domingo, 18 de enero de 2015

Entrevista a Thomas Piketty... De Alguna Manera...

“Nadie conoce en realidad los niveles de inflación y pobreza en la Argentina”...


Thomas Piketty, el economista francés cree que la falta de transparencia en las estadísticas no afecta sólo la economía sino también la democracia.

Thomas Piketty es un economistas francés, hoy considerado el principal experto mundial en temas de distribución del ingreso. Su libro, ‘El Capital en el Siglo XXI’ (publicado en 2013), ahora también en castellano, cuenta una historia de por qué los ricos se volvieron cada vez más ricos y los pobres quedaron relegados durante los últimos tres siglos. 'El Capital' ya es un best seller y llegó a ser número uno en ventas en Amazon.

El francés logró lo que muchos de sus colegas anhelan y no siempre consiguen: llegar al gran público. Piketty se hizo conocido primero en EE.UU. y ese fue el trampolín que lo llevó a convertirse en una celebridad a nivel mundial. Muchas de las estadísticas de su obra fueron citadas en Washington para debatir por qué la sociedad estadounidense se volvió más desigual pese a su crecimiento durante las últimas décadas.

Pese a la fama, Piketty es un académico y basta pasar cinco minutos con él para darse cuenta que no se siente cómodo con la etiqueta de ‘gurú’. Hoy, todos los presidentes del mundo buscan hablar con él para pedirle consejos. “Soy una persona cortés y cuando me invitan acepto ir. Pero no me gusta reunirme con ellos. Los presidentes son esclavos de lo que la opinión pública quiere oír y ese no es mi trabajo”.

Piketty conversó con Clarín el sábado al mediodía en la confitería Rond Point. La charla duró cerca de una hora. Luego, el economista se subió a una combi que lo llevó a eso mismo que él dice menos disfruta: en Olivos lo esperaba la Presidenta Cristina Kirchner. A continuación, la entrevista.

- Tanto hablar de la riqueza, ¿con su éxito ya está entre el 0,1% más rico del mundo?
No lo creo. Por supuesto que pertenezco a una minoría privilegiada. Soy académico, profesor universitario y vivo de ello. Gano suficiente como para llevar a mis hijos de vacaciones y poder conocer el mundo. Claro que también pago muchos impuestos. Y tendré que pagar aún más por mi libro.

-Usted señala que la distribución del ingreso mejoró en la Argentina. Pero también sucedió lo mismo en otros países de la región. ¿Cómo le fue a la Argentina versus sus vecinos?
Es difícil hacer una comparación adecuada entre la Argentina y otros países debido a la falta de transparencia de los datos fiscales y la falta de credibilidad acerca de los números macroeconómicos de los últimos diez años.

-¿Cuáles son esos límites?
Con Facundo Alvaredo, un economista argentino, hemos tratado de hacer lo máximo posible para utilizar los datos históricos para la Argentina desde 1932, cuando se creo el impuesto a las ganancias, hasta el día de hoy. Pero hay períodos donde faltan datos y tampoco hay tanta información sobre el impuesto a las ganancias. Por ejemplo en los últimos 15 años hay información tabulada del impuesto a las ganancias pero no información individual sobre los contribuyentes. Esto limita nuestro trabajo para poder corregir la información que nos falta. Todo esto hace que nuestras estimaciones sobre la evolución de la desigualdad en la Argentina en los últimos diez años sugieran una mejora en la distribución del ingreso pero no confío en cual ha sido su cuantía. Además, también hay incertidumbre en las cuentas nacionales durante ese período como por ejemplo la evolución de la inflación. En conclusión, por todo esto que señalo, los límites al acceso a las bases tributarias en la Argentina, más la falta de credibilidad en las estadísticas que elabora el Gobierno, genera incertidumbre en nuestra medición sobre la caída de la desigualdad en la Argentina durante los últimos diez años.

-Usted prevé que los precios de las commodities no serán tan beneficiosos para la región como en el pasado, ¿qué deberían hacer los gobiernos para mejorar la distribución de aquí en adelante?
No alcanza con recostarse en las condiciones externas para mejorar la distribución del ingreso. Es verdad que estos países se beneficiaron de los precios de los commodities en los últimos 12 años y ahora en más se beneficiarán menos. Por eso es importante que los gobiernos inviertan en nuevas formas de acumulación del capital, en sectores que no necesariamente sean los asociados a la producción de commodities. Por ejemplo, un sector debería ser el de la educación porque esa inversión generará más inclusión y más crecimiento en el largo plazo.

-¿Cuáles son las fórmulas para mejorar la distribución del ingreso?
La primera es la convergencia de los ingresos de los países emergentes y de los más ricos. La convergencia entre países como China, o incluso los latinoamericanos, con los más ricos es un factor clave y que aún hoy continúa. Otra fórmula es la difusión del conocimiento y el empleo que puede ocurría a través de las empresas y las escuelas. Estas vías son muy poderosas para reducir la desigualdad. Claro que requiere de pagar impuestos porque la educación hay que financiarla y el problema radica en qué podemos financiar dado el sistema tributario que tenemos. En América Latina, en países como Chile, la recaudación ha sido históricamente baja como para financiar a la educación y ahora se llevó a cabo una reforma tributaria y eso me parece bien. En cambio, en países como Argentina o Brasil, donde la recaudación es más alta los sistemas tributarios son regresivos con impuestos indirectos y un alto impuesto al consumo. Finalmente, el tercer factor que juega en la baja de la desigualdad es una política de salario mínimo.

- Muchos critican la globalización. Pero la Argentina y la región se benefició de ella en la última década. ¿Qué opina?
Estoy de acuerdo. Personalmente, y como economista, creo en la globalización y en las fuerzas de mercado. Son parte de la solución para mejorar la distribución del ingreso. Pero también advierto que no son suficientes y que necesitamos instituciones democráticas muy fuertes. El Estado debe mostrar instituciones sólidas en las áreas fiscal y de educación, que deben garantizar que vayan en la dirección correcta.

- ¿Por qué se etiqueta de progresistas a los gobiernos que hablan de distribución del ingreso?
Porque está aceptado que los partidos políticos de derecha son quienes están más cerca de los intereses comerciales y financieros, mientras que los de izquierda se acercan a los trabajadores. Pero la Historia muestra que el poder de las circunstancias es mayor que la afiliación que expresan los partidos políticos. En Argentina hoy gobierna un partido que se define progresista y a favor de políticas de redistribución del ingreso. Pero es un gobierno que no introdujo una reforma en la alícuota del impuesto a las ganancias que es la misma que hace 10 años. Es un gobierno que dejó que la inflación dejara ascender a los trabajadores a las categorías impositivas que pagan alícuotas de impuestos más altas. Parece razonable que un Gobierno desee incorporar más contribuyentes a la categoría del 35% de Ganancias. Pero si pretende ello, debe dar explicaciones y argumentar por qué lo hace en vez de instrumentarlo a través de la inflación. Hoy en la Argentina, una porción elevada de sus asalariados paga la alícuota más elevada de Ganancias y creo que sería adecuado hacer una diferencia entre aquellos que ganan más. Por lo tanto, volviendo a su pregunta, me importan más los hechos y las políticas que los discursos.

- ¿Qué incentivos tienen los gobiernos para no cobrar más impuestos gracias a la inflación? Pareciera que en la Argentina el Gobierno así lo hizo y sacó provecho de ello. ¿Por qué no habría de hacerlo?
Es cierto que en la Historia uno encuentra muchos ejemplos de gobiernos que descansaron en la inflación para incorporar más contribuyentes a sus bases imponibles del impuesto a las ganancias y así aumentar al máximo la presión tributaria. Pero hay límites en esa estrategia porque en algún momento puede generar un movimiento contra el gobierno. Muchas de las revueltas en los países comenzaron por aumentos en los impuestos o la suba de la inflación que hace que las personas paguen más impuestos. En mi opinión es más transparente hacerlo de la otra manera. En Chile se hizo recientemente una reforma tributaria. El Gobierno anunció que el objetivo era aumentar la recaudación 3% del PBI para aumentar el financiamiento de la educación. Creo que es mejor explicar lo que uno quiere hacer con el dinero que dejar ello a la tasa de inflación.

-¿Cómo impacta la inflación en la distribución del ingreso?
Genera un impacto caótico sobre la desigualdad. Históricamente ha sido un recurso al que los gobiernos recurrieron para reducir el peso de la deuda pública pero también, muchas veces, la gente pobre perdió un montón en esos procesos. ¿Cuál es entonces el impacto de la inflación? También depende de si los salarios mínimos le ganan o no la suba de los precios. Pero sí sabemos que crear inflación no constituye un método transparente para combatir la desigualdad.

-El viernes en una presentación dijo que uno de los problemas de la alta inflación es que resulta difícil medir, ¿qué quiso decir?
En Argentina existe una gran controversia con las cifras oficiales de inflación. Y esto genera una dificultad adicional en la economía porque cada sector tiene miedo de perder respecto a lo que ganan otros sectores y sus ingresos queden así relegados. Es importante solucionar este tipo de situaciones cuanto antes porque de lo contrario se torna muy difícil construir confianza en un gobierno, en el gasto público que hace ese gobierno y en el sistema tributario que administra.

-¿Qué otro gobierno o país divulga estadísticas manipuladas y existe una controversia como aquí?
Nosotros trabajamos con las estadísticas chinas y creo que las estadísticas de China son peor que las de la Argentina

-Pero China no es una democracia...
Es verdad. Una de las razones por las cuales no tenemos datos históricos para medir la evolución de la brecha entre pobres y ricos de la Argentina es que en este país no siempre hubo democracia. Por ejemplo, para las estadísticas del impuesto a las ganancias se observa un bache significativo en las décadas de los 60 y los 70, durante los períodos de los regímenes militares. Por eso me parece que hoy podríamos tener algo más de transparencia a la hora de acceder a los datos estadísticos para la Argentina. Nadie conoce en realidad cual es el nivel real de pobreza y de inflación en este país. Incluso nadie sabe cuál es el nivel real del PBI en dólares corrientes, o sea el PBI nominal. Cuando veo un incremento tan importante en la relación entre la recaudación y el PBI me parece demasiado. ¿No será que el PBI en dólares no es tan alto como en las estadísticas oficiales? Son preguntas que me hago.

-Usted recopiló cifras de más de 20 países que van a lo largo de un período de 300 años, ¿qué conclusión saca sobre la importancia de las estadísticas?
Las estadísticas son absolutamente claves para una conversación democrática formada. En la Historia uno ve ejemplos de líderes que creyeron que es mejor guardar la información, o incluso no difundirla. Pero eso es un error. Es muy dificil combatir la desigualdad sin estadísticas adecuadas. Además, la falta de transparencia de información genera conflictos políticos muy tensos, ni es buena para el desarrollo ni para las instituciones estables. Mejorar la transparencia, además, es un gran paso para luchar contra la corrupción.

-Casi siempre se menciona que los empresarios integran la porción más rica de las sociedades pero no los políticos. ¿Qué consecuencias ve al respecto?
La desigualdad extrema viene muchas veces con intentos de los grupos más poderosos de capturar los proceso políticos. A veces esos poderosos son exitosos en su plan y otras veces son neutralizados por las fuerzas democráticas. Por supuesto que una forma de limitar estas prácticas es bajar la desigualdad. Pero también puede ser estableciendo reglas para financiar los partidos políticos y los medios más concentrados.

-¿La tesis central de su libro, el retorno del capital crece a una tasa mayor a la expansión de la economía mundial, se inspira en la obra de Karl Marx?
No. Mi libro es muy distinto a El Capital de Marx. El mío tiene que ver con la historia de la distribución del ingreso. En el siglo XIX, cuando Marx escribió su obra, los economistas contaban con muy pocos datos. Yo trato de estudiar el capital a lo largo de la Historia y llevarlo al siglo XXI. Los economistas como Marx y David Ricardo tenían pocos datos y hacían las preguntas correctas. Pero no siempre llegaron a las respuestas correctas como resultado de que no contaban con los datos que sí hoy tenemos. Es cierto que actualmente los economistas modernos hacen modelos matemáticos muy complicados para impresionarse entre sí y se olvidan de las dimensiones sociales, políticas y económicas de estos fenómenos. Personalmente me siento más cercano a la manera de trabajar que tienen los historiadores que los economistas. Esto se acerca mucho más a cómo se hacía economía en el siglo XIX.

-Pero su fórmula respeta la tradición de Hegel: una explicación que vale para todo
La fórmula es uno de los mecanismos que juega un papel en la historia que cuento. Pero como le comenté antes, hay muchos otros mecanismos que juegan un rol importante en la distribución del ingreso como la educación y el desempleo. El aumento de la desigualdad en EE.UU., durante los últimos años, no tiene nada que ver con r>g, tiene que ver con la desigualdad en la educación, en la salud y el mercado laboral. La brecha entre la tasa de retorno del capital y el crecimiento global es uno de los mecanismos importantes para la concentración de la riqueza en todas las sociedades hasta la Primera Guerra Mundial. Llegué a la conclusión que r>g era una parte importante que explicaba la desigualdad hasta entonces y creo que también lo será en el futuro porque el crecimiento de la población y de la población serán más bajos que lo que fue después de la Segunda Guerra Mundial. En mi opinión, r>g jugará un papel importante en el futuro.

-En su libro desarrolló grandes leyes para el capitalismo, ¿pero qué margen espera para otros escenarios? ¿por ejemplo qué sucedería si la población no creciera al ritmo que usted supone?
No creo en las leyes económicas determinísticas. Todo depende de las instituciones y de las políticas que apliquemos. Marx y Kuznets se equivocaron. Marx creía en la desigualdad eterna y Kuznets en la caída natural de la desigualdad. Hay fuerzas poderosas que van en ambas direcciones.
Hay varios futuros posibles. Por ejemplo el tema de la población que menciona, si hay políticas que ayudan a los jóvenes a conciliar la vida profesional, la carrera con la crianza de sus hijos y la igualdad de género, entonces evitaremos el estancamiento de la población. Por otro lado, si queremos tener más crecimiento en los próximos años también hay que aumentar la inversión en la educación. Europa vuelca hoy más dinero en el pago de la deuda que en la educación y eso no es bueno.

-¿Qué quieren saber los presidentes de usted?
Soy una persona cortés y cuando me invitan acepto ir. Pero no me gusta reunirme con los presidentes. Cuando uno escribe un libro no lo hace para los presidentes, lo hace para el público en general. Para mi lo más importante es contribuir a transformar el debate democrático. Los políticos en cambio son esclavos de lo que creen que el consenso público quiere. Para mi, más importante que desayunar con un ministro o un presidente, es reunirme con personas que no tienen formación económica y dicen haber entendido mi libro.

-Ahora que es famoso, ¿tiene tiempo libre?
Sí, claro. Más del que la gente cree. Me tomo vacaciones y paso tiempo con mis hijos. Sigo siendo un profesor de universidad.

-¿Por qué cree que su libro fue un éxito?
Básicamente por dos motivos. Primero, refleja una fuerte demanda de conocimiento económico. Segundo, es de fácil lectura.

-Con su libro, ¿se propuso llegar a los especialistas o a la gran audiencia?
El objetivo era presentar un material histórico de fácil acceso para todos y que cada uno saque sus conclusiones. Los temas de desigualdad, ingresos y riqueza, capital y deuda pública, inflación e imposición fiscal, son muy importantes para dejarlos en manos de un pequeño grupo de economistas.

© Escrito por Ezequiel Burgos con la colaboración de Francisco de Zárate el domingo 18/01/2015 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Piketty advirtió por la inflación y la transparencia de las cifras.


El célebre economista francés en Buenos Aires.Dijo que la suba de los precios “hace que cada vez más gente pague la alícuota máxima”. Vio a Kicillof y Vanoli.

“En países con desigualdad es importante tener mucha transparencia sobre la forma en que se obtienen los datos económicos”. Fue lo más cerca a una crítica de las estadísticas oficiales que estuvo ayer Thomas Piketty. También tuvo una reflexión sobre el pago del impuesto a las ganancias. “La inflación está haciendo que cada vez más gente pague la alícuota máxima”.

El célebre economista francés venía de almorzar con Axel Kicillof y Alejandro Vanoli en el Banco Central, de donde salió con una promesa: los funcionarios lo ayudarán con la información histórica de los impuestos en Argentina que Piketty necesita para incluir al país en su estudio mundial sobre la distribución de la riqueza. Antes de presentar en la Fundación OSDE la versión en castellano de El Capital en el Siglo XXI, su best seller sobre la tendencia a la desigualdad del capitalismo, Piketty habló con periodistas sobre inflación, estadísticas, impuesto a las Ganancias, y  deuda extranjera.

Estadísticas oficiales

“Necesitamos más transparencia sobre la forma en que se construyen los datos económicos. Para mí, este encuentro fue una gran oportunidad para conocer el punto de vista del Gobierno en estos temas (...) Creo que son conscientes de la necesidad de transparencia”.

Inflación

“Por supuesto que la inflación tiene consecuencias enormes en la redistribución y en la desigualdad. A veces el efecto va en el sentido correcto, hacia menor desigualdad, pero muy a menudo la inflación empeora la redistribución de riqueza”.

Deuda pública

“No tuvimos tiempo de hablar de este tema pero no creo que Argentina vaya a meterse de nuevo en una fase de mucho endeudamiento externo (…) Los casos de desarrollo más exitosos del mundo están basados en ahorro interno (...) No digo que no haya que usar la financiación de fuera, sino que hay que hacerlo con moderación. Crea inestabilidad cuando se va”.

Impuesto a las Ganancias

“Creo que en un país como Argentina hay espacio para una reforma impositiva hacia impuestos más progresivos (…) La inflación está haciendo que cada vez más gente pague la alícuota máxima. No sé mucho sobre el caso pero si gravás a personas con muy diferentes ingresos con la misma tasa máxima, no es un impuesto progresivo”.

“No se puede dejar que la decisión sobre cuánta gente debe contribuir dependa de la inflación. No es transparente. Creo que es mejor que el Gobierno admita que hay inflación y que decida qué hacer con los mínimos imponibles. Si querés que más gente  pague, deberías explicarlo, y no dejar que sencillamente sea la inflación la que lo provoque”.

Globalización

“La desigualdad creció más en Estados Unidos que en Europa o en Japón. En EE.UU. tienden a culpar a la globalización de esa suba. Sin embargo en Europa y en Japón no creció tanto la desigualdad y también sufrieron el fenómeno de la globalización”.

© Escrito por Francisco de Zárate el sábado 17/01/2015 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Negociado con Irán... De Alguna Manera...

El Gobierno negocia un pacto secreto con Irán para "olvidar" los atentados...


La iniciativa sería a cambio de relanzar el intercambio comercial, que ya alcanza los U$S 1200 millones. Silencio en Cancillería.

El gobierno de la presidenta Cristina Kirchner estaría dispuesto a suspender de hecho la investigación de los dos ataques terroristas que sufrió este país en 1992 y 1994, en los que fueron destruidas las sedes de la embajada de Israel y de la AMIA en Buenos Aires, según revela un documento hasta hora secreto, recientemente entregado por el ministro de Relaciones Exteriores de la República Islámica de Irán, Alí Akbar Salehi, al presidente Majmud Ajmadineyad.

Para la diplomacia de Irán, las investigaciones argentinas habrían quedado cerradas. El canciller iraní le asegura en su informe al presidente Ajmadineyad que “la Argentina ya no está más interesada en resolver aquellos dos atentados, pero que en cambio prefiere mejorar sus relaciones económicas con Irán”.

El informe secreto, al que ha accedido Perfil porque ha comenzado a ser analizado en las cancillerías de varios países, fue redactado luego de la reunión que el canciller argentino, Héctor Timerman, mantuvo con su contraparte de Siria, Walid al-Mohalem, y con el propio presidente Bashar al-Assad el 23 y 24 de enero último en la ciudad siria de Alepo.

Sugestivamente, Timerman se apartó de la delegación argentina que encabezó Cristina Kirchner en Kuwait, Qatar y Turquía, para conversar con el dictador sirio en una ciudad convenientemente ubicada a 400 kilómetros de la capital, Damasco. El cable de la agencia oficial de noticias siria dijo en ese momento que Timerman y Al-Assad abordaron el proceso de paz en Medio Oriente “paralizado a causa de las políticas israelíes y el fracaso que ha demostrado la administración estadounidense en presionar a Israel para que cumpla con la legalidad internacional”.

Conversaciones ocultas. 

La verdadera naturaleza de este encuentro no habría sido informada por Timerman a la comunidad judía argentina. Al Assad visitó oficialmente Buenos Aires en julio de 2010 y fue recibido calurosamente por la Presidenta, que en ningún momento reconoció que Siria es un régimen dictatorial de partido único, cuyo líder ocupa el cargo hace diez años como sucesor sanguíneo de su padre, Hafez al-Assad, y que ahora enfrenta varias protestas que son sangrientamente reprimidas. En la visita de Timerman, firmó además un acuerdo de intercambio entre la agencia Télam y la agencia oficial siria SANA. Irán mantiene desde hace largos años una influencia política y militar dominante y muy ostensible sobre Siria.

Resulta evidente que en el encuentro en Alepo podría haber servido para que Timerman diese la luz verde argentina de reconciliación con Irán por medio de los sirios. Siria, incluso, les advirtió a los argentinos que el canciller iraní Salehi estaría en ese país en ese mismo momento, algo que la cancillería argentina no objetó. Funcionarios argentinos e iraníes poco conocidos han estado conversando de manera discreta, según pudo saber PERFIL, en septiembre de 2010 y febrero de 2011.

Renunciamiento.

Según las conclusiones de la inteligencia iraní, que hace suyas la cancillería de Teherán, el gobierno argentino habría renunciado a llevar ante la justicia al actual ministro de Defensa, Ahmad Vahidi, y otros funcionarios iraníes sospechados de complicidad en esos episodios terroristas.

La cancillería iraní considera que si estos temas son dejados de lado, ambos países pueden encarar una nueva etapa que permita superar dos décadas de frialdad total, lo que permitiría a Irán recuperar terreno en el desarrollo de unos vínculos que se han venido de todos modos fortaleciendo en los últimos años.

El informe secreto  se hizo luego de la reunión de Timerman con funcionarios sirios.

El informe secreto iraní, filtrado al exterior por medios opositores al régimen de Teherán, subraya el interés del régimen fundamentalista en la situación del ministro de defensa, Vahidi, un personaje clave en el esquema de poder, ya que era el comandante de la llamada Fuerza Quds de los Guardias Revolucionarios cuando la embajada israelí en la calle Arroyo de Buenos Aires fue demolida con un coche bomba en marzo de 1992. Siguió ostentando esa posición militar clave en julio de 1994, cuando el turno le tocó a la AMIA. 

Las propias investigaciones que se hicieron en la Argentina detectaron años después que Vahidi fue uno de los principales organizadores de estos ataques, de los que el gobierno iraní ha tratado de despegarlo hace ya años, pero sin éxito. En sus recomendaciones a Ajmadineyad, el canciller Salehi propone que lo autoricen a su contraparte argentina para solicitarle que revoque las órdenes de arresto que el Gobierno ha solicitado a Interpol contra Vahidi y otras figuras prominentes del régimen. 

El informe que ha trascendido sostiene que para la inteligencia iraní ya es un hecho que, incluso si una tercera parte demandara secretamente la extradición de Vahedi, la Argentina lo rechazaría. El ministro de Defensa incriminado ya puede viajar al exterior sin problemas, porque el asunto de los ataques contra la Argentina ha quedado muy olvidado a nivel mundial y a nadie le interesa mucho, ni siquiera a Interpol.

El blanqueo de Vahidi es un asunto delicado que sólo puede prosperar si la cuestión permanece en la oscuridad o se mantiene en silencio, dicen fuentes familiarizadas con estos sombríos espacios de marginalidad internacional.

En Teherán, lejos de toda ingenuidad, saben que el gobierno argentino jamás admitirá este retroceso en público y menos aún que ha cambiado de posición. Cuando Vahidi fue nombrado ministro en agosto de 2009, es cierto que el gobierno de Cristina Kirchner criticó abiertamente tal designación y por ende no sería astuto que ahora admita públicamente un giro de 180 grados. Pero en su propuesta a Ajmadineyad, el canciller iraní sostiene que su país tiene una oportunidad para explotar el hecho de que la opinión pública ya ni se acuerda de esos ataques de hace casi 20 años y que la coyuntura es ideal para relanzar un nuevo ciclo de amistad entre ambos gobiernos.

El gobierno iraní sostiene que aunque el comercio entre ambos países estuvo paralizado hasta hace pocos años, el último balance hecho en Teherán revelaría negocios anuales por un valor aproximado a los 1.200 millones de dólares. Se podría inferir que las expectativas de unos y otros sea la de multiplicar semejante intercambio comercial.

En su ahora filtrado documento secreto a Ajmadineyad, el canciller Salehi elogia la estrategia –originalmente concebida por el llamado “Líder Supremo”, Alí Jamemei, y luego adoptada por el gobierno iraní– de no ceder a las acusaciones argentinas. Dice Salehi que fue un acierto no cooperar con la Justicia argentina durante esas investigaciones, que siempre terminaron abortadas.

Un poco de historia.

Los seguidores del tema dicen recordar que luego de la sorprendente sentencia exculpatoria de la conexión local emitida por el Tribunal Oral Federal Número 3, el entonces canciller Rafael Bielsa habría admitido en privado la existencia de una política de acercamiento de la Casa Rosada con Irán. E, inclusive, habría dado a entender que había un intermediario trabajando secretamente para lograr el reconocimiento argentino al estado palestino, lo que finalmente anunció el actual canciller Timerman. 

El documento iraní elogia la estrategia de nunca haber cooperado con la Justicia argentina.

Todo parecería revelar una clara diferencia entre la postura pública de los Kirchner y su proclamado acercamiento a Israel y a la comunidad judía argentina, y las claras muestras de acercamiento a Irán, Siria y –en cierto modo– Libia, con cuyos regímenes el kirchnerismo tiende a sentirse más cercano.

En el acto del 17 de marzo, en recordación del 19º aniversario del atentado contra la embajada de Israel, los asistentes vieron a Timerman del brazo con Sergio Burstein, a quien invitó oficialmente a que participe de su próxima gira a Israel. Burstein no sólo no es formalmente dirigente de la comunidad judía, sino que sus vínculos con los Kirchner no son un misterio para nadie.

Pero ahora el delicado problema que confrontaría la Casa Rosada es que Timerman está en vísperas de un viaje a Israel y Cristina Kirchner siempre se ha preocupado por mostrar una imagen pública de simpatía y comprensión para con la comunidad judía argentina.

Cristina Fernández de Kirchner junto al entonces jefe de Gabinete Aníbal Fernández y el expresidente Néstor Kirchner en el aniversario por el atentado a la AMIA. 
Twitter: @CFKArgentina

© Escrito por Pepe Eliaschev el sábado 26/03/2011 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Un crucigrama distinto… De Alguna Manera...

Un crucigrama distinto…

Cuando llegan las vacaciones, las opciones de entretenimiento son múltiples. Una vez leí que lo mejor que se le puede regalar a un adulto es un día libre. Eso. Libre. Sin ningún compromiso, obligación. Libertad para elegir lo que uno quiera. No es fácil lograrlo y ni siquiera es fácil permitírselo, aun cuando uno tenga la oportunidad de ejercitar ese derecho.
Pero quiero volver al tema del “entretenimiento”. ¿Qué elegir? Históricamente, los medios escritos traen diversas alternativas que permanecen constantes a pesar del paso del tiempo. Por ejemplo, los crucigramas. Hay múltiples variantes pero hay algo que no se modifica: aparece la definición breve de una palabra y habrá que ubicarla en forma horizontal, vertical o lo que fuere, pero lo que uno no siempre detecta es que hace falta “saber” algo, hay que tener un “conocimiento” previo para poder jugar. En definitiva: hay que conocer las palabras.
Hay otros juegos de historia más reciente que no necesitan de ese pre-requisito. Por ejemplo, el Sudoku. Muchas veces me comentan que hay gente que se siente intimidada al ver “tantos números” y le preocupa no entender qué es lo que hay que hacer y siente que es demasiado para ellos. Es preferible buscar el entretenimiento en otro lugar. ¿Para qué hacer un esfuerzo extra en tratar de entender algo cuando lo que uno busca es nada más que “quemar” algunas horas o conseguir un “chicle para el cerebro”?
Tengo buenas noticias: ¡para jugar al Sudoku no hace falta saber nada! No se requiere que una persona conozca “ni siquiera” el significado de algunas palabras (¡y muchísimo menos saber que el “sol egipcio es (o fue) RA”!). Solo se trata de ubicar los nueve dígitos no nulos (1,2,3,4,5,6,7,8 y 9) de una cierta forma, siguiendo ciertos parámetros: hay que ubicarlos a todos sin repetir, una vez por fila, una vez por columna y también en cuadraditos de 3 x 3 que están marcados al efecto. Ah, eso sí: el entretenimiento consiste en “pensar” y descubrir la satisfacción que eso genera. Es una satisfacción distinta que la que uno se procura cuando ve un amanecer o un glaciar o cuando escucha la Quinta Sinfonía de Beethoven o alguna sonata de Chopin, pero uno necesita estar expuesto a ese tipo de belleza para poder disfrutarla también.
Pero estas líneas no están dedicadas a describir y/o promocionar el Sudoku o buscar definiciones de belleza. Tengo en mente proponer algo mucho más pedestre. Mi idea es proponer otro tipo de crucigrama que tampoco necesita de un conocimiento previo. Bueno, me corrijo: sí, hace falta saber multiplicar. Ayuda si uno sabe las tablas de multiplicar pero no es imprescindible tampoco. Es una variante de los crucigramas tradicionales. Me explico.
Fíjese en esta grilla de tres filas por tres columnas.
El objetivo es ubicar los nueve dígitos no nulos, es decir: 1,2,3,4,5,6,7,8, y 9, sin repetir, de manera tal que si uno multiplica los números que aparecen en cada fila, se obtienen los números que figuran a la “derecha” y si uno multiplica los números que aparecen en cada columna, se obtienen los números que figuran “abajo”. ¿Tiene ganas de pensar usted? Verá que es sencillo y entretenido.
Ah, un dato más: la solución es única. Es decir, “hay una única manera de distribuir estos dígitos tal que los resultados son los que se indican a la derecha y arriba”. Ahora le toca a usted. Yo sigo abajo.
Idea para pensar la solución
Hay muchas maneras de abordar el problema... muchas. Yo voy a proponer solamente una de ellas, la que me resultó más cómoda a mí, pero esto no significa que sea ni mejor, ni la más efectiva. Es solo una de las posibles.
Empiezo invitándola/o a pensar en el número 5. De los seis números que figuran escritos antes de empezar a llenar los espacios vacíos, hay solamente dos que son múltiplos de 5: el 45 y el 120. ¿Qué indica esto? Como hay que ubicar al número 5 en alguna parte, cuando multiplique los números que lo acompañen en la fila y columna que yo lo coloque, tendremos que obtener un múltiplo de 5. Luego, esto determina que el número 5 tiene que ir en la segunda fila (ya que 120 es el producto de todos los que figuran allí) y en la primera columna, ya que el 45 es también múltiplo de 5. Y no hay otros múltiplos de cinco salvo el 120 y el 45.
No hemos avanzado mucho, pero ya sabemos que el 5 tiene que ir en donde se cortan la primera columna y la segunda fila, como aparece en la Figura 2.
Ahora ponga su atención en la primera columna de la Figura 2. Como el producto de los tres números que aparecen allí (uno de ellos ya sabemos que es el 5) tiene que resultar 45, eso significa que el producto de los otros dos, tiene que ser 9, ya que al multiplicar los tres tengo que obtener 45. ¿Cuántas formas hay de conseguir nueve al multiplicar dos números enteros positivos? En principio, dos formas: (3 x 3) o (1 x 9).
Seguro que no puede ser (3 x 3), porque los números no se pueden repetir, entonces forzosamente, será el par (1 x 9). Bien, ¿pero dónde va el 1 y donde va el 9?
Si ubicara al 9 en la tercera fila, esto significaría que el número 56 tendría que ser múltiplo de 9... ¡y no lo es! Por lo tanto, el número 9 tiene que ir en la primera fila (y eso es bueno porque el 54 sí que es múltiplo de 9) y al 1 lo ubico en la tercera fila. En consecuencia, tenemos ubicados ya los números en la primera columna, tal como aparecen en la Figura 3.
Con el mismo tipo de idea, en la última fila necesito ubicar al 7 y al 8, ya que esa es la única forma de obtener 56 cuando multiplico dos números enteros positivos. Otra vez, ¿dónde va el 7 y dónde va el 8? (¿Quiere pensar usted en soledad?)
Si ubicáramos el 7 en la tercera columna, el número 144 tendría que ser múltiplo de 7, pero no lo es. Luego, esto determina que el 7 va en la segunda columna y el 8 en la tercera. Los resultados aparecen en la Figura 4.
Ahora el camino es mucho más sencillo. En la segunda columna, sabemos que tienen que ir el 2 y el 4, ya que al multiplicar 2 x 4 x 7 = 56. No sabemos todavía cómo ubicar cada uno de los dos, pero seguro que van allí. Sin embargo, si ubicáramos al 2 en la segunda fila de la segunda columna, fíjese que el producto de los números que figurarían allí tendrían que ser 5 y 2, lo que da 10. Pero el resultado final tiene que ser 120. Eso obligaría a que el dígito de la tercera columna fuera el número 12, y eso no puede ser. Luego, en la segunda fila tiene que ir el número 4 y en la primera, el número 2 (ver Figura 5).
Ahora faltan ubicar el 3 en la primera fila (tercera columna) y el 6 en la segunda fila (también tercera columna) y el problema queda resuelto.
Final
El problema resulta sencillo. Por supuesto que este tipo de “crucigramas” ofrece múltiples variantes y otro tipo de alternativas, pero lo que queda claro, es que no hace falta tener ningún tipo de conocimiento previo. Solo hace falta pensar, proponerse distinto tipo de escenarios, prueba y error, conjeturar... de hecho, es una réplica numérica de lo que uno hace al vivir... ¿No es así? 
© Escrito por Adrian Paenza el domingo 18/01/82015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.