sábado, 21 de marzo de 2015

Dormir en camas separadas... De Alguna Manera...

Son cada vez más las parejas que eligen dormir en cuartos separados…

Encuentro en el pasillo - Cintia y Guillermo, casados hace 18 años. "A mi señora le molestaba que yo roncara o que a veces la aplastaba. Encontré mi lugar y ella también."

Investigaciones sobre trastornos del sueño en EE.UU. y Europa afirman que representan entre el 10 y el 25 por ciento. Algunos matrimonios se animan a tomar la determinación porque no descansan lo suficiente al compartir el espacio del sueño. La influencia de los ronquidos, los horarios disímiles y una nueva vuelta de tuerca a la privacidad.

Susana fue a visitar a su amiga Claudia en lo que iba a ser una cena de dos parejas amigas. "Te quiero mostrar algo", le dijo Claudia a su invitada mientras los maridos conversaban sobre fútbol. Fue el puntapié inicial para la apertura de un mundo que Susana no conocía: Claudia la llevó a la amplia habitación que se había armado en el entrepiso, sólo para ella, con cama matrimonial, vestidor, televisión y todo lo que necesita para socializar su privacidad únicamente cuando le dan ganas.

Cuando Susana descubrió que una pareja puede ser feliz en una casa aunque duerma en camas y cuartos separados, se vio tentada de copiar la idea, sobre todo al recordar los terribles ronquidos de su esposo, que muchas noches le impiden conciliar el sueño. Pero todavía no se anima a hacerle la propuesta oficial y, en consecuencia, tampoco se atreve a autorizar a este diario a publicar su apellido. "¡Qué maravilla esa habitación! Tiene ahí sus chocolates, sus libros, y no permite que los chicos se metan. ¡Extraordinario!", reconoce Susana.

La psicoanalista y doctora en Psicología Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), asegura que las parejas que duermen separadas, que siguen siendo minoría, "han logrado de ese modo tener una convivencia más armónica". Entre las razones que Cruppi escucha en su consultorio, las parejas que eligen no compartir cama lo hacen sobre todo porque padecen trastornos del sueño, lo cual "baja las defensas  psíquicas y las personas se vuelven más frágiles". La profesional también advierte que "otras veces no se trata del mal dormir sino de la decisión de tener un espacio personal, con mayor independencia, y dormir juntos cuando lo desean. Es algo frecuente en parejas que ya llevan muchos años de convivencia".

La especialista aclara que esta decisión muchas veces está atada a una buena situación económica de los cónyuges, ya que supone un espacio más amplio en el hogar y la posibilidad de armar distintos ambientes a piacere. "El hábito de dormir juntos aparece en los comienzos de la revolución industrial, cuando las familias se trasladaron masivamente a las ciudades y había menos espacio. En la Roma antigua, la cama era un lugar para el sexo", describe Cruppi, y se interroga acerca de la presunta "modernidad" de esta nueva tendencia.

No se trata de un asunto de jóvenes: la mayoría de las parejas que toman esta decisión llevan muchos años juntas o transitan sus segundas nupcias, lo cual evidencia que se trata de una opción basada en la experiencia. Está claro que cada familia se ordena como quiere y como mejor le resulta, y que a algunos esta decisión les resolverá el sueño mientras que a otros los ayudará a tapar una crisis matrimonial. Dormir en habitaciones separadas tiene pros y contras: hay independencia, privacidad, mejor descanso y quizás hasta aumento del deseo sexual, pero también hay menos conexión, disminuye el tiempo compartido en pareja y, según algunos estudios psicológicos, no se satisfacen necesidades emocionales primarias. Para el psiquiatra y especialista en terapia de pareja José Andrés, la práctica se está acentuando en ese rango etario: "Basado en la observación clínica del consultorio, diría que es una tendencia en aumento y se da, mayormente, en matrimonios de muchos años."

Dice la psicoanalista Rosalía Beatriz Álvarez, especialista en familia y pareja: "Hay culturas más sajonas, menos latinas, en las que tener camas separadas es lo más normal. Por otro lado, también hay cosas que tienen que ver con la edad. Es bastante común que una pareja con muchos años de convivencia, ante un alejamiento de la intimidad sexual o ante la incomodidad física, decida dormir en habitaciones separadas. Es absolutamente razonable."

En su último libro, Las anécdotas del Dr. Estivill, el neurólogo español Eduard Estivill, especialista en Medicina del Sueño, sostiene que "las parejas funcionarían mejor si durmiesen en camas separadas". Explicó al diario ABC: "El dormir mal es un síntoma de algo. Hay más de 40 causas que pueden provocar un mal dormir, pero la más importante es sin duda la causada por el tipo de vida que llevamos hoy". Para Estivill, es necesaria la comodidad a la hora de un buen dormir, y eso se obtiene "en función del peso y de la talla; por lo tanto, no existe el colchón ideal, lo que existe es la superficie adecuada para cada persona; una mujer puede necesitar un colchón más blando o menos blando y la pareja, al contrario."

Michelle tiene 28 años y es directora de teatro. Lleva tres de convivencia y apenas un mes y días de casada. Todavía no se atreve a hacerle la propuesta a su marido y asegura que la economía familiar tampoco permitiría en lo inmediato sumar una habitación extra al hogar. Igual defiende la idea: "No soy una persona muy cariñosa, y cuando tengo sueño, me gusta dormirme. O sea, no duermo abrazada a mi marido. A lo sumo, dejo un piecito en contacto y después cada uno se duerme para su lado. Como él es médico y no siempre tenemos los mismos horarios, noto que estoy comodísima cuando duermo sola. Está bueno dormir juntos cuando queremos y si no, separados. Está bueno tener esa libertad". No se lo propuso, además, porque cree que él no estaría dispuesto y porque ella tiene sus dudas: "Por ahí lo pruebo y no me gusta", advierte.

Se trata de una tendencia en crecimiento, sobre todo en Europa y Estados Unidos. La Asociación Nacional de Constructores de Casas estadounidense calcula que, este año, el 60% de las viviendas hechas por encargo tendrán dos dormitorios principales. También en ese país, un año atrás se conoció un estudio de la Fundación Nacional para el Sueño, que indicaba que el 25% de las parejas duerme en camas separadas.

Algo parecido sucede en Gran Bretaña, donde al menos una de cada diez parejas elige vivir en la misma casa pero dormir en habitaciones diferentes.

Según el neurocientífico británico Neil Stanley, especialista en trastornos del sueño, las parejas que comparten cama tienen un 50% más de posibilidades de padecer interrupciones que las que duermen en habitaciones distintas. Incluso sostiene que "compartir cama con alguien que hace ruido y con quien tenés que pelear para mantener tu pedazo de acolchado no tiene sentido".

Lo mismo concluyó, tras un estudio sostenido, Robert Meadows, sociólogo de la Universidad de Surrey, quien dijo que, cuando uno de los miembros de una pareja se mueve al dormir, hay un 50% más de probabilidades de que el otro se vea afectado por trastornos en el sueño. "Aunque las personas actualmente creen que duermen mejor cuando están en pareja, las evidencias de muestran claramente lo contrario", declaró, contundente.

Son sólo algunos ejemplos de los cientos de estudios que, desde hace años, muestran que el sueño de un miembro de la pareja afecta al otro. El asunto –y ahí entra el debate particular de cada caso– es si verse afectado por los inconvenientes del otro miembro de la pareja es algo negativo o es parte de vivir de a dos.  «

Las ventajas de una elección

Independencia: Una de las  ventajas de dormir en camas separadas es que hay mayor independencia en las actividades: uno puede leer o mirar televisión sin que el otro se moleste por la luz.

Deseo: Otra ventaja puede ser el mayor deseo sexual, aunque a muchas parejas la presencia de ambos en la cama les resulta más estimulante que la distancia.

Ronquidos: Ante un miembro de la pareja con ronquidos o problemas de sueño que lo hacen moverse toda la noche, diferentes habitaciones puede resultar una solución.

Experiencia: Es una decisión más frecuente en matrimonios de muchos años.

Bolsillo: La condición económica es una variable clave porque no hay tantas probabilidades de tener otra habitación ambientada cuando el bolsillo no ayuda.

Horarios: Es una buena solución para las parejas que tienen horarios muy distintos.

Elegir: Tener habitaciones separadas no implica dormir siempre en camas distintas, sino compartir la noche sólo cuando se desea y puede alimentar la diversión en la pareja.

"Se lo recomendamos a todos"

Hace 18 años que Guillermo Pauletig se casó con Cintia Classen. Hoy tienen dos hijos: uno de 15 y una nena de dos años y medio. Antes de que naciera la beba, decidieron dormir en camas separadas, y hoy militan esa decisión ante todos en cualquier asado masivo. "Yo me había operado del estómago y, como no me podía mover mucho en la cama, me fui a una pieza que tenemos arriba, para no molestar. A los dos días me di cuenta de que estaba bueno, porque el hombre y la mujer suelen opinar distinto: a mí me gusta usar el aire acondicionado y mi mujer es friolenta; a mí me gusta ver la tele y a ella leer; yo me levanto temprano y ella no tanto...", argumenta Pauletig, de 39 años, con un entusiasmo que contagia. "A mi señora le molestaba que yo roncara o que a veces la aplastara. Encontré mi lugar y ella también, entonces nos propusimos probar y nos gustó.

Cada uno tiene su lugar y estamos espectacular", celebra. "A la hora de tener relaciones, cuando dormís en habitaciones separadas, lo hacés más espaciado, pero con más ganas. Cuando te acostás a dormir con tu señora y estás cucharita, decís 'Ya que estamos, lo hago'. En cambio, ahora lo programamos mejor", agrega. Otra cosa que Guillermo cuenta como beneficio es que, al tener cada uno su espacio, para el primer saludo matinal tiene tiempo para arreglarse y encontrarse con su esposa "cambiado y perfumado". Dice que se encuentran en la cocina, que charlan más que antes, y resume: "A la noche, tenés una hora de privacidad total. Se lo recomendamos a todo el mundo."

También entre los famosos

Son muchos los famosos que optaron por convivir con sus parejas pero dormir en habitaciones distintas. “Vivieron juntos pero en camas separadas”, reveló Fanny, la empleada del gran escritor Jorge Luis Borges en referencia a su relación con María Kodama. Los mismos pasos siguieron los actores Angelina Jolie y Brad Pitt y la cantante brasileña Rita Lee, que lleva 30 años de matrimonio con su productor musical, Roberto Carvalho.

Cuando estaba de novia con el vicepresidente Amado Boudou, la periodista Agustina Kämpfer contó que dormían separados porque ella no soportaba los ronquidos. El conductor televisivo Leo Montero defendió la decisión que hace años tomó con su pareja: “Es nuestro momento de descanso, el resto del día somos re cariñosos.” Uno de los motivos que esgrime es que su mujer es friolenta y duerme con frazada, y él prefiere estar sin ropa y no taparse. Le explicó a Para Ti: “Convivo con la futura madre de mis hijos y la amo, pero los dos optamos por tener su tiendita propia. Yo hago deporte, trabajo mucho, y si duermo con ella dormimos pésimo. Corroboramos la idea cuando nos vamos de vacaciones y entonces sí, en los hoteles compartimos la cama”. Fantino es otro.

© Escrito por Florencia Halfon-Laksman el viernes 06/03/2015 y publicado por el Diario Tiempo Argentino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

miércoles, 18 de marzo de 2015

San Lorenzo de Almagro 3 vs. Huracán de Parque de los Patricios 1... De Alguna Manera...

Huracán perdió por tres a uno en el clásico…


Huracán perdió esta tarde por 3 a 1 frente a San Lorenzo en el Estadio Pedro Bidegain por la quinta fecha del Torneo de Primera División.

San Lorenzo: 3

Sebastián Torrico; Julio Buffarini, Mauro Cetto, Matías Caruzzo, Emanuel Más; Juan Mercier, Enzo Kalinski; Franco Mussis, Leandro Romagnoli, Sebastián Blanco y Mauro Matos. DT: Edgardo Bauza.

Huracán: 1

Marcos Diaz, Federico Mancinelli, Hugo Martín Nervo, Eduardo Dominguez, Guillermo Sotelo, Ezequiel Gallegos, Federico Vismara, Alejandro Romero Gamarra, Patricio Toranzo, Daniel Montenegro, Ramón Abila. DT: Néstor Apuzzo

Cambios: Edson Puch por Ezequiel Gallegos, Lucas Campana por Daniel Montenegro.

Goles: PT 15′ Patricio Toranzo (H); 30′ Leando Romagnoli (SL); 46′ Leandro Caruzzo (SL).

Árbitro: Saúl Laverni

Estadio: Pedro Bidegain (Nuevo Gasómetro)

© Escrito por Rodrigo da Silva el domingo 15/03/2015 y publicado por el Departamento de prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


¿De que barrio eres primo cuervo?...







domingo, 15 de marzo de 2015

Calafate. El paraíso perdido de la década ganada… De Alguna Manera...

Calafate. El paraíso perdido de la década ganada… 


Sinópsis.

Era un pueblo bello y despojado de la Patagonia, la puerta de entrada a los hielos infinitos del glaciar Perito Moreno. Pero desde hace unos años, El Calafate se transformó en destino turístico internacional y centro del poder. Se pobló de hoteles semivacíos y de inversiones millonarias, que incluyen casinos, aeropuertos, restaurantes y todo tipo de industrias vinculadas al placer.

Periodista y viajero, Gonzalo Sánchez narra la trama íntima de esa transformación. Remonta las huellas de los habitantes originarios y de los primeros terratenientes para llegar hasta el presente, en el que la política encarna una nueva oligarquía. Dentro de esa elite pueblerina, un puñado de personas se reparte los principales negocios y a todos se los señala como testaferros de los Kirchner.

En la ciudad que Cristina llamó “mi lugar en el mundo”, hay denuncias de corrupción y viejas historias silenciadas; hay crímenes relacionados con el poder e intendentes que ganan votos con la frase “yo te voy a dar un terrenito”; hay inmigrantes llegados de países limítrofes para construir las casas y los hoteles de los ricos; hay pastores evangelistas que prometen la salvación y fantasmas de antiguas matanzas; hay trata de mujeres, suicidios adolescentes y una cierta idea en los habitantes de que su suerte está atada a la del kirchnerismo.

Escrita con el pulso de lo urgente y la contundencia de los mejores relatos de viaje, Calafate. El paraíso perdido de la década ganada es una crónica periodística que invita a ser leída como un thriller político: la historia de un pueblo mutante y codiciado, que es al mismo tiempo una metáfora del país.

El Autor.


Gonzalo Sánchez nació en 1977 y trabaja en medios periodísticos desde 1998. Comenzó como redactor de Policiales en el primer diario Perfil y luego fue redactor de la revista Noticias.

Además trabajó como editor en Revista XXIII, en el diario Crítica de la Argentina y actualmente en Clarín. Sus crónicas y relatos de viaje fueron publicados en diferentes revistas de América Latina y Europa y también en la antología La Argentina crónica (Planeta, 2007).

Como documentalista, realizó Patagonia: los colores de la discordia y Bric, el nuevo mundo (serie conducida por Jorge Lanata). Colaboró en la investigación del libro 10K, de Jorge Lanata. Publicó La Patagonia vendida, los nuevos dueños de la tierra (2006), Patagonia perdida, la guerra por la tierra en el fin del mundo (2011) y Malvinas, los vuelos secretos (Planeta, 2012).

Ficha técnica.

Fecha de publicación: 01/03/2015
256 páginas
Idioma: Español
ISBN: 978-950-49-4392-1
Código: 10124271
Formato: 15 x 23 cm.
Presentación: Rústica con solapas
Colección: Espejo de la Argentina

© Publicado por Editorial Planeta de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La Leyenda de los Hombres sin Miedo II... De Alguna Manera...

La Leyenda de los Hombres sin Miedo II...


¿Qué esfuerzo estarías dispuesto hacer por Huracán?...

¿Hasta donde llega tú amor por el Globo?...


¿Cuál es el momento que decís, ¡¡¡basta, me rindo!!!?...

En 1917 hubo un equipo que no tuvo límites en la entrega por su Club…

Esta es la Historia de esos Hombre sin Miedo…




© Producido, editado y publicado el martes 10/03/2015 por Englobate Argentina de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Entrevista al Doctor y Periodista Nelson Castro... De Alguna Manera...

Nelson Castro cuenta el origen de sus cicatrices…


Lo operaron siete veces entre el primer mes y los 14 años. Y así aprendió a superar los desafíos. Hoy dice que es el hombre que quiso ser y derrumba estereotipos sobre su figura. Y asume que lo que más le asombra al público es verlo reír.


Un médico, un periodista. También, un amigo. Nelson Castro me recibe y no pone obstáculos en explorar su intimidad. Al contrario.

¿Cómo te sentís ante la idea de hablar de vos?
Cuando sos una persona pública, te pasa. Lo vivo con naturalidad y con alegría. Me impacta cómo a los otros les significan las cosas que uno cuenta de su vida. Yo lo tomo como una consecuencia de la profesión.

¿Cómo articulás lo privado, singular e íntimo, con lo público?
Lo tengo incorporado desde que comencé. Siempre soy la misma persona.El Nelson Castro público no es alguien que expresa cosas diferentes en su manera de ser de lo que es Nelson Castro  en privado. El privado, además, busca todo el tiempo vivir su vida independientemente de lo público y sin que eso modifique mis actitudes. Me gusta salir a caminar, estar con la gente, hacer las compras y los trámites que hace todo el mundo. Yo no utilizo la notoriedad como un privilegio. Si tengo que hacer una cola, la hago. Me gusta exponerme a eso, decir “hoy tengo que ir al supermercado”. Me gusta esa experiencia, sabiendo que la gente se te va a acercar, otros no se dan cuenta y otros murmuran. Ahora, algunos murmuran para hablar bien de vos y otros para hablar mal.

¿Cuánto del médico que sos hay en el periodista que sos?
Mucho. Comencé a estudiar periodismo simultáneamente con la medicina. En 1973, cuando empecé Periodismo, había examen de ingreso en la Facultad de Medicina.  Así que terminé la carrera de Periodismo –que era más corta– cuando estaba en segundo año de la Facultad. Durante casi veinte años mi vida fue un paralelismo de carreras, hasta que tomé la decisión de dejar la medicina: estaba muy contaminada por el tema de la notoriedad pública. Igual, la formación médica está muy presente en el periodista. Los periodistas interrogamos, los médicos también. Con una formación médica como la que pudimos tener, aprendimos mucho de interrogatorio. Sabés lo que sirve eso, ¿no? El segundo elemento es el ojo clínico. Vos sabés cuándo alguien te está mintiendo. ¡Lo sabés!

¿Te pasa a menudo esto de que sientas que te están macaneando?
Mucho, casi todo el tiempo.

¿Cuándo surge ser periodista?
Decidí ser periodista y médico a los 12 años. Iba a un colegio católico, Nuestra Señora del Lujan,  en Villa Pueyrredon. Había mucha actividad extracurricular y una era el periodismo. Me atrapó y desde ese momento dije que iba a ser periodista y médico.

¿Y la medicina cómo surge?
Creo que la medicina en mi vida está vinculada con lo que te muestro. Mi cara tiene cicatrices que son producto de un cuadro muy severo que tuve a los quince días. No recuerdo eso, pero sí está el relato de mis padres. Tuve erisipela gangrenosa, inadecuadamente tratada, y eso originó a una necesidad de quita de tejidos muy fuerte que puso en riesgo mi vida. A esa edad, estuve quince o veinte días en coma.

¿A los quince días?
Sí. Así que eso originó la necesidad de reconstruir. Tengo siete operaciones, desde el mes de vida hasta los 14 años. Creo que eso debe haber tenido mucho que ver en la inmersión de lo médico.

Una experiencia muy personal con el sufrimiento pero, también, con la reparación.
Totalmente. De las tres últimas operaciones me acuerdo.

¿Aparecía el miedo a la muerte?
No. Nunca tuve el miedo a morir. Apareció un sentimiento de desafío porque eran cosas muy visibles. ¿Viste que, en el colegio, los chicos pueden ser crueles con las cicatrices y eso? Yo no sufrí nada que me diferenciara, lo sentía así y agradezco a los excelentes médicos que me trataron. Luego, me generó un desafío en el periodísmo, sobre todo con la televisión. Yo lo cuento para estimular a otros. Me llamaron para hacer algo de medicina en el ‘94, fui y lo hice. Estaba para firmar el contrato en Cablevisión. Un gerente me llamó y me dijo: “No va a poder trabajar jamás en televisión con esas cicatrices, así que ese contrato no se va a firmar nunca ”.

Qué omnipotente: nunca va a poder.
“Olvídese Nelson”. ¡Me acuerdo! Le dije: “Despreocúpese, va a ver que puedo. Mi capital es lo que yo piense y diga, no mi cara”. El destino a veces tiene paradojas: al año siguiente fue quien me llamó para hacer el programa político. Me pidió disculpas y, obviamente, se las di porque cualquiera se puede equivocar.

Hubo toda una sana defensa en vos, no planeada, que tal vez tendrá que ver con la relación con tus padres.
Sí, yo eso lo agradezco mucho a mi mamá y a mi papá. Son personas muy sencillas. Mi papá es carpintero y mi mamá, ama de casa. Le agradezco mucho al colegio. Yo participaba plenamente de todo.

Si uno se acepta y se amiga con el que es, entonces uno se quiere. Y no sólo eso: además, uno se gusta. Pero cuando uno se gusta, pasa otra cosa: también le gusta al otro.
Sí. Por supuesto que en la vida publica y a veces en la confrontación, el tema de la cicatriz da origen para alguna burla. Agradezco mucho que lo pude superar.

Una agresión estúpida y banal que, más que herir, enaltece.
Por supuesto. Por eso estas cosas las tomo y las cuento para transmitir al otro la voluntad de animarse. Esto de poder y superar es algo de lo que puedo hablar habiéndolo vivido.

Tenés una relación muy estrecha con tus padres.
Muy buena. Me estimularon. Tuve una enseñanza muy libre. Siempre confiaron y me dejaron hacer. Lo valoro mucho. Tuvieron una actitud de no decir “pobre pibe, le pasó esto”; decían “andá y disfrutá la vida”. Tuvieron eso de exponerme a todas las cosas. No hubo una actitud sobreprotectora.

¿Hubo muchos momentos difíciles?
Sí, hubo y estoy feliz de eso. Los habrá también. Estoy feliz de haberlos comprendido con mis convicciones y de haberlos podido superar. Eso me da fuerza interior. Me gusta transmitirlo a los jóvenes, aunque es difícil porque vos lo transmitís pero también hace falta la experiencia.

¿Sentís que tenés alumnos?
Me siento con la obligación de transmitir lo que me transmitieron. No sólo lo técnico, sino lo que me enseñaron en concepto de vida, en formas de vida.

Utilizás mucho la palabra “verdad” en tu trabajo. Como una premisa que querés que quede clara no sólo entre el interlocutor y vos, sino también con el que está escuchando.
Sí, correcto. Con esa idea yo trabajo, con ese concepto de verdad. Con la aproximación franca al tema, que después puede ser discutible o no, pero la actitud de expresar : “Acá lo que hay que preguntar es esto, esto y esto”. Es decir, no me puedo hacer el distraído y no preguntar sobre algún tema.

Hay como una simultaneidad de representaciones que me surgen tuyas. Por un lado, un hombre sociable, contactado y accesible; por el otro, uno mucho más personal, en singular, como solitario.
Sí, disfruto mucho de mis momentos.

Tuyos y de nadie más.
Tengo una vida de exposición, pero no me ves en la vida social intensa. Para mí, es muy importante mi vida personal. No lo digo en términos egoístas.La preservo intencionalmente. No porque tenga algo que ocultar, sino que me da la tranquilidad de decir: “Tengo este espacio y es mío”. Entonces voy a tomar clases de piano, voy a hacer esto y lo otro. Lo valoro.

¿Te hacés muchas preguntas de vos mismo? ¿Te indagás desde una ajenidad que te permita mirarte de otro modo al convencional?
Una cosa que me está pasando con el programa de televisión de TN es que a la gente lo que más le sorprende es verme reír. El juego limpio no es un programa para reírse. Si me vieran allí riéndome, dirían “¡qué le pasa!”. Se dio la oportunidad de estar en un programa y hacer algo por lo que digan: “Ah, mirá, se ríe y habla de fútbol, juega”. Soy una persona.

El programa de la tevé está disolviendo un estereotipo, ¿no?
Soy muy agradecido de la vida porque soy el que quise ser. Por lo tanto, no me exige ningún esfuerzo decir “acá tengo que decir tal cosa”. Eso me simplifica la vida. El otro elemento es decir que quiero ser como soy.

Decís “soy lo que soy”, pero hay una frase más fuerte: “Soy el que quiero ser”.
No tengo cuestionamientos. Pueden decir  me gusta o no me gusta, pero un  aspecto que tengo claro y que no sacrifiqué es el del deber ser por el qué quiero ser. Estoy convencido de los valores, eso me quitó muchas tensiones. Cuando tenés que vivir en pos del estereotipo, se te genera una problemática enorme que te cuestiona, porque empezás a resignar cosas de tu auténtico ser.

¿Hubo pérdidas fuertes en tu vida?
No. Afortunadamente viven mi mamá, mi papá, mi hermano Daniel, con quien tengo una gran relación, y mi familia.

¿Otras pérdidas importantes?
No. Tuve proyectos y se cumplieron.

¿Frustraciones?
No. Momentos duros, sí. Los momentos de adversidad fueron muy importantes en mi vida, me generaron nuevos desafíos y me orientaron por el camino. Por eso, cuando los veo retrospectivamente, pienso: “Este es el camino por el que quería caminar”.

La tuya parece una historia en la que hubo que ganarle a la adversidad, desde los quince días. Me da la sensación de algo así: “Me hicieron nacer y, después de los quince días, volví a nacer y yo intervine mucho para que así fuera”.
Seguro, fue así. Para mis padres fue una lucha. Tenían pocos recursos económicos así que tuvieron que lucharla dramáticamente. El sentimiento de lucha está profundamente en mí.

¿Estás contento con tu vida y con el amor?
Sí. Yo estoy soltero, no llegó en mi vida la pareja.

¿Soltero voluntario y disponible?
Por supuesto.

No lo vivís como una falta que tenés que llenar.
No, se lo dejo a la vida. Hay gente que no puede vivir así y demás. Siempre lo comento porque da origen a la fantasía de la gente, de lo público, un montón de fantasía. Durante mucho tiempo, sobre todo en la época de Carlos Menem, en un intento por desacreditar, hubo quien creía que yo era un homosexual. Por motivos de rumores de pasillos, redes sociales y demás. ¿Qué problema habría? Eso forma parte de la vida pública.

Lástima que, a veces, la luz es usada para distorsionar.
Por eso hablo de la tranquilidad que me da decir que soy esto que ves.

Vos sos una persona generosa. Tenés una dedicación atenta a escuchar y  a dar existencia al otro. También sabés pedir.
Te lo agradezco. Para mí es importante, a mí me gusta mucho dar. Me va bien en la vida, entonces me surge la posibilidad de dar y lo hago con alegría. Hay otra cosa que le agradezco a la vida y es que no soy víctima de la envidia, no soy prisionero de eso ni del rencor.

Tenés una gran pasión que es la música. Estás estudiando para director de orquesta.
Fui concertista de guitarra. Y ahora tomo clases de dirección de orquesta. Forma parte de un hobby que me da pasión. Es una disciplina de una gran abstracción. En tu mente está ese rol y tenés que representar lo que va a sonar. El director de orquesta tiene un componente sociológico, la orquesta sinfónica tiene una estructura sociológica fenomenal: cien personas que deben reunirse en pos de un objetivo que es hacer sonar algo y deben superar con ese objetivo sus problemas.

¿Has sido amenazado?
Algunas veces.

¿Qué te pasa con el miedo?
No tengo miedo, pero respeto mucho el miedo de los que lo tienen.

Tal vez no sea sólo respetar, sino que lo comprendés de un modo que es acompañar al otro.
Tenés razon. Yo recibí intimidaciones y las pude enfrentar. Salvo una que se hizo pública contra mi voluntad. No sentí la necesidad de ventilarlas.

¿Han intentado corromperte?
Sí, dos o tres veces.

¿Te sorprendió?
No, no me sorprendió. La política, en la Argentina, tiene un índice de corrupción altísimo. Por supuesto que hay políticos honestos. Hay una idea de que no sólo la corrupción en la política está, sino que es natural que esté. Eso me alarma. En algunos países, la corrupción existe y hay un concepto de que es mala, inaceptable y, en cuanto se identifica, se sanciona. En la Argentina, no. Es grave y es un problema que refleja un mal social, porque la dirigencia argentina sale de la sociedad argentina.

¿Te gusta ser protagonista de esta época o hubieras preferido otra?
Me gusta esta época. Todas tienen algo. La condición humana ha estado presente en todas las épocas y lo que estamos viviendo son los emergentes de una condición humana. Hoy la vida tiene un nivel de exhibicionismo muy grande, donde nada se oculta.

Es complejo porque si nada se oculta, no hay secreto.
Hoy estamos viviendo en una sociedad así. La del Facebook.

En el contexto de una sociedad de este tipo,  vos tenés preocupaciones que llevás a la práctica a través de tu trabajo asistencial.
A veces te quieren pintar acciones así  como sobrehumanas y no es cierto. San Martín no era sobrehumano, tenía un montón de defectos humanos. Tuvo una amante, un matrimonio inexistente y mirá lo que hizo. ¡Pero era humano! Fue un mal político, pero mirá lo que generó.

Habría que discutir con lucidez la diferencia entre tolerancia y complicidad. ¿Cuál es un gran sueño tuyo? Algo que te gustaría concretar.
Hay uno que es un sueño que tenemos con la música. La música es un elemento integrador y hay muchos proyectos en ese sentido. Nos gustaría hacer un pequeño aporte con la creación de una orquesta sinfónica juvenil, que pudiera ser un instrumento más para ayudar a chicos de lugares carenciados. Es una idea en la que estamos trabajando y que me gustaría mucho concretar. Exige esfuerzos. Es el proyecto al cual le vamos a poner la libido para dejar cosas que sirvan cuando uno no esté, para que sigan estando y signifiquen cosas para la gente.

Gracias, Nelson.
A vos, José. Valió la pena.

© Escrito por José Eduardo Abadi el domingo 15/03/2015 y publicado por la Revista Viva de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.