lunes, 17 de abril de 2017

¿Cuál es la mejor hora para mantener relaciones?... @dealgunamanera...

¿Cuál es la mejor hora para mantener relaciones?...


Un médico alemán analizó los diferentes momentos del día para saber cuándo hay mejor predisposición para el placer.

© Publicado el lunes 17/04/2017 por la Revista Hombre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Todos tenemos un momento favorito para el sexo. A la mañana, en la siesta, por la noche… El mejor momento siempre es un tema recurrente en las discusiones. Pero un estudio médico fue más allá y analizó no solo momentos personales, sino los horarios. Fue realizado por el doctor alemán Peter Platz, especialista en sexualidad y biorritmo, y ayuda a definir con rigurosidad científica los tiempos ideales para el encuentro sexual. 


El sexólogo explica el deseo sexual varía en hombres y mujeres, pero los biorritmos eróticos coinciden en ambos en algunos momentos clave del día. Las nueve de la mañana y las cuatro de la tarde son, según él, los mejores horarios para encontrarse y tener relaciones.

Lo que hay que saber de cada momento.


Al despertar.

El organismo femenino no está del todo dispuesto, ya que la hormona del sueño es muy alta y la temperatura corporal es baja. Por el contrario, el hombre tiene las hormonas sexuales totalmente disparadas.

9 horas: es un momento de coincidencia entre hombres y mujeres. Ellas tienen el nivel de endorfinas al máximo y no les costará excitarse. En los varones la testosterona está un 50% más elevado que el resto del día.

De 10 a 12 horas: las mujeres pueden tener grandes dosis de placer si reciben sexo oral. El deseo de los varones comienza a declinar a las 10 y vuelve a aumentar por las 11.

De 12 a 14 horas: las mujeres están preocupadas por otras cosas y tendrán dificultades para concentrarse en el sexo. A ellos les gustaría tener algún juego sexual si su pareja estuviera dispuesta.


A media tarde

16 horas: momento ideal porque coinciden las curvas del deseo de ambos. La mayoría de las mujeres son capaces de tener un encuentro largo, intenso y efectivo. Los hombres estarán listos para tener sexo lento y cuidadoso, pero también con mucho vigor.


A la noche

De 22 a 24 horas: no es el mejor momento para tener sexo, sobre todo después de una cena. Estar llenos puede disminuir la capacidad física y dar ganas de dormir. En las mujeres, los niveles de la hormona del sueño, la melatonina, aumentan y su excitación baja. Sin embargo, ellas se sienten más románticas que antes. Los hombres están totalmente relajados, pero aún no dormidos.

De 24 a 6 horas: el cuerpo femenino necesita descansar. Pero muchas mujeres que nunca han tenido un orgasmo reportaron que a esta hora han obtenido grandes dosis de placer, cuando están “medio dormidas”. Los hombres duermen profundamente. Si ellas quieren tener sexo, tendrán que esforzarse mucho para despertarlos.












domingo, 16 de abril de 2017

Cultura y Educación... @dealgunamanera...

Cultura y educación…


En la página 44 del “Documento de Trabajo” No 123 de la “Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas”, FIEL, titulado “El Sistema Tributario Argentino. Análisis y evaluación de propuestas para reformarlo” se aconseja la eliminación del 10 por ciento incluido en las entradas de cine según la Ley 17.741 que integra aproximadamente un 40 por ciento del Fondo de Fomento Cinematográfico administrado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.


© Escrito por Luis Puenzo, director y productor, el domingo 16/04/2017 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Ante la alarma de la industria, los ministros Avelluto y Dujovne aseguraron que “ese 10 por ciento no se va a eliminar” sin hacer ninguna mención a otra acción aún más grave, también aconsejada por FIEL en el renglón siguiente del mismo documento: la eliminación del “impuesto a los servicios de Comunicación Audiovisual que tiene alícuotas variables por actividad”. Es decir, la eliminación del canon que pagan las empresas que explotan comercialmente la radiodifusión y la televisión abierta y por cable en Argentina, desde la privatización de dichos medios, por hacer uso de las frecuencias que pertenecen al país. Y si bien esto excedería sobradamente a la cinematografía, desde la promulgación de la denominada “Ley del Cine” parte de este impuesto constituye el restante 60 del Fondo de Fomento Cinematográfico.

Cabe señalar que pese a que la Ley le ordena al Incaa ser custodio y garante de nuestro cine, tampoco se manifestó públicamente al respecto. Sin embargo, dos meses después de aquella alarma, el presidente del Instituto fue removido de su cargo con una celeridad inusitada, por la supuesta causa de acusaciones vertidas en una lastimosa operación de prensa, hechos que en la práctica se parecen a una intervención.

Según Avelluto, el presidente del Incaa fue desobediente. Según Alejandro Cacetta, no aceptó cometer actos espurios. Así que coinciden. Pero dichos actos más otros posibles motivos de la renuncia siguen siendo oscuros. Y es improbable que el propio damnificado los aclare. Completa el cuadro de este conflicto interno de Cambiemos la noticia de que la Oficina de Anticorrupción y el Ministerio de Cultura se sumarían a la Asamblea Federal, autoridad máxima del Instituto, al Consejo Asesor, y al sub-Director en ejercicio de la Presidencia una vez que lo designe el Poder Ejecutivo (el triunvirato que “gobierna y administra” el Incaa, según la Ley) para trabajar juntos en la anunciada “reforma integral” que sería el inicio de “una nueva etapa”. Es de suponer que la Asamblea y el Consejo Asesor tendrán que pronunciarse a breve plazo.

Tengamos presente que el Incaa es un “ente público no estatal”, característica que lo distingue en términos legales. Que es autárquico. Que legalmente no es posible modificar impuestos por decreto. Que la Ley hace cargo al Instituto de la administración del Fondo de Fomento, y prevé que las sumas a transferirse al Fondo “solo pueden ser variadas por el Poder Ejecutivo únicamente en el supuesto de modificarse los gravámenes previstos, en cuyo caso la variación del porcentual deberá ser tal que el valor absoluto de las sumas a transferir sea igual al existente al momento de la modificación”.

Hace años teníamos un Ministerio “de Cultura y Educación”. Porque se entendía que la cultura y la educación deben ir juntas.




Huracán 1 vs. Arsenal de Sarandí 2... @dealgunamanera...


Derrota en el Ducó con Arsenal…
                  

Huracán cayó derrotado 2 a 1 con Arsenal en la noche de Viernes Santo en el Tomás Adolfo Ducó. Con goles de Juan Brunetta y Juan Sánchez Sotelo los de Grondona se llevaron los tres puntos, había puesto el empate transitorio Norberto Briasco para el Globo.

© Publicado el sábado 15/04/2017 por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El inicio del encuentro mostró a los de Azconzábal en busca de los tres puntos para seguir sumando y lo tuvo con un tiro libre de Lucas Villalba desde el sector derecho que Pablo Santillo envió al córner.

La visita lo tuvo en los pies de Velázquez y en una de Brunetta que Marcos Díaz logró tapar. En la siguiente jugada este jugador de tiro libre pondría el 1 a 0 para la visita.

En el segundo Huracán fue a buscar el empate, a los 18 minutos sufrió la expulsión de Nicolás Romat y se quedó con diez, pero siguió en la búsqueda del arco de Santillo y fue así que a los 30 minutos Mariano González escapó por derecha y envió un centro preciso que Norberto Briasco, de cabeza transformó en gol.

Cerca del cierre del partido una corrida de Fragappane un centro y la entrada de Sánchez Sotelo que le dio la victoria a los del Viaducto.

Huracán 1

Marcos Díaz; Nicolás Romat, Martín Nervo, Federico Mancinelli, Lucas Villalba; Mauro Bogado, Matías Fritzler, Mariano González; Norberto Briasco, Tomás Molina y Julio Angulo. DT: Juan Manuel Azconzábal.

Arsenal 2

Pablo Santillo; Leandro Marín, Franco Bellocq, Claudio Corvalán, Federico Milo; Leandro Rolón, Renso Pérez, Sergio Velázquez, Lucas Wilchez; Juan Brunetta y Julio Rodríguez. DT: Humberto Grondona.

Goles: PT 24 Brunetta (A). ST 30 Briasco (H), 42 Sánchez Sotelo (A).

Cambios: inicio ST Alejandro Romero Gamarra por Bogado (H); 20 Franco Fragapane por Leonardo Rolón (A) y Patricio Toranzo por Tomás Molina (H); 27 Gonzalo Papa por Brunetta (A); 33 Daniel Montenegro por Mariano González (H), 42 Juan Sánchez Sotelo por Julio Rodríguez (A).

Incidencia: ST 18 fue expulsado Romat (H) por doble amonestación.

Árbitro: Fernando Rapallini.

Estadio: Tomás Adolfo Ducó.







Brotes que no crecen... @dealgunamanera...

¿Y la reactivación?

Tasa Central… Federico Sturzenegger. Dibujo: Pablo Temes.

Tensión en el oficialismo por la política antiinflación. Nuevas muestras de dureza presidencial. El caso Incaa.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 16/04/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


El Gobierno se encuentra en una encrucijada de la cual no le resultará fácil salir en el marco de un año electoral que se le presenta complicado. Lo que ha habido en estos primeros 16 meses de la gestión de Mauricio Macri es ajuste fiscal –últimamente bastante laxo–, inflación que sigue siendo alta y elevadas tasas de interés con un dólar “planchado”. Todo esto –además de las complicaciones en la macro– atenta directamente contra la reactivación de la economía que debería ser motorizada en el día a día por el consumo de los argentinos.

Así las cosas, son varios dentro y fuera del Gobierno los que vuelven a apuntar contra la ortodoxia del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, por la apreciación del peso y el sostenimiento de las tasas de interés a un nivel tan alto como para que, aquel que puede, se vuelque al ahorro y no al consumo. 

“El que tiene poder adquisitivo moderado especula buscando un resguardo que le permita ganarle a la inflación, y el que está un poquito más arriba en la escala de ingresos, la banda entre 45 y 65 mil pesos por mes (entre jefe de familia y cónyuge), compra un pasaje y gasta su dinero en Chile, que hoy resulta más accesible y con mayor variedad”, asegura un economista que mira de reojo la cuestión del consumo. De hecho, los cálculos para esta Semana Santa hablan de unos 40 mil argentinos que cruzaron tanto a Chile como al Paraguay en los ya conocidos tours de compras.

La inflación de marzo fue del 2,4%. Según el propio Indec, el acumulado en el primer trimestre es del 6,29%. Un ritmo que complica la pauta inflacionaria pronosticada por el Gobierno para 2017. Lo preocupante es que el alza fue liderada por educación, indumentaria, alimentos y bebidas, rubros que golpean especialmente desde la clase media baja hacia abajo.

Por eso Sturzenegger es pragmático y, aun contra los deseos de otros pesos pesados del Gobierno como Rogelio Frigerio, Luis Caputo y en menor escala Nicolás Dujovne, reeditó la vieja disputa que mantenía con el ex ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat-Gay, con quien tuvo varios cruces por la suba de tasas y el consiguiente freno de la actividad económica. En rigor de verdad, y recordando aquello de que “el que avisa no traiciona”, hay que señalar que en enero Sturzenegger había dicho que aunque la inflación “tiene los días contados”, se venían “tres meses delicados”, por lo que no tenía mucho “margen para relajar la política monetaria”. Acertó.

Hace algo menos de un año, mientras Prat-Gay se mostraba optimista por la evolución de los precios, Sturzenegger exhibía una posición fría, distante y de mucho menor entusiasmo. El cruce más recordado fue cuando el ex ministro llegó a declarar que la inflación ya no era “un tema”, lo que al poco tiempo llevó al titular del BCRA a declarar que los resultados no bastaban “para que haya un proceso de desinflación persistente”.

Derrame. 

Si bien este recuerdo no hace más que avalar el arrastre de un problema para el cual no se ha encontrado solución, lo cierto es que, por estos días y a causa de la urgencia electoral, la pericia del titular del BCRA –según sus defensores– no cuenta con el apoyo de otros tiempos. “Mauricio está preocupado y, sin hacer populismo, sabe que es conveniente que la gente tenga plata en el bolsillo como para que haya una mejoría en el consumo.

Esto debería empezar a pasar en el arranque del segundo semestre a más tardar”, ironizó un hombre de consulta del Gobierno recordando la muletilla utilizada por los hombres de Cambiemos durante la primera mitad de 2016. “Esta vez será diferente; se tardó más de lo esperado pero las cosas están empezando a cambiar”, se convenció. Respecto de Dujovne, los economistas de peso sostienen que “pusieron a un obediente” y que no tiene posibilidades de rivalizar con Sturzenegger. Además todos esperan el pulso marcado por el Presidente.

Macri está cada vez más duro en el cara a cara. Una fuente que conoce el contenido y sobre todo las formas de las últimas reuniones describió a muchos funcionarios haciendo equilibrio antes de animarse a contradecir al Presidente. “Macri los mira fijo y les dice ‘no quiero opiniones de café’, pero en ocasiones los ministros se enteran de decisiones in situ y no tienen forma de rebatir un razonamiento o directiva con argumentos basados en pruebas irreprochables”. Las manifestaciones de apoyo del 1A, los muchos grises que tuvo el paro motorizado por la CGT y el progresivo desgaste de los líderes gremiales de los docentes han actuado como un catalizador en la génesis de este endurecimiento presidencial. No hay plan B. Por eso en el Gobierno le prenden una vela a cada santo a la espera de que los pronósticos más optimistas se cumplan.

En ese contexto de endurecimiento de la línea que baja el Presidente hay que situar la crisis desatada esta semana en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) a partir del desplazamiento de su titular, Alejandro Cacetta. Desde la Jefatura de Gabinete, lo que se le endilga a Cacetta es su inacción para poner freno a los manejos poco claros de funcionarios que venían desde el kirchnerismo.

Tanto el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, como sus colaboradores directos coinciden en señalar que el reproche a la gestión de Cacetta no tiene que ver con su persona sino con su falta de velocidad y firmeza para actuar ante compras, refacciones y traslados que, por los montos claramente fuera de mercado, recordaban viejas costumbres que se mantenían del gobierno anterior.

Del lado de los defensores de Cacetta –que había sido propuesto para el cargo nada más ni menos que por Juan José Campanella– hay actores, directores y productores independientes que sugieren que esta movida tiene que ver con el equilibrio que venía haciendo la actual gestión para no recortar presupuestos y mantener la incentivación de los planes de fomento del cine nacional. Aquí es donde entra la figura del secretario de Coordinación Interministerial, Mario Quintana, como el instigador de la salida de Cacetta. Hay que recordar que, según lo expresó el mismo Macri, tanto Quintana como el secretario de Coordinación de Políticas Públicas, Gustavo Lopetegui, son “sus ojos”.

“Si hubiera más políticos que supieran de poesía, y más poetas que entendieran de política, el mundo sería un lugar un poco mejor para vivir en él” (John Fitzgerald Kennedy).

Producción periodística: Santiago Serra.



Aplazados en Democracia... @dealgunamanera...

Aplazados en democracia…


Corría el siglo I de nuestra era cuando Esquilo, uno de los padres del gran teatro trágico griego (autor de Prometeo encadenado, La Orestíada, Los siete contra Tebas) decía en Las suplicantes, otra de sus obras, que la libertad de palabra es esencial para la democracia.

© Escrito el domingo 16/04/2017 por Sergio Sinay, escritor y periodista, y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Veinte siglos más tarde, en esta semana, la dirigente gremial docente Marta Maffei afirmó que, en el país, no hay democracia sino una mascarada. Lo dijo pública y libremente, en televisión, y su opinión fue replicada en medios de alcance nacional.

¿Qué sería una democracia para quienes, como esta y otros gremialistas y militantes, dicen pública y libremente que el gobierno actual es una prolongación de la dictadura? ¿Además, los eufóricos recién llegados a la militancia “combativa” y a la “resistencia” conocen qué es una dictadura por experiencia propia y no por relatos dogmáticos? ¿Tienen que esconderse, exiliarse, viven en la clandestinidad (más allá de taparse las caras con capuchas muy parecidas a las que usaban los desaparecedores de la dictadura), tienen que hablar en susurros y en penumbras, ven desaparecer vecinos, amigos y conocidos cada día?

Y los otros, los que ya no se cuecen en un hervor y hablan de una presente dictadura, ¿perdieron la memoria que tanto invocan, los está traicionando esa memoria y los acerca al delirio, son moral e intelectualmente honestos cuando tergiversan sus discursos para acomodar pasado y presente a un dogma que a fuerza de repetir acaso ni ellos mismos pueden diferenciar de la realidad?

El uso de términos como genocidio, dictadura u holocausto requiere una enorme responsabilidad y conciencia. Dispararlos ligeramente, de forma reactiva, despreciando la posibilidad de pensar, comparar, reflexionar, conlleva el riesgo de banalizarlos vaciándolos de contenido y significado. Además de revelar un preocupante nivel de ignorancia. En especial cuando se trata de dirigentes docentes, y tomando en cuenta la particular función educativa y formativa que deberían honrar, no estaría de más que compartieran con sus alumnos (cuando ir a las aulas sea lo normal) una lectura de Política para Amador, ese extraordinario trabajo que el filósofo español Fernando Savater ofreció como herramienta para la educación política de adolescentes (aunque es un buen recordatorio para adultos).

“La democracia nació entre conflictos, dice allí Savater, y sirvió para aumentarlos más que para reservarlos”. Lo dice en defensa de ella. La razón es simple. A mayor libertad, más aflora la diversidad, más minorías se despliegan. Y la función de la democracia es establecer las condiciones para articular esa diversidad, para proteger la existencia y la expresión de las minorías.

Minoría significa lo opuesto de totalidad. Una sociedad está compuesta de minorías, puesto que ningún grupo de ningún tipo (político, cultural, étnico, religioso) abarca al cien por ciento de los integrantes de esa sociedad. De ahí que la vida democrática será siempre conflictiva y requerirá honestidad política e intelectual, portación de valores morales, capacidad de escucha y aceptación para entender que la vía posible de articulación de esos conflictos pasa por entender que es necesario resignar de lo propio en beneficio de la común.

Nada más opuesto al pensamiento autoritario y a su práctica. Ese pensamiento y esa práctica sí llevan a mascaradas democráticas. Ponen el número y la prepotencia por encima del respeto a la diversidad. La mayoría circunstancial manda y hace lo que quiere porque está en el vértice de la pirámide del poder, como explicaba Hannah Arendt, y dice recibir el mandato que la autoriza. Ese mandato es abstracto y arbitrario.

Se llama “pueblo”, “bases”, “militancia” y se ejerce con prepotencia hasta el límite de la ley. Pero incluso para el autoritarismo la ley es un límite. Si no fuera así, el sueño de eternidad de los autoritarios se haría realidad. Con la dictadura desaparece la ley y sólo cuenta la voluntad del tirano. Quienes llaman dictadura a la conflictiva democracia sólo expresan su dificultad para vivir en ella.

Una materia que les espera. 

Link


"Yo quiero una democracia en serio, no una máscara..."




Amor y espanto… @dealgunamanera...

Amor y espanto…

Felices Pascuas… Raúl Alfonsín. Dibujo: Pablo Temes

El Gobierno mantiene buen nivel de imagen. Lo ayuda el temor al pasado. Cuál es su oportunidad.

© Escrito por Manuel Mora y Araujo el domingo 16/034/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El país convive con sus muchos problemas reales y con las ofertas de la política. Pero la situación política tiende a definirse. La Argentina tiene gobierno y su gobierno es respaldado por una parte significativa de la sociedad. 

Y ésta es la Argentina: la sociedad –sociedad “bipolar”, la llamé alguna vez– se mueve de un estado de ánimo al opuesto o, como dice Jorge Fontevecchia en su editorial de ayer, de una subjetividad de época a otra.

Por sobre esa sociedad, en parte orientándola, en parte alimentándose de ella, un sistema político que alterna entre alinearse detrás de liderazgos fuertes o funcionar como una máquina adaptativa sin rumbo propio; y al lado de él, los “factores” de poder que se nutren de la actividad productiva, el trabajo y los sin trabajo (empresarios, sindicatos, organizaciones sociales). Bastante igual a sí misma, la sociedad casi parece condenada al ciclo del eterno retorno.

Pero cada tanto aparece algo nuevo que concita altas expectativas de que “esta vez podrá ser distinto”. Fue novedoso en su momento Alfonsín, fue novedoso Menem, fue novedoso el kirchnerismo. Pero finalmente, con cada uno de ellos terminó prevaleciendo el retorno. Ahora estamos ante el incierto y sorprendente ciclo de Macri. La sociedad espera más de él de lo que parecen esperar los dirigentes y los comentaristas e interpretadores. 

El macrismo presenta una impronta novedosa en los ciclos políticos argentinos. No llegó al gobierno con un proyecto definido y con una sociedad entusiasmada con ese proyecto. Alfonsín y Menem entusiasmaron a la sociedad desde el primer día: Kirchner tardó un poquito, pero también la entusiasmó. Macri no. El respaldo que lo llevó al gobierno, y que todavía mantiene, está más basado en lo que excluye que en lo que ofrece. A sus seguidores no los mueve el amor sino el espanto (no el amor al proyecto macrista sino el espanto de la alternativa a Macri, el kirchnerismo). Por eso esta dualidad: las voces de la sociedad dicen que las cosas andan mal, que el Gobierno no las resuelve, pero sigue prefiriendo a este gobierno.

El cambio de contexto nunca es fácil. A Alfonsín le tomó dos años llegar a los juicios a las juntas, hasta que las intervenciones militares en los procesos políticos quedaron desterradas para siempre. A Menem le tomó unos dos años estabilizar la economía. El kirchnerismo fue menos lineal; sus éxitos económicos iniciales se cimentaron bajo la presidencia de Duhalde y la gestión de Lavagna, pero su impronta populista, de ejercicio discrecional del poder, y su propensión a despilfarrar el producto de los primeros buenos años de gobierno llegaron con la presidencia de Cristina. 

Ahora parece estar perfilándose un contexto más definido que el del primer año del gobierno de Macri. El estilo político más institucional que de liderazgo, el clima de diálogo y respeto al pluralismo, la diversidad de voces en los medios de prensa, la actitud abierta hacia el mundo externo, todo eso parece ya descontado y –por lo menos en esta fase del ciclo– la sociedad lo acepta y lo valora. Eso está y es parte del presente. Un programa explícito de política económica sólo lo hay a medias, y se agota en algunas premisas básicas, prolegómenos y generalidades. Pero ahora surge una definición desde un sector del elenco gubernamental que es la base de una política económica: la prioridad es combatir la inflación, estimular la economía vendrá después.

Aparece también una actitud más firme ante la práctica tan argentina de los paros y la protesta activa en la calle, y va perfilándose una conducta firme ante las presiones gremiales. En estos frentes el Gobierno exhibe una determinación que no se le conocía: acepta confrontar. Sale a pelear con jugadores duchos en la pelea –sindicatos, docentes, piqueteros– y toma el riesgo, ya que una derrota se pagaría cara.

Y condensando todo eso, endurece su discurso. Se lo nota más confiado; de hecho, los números de las encuestas lo tranquilizan y, en el frente político, la atomización de los opositores lo favorece. 

De fondo. 

En la calle se cree que este gobierno es menos “politiquero” que otros, pero se entiende que eso debería conducir a enfocarse en los problemas de fondo. Muchos gobiernos se conforman con la noción de que gobernar es ejercer el poder, es estar ahí. La mayoría debe enfocarse en atender innumerables problemas de todos los días. Algunos, en cambio, definen su razón de ser en términos de producir transformaciones de magnitud en algún aspecto que afecta a la sociedad. La sociedad espera algo así de este gobierno. El contexto es apropiado, y el momento es oportuno, para que el Gobierno invierta más esfuerzo y pensamiento estratégico en algunos temas fundamentales que hacen a la realidad de la Argentina. 

El diagnóstico parece claro: nuestro país no puede vivir complacido ante los niveles de pobreza abrumadores que persisten y se agravan, ante la deplorable calidad educativa presente, ante los niveles de corrupción asombrosos que conocemos. Son problemas universales, sobre los cuales en el país y fuera de él muchos think tanks, investigadores y organizaciones sociales trabajan continuamente; no hay que inventar la pólvora, hay que definir políticas y actuar. 

La corrupción está a la orden del día. Es un buen momento para intentar un salto adelante y para instalarse en el mundo como una nación que busca respuestas efectivas. Es un buen momento porque la corrupción es un mal endémico en casi todo el mundo, y es probablemente el más universal factor que produce pérdida de legitimidad y falta de confianza en el sistema político. 

Si el gobierno de Macri logra institucionalizar medidas anticorrupción, respaldadas en un consenso político razonablemente creíble, ésa podría ser su marca en la historia. No podrá hacerlo solo, deberá convocar a otros sectores políticos y sociales, pero puede liderar esa gran cruzada.