domingo, 15 de marzo de 2015

Una visita a la isla de los silencios… De Alguna Manera...

Una visita a la isla de los silencios… 

  
En 1979, la isla fue usada para llevar prisioneros que había que esconder por la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Denunciada desde la democracia, fue ubicada por sus sobrevivientes y recién ahora, tras más de treinta años, finalmente inspeccionada por la Justicia.

El apostadero de Prefectura de San Fernando aparece al borde de la costa, contra el fondo de un camino de tierra. De a poco llega un fiscal, los abogados de las querellas y los defensores de los marinos de la Escuela de Mecánica de la Armada. Un prefecto toma nota de los nombres. Hay veinte lugares disponibles. Luego van llegando siete sobrevivientes del centro clandestino. Todos suben a bordo de una embarcación para hacer el recorrido de tres horas que los sobrevivientes hicieron encapuchados y engrillados, más de treinta y cinco años atrás. “¡Lancha rara era esa! –dice uno de los siete, Víctor Basterra–. ¡Mas que lancha, era un lanchón! Nos habían tirado una lona encima, siempre con capucha, pero la lona era para que no nos viera la gente.”

El viaje es hacia la isla El Silencio, ubicada en la segunda sección del Delta en la localidad de San Fernando, donde funcionó transitoriamente un centro clandestino de detención. Entre agosto y septiembre de 1979, el GT3.3.2 llevó ahí a unos 40 prisioneros para esconderlos durante la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a la ESMA. La isla fue numerosas veces denunciada. Lo hicieron los sobrevivientes y el CELS, que documentó la relación del predio con el Arzobispado de Buenos Aires y la venta de la isla al GT de la ESMA. En los ’80, casi a tientas, un grupo de sobrevivientes logró encontrar finalmente su ubicación, pero la Justicia tardó treinta años en hacer algo. Recién la allanó en 2013, y lo más sorprendente para quienes estuvieron en uno y otro momento fue que todo estaba como en 1979, como congelado en el tiempo. Hallaron la piedra de afilar machetes, un buggy derruido, un mueble de cocina y la cocina económica. La isla pasó por varias manos desde aquel momento. La Justicia investiga las trasferencias. Sobre la isla pesa una orden de no innovar y un pedido de los sobrevivientes para que se expropie. La semana pasada, el TOF 5 a cargo del juicio oral de la ESMA hizo una inspección ocular. Hacia allí fue el barco.

“Siempre hemos declarado la existencia de la isla”, dice durante el viaje Enrique “Cachito” Fukman. “La primera vez que se hizo algo fue hace dos años. Por eso preguntamos cuáles son los motivos por los que la Justicia en estos treinta años nunca allanó. Lo que pensamos es que tiene que ver porque obviamente está involucrada la Iglesia en toda esta situación: al haber sido una isla de la curia, aclaremos que en la década del ’60, a esta isla, venía (Antonio) Caggiano por ejemplo que era el Arzobispo de Buenos Aires. Se hacían almuerzos con los seminaristas. Con esto estamos diciendo que por acá pasaba la cúpula del Episcopado.”

En el viaje, se van presentando otros que viajaron a la isla en distintos momentos de 1979. Hay dos de la “perrada”, Alfredo Ayala “Mantecol” y Leonardo “Bichi” Martínez, parte de los detenidos obligados a hacer tareas de mantenimiento en la ESMA y en estructuras satélites, como estas casas operativas o en las robadas y revendidas para el saqueo. Hay tres que fueron asignados al “trabajo esclavo”: Fukman, el “Sueco” Carlos Lordkipanidse y Angel “Taita” Strasseri. Y hay dos “capuchas”, Víctor Basterra y Osvaldo Barros, dos de los 15 a 20 detenidos-desaparecidos que permanecían encapuchados, engrillados y hacinados abajo de la Casa Chica de la isla. Era en una estructura construida entre los pilotes, con paredes de barro, donde la mayoría pasaba los días tirados en lonas sobre el suelo de tierra.

“Antes de la venta, esta isla se la dieron a (el cura Emilio) Graselli, que era el que ya la estaba administrando. Casi podríamos decir que fue un armado previo para hacer el negocio con la Armada: porque se la vende a la Armada en una venta fraudulenta. El GT la compra, no a nombre de ninguno de ellos sino usando los documentos de (Marcelo Camilo) Hernández, que era un secuestrado que había sido liberado y estaba en el exterior. Entonces la compra era fraudulenta. Y Graselli sabía.”

La mayor parte de los sobrevivientes viaja ahora en cubierta. Basterra cada tanto se para, da vueltas. Son casi las once de la mañana y el sol es fuerte. Los prefectos sirven un plato de galletas. El Bichi Martínez tiene una foto. Es de los que mas estuvo en la isla. Los de mantenimiento habían viajado con el prefecto represor Héctor Febres un fin de semana a evaluar arreglos. Volvieron más tarde con chapas y maderas. En la foto, a Bichi se lo ve elegante, con ropa de sábado a la noche, entre tres suboficiales. Los Verdes. La escena es de un club de la zona, parte de un baile, según cuenta, un día en el que después de hostigarlos, los suboficiales eran capaces de llevarlos a pasear.

“Cuando volvimos nos trajimos todos los elementos para trabajar en la reparación de la casa –dice Mantecol–. Reparamos la Casa Grande, el piso y los techos. Me acuerdo varias anécdotas, como cuando encontramos un panal de abejas. Abajo de la casa cambiamos los postes deteriorados. Pusimos un baño en condiciones. Le pusimos ducha porque no tenía. Pero lo primero fue el muelle: arrancamos por ahí, porque era un pedazo de madera. Y después hicimos de nuevo el puentecito que iba de una a otra casa.”

Como en 1979, el viaje a la isla toma tres horas. La última escala es a unos mil metros de la isla, en el puesto de Prefectura ubicado entre el Paraná Mini y el Chañá-Mini. Los jueces ya llegaron, en helicóptero.

La casa sin aire

La isla El Silencio sigue teniendo las dos casas. En la Casa Grande alojaron al grupo de secuestrados enrolados en el trabajo forzado y lo que el GT llamó proceso de recuperación. En la Casa Chica, a unos metros de distancia y separada por el pequeño puente, estaba el resto de los prisioneros, tabicados, ubicados entre paredes húmedas, un hueco ganado a la tierra, en condiciones deplorables. Entre los que estaba el grupo Villaflor, Juan Carlos Anzorena y el vasco Urretavizcaya.

En aquellos días, la isla tenía sus rutinas. En la cocina estaban tres prisioneras, Thelma Jara de Cabezas, Blanca “Betty” García Alonso de Firpo y Lucía Deón. Thelma llegó un poco más tarde que el resto de los detenidos, después de una gira de falsas entrevistas y propaganda en Uruguay. Las tres mujeres hacían comida para los prisioneros y para los guardias. Dicen que Thelma decía que cuando comían cosas sabrosas se ponían de mejor humor. En esos días también comieron mejor los de Capucha: muchas veces recibían mejor comida, porque se las llevaban sus compañeros, porque los guardias no querían ni siquiera acercarse por el olor.

“El grupo de tareas tenía plantaciones”, dice Fukman. “Había de álamos y antes había sauces y fornio, una planta de hojas muy filosas con la cual después se hace hilo. Lo primero que nos hacen hacer es abrir una picada a machetazos. Vos decís ¿cómo nos daban machetes? Muy sencillo, íbamos en fila desmalezando y ellos estaban a los costados con los fusiles automáticos. ¿Viste las películas que aparece el tipo con el fusil y los esclavos? Bueno, igual pero esto no era una película.”

La isla así pensada parece una unidad productiva aparentemente importante. ¿Cómo era eso del tractor?, les preguntó Obligado a los sobrevivientes. Ellos dijeron que después de desmalezar, un grupo cortaba árboles con motosierras; otro hombreaba los cortes y los cargaban en un tractor. El tractor acercaba los cortes a la costa, los bajaban y los subían a una lancha.

–¿De qué empresa era esa lancha? ¿Los vendían? –preguntaron los periodistas.

–Era una empresa privada. Lo vendía el GT. El GT tenía mano de obra gratis con esto, ¡qué más querían!. Y el otro trabajo que hacíamos era cortar las hojas de fornio. Tenías que usar guantes porque sino te cortabas, porque es muy filosa. Había que juntar todo. Llevarlas a la costa y después se la llevaban.

La estadía de ellos en la isla duró alrededor de un mes, aunque algunos de la “perrada” volvieron a hacer trabajos esporádicos. Mientras estuvieron todos, cuentan, los trabajos se hacían a la mañana. Después se almorzaba. Y a la tarde había partido o como dicen ellos: falsos partidos. “Se hacían los falsos partidos: nos decían que si ganábamos nos mataban, pero por más que nos decían así siempre ganábamos.”

Abajo

En el muelle había un cartel con el nombre El Silencio. Desde la costa todavía se ve la Casa Grande, sostenida por los pilotes típicos del Delta. En un costado, una cocina vieja apoyada a una escalera reemplaza los primeros escalones. Por ahí suben, con dificultad, el juez Obligado, la jueza Adriana Paliotti y Leopoldo Bruglia. Un secretario pregunta en voz alta quién es quién y mientras calcula cuánto más puede resistir esa escalera que es una de las entradas a la casa. Suben los sobrevivientes. Y el resto.

–Esta es la entrada que estaba habilitada en ese momento –dice uno, a modo de guía.

–Mostrar, muestre lo que quiera –le dice el juez–, pero no haga valoraciones.

–Esta es la Casa Grande... –intenta seguir.

—¡Un minuto que lo van a filmar! –lo interrumpen.

–Esto es lo que se llamó la Casa Grande –comienza de nuevo– que es el lugar donde estábamos aquellos que estábamos en estado de esclavitud. Los “capucha” estaban en la otra casa. A esta se subía por este lado. Y se entraba por acá, directamente en lo que es la cocina.

Adentro está todo como estaba, lo que impresiona. El mueble en esquina. La cocina económica. Los techos. Los pedazos de madera de la galería que Mantecol alguna vez cambió. También hay huellas de posters más nuevos. Y marcas que indican que la casa recientemente se usó. El Sueco Lordkipanidse pasa de un cuarto al otro. Les habla a los jueces. Les dice dónde estaban ellos. Dónde las mujeres. Dónde dormían los suboficiales. Acá está el mismo mueble, dice. Los baños.

Osvaldo Barros, como perdido, entra buscando la puerta de un baño, el único momento en el que estuvo en la Casa Grande porque estaba en la Capucha, y ese momento fue el único día que los llevaron a ducharse.

El Sueco entonces pasa a otro cuarto. Y vuelve a pasar. Y de pronto dice, bueno, ya está, salgamos de acá.

Tardó tres horas en llegar. O tres décadas. Ahora está ahí. Entró hace relativamente poco. El fiscal Guillermo Friele en la puerta dice que lo más importante de este lugar es eso: que no cambio nada. Que es como entrar a la ESMA. El Sueco también piensa lo mismo, pero no está tan seguro de las razones: “No sé hasta qué punto esto es un mensaje”.

En la casa chica un secretario pregunta algunos datos. Víctor Basterra saca una foto. “Esta parte de arriba era la habitación de los guardias –dice Basterra–. Muchas noches los guardias venían todos borrachos, se ponían a bailar, a zapatear. Caía una nube de polvo sobre nosotros. Provocó gritos, ataques de nervios porque era un ruido infernal. Me acuerdo que una noche fue tal el lío que hicimos, los gritos que pegamos nosotros, que vino un oficial y paró un poco lo que estaban haciendo arriba los guardias.” El piso se movía. Abajo había varios sobre el suelo, pero también había dos cuchetas de metal con las mujeres. Uno de esos gritos era de la Gallega, María Elsa Garreiro Martínez, la esposa de Raimundo Villaflor, tenía la cara pegada a la viga del techo, el piso de la casa de arriba.

El secretario del juzgado escucha. Hace cuentas mentales otra vez. Esta vez dice algo, el terror, el estado de pánico.

© Escrito por Alejandra Dandan el domingo 15/03/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




Cuervos vs. Quemeros, mitos tribuneros... De Alguna Manera...

Un clásico parejo en tiempos modernos. Mitos tribuneros para relativizar con números…


Que quede claro que esto es un juego periodístico. Ya que a algunos hinchas de ciertos equipos les gusta parcializar la historia desde donde les conviene en lugar de contarla completa como oficialmente la registra la AFA (1891-2014), pues entonces vamos a seguir esta corriente del recorte en el clásico de barrio más grande del mundo.

EraPartidos
Jugados
Ganados
San Lorenzo
Partidos
Empatados
Ganados
Huracán
Goles de
San Lorenzo
Goles de
Huracán
Primera división amateur (1915-1930)7520114
Primera división profesional (Desde 1931)4154733941284203
Otros torneos oficiales (Desde 1918)104331513
Subtotal de partidos oficiales171824444310220
Torneos y partidos amistosos (Desde 1918)195772526
Total190875151335246

Desde 1969 hasta la actualidad (últimos 45 años), en 76 duelos disputados, San Lorenzo ganó 29 veces el clásico y Huracán venció en 24 oportunidades, con 22 empates y un partido que se les dio por perdido a ambos, considerando sólo partidos de Liga (Torneos de Primera División Regulares). Resumen: ¡sólo 5 partidos de diferencia!!

Por consiguiente, el clásico en las últimas cinco décadas resulta por demás parejo. Con aquel triunfo del Globo en el Viejo Gasómetro por 2 a 1 allá por 1969 con un recordado gol de Rodolfo Fito Vilanova, Huracán quebraba definitivamente un predominio de su rival que abarcó un largo período en los 50 y los 60. La continuidad en los 70 ya en la era de los Brindisi, los Babington, los Ardiles y los Houseman ratificó una paridad naciente que persiste hasta nuestros días con una diferencia ínfima si se toma en cuenta que son cuatro décadas y media de enfrentamientos.

Si se considera la historia de los últimos 40 años la diferencia es más corta todavía ya que desde 1976 a la actualidad, sobre un total de 55 clásicos, San Lorenzo triunfó en 20 oportunidades y Huracán ganó 18 veces con 16 empates y un partido que se les dio por perdido a ambos clubes.

Igualmente, nobleza obliga por supuesto, se cuenta todo completo y San Lorenzo tiene una ventaja importante que los Quemeros reconocemos con hidalguía tribunera, algo que no hacen la mayoría de los hinchas del vecino rival cuando de nuestros 12 indiscutibles títulos oficiales se habla, en una clara postura de deshonestidad intelectual.

En conclusión, la frase “a estos les ganamos siempre” es puro verso de tablón, sólo folklore. Lo dice la estadística: 29 a 24 en 45 años no es ganar siempre…

El detalle desde 1969 al 2014:

Metropolitano 1969 San Lorenzo 1 – Huracán 2 El Gasómetro
Metropolitano 1969 Huracán 3 – San Lorenzo 1 La Bombonera
Nacional 1969 San Lorenzo 2 – Huracán 1 El Gasómetro
Metropolitano 1970 Huracán 3 – San Lorenzo 2 Tomás A. Ducó
Metropolitano 1971 Huracán 1 – San Lorenzo 5 La Bombonera
Metropolitano 1971 San Lorenzo 2 – Huracán 0 El Gasómetro
Nacional 1971 Huracán 0 – San Lorenzo 3 Don León Kolbovsky
Metropolitano 1972 San Lorenzo 2 – Huracán 2 El Gasómetro
Metropolitano 1972 Huracán 3 – San Lorenzo 0 Tomás A. Ducó
Nacional 1972 San Lorenzo 3 – Huracán 0 El Cilindro
Metropolitano 1973 Huracán 2 – San Lorenzo 2 Tomás A. Ducó
Metropolitano 1973 San Lorenzo 1 – Huracán 0 José Amalfitani
Nacional 1973 San Lorenzo 2 – Huracán 2 La Bombonera
Metropolitano 1974 Huracán 0 – San Lorenzo 2 Tomás A. Ducó
Metropolitano 1974 San Lorenzo 0 – Huracán 2 El Gasómetro
Nacional 1974 Huracán 2 – San Lorenzo 0 Tomás A. Ducó
Nacional 1974 San Lorenzo 2 – Huracán 2 El Gasómetro
Metropolitano 1975 San Lorenzo 1 – Huracán 0 El Gasómetro
Metropolitano 1975 Huracán 1 – San Lorenzo 1 Tomás A. Ducó
Nacional 1975 Huracán 0 – San Lorenzo 1 Tomás A. Ducó
Nacional 1975 San Lorenzo 2 – Huracán 2 El Gasómetro
Metropolitano 1976 Huracán 3 – San Lorenzo 1 Tomás A. Ducó
Metropolitano 1976 San Lorenzo 1 – Huracán 3 El Gasómetro
Metropolitano 1976 Huracán 4 – San Lorenzo 2 La Bombonera
Nacional 1976 San Lorenzo 1 – Huracán 2 El Gasómetro
Nacional 1976 Huracán 2 – San Lorenzo 1 Tomás A. Ducó
Metropolitano 1977 San Lorenzo 2 – Huracán 2 El Gasómetro
Metropolitano 1977 Huracán 1 – San Lorenzo 0 Tomás A. Ducó
Metropolitano 1978 Huracán 2 – San Lorenzo 3 Tomás A. Ducó
Metropolitano 1978 San Lorenzo 2 – Huracán 1 El Gasómetro
Nacional 1979 San Lorenzo 1 – Huracán 2 El Gasómetro
Nacional 1979 Huracán 1 – San Lorenzo 3 Tomás A. Ducó
Metropolitano 1980 San Lorenzo 2 – Huracán 1 José Amalfitani
Metropolitano 1980 Huracán 1 – San Lorenzo 0 Tomás A. Ducó
Nacional 1980 San Lorenzo 1 – Huracán 2 Tomás A. Ducó
Nacional 1980 Huracán 2 – San Lorenzo 3 Tomás A. Ducó
Metropolitano 1981 Huracán 1 – San Lorenzo 3 Tomás A. Ducó
Metropolitano 1981 San Lorenzo 0 – Huracán 1 La Bombonera
Metropolitano 1983 Huracán 2 – San Lorenzo 2 Tomás A. Ducó
Metropolitano 1983 San Lorenzo 2 – Huracán 1 José Amalfitani
Metropolitano 1984 Huracán 2 – San Lorenzo 2 Tomás A. Ducó
Metropolitano 1984 San Lorenzo 1 – Huracán 1 Don León Kolbovsky
Primera División 1985/86 San Lorenzo 0 – Huracán 0 La Bombonera
Primera División 1985/86 Huracán 1 – San Lorenzo 1 Tomás A. Ducó
Apertura 1990 Huracán 0 – San Lorenzo 0 Tomás A. Ducó
Clausura 1991 San Lorenzo 0 – Huracán 1 Ferro Carril Oeste
Apertura 1991 Huracán 2 – San Lorenzo 2 Tomás A. Ducó
Clausura 1992 San Lorenzo 2 – Huracán 2 José Amalfitani
Apertura 1992 Huracán 1 – San Lorenzo 0 Tomás A. Ducó
Clausura 1993 San Lorenzo 1 – Huracán 0 José Amalfitani
Apertura 1993 San Lorenzo 1 – Huracán 0 José Amalfitani
Clausura 1994 Huracán 2 – San Lorenzo 1 Tomás A. Ducó
Apertura 1994 Huracán 1 – San Lorenzo 2 Tomás A. Ducó
Clausura 1995 San Lorenzo 3 – Huracán 0 Nuevo Gasómetro
Apertura 1995 San Lorenzo 5 – Huracán 0 Nuevo Gasómetro
Clausura 1996 Huracán 1 – San Lorenzo 1 Tomás A. Ducó
Apertura 1996 Huracán 1 – San Lorenzo 1 Tomás A. Ducó
Clausura 1997 San Lorenzo 5 – Huracán 1 Nuevo Gasómetro
Apertura 1997 San Lorenzo PP – Huracán PP Nuevo Gasómetro
Clausura 1998 Huracán 2 – San Lorenzo 1 José Amalfitani
Apertura 1998 San Lorenzo 2 – Huracán 0 José Amalfitani
Clausura 1999 Huracán 1 – San Lorenzo 1 José Amalfitani
Apertura 2000 Huracán 2 – San Lorenzo 1 Tomás A. Ducó
Clausura 2001 San Lorenzo 1 – Huracán 1 Nuevo Gasómetro
Apertura 2001 San Lorenzo 0 – Huracán 1 Nuevo Gasómetro
Clausura 2002 Huracán 1 – San Lorenzo 1 Tomás A. Ducó
Apertura 2002 Huracán 0 – San Lorenzo 4 Tomás A. Ducó
Clausura 2003 San Lorenzo 4 – Huracán 0 Nuevo Gasómetro
Apertura 2007 San Lorenzo 1 – Huracán 1 Nuevo Gasómetro
Clausura 2008 Huracán 0 – San Lorenzo 0 Diego A. Maradona
Apertura 2008 Huracán 1 – San Lorenzo 4 La Bombonera
Clausura 2009 San Lorenzo 0 – Huracán 1 La Bombonera
Apertura 2009 Huracán 0 – San Lorenzo 2 Tomás A. Ducó
Clausura 2010 San Lorenzo 3 – Huracán 0 Nuevo Gasómetro
Apertura 2010 Huracán 3 – San Lorenzo 0 Tomás A. Ducó
Clausura 2011 San Lorenzo 3 – Huracán 0 Nuevo Gasómetro

© Escrito por Roberto Guidotti el viernes 13/03/2015 y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán e la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Pacto improbable… De Alguna Manera...

Pacto improbable…

Presidenta Saliente, Cristina Fernández De Kirchner. Dibujo: Pablo Temes

En los Tribunales no imaginan acordar con los K. El caso Moldes y la nueva SIDE.

En los pasillos de Tribunales aseguran que el fiscal ante la Cámara Federal Penal Germán Moldes no tiene miedo. Tiene la piel curtida y no es un hombre fácil. El nunca lo dirá pero le preocupa la situación de indefensión en que los fiscales y jueces que tramitan causas que son cruciales para el poder desarrollan su trabajo. Ya no es un secreto para nadie que se lo ha dejado muy solo. “El poder político ha intentado marcarle la cancha una y otra vez, sin darse cuenta de que todo será en vano. Moldes hará su trabajo y decidirá según su conciencia”, señala una voz que conoce al dedillo lo que sucede en los tribunales de la avenida Comodoro Py.

Algunas presiones hasta parecen infantiles, como el hecho de haberle retirado el auto oficial que usaba desde hace varios años. Lo más preocupante es que, en materia de seguridad, Moldes cuenta sólo con los dos oficiales de policía que lo han acompañado desde hace quince años y que, según el turno, nunca se cruzan. Nadie se ha comunicado con él para ofrecerle apoyo, mientras debe decidir sobre una de las causas más sensibles de su carrera. Alguien le ha escuchado decir: “Nunca pedí nada y no lo voy a hacer ahora. Soy un viejo criado en Boedo, y no es momento de llorar; este trabajo es así”.

En Comodoro Py 2002 todos miran de reojo a la Sala I de la Cámara Federal –integrada por los doctores Jorge Ballestero, Eduardo Farah y Eduardo Freiler–, que debe decidir si avala la decisión del juez Daniel Rafecas de desestimar la denuncia del fallecido Alberto Nisman o hacer lugar a la apelación del fiscal Gerardo Pollicita. Quienes conocen el paño aseguran que el clima está enrarecido. Hay quienes escucharon a algún miembro de la Sala en cuestión debatirse entre aceptar el desafío de abocarse al caso o excusarse, utilizando como argumento el hecho de haber intervenido en el fallo que declaró inconstitucional el memorándum de entendimiento entre la Argentina e Irán. Otros especulan con la velocidad con que los jueces convocaron a la reunión entre las partes, pero todos concuerdan en que el fallo será dividido, en una sala impredecible.

Sin pacto. 

Respecto del supuesto pacto entre un sector del Poder Judicial y el Gobierno, al menos tres fuentes distintas del ámbito judicial coinciden en que hubo un intento de avanzar con esa iniciativa. El objetivo consistía en calmar las aguas y dejar en stand by las causas que complican al Ejecutivo al menos hasta el mes de diciembre. Un hombre de mucho peso en los tribunales de Retiro le restó importancia a toda esa maniobra con un argumento curioso pero bastante realista: “El pacto es impracticable. De un lado está impulsado por el miedo.

El Gobierno teme que la Justicia les caiga encima a varios de sus referentes. Además, ningún pacto es posible cuando uno de los interesados es tan impredecible que puede cambiar el rumbo y dinamitar todo en la próxima Cadena Nacional. Del otro lado, los gestores judiciales de ese pacto tienen tan poca legitimidad que sus instrucciones sólo podrían ser acatadas por aquellos que persiguen intereses mezquinos, como aspirar a un nuevo modelo de auto, sumar algún empleado o hasta conseguir una nueva impresora para el despacho. Son la vergüenza de Comodoro Py: si uno se pelea con ellos, no debe intentar patearlos porque le afanan el zapato” (sic).

Mientras tanto, avanza el intento de copamiento que el Gobierno intenta concretar en distintos ámbitos judiciales. La guerra que viene tiene como escenario la Corte Suprema. Ahí hay varias batallas en ciernes. La primera de ellas será el intento de imponer a Roberto Carlés como reemplazante del renunciado Eugenio Zaffaroni. De no producirse algo sorpresivo y escandaloso, esa nominación –que hace agua por todos lados– no tiene más destino que el fracaso. La razón es simple: el oficialismo no tiene en el Senado los votos necesarios para imponerlo.

La otra idea que anda dando vueltas es la de la ampliación del número de miembros de la Corte a siete o a nueve miembros. Es lo mismo que hizo, no bien asumió, el ex presidente Carlos Menem con un solo objetivo: lograr una Corte adicta que le asegurara impunidad. Para lograr esto es necesaria una ley para cuya aprobación alcanza con la mayoría simple. El problema aparecerá cuando haya que designar a los nuevos miembros porque allí se presentará para el oficialismo el mismo escollo que hoy existe para el nombramiento de Carlés. La consecuencia de todo este engorro podría ser la parálisis de la Corte.
Poco inteligente.

Lo que está ocurriendo en la Agencia Federal de Inteligencia –la nueva SIDE– es muy grave. La nómina de designaciones que publicó ayer la revista Noticias muestra el objetivo buscado por el Gobierno con la creación de este ente que no es otro que el de insistir con la viejas y denostadas prácticas de persecución a cuanto adversario se cruce en el camino del kirchnerismo.

Esto también forma parte del plan de copamiento de las estructuras del Estado por parte del oficialismo con la intención clara de condicionar a quien vaya a suceder a Cristina Fernández de Kirchner a partir del 10 de diciembre de este año.
Si a esta circunstancia se le suman los desbarajustes de la economía, se está en presencia de verdaderos escollos para el próximo gobierno que, para superarlos, deberá trabajar intensamente desde el vamos en la búsqueda de acuerdos políticos a partir de lo que se construya como una base de sustentación que dé solidez a las medidas que habrá que tomar para reordenar, entre otras cosas, las cuentas fiscales. Eso lo saben y lo aceptan todos, incluidos los dos candidatos más fuertes del kirchnerismo: Daniel Scioli Florencio Randazzo.
En medio del fárrago de datos –algunos verdaderos y otros falsos– que la Presidenta enunció en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, dijo: “Les dejo un país incómodo a los dirigentes que vengan”. Fue una gran verdad en pos de la cual Cristina Fernández de Kirchner trabaja con ahínco con la ilusión de volver algún día al poder que tanto le duele perder.
Producción periodística: Guido Baistrocchi, con Santiago Serra.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 15/038/2015 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

sábado, 14 de marzo de 2015

San Lorenzo-Huracán, una pulseada de barrio... De Alguna Manera...

El clásico...


Los viejos rivales volverán a enfrentarse luego de cuatro años. Los dos presidentes, en nombre de una cita en paz, cuentan sus sensaciones de hoy, de ayer, de siempre
.

Un hincha se lo dice al oído, casi en secreto: "¿Vos sabés cómo se llama esta esquina?" Matías Lammens, presidente de San Lorenzo, se ríe. Y dice, con esa experiencia en la comunicación forjada más en los barrios del sur que en el Nacional Buenos Aires: "Sí, ya sé quemero. Se llama Homero Manzi. Pero es nuestra...". La escena sucede en San Juan y Boedo, territorio de celebraciones azulgranas. Es la antesala del regreso del Clásico de Barrio más grande del mundo, que se disputará mañana, luego de cuatro temporadas.

-¿Cómo se construye un clásico en paz?
Lammens: -El que sea un clásico tan porteño lo dota de, además de rivalidad, de cercanía. Somos vecinos, amigos. Como ningún otro clásico, este ha conservado lo barrial. Tal vez sólo suceda en Rosario, pero esta es la ciudad más grande del país y este clásico es un clásico de vecinos. A la vez, tiene dimensión nacional por la importancia de los dos equipos. Esto de la rivalidad y la no enemistad tiene que ver con eso, con que el domingo a la noche habrá muchos hinchas de San Lorenzo y Huracán que estén comiendo juntos.
Nadur: -Tengo amigos, conocidos que son de San Lorenzo. Estamos todos unidos, siempre, incluso en la familia tengo hinchas de San Lorenzo aunque algunos ya no lo son tanto; seguro también le pasa a Matías, que nuestros afectos se inclinen un poco más por nuestro equipo por el lugar que tanto él como yo ocupamos. Compartimos la zona, los barrios de la ciudad de Buenos Aires. No somos enemigos; acá hay dos semanas -una antes y una después del partido- donde vivimos con las cargadas y el folclore. Dentro de los estadios hubo muchas veces comportamientos no deseados, pero somos sólo adversarios, los más importantes de la ciudad.

-El clásico no se juega hace cuatro años. ¿Cuáles son sus últimos recuerdos en los San Lorenzo - Huracán?
Lammens: -El que jugamos en cancha de Huracán, el del debut de (Félix) Orode (NdeR: un 2-0 en el Ducó con goles de Torres y Civelli). La pasamos mal, pero mal en serio. Estaba en la popular con mis amigos y tiraron gases lacrimógenos, quedamos como enfrascados y no había aire, por lo que mucha gente se tuvo que ir. Si bien el recuerdo futbolístico, con todo lo de Orode, quedó lindo y fue feliz, también fue una de las veces que peor la pasé. Lo que decíamos recién, por ejemplo: yo tenía amigos de Huracán en la Miravé que se vinieron para el lado en que estábamos nosotros para ver si estábamos bien.
Nadur: -El mío es el último que dirigió Brindisi, el 3 a 0 en el Ducó. Lo disfruté muchísimo por los chicos de las inferiores, que hicieron un gran partido y golearon a San Lorenzo. Y también el 1-4 en la cancha de Boca, que habíamos empezado ganando, se suspendió por lluvia, nos expulsaron a Pastore... Estábamos jugando muy bien, era el comienzo del gran equipo que tuvimos después y que lamentablemente no pudo salir campeón.

-¿Qué les genera jugar el clásico sin hinchas visitantes? A los demás ya les venía pasando, pero para San Lorenzo y Huracán será la primera vez.
Nadur: -El fútbol se desarrolló como tal contando con jugadores, arqueros, árbitros y público, tanto local como visitante. Ante la situación de inseguridad, no queda otra que aceptarlo, aunque no sea lo que nos guste ni lo ideal.
Lammens: - Falta el protagonista principal de todo esto. El fútbol argentino está devaluado a nivel técnico porque debe vender para fortalecerse patrimonialmente o, al menos, pagar las deudas que asume. En ese contexto, la gente pasa a ser el condimento más importante que tenemos. Y los San Lorenzo-Huracán, con los cantos, las cargadas de un lado a otro... Me acuerdo de una vez que empezaron con el "olé, olé, olá", de un lado a otro. Ellos nos cantaban "14 años que tuvieron que alquilar", y nosotros respondíamos "14 años que les dimos de morfar". Y así fue un ida y vuelta de un rato largo. Era lo más lindo que teníamos... Cuando vinieron con los salvavidas a nuestra cancha... Pero como dice Alejandro, hay disposiciones que tenemos que aceptar, y si son en pos del bien común, como dirigente tiene que primar el sentimiento de que la gente no sufra ningún daño. Hay que trabajar para que vuelvan los visitantes.
Nadur: -Sería hermoso tener a las familias en un clásico como este.

-¿Están las circunstancias dadas para que eso suceda en el corto o mediano plazo?
Lammens: -Hay que repensarlo, porque la falta de visitantes no ha solucionado nada. Al contrario, hay casos cada vez más graves que terminan ocurriendo por las internas de las propias barras de los clubes. Sería bueno, y ya lo hemos hablado con Alejandro, propiciar un amistoso ida y vuelta, en las dos canchas, con público, para demostrar que se puede. Concientizando a la gente, que quiere que este partido sea en paz. El 99% del público quiere eso, no puede ser que gane el 1%, no nos podemos dar por vencidos. Como decíamos antes, hay mucha gente cruzada, con muchísimos vínculos entre San Lorenzo y Huracán. Entonces, ¿con quién te vas a pelear?
Nadur: -Hay que concientizar a la gente para que vaya al clásico a disfrutar y no a sufrir. Se puede sufrir por un mal resultado, obviamente todos nos ponemos tristes cuando perdemos el clásico, no queremos ir el lunes a trabajar o a estudiar, pero se termina ahí, en la cancha.
Lammens: -Sería una gran demostración hacer un partido en cada cancha con público de los dos, para salir de la inercia.¿Cómo vamos a terminar dentro de poco? ¿Viéndolo todo por televisión, sin nadie en la cancha? ¿Hacia dónde va esto?

-En lo futbolístico, ¿cómo ven a su equipo para el domingo?
Nadur: -Huracán es un equipo más defensivo, por momentos, y por ahora tiene poco gol. Pero estamos convencidos de que haremos un muy buen partido y disculpame, Matías, pero queremos llevarnos los tres puntos.
Lammens: -¡Nada que disculpar! Yo creo que es un partido que creo que San Lorenzo debería ganar. Jugamos con nuestro público, en nuestra cancha, tenemos un plantel importante que viene haciendo las cosas bien y los jugadores son conscientes de la importancia que tiene este partido. Te das cuenta por cómo declararon esta semana; perciben la efervescencia que hay en la gente. San Lorenzo lo irá a buscar, Huracán pienso que esperará un poco más por las condiciones que hablamos. A priori, San Lorenzo va como favorito, pero eso no asegura nada. El otro día a San Martín de San Juan le creamos 17 situaciones y perdimos.

-Matías, el año pasado, le dijiste a Clarín que querías que Huracán volviese a Primera...
-Sí, claro. Dije que a San Lorenzo le convenía tener a su máximo rival en la misma categoría.

-Y también dijiste que eran...
(Interrumpe, sonriendo): Que eran seis puntos asegurados. Esa chicana no puede faltar, si les llevamos 32 partidos...
Nadur: -La aceptamos, la aceptamos.

-Pero Huracán está en una situación totalmente distinta ahora.
Lammens: -Sí, eso lo fortalece a San Lorenzo. Cuando Huracán no está, nosotros estamos rengos. Boca tiene a River, Racing a Independiente y nosotros a Huracán.

-No sos el hincha de San Lorenzo que se llena con ganarle a Boca.
Lammens: -No, no. Disfruto ganarle a Boca porque tiene un sabor especial, diferente al de Huracán. Ahí hay una historia de sentir que le ganamos al poder, me enorgullece eso. Pero el clásico es de barrio, se vive con pasión y los hinchas de Huracán también esperan todo el año jugar con nosotros. Después de tanto tiempo sin jugarlo, tenemos una expectativa tremenda. Recién hablé por la venta de entradas y en un día de venta de plateas vendimos arriba de 500 mil pesos.
Nadur: -Para los dos es nuestro primer clásico como presidentes y los momentos de las instituciones son muy particulares. Creo que nunca en la historia se vivió como ahora, jugando copas internacionales los dos equipos, con muchas expectativas en torneos internacionales.
Lammens: -Es un momento importante para los dos, que no se dio nunca. Ellos campeones de la Copa Argentina, nosotros de la Libertadores, jugando la Copa por primera vez al mismo tiempo...

-Les planteamos un juego. Si tuvieran que elegir a un jugador del otro equipo, ¿cuál sería?
Nadur: -Ninguno (risas). Confío, me apasionan y estoy enamorado de los jugadores de Huracán. Pero me gusta Cauteruccio. Juega bien, tiene mucha técnica, es un gran definidor y tiene clase. Ojo, lo pondría de suplente porque nosotros tenemos a Wanchope Abila, eh.
Lammens: -A mí me gusta mucho Espinoza. Creo que tiene muchísimo futuro y además le tira bien los centros a Contreras... Es un proyecto interesante que está un poco en extinción, puede jugar de wing tranquilamente. Le va a dar muchas satisfacciones a Huracán y a nivel patrimonial también será muy importante.

-Si tienen que elegir dos clásicos; uno, el más feliz; el otro, el más triste, ¿cuáles serían?
Lammens: -El 5 a 0 en cancha de San Lorenzo, en el 95. San Lorenzo estrenó una camiseta ese día. Mi vieja, Esperanza, me llevó a la cancha; mi viejo ya había fallecido. Estuve en la platea Sur con ella, fue una de las pocas veces que fuimos juntos. Y el más feo, por la desilusión que me llevé, fue cuando tenía diez años. Perdimos 1 a 0 con gol de Herrero, en cancha de Ferro. Yo estaba en la platea techada con amigos de mi viejo.
Nadur: -El mejor, el que dirigió Brindisi, el 3 a 0 al San Lorenzo de Ramón. El peor, ese del 2008 en cancha de Boca. Pensábamos que los íbamos a golear y terminamos goleados... Se jugó en dos días, cuando estábamos 1 a 0 se suspendió y recuerdo que se reanudó un día martes.

-¿Qué dinámica creen que debería tener el clásico a partir de ahora?
Lammens: -El vínculo no está roto. Alejandro tiene amigos de San Lorenzo; el mejor amigo de mi hermano, que es como un hermano para mí, es de Huracán. Y cada vez que uno pierde, el otro manda mensajes para cargar. Eso está bárbaro, no hay que perderlo nunca. Pero de ahí a una piña, un tiro, hay una distancia enorme... El vínculo está construido así, es lo mejor de este clásico. Este clásico estuvo marcado por episodios de violencia que han tenido una trascendencia mediática que tapó todas las cosas lindas que tiene. ¿Por qué no hablamos de todo lo bueno? Hagamos un amistoso con las dos hinchadas, institucionalmente es clave para los dos clubes.
Nadur: -Lo vamos a fomentar ofreciendo mensajes desde las inferiores, desde los partidos en todas las demás disciplinas. Todo eso le va a dar un valor adicional al clásico, de modo que en lugar de enfrentarnos estemos entrelazados. Sería muy bueno hacer un amistoso en el que valoricemos la fraternidad y la sana competencia. Este es un clásico bendecido por el Papa. Lástima que es de ellos... Igual, nosotros tenemos al padre Pepe.
Lammens: -Eso marca un poco la situación de cada uno (risas)... Igual Pepe es un fenómeno, un gran quemero...

© Escrito por Waldemar Iglesias y Mauricio Codocea el sábado 14/03/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.