto a la expresión ‘desaparecidos’, cada vez que se haga referencia al accionar genocida en nuestro país durante el 24 de marzo de 1976 al 9 de diciembre de 1983”.

“No podemos permitir que aún hoy, en actos públicos, quienes deben representar las expresiones y valores de la democracia se pronuncien subestimando las atrocidades llevadas a cabo esos años, o minimizando su impacto, en lo que constituye un verdadero ‘negacionismo’”, afirmó el impulsor cuando la ley todavía no había sido aprobada.


Brasil. Miedo al contagio... @dealgunamanera...

Miedo al contagio...

Brasil. Dibujo: Pablo Temes

Casos como el de Temer llevan a comparar los tiempos de reacción de la Justicia de cada país.

Cuando Brasil se resfría, la Argentina se pesca una neumonía”, reza la frase que grafica la importancia que la economía brasileña tiene sobre la de nuestro país. De ahí la preocupación que la grave crisis política que se ha generado alrededor del gobierno del presidente Michel Temer produce en la Casa Rosada. Tanto es el impacto que, en medio de su gira por Arabia Saudita, China y Japón, Mauricio Macri debió hablar del tema. Poco había para decir y lo poco que había se resumía en la palabra preocupación. A estas horas, nadie sabe a ciencia cierta cuál será la suerte de Temer y de su gobierno. De una cosa hay certeza: políticamente está terminado.

Junto con el impacto económico, es importante subrayar algunos aspectos de la crisis brasileña que son de alta significación para la vida política institucional de la Argentina. Uno de ellos tiene que ver con el financiamiento de las campañas políticas. En el caso particular del frigorífico JBS (Josley Batista Sobrinho), Josley Batista, uno de los que se acogen a la figura de la delación –que es la análoga del arrepentido–, señala en su confesión que les financió la campaña a unos 179 diputados. Esos diputados pertenecían a diferentes partidos. En el fragmento que se conoció el viernes, no sólo se lo complicó al actual gobierno, sino también a Dilma Roussef y a Luis Inacio “Lula” da Silva, a cuyas campañas aportó un total de 150 millones de dólares. El hecho tiene implicancias judiciales y políticas. Las judiciales tienen que ver con las penas que caerían sobre ambos de ser condenados en un juicio; las políticas están vinculadas con las aspiraciones de Lula de ser candidato en las próximas elecciones presidenciales.

El otro elemento para el análisis es el comportamiento de los jueces honestos que tanto allí como aquí hay. Lo notable es la resolución y la independencia, tanto del Poder Ejecutivo como del Poder Legislativo, que han mostrado esos jueces y fiscales. El allanamiento al despacho que le corresponde al senador Aecio Neves en el Congreso fue un hecho impactante, demostrativo de esa independencia. Tan impactante como eso ha sido la determinación del juez de llevar adelante la investigación y sus correspondientes actuaciones en tiempo real, es decir, en el tiempo en que el funcionario bajo sospecha está en el ejercicio pleno de su cargo. La grabación de la conversación entre Batista y Temer –que desató el escándalo– fue acordada y preparada bajo supervisión judicial.

Si comparamos esta dinámica con lo que ocurre en nuestro país, surgen diferencias abismales. Tomemos dos ejemplos: cuando por el caso Ciccone, denunciado en 2012 en el programa radial de Jorge Lanata, el fiscal federal Carlos Rívolo decidió allanar el departamento que Alejandro Vanderbroele le alquilaba al entonces vicepresidente Amado Boudou, debió hacer un enorme esfuerzo para torcer la voluntad del juez Daniel Rafecas, quien se negaba obstinadamente a concederle esa autorización. Luego se supo el porqué: el juez era amigo del abogado de Boudou. De eso han pasado cinco años y aún no se sabe la fecha del juicio. El otro ejemplo lo representa en estos días el caso de María Julia Alsogaray, que va a juicio por irregularidades denunciadas durante su gestión como interventora de la ex Entel entre 1989 y 1990, es decir, ¡hace 28 años! Una Justicia que actúa con tamaña lentitud no sólo no sirve para combatir la corrupción, sino que la fomenta. 

Además de estos aspectos y de los potenciales efectos negativos sobre la economía argentina que tienen estos hechos, están los propios, vinculados con las sospechas de actos de corrupción que involucran a los negocios que tanto Odebrecht como JBS tienen aquí. Hay que recordar que Odebrecht reconoció haber pagado en la Argentina coimas por valor de 35 millones de dólares. Esto lo hizo por medio de un acuerdo con la Justicia de Brasil, de Suiza y de los Estados Unidos. Estos sobornos tienen que ver con el desarrollo de tres obras públicas: un gasoducto en el norte; una obra en el Paraná de las Palmas y el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento

En relación con esta obra, vale la pena repasar la cronología de las 22 reuniones entre ejecutivos de Odebrecht y los funcionarios del kirchnerato:

Entre 2006 y 2008 con alta frecuencia entre ejecutivos y el ex coordinador de Planificación y hombre de confianza de De Vido, Roberto Baratta.

En febrero de 2006 Néstor Kirchner anunció por primera vez el soterramiento del Sarmiento y en junio presidió el acto de licitación.

En agosto de 2006 se abrieron los pliegos de la licitación.

En enero de 2008 Cristina Fernández de Kirchner encabezó el acto de anuncio de obras para el trayecto Caballito-Moreno del soterramiento que se adjudicó a Odebrecht, Iecsa (Calcaterra), Comsa y Ghella.

En noviembre de 2010 Julio De Vido, ex ministro de Planificación, reconoció una demora por falta de financiación.

En septiembre de 2011 el gobierno consiguió una pequeña financiación por medio de un fideicomiso para mostrar avances luego del accidente ferroviario de la estación Flores entre dos formaciones y un colectivo. 
Anunciaron el arribo de la tuneladora al país. Juan Pablo Schiavi, ex secretario de Transporte, dijo: “En 44 meses estará terminada la obra”.

El 17 de julio de 2013 el Consejo de Ministros del gobierno de Brasil aprobó el otorgamiento de US$ 1.500 millones para la obra. Los fondos serían del BNDES, Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico y Social, que ya estaba involucrado en el Lava Jato. Cinco días después del anuncio, Marcelo Odebrecht pide una reunión con Cristina Fernández de Kirchner.

El 31 de julio de 2013 a las 19.15, reunión entre Marcelo Odebrecht y Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada.

El 31 de agosto de 2013, reunión entre Julio De Vido, Cristina Kirchner y funcionarios de Odebrecht.

En agosto de 2013 se crea la Unidad Ejecutora de la Obra Soterramiento del Corredor Ferroviario Caballito-Moreno como unidad dependiente de la Secretaría de Obras Públicas.

En mayo de 2014, última reunión; participó Axel Kicillof y Flavio Farías, gerente local de Odebrecht.

A partir del 1° de junio se perderán el sigilo y la confidencialidad de las delaciones que Marcelo Odebrecht hizo en diciembre pasado. Vencen, ya que había un tiempo de seis meses para generar acuerdos. Por lo tanto, los nombres de los involucrados en los casos de coimas podrían salir a la luz en la Argentina. La empresa llegó a varios acuerdos con distintos países, pero en el nuestro no pudo, ya que hubo mucho lobby en contra tanto de políticos como de empresarios. 

“Nadie piensa donde todos lucran; nadie sueña donde todos tragan.” (José Ingenieros)

Producción periodística: Santiago Serra con la contribución de Lucía Lopreiato. 


Independiente 2 vs. Huracán 1... @dealgunamanera...


Un penal no cobrado le dio la victoria a Independiente…


En el estadio Libertadores de América se enfrentaron en la noche del sábado los equipos de Independiente y Huracán por la 25ta fecha del Torneo de Primera División de AFA. El triunfo correspondió a los dirigidos por Holan que ya cumplido los 4 minutos del tiempo adicionado se llevaron los tres puntos.

© Publicado el domingo 21/05/2017 por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fotos: Daniel Méndez.

Un nuevo error arbitral le prohibió a Huracán llevarse la victoria. Fernando Echenique vio penal en una mano en el área de Huracán de Nervo y no vio la mano del defensor Franco luego de un centro de Ángulo en el área local cuando el encuentro estaba 1 a 1.

Los goles del partido fueron anotados por Emanuel Gigliotti en contra de su arco en el primer tiempo y Ezequiel Barco y Walter Erviti en los últimos minutos del partido.

Independiente 2

Martín Campaña; Damián Martínez, Alan Franco, Nicolás Tagliafico, Fabricio Bustos; Nery Domínguez, Diego Rodríguez, Emiliano Rigoni, Martín Benítez, Ezequiel Barco; Emmanuel Gigliotti. DT: Ariel Holan.

Huracán 1

Marcos Díaz; Nicolás Romat, Hugo Nervo, Mario Risso, Lucas Villalba; Matías Fritzler, Lucio Campagnucci, Alejandro Romero Gamarra, Daniel Montenegro, Mariano González; Norberto Briasco.
DT: Juan Azconzábal.

Goles: PT 26m. Gigliotti e/c (H); ST 35m. Barco (penal) (I), 49m. Erviti (I).

Amonestados: Risso y Díaz (H)

Cambios en el segundo tiempo: al reinicio Walter Erviti por Domínguez (I), 20m. Ignacio Pussetto por Montenegro (H), 23m. Maximiliano Meza por Martínez (I), 23m. Manuel Falón por M. González (H), 40m. Julio Angulo por Romero Gamarra (H), 45m. Lucas Albertengo por Benítez (I).



Los goles

Finalizado el encuentro en Avellaneda el técnico del primer equipo del Club Atlético Huracán Juan Azconzábal habló con los medios a la salida del vestuario visitante.



sábado, 20 de mayo de 2017

En un bosque de la China, una china me encontré... @dealgunamanera...

China presiona a Argentina: si quiere inversiones debe cumplir antes lo firmado con Kirchner…

Yan Zhiyong, titular de PowerChina, saluda a Mauricio Macri (derecha.) en Pekín. Foto: Presidencia Argentina

Macri realiza una visita oficial de cuatro días a Pekín, en la que busca reactivar los acuerdos bilaterales.

"A los chinos hay que cumplirles", afirma el presidente de la Cámara Argentino-China, Carlos Spadone, uno de los primeros empresarios argentinos que comenzó a hacer negocios con el gigante asiático. El Gobierno de Mauricio Macri ha frenado los compromisos asumidos con Pekín por su predecesora, Cristina Fernández de Kirchner, y de no retomarse están en riesgo inversiones en energía e infraestructura que pueden ascender hasta 30.000 millones de dólares. Macri comenzó este lunes una visita oficial de cuatro días a Pekín que busca limar las tensiones entre ambos países y lograr que China vuelva a abrir el grifo. Como forma de presión, el Gobierno de Xi Jinping ha dejado de comprar soja argentina y se la adquiere al vecino Brasil aun a precio superior, afirma Sergio Cesarin, coordinador del Centro de Estudios sobre Asia del Pacífico e India (Ceapi) de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

En el centro del conflicto están las dos centrales hidroeléctricas proyectadas en la provincia patagónica de Santa Cruz, el feudo de los Kirchner. Ambas están paralizadas por la Justicia, a la espera del resultado de estudios de impacto medioambiental. Al fallo judicial se suma la gran presión de ecologistas, que se oponen con firmeza a la construcción de las represas. "Le dije a Macri que son un desastre", declaró Yvon Chouinard, fundador de la marca de ropa estadounidense Patagonia y activista medioambiental, igual que su fallecido amigo Douglas Tompkins. "Es una tecnología vieja que ya no tiene sentido. Las de Santa Cruz son un gran error. Van a costar mucho más de lo que dicen", agregó Chouinard, entrevistado por La Nación tras reunirse con el presidente argentino. El Gobierno macrista redujo de 7.000 a 4.500 millones de dólares el costo previsto de las obras a cambio de reducir la potencia y extender los plazos de concesión.

Le guste o no el proyecto de las represas, Macri tiene poco margen de maniobra, ya que los distintos acuerdos firmados con empresas chinas por Fernández de Kirchner contienen cláusulas de cross default, es decir, si se suspende una de las obras pactadas, se caen también todas las demás. Una de ellas es el Belgrano Cargas, el ambicioso proyecto para comprar nuevos vagones y locomotoras y modernizar 1.600 kilómetros de vías de tren entre las provincias productivas del norte argentino con los puertos de Rosario, con el objetivo de abaratar notablemente los costos de transporte internos de las materias primas argentinas destinadas a la exportación.

El interés chino por el Belgrano Cargas se remonta a 2006, cuando se conformó un consorcio chino-argentino encabezado por Franco Macri, padre del actual presidente y uno de los empresarios más ricos del país. En el consorcio estaba también Hugo Moyano, líder del sindicato de Camioneros. "Moyano es el último interesado en que funcionen los trenes", asegura Spadone. "Cobraron mucho, pero no arreglaron nada", denuncia. En 2012, Fernández de Kirchner reflotó la idea y anunció un préstamo chino por 11.400 millones de dólares. El Gobierno macrista convirtió el Plan Belgrano en una de las grandes obras de infraestructura para ganar competitividad e impulsar las economías regionales del centro y norte del país.

Otro de los puntos de fricción en las obras adjudicadas a las empresas chinas son los materiales. Importarlos del país asiático es mucho más barato que comprarlos en Argentina, pero la legislación local obliga a que al menos el 21% de la producción sea nacional. La falta de acuerdo ha retrasado la financiación china de gasoductos en Córdoba y el gobierno provincial ha vuelto a sacar a licitación algunos de los proyectos este año tras esperar en vano la llegada de fondos del país asiático. La discusión sobre las centrales nucleares pactadas con China pretende garantizar la transferencia tecnológica, mientras que la base espacial china en Neuquén, en terrenos cedidos por el kirchnerismo a Pekín por 50 años, ya está lista para comenzar a operar.

Viaje "incómodo"

Al no poder ir con las manos libres, Cesarin opina que Macri viaja "incómodo" a China. Pero destaca algunas de las ventajas que tiene frente a su predecesora para la negociación. En primer lugar, haber diversificado las fuentes de financiación. El acceso a los mercados internacionales de crédito de Argentina tras el pago de la deuda a los fondos buitre y el giro diplomático dado por Macri han reducido la dependencia del país austral hacia China, que hasta 2015 fue prácticamente el único que le tendió un salvavidas económico.

El presidente argentino llega a Pekín 15 días después de haber sido recibido en Washington por Donald Trump. Además de poner sobre la mesa la carta estadounidense, con la que el kirchnerismo no contaba, Macri ostenta la presidencia pro tempore de Mercosur y es un firme partidario del acercamiento entre este bloque y la Alianza del Pacífico, que podría reflejarse en obras conjuntas de gran interés para China.

"A China no solo le interesa Argentina, sino todo América Latina, porque tenemos materias primas y alimentos que necesita y que necesitará aún más en el futuro", subraya Spadone, quien no descarta que en unas décadas el gigante asiático recurra a este continente hasta para aprovisionarse de agua.

Una balanza comercial muy favorable a China.

Macri ha viajado a Pekín con una nutrida comitiva de empresarios, que buscan exportar sus productos a ese gigante mercado. Pese al proteccionismo a la industria nacional aplicado por el kirchnerismo, la balanza comercial bilateral es claramente favorable a China desde hace más de una década y el Gobierno busca reducir la brecha. Días antes del viaje, Macri recibió en Buenos Aires al titular de la plataforma de comercio electrónico chino Alibaba, Jack Ma, y acordaron la venta online de vinos, carnes y mariscos argentinos.

Spadone, al frente de las bodegas San Huberto y propietario de una bodega en China, cree que la exportación de vinos supone una gran oportunidad para Argentina debido a la rápida popularización de esta bebida en el país asiático. Sin embargo, advierte que la venta online no es tan fácil como parece y requiere una inversión elevada, más aún en el caso de productos frescos y congelados.

Ma pidió potenciar el turismo chino en Argentina para favorecer el conocimiento de los productos locales y mostró con cifras la gran capacidad de mejora en el sector: de los más de cien millones anuales de turistas chinos, solo 30.000 llegan hasta el país austral, frente a los 500.000 que desembarcan cada año en el vecino Brasil.


Rebajar lo humano… @dealgunamanera...

Rebajar lo humano…


El pretexto, la coartada, la excusa o el subterfugio son todas figuras propias de una conciencia que busca otra versión disimulada para sus verdaderos deseos o apetencias.

© Escrito por Horacio González el jueves 18/05/2017 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Se podría decir que esa es una característica de las personas que mantienen su ansiedad sobre un objetivo, pero que por distintas razones, vacilan en presentarlo con su identidad verdadera. Tejen redes arácnidas, tienen miedo de sus propias desmesuras. Su táctica es la de hacer constantes excepciones  sobre sí mismo, pero han aprendido que la palabra es un simple cortinado ocasional. Luego de un choque con quienes considerarán ajenos o inadmisibles esos anhelos suyos, no les cuesta ausentarse de lo que han dicho. Hacen desaparecer lo dicho como en una propagando de mosquitos. 

El atenuante de este comportamiento es conocido. Nunca es difícil encontrar un uso inevitable de coartadas en la acción humana. Esto no ocurriría en las excepcionales conductas que actúen no por intención sino en nombre de una ley universal. Pero la coartada sistemática nos lleva a una conducta de mala fe que los funcionarios de este gobierno han “protocolizado” como gravísima eximición del mundo del habla y lo que ella implica como compromiso y autoexamen. Al contrario de lo que toda persona cree, para ellos hablar no implica costos sino efímeras actuaciones. Se consideran así exentos de censuras o autocensuras.

La  teoría de una conciencia gubernamental insoportablemente opaca pero pavorosamente desdeñosa del drama del lenguaje (esto es, de la promesa, la culpa o el dolor). Hablar entonces son emisiones encadenadas de excusas y venganzas contra el tiempo. “Esto hoy lo creemos pero lo negamos, fojas cero; pero volveremos.” Y reinician el ciclo de sus alucinaciones.

De ahí el uso del pretexto y todo un bagaje de recursos evasivos para darle curso a acciones que tienen la estructura de esa mala fe, la que aplican ignorando conscientemente su verdadero sentido. En su reemplazo, esgrimen una segunda cuerda, un acorde menor, de apariencia indiscutible, para que sirva para la justificación de una decisión desmedida o agraviante. Así, para concluir el plazo de la Escuela Itinerante, el macrismo alegó que era necesario arreglar las veredas de Plaza Congreso.

Para justificar lo bochornoso del fallo de la Corte, se lo disimuló alegando la independencia de poderes. Quieren reivindicar el pasado terrorismo estatal, pero se exoneran a medida que la Ciudad les hace llegar los indicios masivos del repudio. ¿Rosenkranz? ¿Rosenkranz? ¿Quién es? ¡Ah! Un personaje “totalmente independiente” de una obra de Shakespeare. Sí, uno que tuvo que hacer un viaje con un tal Guilderstein. Con razón ni sabíamos en dónde estaban. ¿Y Rosatti y Nolasco podemos decir que son personajes de una ópera de Verdi? ¡No, no exageremos con las exoneraciones compulsivas!

Para  masacrar la vida urbana como inherente a un conjunto vital de ciudadanos-trabajadores, la desmenuzan en la atomización extrema en la figura del vecino. Es el paso para justificar  la conversión de la ciudad en vías de circulación extremadamente agresivas con sus clásicas instalaciones urbanas. Dicen que con el Paseo del Bajo se ganará en espacios verdes. Para desmantelar el jardín zoológico dicen que pondrán un parque ecológico. Para intervenir políticamente en el municipio de La Matanza dicen que lo favorecen con la extensión del Metrobús.

Los asuntos políticos los hacen pasar por cuestiones técnicas, las cuestiones técnicas por políticas de seguridad, la seguridad se transforma en un protocolo, el protocolo sustituye a la ley, y la ley ya no es más un acto deliberativo de la conciencia pública –individual o colectiva–, sino un sondeo de opinión, un nivel de encendido de un canal de televisión, un rito publicitario para vender una ciudad postiza como los pícaros que hacían loteos falsos en la película El Jefe (Ayala, Viñas, 1962). Diagramar conductas con tecnologías de sujeción de la conciencia pasó a llamarse Ley. Manipular un Metro-carpetazo-bus para investigar irregularidades, en vez de crear tribunales ecuánimes –lo que todavía no es imposible a pesar de la corrosión institucional imperante–, muestran una vocación inquisitorial que entre el necesario juicio ponderado y la metodología global del escándalo, elige una cámara de castigos a la “buena de dios”. Su verso parece republicano, pero no es la poética de Rousseau sino la de Savonarola.

Así se transforma la vida en un flujo de acoplamientos mecánicos revestidos de grácil ligustrina. Se la lleva a lógicas de experimentación humana que están por encima de códigos o de tradiciones jurídicas. Antes gobernó el Proceso, al que el macrismo añora en sus clubes políticos. Ahora gobiernan por medio de procesamientos. Denominan ley a una aleación empresarial-jurídica- gerencial y disciplinaria. De allí sale la decisión, la voluntad o el capricho. Incluso el caprichito. Y la ley siempre llega después, para sufragar un hecho consumado. Es ley macrista. Ley que recubre lo ya decidido; ley que es la retaguardia justificadora, luego que una orden de desmantelamiento fue ejecutada; ley es una retícula hueca que se hace presente con calculada demora para cubrir lo que premeditadamente fue  destruido antes.

El macrismo es fáctico, brutal, sus intelectuales disfrazan el daño realizado con ropajes de constitucionalismo republicano. La república se extingue en sus manos, la aplastan al convertirla en actos de injuria, en persecuciones basadas en exterminios morales.

¡Toquen la palabra República cada vez que Macri la pronuncia! Suena a hueca, como si una lanza hubiera rebotado contra el caballo de Troya. Adentro esperan para tomar la Ciudad los arregladores macristas de veredas.

El código que admiten es el del insulto a lo popular, para luego solaparlo todo con el dicho de que lo mejor que tenemos es el mismo conjunto de personas que acaban de vejar. (Pueden sonar bombos del Tula en este preciso momento.) Al peronismo lo consideran un pellejo vacío y precisan peronistas que se digan macristas y viceversa. No faltan apostadores. La excavación automática del subsuelo social no da abasto; lo dedos se electrizan de tanto timbrear. La leyenda del arreglador de veredas merecería estar en la Biblia.

El macrismo convirtió a la república en una monarquía del pretexto, en una autocracia de la coartada. Ese catálogo completo de la aplicación de señuelos saca de apuro de cualquier gabinete, con su jefe y todo. Incluye a trolls off shore, que globalizaron el insulto como se globalizaron las computadoras chinas.  Desaparece el lenguaje con mínimos anclajes de verosimilitud. Siempre un lenguaje vivo contiene su retractación, su pensar sobre sí mismo, su aire confesional o excusatorio. No aquí. 

Estos genuinos recursos han  desaparecidos ahogados por un planicie metálica de dos fríos enchapados: primero muestran un acto reglamentario intrascendente para impedir el juego político trascendente; luego presentan un ámbito público  individualizado –por ejemplo, la Ecobicicleta–, como cobertura bucólica de actos de afrenta laboral, vejación personal, lapidación de nombres y prestigios. La pesada herencia es lo más liviano que hay cuando es una obtusa metáfora y más pesada de lo que creen cuando es una eficaz memoria social que decide no volver a fojas cero.

La palabra volátil y desarticulada es transportada sobre decisiones de guerra. Para eso, los publicistas oficiales pintarrajean la destrucción como si fuera un umbral para la esperanza futura. Es el ameno pasaje macrista al desmigajamiento del trabajo, la anulación del legado histórico nacional en su amplitud soberana. Es el aplastamiento de la nación misma tragada en juegos corporativos no declarados algunos, alegremente declarados otros. Endeudamientos inconcebibles, operaciones contra otros estados –Venezuela–, y un proyecto de perdurabilidad infinita.

Nada tenemos contra el metrobús, como es obvio; sí contra su ideologización alcornoque; nada contra la bicisenda y sí con su explicación obtusa; nada contra la felicidad sino contra la pánfila intención de anunciarla con eufemismos melosos y huecos. ¿Por qué llamar Paseo del Bajo a una modalidad de circulación urbana que representa nada más que a una visión del capitalismo que mira las ciudades  como ámbito privilegiado de su reproducción financiera? La Avenida 9 de Julio era un verdadero Paseo antes del Metrobús. Allí sí fue una imposición de la Bicicleta financiera absorbiendo metrobuses  y Bicicletas amarillas.

No es chiste, Mordisquito; te regalan diez minutos de transporte pero te cobran la plusvalía urbana bajo la forma de un ocio represivo. ¿Te acordás, Mordisquito, quién escribió esa frase? Olvidemos. Te empobrecen bajo un protocolo obligado y te mandan a pedalear en una Eco-Ciudad que ya no es tuya. Es un eco del circulador inmaterial del gran Capitalismo. Es el plato fuerte de la globalización irresponsable, que anula lo que toda nación debe resolver en su seno, la preparación del hombre universal, de un humanismo incisivo que piense el planeta bajo el estímulo de una nueva humanidad del trabajo y la cultura emancipada.

Todos estos son planos del laboratorio maquinístico que robotiza el trabajo, lo brutaliza para quienes lo tienen y lo “pilotea cancheramente” para quienes no lo tienen y quizás no lo tendrán.  La circulación humana, un derecho histórico consagrado, la acicalan con calcomanías de alegría  y el éxtasis de un tuteo falsificado. Por eso, “vos” que me estás escuchando, vos, sí, vos, Mordisquito, como te decía Discépolo, ¿qué harías si oyeras al soberbio e improvisado Macri decir que habló con Trump sobre “vos”…?  ¿Te creías que antes, cuando el gobierno anterior decía capitalismo serio, hacia solo obra capitalista? No, Mordisco, hacía cosas a las que por improvisación les daba ese nombre pero  merecían otro. 

Ese otro nombre, costaba hacerlo salir de las gateras. Pero mirá como está el mundo, Mordi. Todo ha mutado, vos y yo también. Pensalo. Te quiero decir una cosa más, ponételo en la cabeza, que junto al corazón son emblemas alegóricos de la libertad ¡Qué frase! ¿Te diste cuenta, no? Bueno, ante esta destrucción de la lengua, la política, la cultura de textos e imágenes, de la libertad urbana, de la vocación laboral, hay una persona que debe presentarse a la lid. Con urgencia –mirá lo que te digo–, con urgencia. Porque guarda una distancia enorme con el resto. Se llama Cristina, vos la conocés. Sé que primero la viste con suspicacia y luego  te diste cuenta. Y empezaste a reírte del tintineo de mucha moneda falsa lanzada por los truchos del pretexto infinito y de la coartada sistemática. Son momentos cruciales, perentorios. Dicen que polariza mal, que con ella se discute el pasado y no “para adelante”. ¿Y? ¡Si justamente se trata también de discutir contra esos conceptos de ocasión! Es un tema de tragedia clásica no de estadística profesional.

Bueno, Mordi. Tiene  que presentarse porque no tiene otro remedio que presentarse. No me mires así. Y encima te agrego: dijo cosas importantes en Europa. ¿Pero por qué ponerlas bajo la invocación de un capitalismo serio? Concepto equívoco,  aunque sea dicho con toquecito irónico y teniendo en cuenta los nubarrones de violencia que imperan por doquier, el drama de los migrantes, las graves militancias sacrificiales de nuevas teologías políticas. Mordisquito, vos no sos el de antes, yo tampoco. Cristina debe decir presente, ni siquiera en nombre de su liderazgo ni de cómo “tracciona votos” –ojo a la jerga–, sino por la incumbencia fatal que una persona no puede eludir. Pues encarna ese pathos de la distancia –no te asustes por la frase, hasta la dicen en la Casa Rosada; es de Nietzsche pero lo comprenden mal–, distancia que la separa inevitablemente del absolutismo trivializado que nos gobierna.

Esa distancia primordial y fuera de discusión puede esfumarse en la indigna crueldad de estos días si no se asumen las quijotadas y las valentías necesarias. Debe presentarse –no me mirés así, Mordisquito–, y te digo más, debe presentarse poniendo otra palabra sugestiva y convocante en el lugar donde dice capitalismo, palabra que no está a la altura de todo lo demás que dice.

¡Date cuenta, Mordisquito! date cuenta, no es un tema político ni económico; es que están rebajando lo humano, nos dicen que estamos demás, aquí y allá, que nos corramos, que nos vayamos, que tienen que reparar esta vereda, que ni para pedalear servimos. No nos rebajemos, vos no sos el mismo Mordi, ya te lo manifesté de entrada. No sos el que desconocía por qué se estaba así, como te pinchaba Discepolín, que en el fondo te tenía como un hijo descarriado, como se decía antes. Comprendiste, comprendimos. Está el país en juego y una noción de la emancipación humana se podrá abrir ente nosotros. Dos cosas nos deben llenar el ánimo de admiración y respeto, Mordisquito. El cielo estrellado sobre nosotros y la ley moral en mí, en vos, y en todos nosotros.

Horacio González