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domingo, 15 de septiembre de 2013

Clarín 2... De Alguna Manera...

Clarín 2...

Esta contratapa continúa la de ayer, ambas dedicadas al tema central de la audiencia pública de la Corte Suprema de Justicia por la Ley de Medios, que fue el de la escala: cuanto más grande es mejor, y cuanto más grande es peor. Por cuestiones de espacio focalicé ayer sobre si (y si sólo) se puede hacer periodismo de investigación político crítico de los gobiernos desde una empresa de medios muy grande. Y en la de hoy, sobre si el tamaño de Clarín afecta la pluralidad, dificultando el desarrollo democrático y/o la libre competencia, trabando el desarrollo económico.

Habría que comenzar diciendo que si una empresa es la primera en diarios, la primera en televisión, la primera en radio, la primera en cable y la primera en internet, o todos los demás son tontos o existe alguna ventaja que ese conglomerado tiene y dificulta a cualquiera competirle.

En un reportaje publicado en Perfil el sábado de la semana pasada, el CEO de Cablevisión, Carlos Moltini, dijo que sin la fusión de Multicanal con Cablevisión “la empresa no era sustentable en el largo plazo”. O el problema está mal planteado, o nos encontramos frente a un raro caso donde una empresa o muere o es líder en todo.

Yo no creo que Moltini mienta ni tampoco que Sabbatella esté totalmente equivocado, cada uno tiene su parte de razón. El problema es que, aunque la Corte Suprema pudiera descifrar lo verdadero de cada lado, no podría resolver el problema de fondo porque no tiene el poder absoluto del rey Salomón, quien ejercía simultáneamente el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. La tarea quedará para un nuevo gobierno y un nuevo congreso a partir de 2015. Lo que la Corte ahora podrá hacer es impedir que se rompa lo irreparable.

De cualquier forma, el debate es enriquecedor y preparativo para 2015, además de orientar a la Corte sobre qué cuidar.

Moltini dijo que Clarín no es sustentable en el largo plazo porque “la pérdida de lectores del diario es permanente. En TV abierta no hay un programa que supere los veinte puntos de rating. Los consumidores evolucionaron en la manera de acceder a los contenidos. Todo medio independiente hoy en la Argentina tiene algo atrás que le da sustentabilidad”.

Primero habría que aclarar qué es ese “algo” que tendrían atrás y que da sustentabilidad a los medios independientes, porque el diario La Nación o Editorial Perfil no tienen ninguna otra actividad que no sea medios gráficos y son a la vez independientes y hoy sustentables. Habría que precisar entonces a qué se refiere Moltini con “largo plazo”: ¿cinco años o cincuenta años? Ya Bill Gates pronosticó el fin del papel para el año 2000 y se equivocó por mucho. 

Hoy en día no se habla de una desaparición total del papel pero sí de una reducción sólo a la elite –como, por ejemplo, el teatro– para 2030 en Estados Unidos y progresiva a 2050 en el resto de los países. Paralelamente los diarios Clarín, La Nación o Perfil no serían sustentables en un largo plazo dentro de algunas décadas sólo si no hacen nada, mientras que, por el contrario, podrían encontrar en lo digital una oportunidad más grande que en el papel para entonces.

En televisión, cine o música continuamente aparecen ideas similares de catástrofe y de que la industria se acaba. Generalmente es hecha por gente que siente tener una edad profesional en la que ya superó su cenit y se deprime.

Siempre habrá información, entretenimiento y producción de contenidos. Quizás la nostalgia anticipatoria de Moltini podría relacionarse con lo que plantea el libro lanzado en abril pasado y que ya se transformó en un best seller de los medios, titulado The End of Big: How the Internet Makes David the New Goliath (para reforzar su idea, Moltini lo puede comprar por 18 dólares en papel en Amazon o sólo por 14 para leerlo en Kindle). Volviendo al teatro como ejemplo anticipado de los medios offline, después de varias décadas de reducción de la cantidad de espectadores, el teatro llegó a fines de los 90 en Argentina a un piso de 3 millones de espectadores anuales, para alcanzar más de 5 millones de espectadores anuales en la actualidad. Eso sí, las salas son más chicas que antes.

Pero seguramente Moltini no mira los medios como productor de contenidos sino como un técnico en telecomunicaciones y, desde la perspectiva de la conectividad, que es bien distinta a la de la producción de contenidos, Moltini tiene razón. La finlandesa Nokia era la mayor fabricante de celulares del mundo hace cuatro años y perdió todo su mercado porque no pudo competir contra Apple y Samsung. Fue vendida ahora a la norteamericana Microsoft, que tendría tamaño suficiente para competir con otra norteamericana y una asiática (el producto bruto de Finlandia es la mitad del de Argentina).

Previamente al 7D, Moltini dio una entrevista a Mariano Grondona y dijo: “Telefónica es 16 veces más grande que Cablevisión, la fusión de Cablevisión y Multicanal fue la convergencia de infraestructura para el desarrollo de los servicios triple-play y cuádruple-play. Cablevisión y Multicanal se fusionaron porque era la única posibilidad que tenían de subsistir en un mercado competitivo de las comunicaciones en el cual la masa crítica es absolutamente necesaria para seguir prestando los servicios. La fusión trajo la digitalización, el HD y el Fibertel 30 megas.

Y el poder ser una empresa competitiva e independiente que pueda dar una pelea en el espacio de las telecomunicaciones. Cablevisión sólo tiene el 10% del mercado de las telecomunicaciones en Argentina. Si fuéramos más pequeños no existiríamos, porque no tendríamos la masa crítica para invertir ni dar un servicio competitivo ni apetecible para nuestros clientes. Lo que pasaría es que los grandes operadores como Telefónica, a la que le aprobaron la fusión con Telecom, pasarían a ser prácticamente los dueños de todo el negocio de las telecomunicaciones, como sucede en Perú”.

Exacto; en el mercado peruano, más chico, no existieron un Clarín ni, como en México, un Slim, que le hicieran frente a Telefónica. Dependiendo de la perspectiva, hasta podría ser un motivo de orgullo que Argentina cuente con una empresa de telecomunicaciones con mayoría nacional (40% es de un inversor mexiconorteamericano). En México, Slim lo logró recibiendo el monopolio de la telefonía, que era del Estado cuando, en 1990, se privatizó Telmex.

Pero Brasil, seis veces mayor que la Argentina, no pudo generar una empresa de telecomunicaciones mayoritariamente nacional porque los tres grandes operadores son Telefónica, Telecom y el propio Slim. La Globo tuvo que venderle a Slim la empresa equivalente a Cablevisión que tenía en Brasil cuando no pudo pagar su deuda y no tuvo la influencia suficiente (quizá tampoco el deseo, porque esa deuda no arrastraba a todo el grupo) para hacer modificar la Ley de Quiebras y sancionar otra de Bienes Culturales, como pudo hacer Clarín en Argentina. Lo mismo sucedió con la operadora de televisión por cable de Editorial Abril, que por los mismos motivos fue vendida a Telefónica de Brasil.

Clarín logró lo que ninguna empresa de medios de Brasil pudo lograr –a pesar de ser todas ellas más grandes– gracias a que, al ser productor de contenidos periodísticos, utilizó su influencia como constructor de subjetividad política para presionar por regulaciones que le permitieran crear un “pequeño monopolio” en comparación con el de Slim, en su caso desde el cable.

Con la perspectiva de Moltini, un negocio decadente como el de la producción de contenidos se debía usar para intervenir en la creación de un negocio con futuro, como el de las telecomunicaciones. El problema aparece cuando, al tener que reinvertir parte de las ganancias de las telecomunicaciones para aumentar la influencia como generadores de contenidos y así mantener y potenciar su poder de constructores de subjetividad para seguir influyendo, terminan afectando a todo el sistema de medios y a la pluralidad.

Para la Harvard Business School, lo que hizo Magnetto es genial. Para los profesores de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Columbia, sería criticable.

El negocio de las telecomunicaciones es en la Argentina decenas de veces mayor que el de la producción de contenidos: ninguna empresa de producción de contenidos puede competir de igual a igual con otra que además tenga una empresa de telecomunicaciones. Y Clarín es la única empresa que actúa en todos los campos de la producción de contenidos y a la vez es dueña de una empresa de telecomunicaciones, explicándose así por qué es la número uno en diarios, radio, televisión, etc.

Dos frases del mundo de los negocios que resumen esa lógica: 1) “Los productos nunca fallan por sus propios errores, siempre fallan porque falta dinero; si existe la suficiente inversión para corregir y volver a probar, corregir y volver a probar, siempre se tendrá éxito”. 2) “La creatividad se compra; lo único que no se puede comprar (porque nadie que lo tenga lo vende) es la distribución (el acceso)”.

Falta agregar que Telefónica, que internacionalmente dejó de estar interesada en la producción de contenidos, mantiene Telefe para tener una puerta de entrada al Gobierno, lo que es otra forma muy criticable de utilización de un medio.

Después de todo lo expuesto, ¿qué habría que decirles a los legisladores de 2015? Lo primero es que Cablevisión/Multicanal/Fibertel es una empresa eficiente, además con mayoría de capital nacional, que no habría que estropear. Lo segundo es que hay que evitar que las empresas de telecomunicaciones utilicen su poder económico o logístico (el acceso) para controlar la producción de contenidos. Esto vale tanto para el Grupo Clarín como para Telefónica.

En las condiciones de la tecnología actual (en diez años puede ser todo diferente), y dado que todavía hoy quien tiene la posibilidad de impedir el acceso a señales de TV por cable para favorecer a las señales propias tiene un poder abusivo, lo ideal sería que las empresas de telecomunicación tuvieran prohibido producir contenidos y que, al mismo tiempo, no se redujera ni dividiera Cablevisión/Fibertel.

Si el 80% de las ganancias del Grupo Clarín proviene de Cablevisión/Fibertel, en términos económicos sería mejor para el dueño de Cablevisión/Fibertel no contar con el diario Clarín, Canal 13, radio Mitre, TN, etc., a cambio de asegurarse de que no lo obliguen a reducir Cablevisión/Fibertel el 20%.

Cuando internet cambie todo y la conectividad pierda su poder, allí el contenido será el rey, como desde hace años se viene pronosticando sin acierto. Pero falta por lo menos una década, y en Argentina, más. En síntesis: los medios pueden ser (y serán) más chicos. Las que no pueden ser más chicas son las empresas de telecomunicación.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 15/09/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 16 de diciembre de 2012

Lo justo… De Alguna Manera...


Lo justo…

Trimarco y Magnetto conmovieron a la Justicia.

“Lo que se llama justicia es un modo de servir los intereses de los que tienen el poder. Los poderosos hablan de justicia pero, en rigor, quieren reafirmar y justificar su dominio sobre los demás miembros de la comunidad. En suma, la justicia es un encubrimiento de intereses particulares.” Esto no lo escribió Carta Abierta promoviendo el juicio por jurados, ni lo repitió enojado el ministro Alak después del fallo de la Cámara a favor de Clarín, ni el abogado de Susana Trimarco después de la absolución de los sospechados de haber secuestrado a Marita Verón. Lo dijo hace dos mil quinientos años Trasímaco, un sofista al cual Platón rebatió en La República.

Y Marx directamente coló el derecho en el mismo plano que la religión: “La justicia de las transacciones que se realizan entre los agentes productivos se basa en el hecho de que estas transacciones derivan de las relaciones de producción como algo natural. Es justo cuando corresponde al modo de producción, cuando es adecuado a él. Es injusto cuando va en contra de él.”

Estas visiones se orientan al carácter distributivo de la justicia donde, dependiendo del sistema de producción para los marxistas o del sistema moral para los libertarios, lo justo es darle a cada uno lo mismo, a cada uno según sus méritos, a cada uno según sus obras, a cada uno según sus necesidades, a cada uno según su rango o a cada uno según lo atribuido por la ley.

Que se considere justa o injusta la existencia de derecho de herencia trasciende al derecho y es el resultado de una determinada moral.

La frustración que siente la sociedad al ver que un juez en primera instancia cree una cosa y la Cámara de su fuero lo contrario es fruto de la colisión entre dos visiones de la justicia. No pocas veces los abogados tienen una concepción formal del derecho reducible a una codificación sistemática de leyes, o caen en un principismo cuyo paroxismo se sintetiza en la ironía “hágase justicia aunque el mundo perezca”. Mientras, la mayoría de la población tiene una visión intuicionista y considera autoevidente lo que es justo más allá de los complejos procedimientos judiciales.

No consuela que se trate de un problema universal donde un juez de Ghana considere ajustado a derecho detener la fragata Libertad para que luego el Tribunal Internacional del Mar de Hamburgo disponga lo opuesto. O dentro de los Estados Unidos las divergencias entre el juez Griesa y su tribunal de apelación.

Los ciudadanos normales tienen una visión de la justicia que podría denominarse “cósmica”, donde lo justo sería algo similar al orden y la medida. Se produce injusticia cuando algo ocupa el lugar que no le corresponde, se produce un exceso o hay una demasía, entonces la Justicia tiene que restablecer el equilibrio corrigiendo y castigando la desmesura, sea ésta del Gobierno o de Clarín, de los fondos buitre o de nosotros los deudores.

John Rawls, el filósofo especializado en justicia más importante del siglo XX, trató de reconciliar la idea de justicia con la de moral, combatiendo las perspectivas utilitaristas que dominaron en el campo del derecho en la modernidad. Para Rawls, es posible imaginar una forma de contrato social generador de una justicia que no fuera resultado meramente de la eficacia social: “Que algunos deban tener menos con objeto de que otros prosperen puede ser ventajoso pero no es justo. Sin embargo, no hay injusticia en que unos pocos obtengan mayores beneficios, con tal que con ello se mejore la situación de las personas menos afortunadas. Puesto que el bienestar de todos depende de un esquema de cooperación sin el cual ninguno podría llevar una vida satisfactoria, la división de las ventajas debería ser tal que suscite la cooperación voluntaria de todos los que toman parte de ella, incluyendo a aquellos peor situados”.

Rawls sostenía que diferentes concepciones de justicia eran resultado de diversas nociones de sociedad: “Para entender una concepción de justicia, tenemos que hacer explícita la concepción de cooperación social de la cual deriva”. El proponía un experimento mental ejemplificado como “el velo de la ignorancia”, donde justo sería aquel sistema que todos eligieran sin saber “cuál es su lugar en la sociedad, su posición, su clase o estatus social, y sin saber nadie tampoco cuál es su suerte en la distribución de ventajas, capacidades naturales, su inteligencia o su fortaleza”.

Si quisiéramos aplicar los principios teóricos de Rawls al caso Clarín, sería justa aquella Ley de Medios que eligieran todos quienes fueran a resultar conductores de medios: Clarín, Telefónica, Vila-Manzano, Moneta, Hadad, Cristóbal López y los miles de pequeños medios audiovisuales no famosos, sin saber a priori cuál sería su suerte en “la ruleta del destino”, a quién le tocaría ser Clarín y a quién ser el pequeño medio de comunicación de un pueblito.

Lo mismo vale para el conflicto de poderes entre la Presidenta y el Poder Judicial. Si quisiéramos aplicar a Rawls, sería justo un sistema de división de poderes que aceptaran todos los políticos de todos los partidos atravesados por el velo de la ignorancia, sin saber si a ellos les tocaría ser del peronismo, del radicalismo o del más pequeño partido vecinal, o si llegarían a presidente o concejal. Simplificadamente: ¿le serviría a Cristina Kirchner tener una Justicia doblegada al Poder Ejecutivo sabiendo que cuando su oposición gobierne padecerá la arbitrariedad de su adversario?

Obviamente, el ejercicio mental que resulta útil a los fines teóricos es inaplicable a los fines prácticos pero sirve para poder colocarnos en el lugar de los demás. ¿Nos gustaría tener jueces garantistas si fuéramos acusados de un delito que no cometimos mientras toda la prensa y la opinión pública piensa que somos culpables? Honró el CELS su independencia al criticar el oportunismo de la Presidenta pidiendo mano dura para los delitos sexuales.

Rawls asimila la justicia a la imparcialidad. “La justicia –escribe Rawls– es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es a los sistemas de pensamiento; una teoría, por muy atractiva, elocuente y concisa que sea, tiene que ser rechazada o revisada si no es verdadera.”

El problema es que la teoría del relato se guía por principios opuestos y, para poder escapar de la comprobación empírica, relativiza toda noción de verdad y de objetividad. En esto los jueces y los periodistas somos primos hermanos.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 16 de Diciembre de 2012.



sábado, 17 de noviembre de 2012

Ley de Medios, 7D y Hegemonía del Kirchnerismo… De Alguna Manera...


Ley de Medios, 7D y Hegemonía del Kirchnerismo…


Entrevista a Santiago Gándara, investigador de Comunicación y Cultura y docente de la UBA.

- ¿Qué puede pasar después del 7 D? ¿Por qué piensa que el gobierno le otorgó esa centralidad en su agenda?

- El Gobierno encontró en la ley de Medios rédito político, porque la ley esta en vigencia desde antes del 2009 y hasta hoy en día perdura como la promesa de una transformación profunda del sistema de Medios de Comunicación. Eso le permitió que sectores vinculados a la comunicación desde las facultades o los medios alternativos sean seducidos por esta iniciativa. La centralidad en su agenda esta dada, fundamentalmente, por una cuestión de cooptación ideológica hacia estos sectores. En segundo lugar, el gobierno le da importancia porque se encuentra en disputa para controlar la opinión pública y eso se manifiesta en como durante estos tres años nada de lo que prometía la ley se llevo adelante, sin embargo lo que sí sucedió fue la conformación de medios estatales y para-estatales que abundan y repiten los planteos oficiales.

El escenario del 7D no parece muy complejo. El gobierno inicialmente lo planteo como un momento clave. De hecho, le dio esta fórmula y ahora da la impresión que no sabe cómo seguir. Entonces, los escenarios que se puede plantear son: que siga el pantano judicial, es decir que aparezcan otras medidas cautelares en la Justicia, aunque lo veo menos probable. El otro es que, consecuentemente, el Gobierno le diga a Clarín que cayeron sus licencias y se llame a licitación. De esta manera se presentaran los grupos económicos que puedan hacerse cargo de esos lugares. Eso no tiene nada que ver con la democratización ni la pluralidad de voces: en todo caso sería una reprivatización de algunas empresas.

- ¿Cuáles son todas las empresas que tiene que adecuarse a la ley? ¿Qué relación tienen con el Gobierno?

Las empresas que tienen que adecuarse a la ley son el grupo Clarín, el grupo Vila-Manzano, que representa el segundo grupo más importante de cable; el grupo de Moneta que también es muy importante en el mapa de Medios actual, otro es Telefónica que, además, tiene canales. Esos grupos deberían dejar señales y por lo cual se abriría otro escenario; si sucede esto van a entrar a licitación grandes pedazos de la torta de medios. La pregunta es quiénes son los jugadores que existen. Y son los mismos que tienen el capital suficiente para hacerse cargo. Los nuevos que aparecieron y crecieron bajo el gobierno kirchnerista son, principalmente, Electroingeniería y el grupo de Szpolski, que tienen una presencia considerable en el último tiempo en el mapa de Medios.

- ¿Qué papel juegan las telefónicas?

A veces se pierde de vista que la ley tenía incluida a las Telefónicas y después, para ganar una adhesión de votos en diputados, es decir para que toda la centroizquierda, (Proyecto Sur y el Partido Socialista) apoye la normativa, el gobierno sacó la mención de las telefónicas en la letra de la ley. Sin embargo la sacó y siguen estando: Telefónica es el grupo que concentra el 100% de la telefonía en Argentina. Alguien podría decir que está Telecom, sin embargo entre estas empresas hay una estrecha relación; Telefónica compró parte de Telecom Italia que es la dueña de Telecom en nuestro país. Entonces, Telefónica juega de los dos lados. Monopoliza todo el espacio de las telecomunicaciones y ese no es un dato menor porque actualmente, por lo que se llama convergencia tecnológica, las empresas están buscando la posibilidad del triple servicio, o sea, vender todo junto: telefonía, internet y cable. Esto ya lo tiene Telefónica y lo tiene el grupo económico de Alberto Pierri, que es cercano al PJ y creo un canal en La Matanza, después se extendió, y hoy es el segundo grupo de cable que ofrece el triple play.

Telefónica factura siete veces más que el grupo Clarín. Efectivamente hay una alianza entre el Gobierno y Telefónica. Eso se demuestra, primero, en que el gobierno autorizó que Telefónica tuviera acciones en Telecom lo cual es contrario a una cláusula anti monopólica; lo segundo es que Telefónica tiene acciones en Telefe y basta ver los contenidos de ese canal: carece de programas políticos, tiene noticieros y comedias, es un canal aliado completamente.

- ¿Observa nuevos lenguajes o estilos periodísticos desde la sanción de la Ley de Medios?

- No veo nuevos lenguajes. La gran renovación de los lenguajes televisivos se dio en los ’90 con los fenómenos que se denominaron juvenilizacion de la pantalla. Por un lado, se produjo la entrada de Mario Pergolini y por el otro la de Marcelo Tinelli; ese fue un momento de renovación que, además, estaba vinculado con una renovación tecnológica que ayudó a ese proceso.

Actualmente no hay lenguajes. Quizás la novedad de estos años es el invento de Diego Gvirtz: 6, 7,8. Pero, en realidad, ya había antecedentes como PNP, es decir los programas de archivo, que luego se constituyeron en un género. Esa es la novedad, que inicialmente estaba coordinado por María Julia Olivan y tenía la idea de hacer una crítica a los medios. Sin embargo, poco a poco, se fue convirtiendo en una tribuna (en el sentido literal de la palabra) de defensa de todas las políticas del kirchenrismo. La primera crisis que se produce en el programa es la salida de María Julia Olivan y la entrada de Luciano Galende. Luego todo el panel de 6, 7,8 dejo de hacer crítica de Medios. O en todo caso, la crítica es una excusa para defender la política oficial. Es el único programa político que tiene Canal 7. Y eso muy interesante porque se puede advertir que es mucho más plural “A dos voces” que se emite por TN en el cable. Alguien puede decir que lo hace porque está en conflicto con el gobierno; sí, seguramente, pero cualquiera puede darse cuenta que concurren referentes de fuerzas políticas distintas, a diferencia de 6, 7,8 que nunca organizó un debate con corrientes diferentes. Solamente una vez invitó a Beatriz Sarlo y desde hace poco comenzó a realizar algo parecido a un debate invitando a dos personalidades que piensan diferente.

Eso es lo único novedoso que apareció en la TV desde la sanción de la ley de Medios. Aunque, en rigor, no es del todo novedoso. Porque es un programa de archivo, y ya existían. Sino que es novedoso por el carácter propagandístico, pro gubernamental que tiene su línea editorial: no hay tantos antecedentes en la TV argentina de ese estilo.

Hay una continuidad con la TV de los 90. Si vemos los programas más vistos en la televisión son los que se crearon a principios de esa década: me refiero al programa de Tinelli y los de farándula. Toda la franja horaria de la tarde esta monopolizada por programas de chimentos o comentarios sobre la vida de la farándula. O sea que tenés programas que se han mantenido y no han aparecido nuevos. Hay que destacar que cada vez hay menos programas de discusión política en canales de aire: solo 6,7,8 y el programa de Jorge Lanata. Después están todos los programas en cable. El programa político de canal 26, el programa de Mariano Grondona, que es una herencia desde antes de la dictadura, tenés en TN programas como “Palabras Más, Palabra menos” pero son todos en televisión paga. En cable la posición dominante la tiene el grupo Clarín por el decreto que autorizó el gobierno.

Cabe remarcar que la ley no se mete con el cable. Y en el cable está la publicidad comercial más el abono. La ley tendría que haber tenido una restricción a la publicidad en el cable, porque vos pagas el servicio y hasta hay pagos diferenciales para ver canales.

- A su entender ¿Qué significa el periodismo militante?

- El periodismo militante es un invento motorizado por 6, 7,8. Ellos lo definen en la discusión con el “periodismo independiente” o el “periodismo objetivo”. Esto en Argentina no existe. No existe el “periodismo objetivo”, porque, en principio sería una imposibilidad fáctica. En primer lugar porque el periodista no es un científico, que después de un método produce un conocimiento que es discutido y verificado. En todo caso, un periodista es alguien que con métodos periodísticos alcanza una perspectiva de la realidad, por lo cual objetividad no existe. Independiente tampoco existe, porque para haya “periodismo independiente”, el trabajador periodista tiene que tener libertad de opinión y no lo tiene en el medio. Está regimentado por su jefe de edición de manera directa y por la patronal, sea el Estado o un privado. Ahora cuando los intelectuales oficialistas dicen “periodismo militante” buscan confrontar con el “periodismo independiente”, que es el que esgrime falsamente el grupo Clarín; en realidad terminan definiendo que el periodismo militante es el periodismo propagandístico, es el periodismo que desde los medios del Estado hacen una defensa de los actos de Gobierno. Eso no tiene nada que ver con el “periodismo militante”: eso también es un periodismo corporativo.

En Salta, un docente de comunicación de Jujuy en un panel debate planteó que hay que diferenciar el “periodismo militante” del “periodismo corporativo”, así planteado está mal. En todo caso en Argentina hay un periodismo corporativo privado y un periodismo militante corporativo estatal. Un periodismo militante, si uno quiere tomar este concepto inventado hace poco, es aquel que realiza su actividad por fuera del aparato estatal. Entonces un ejemplo de “periodismo militante” podría ser Rodolfo Walsh, pero por fuera de los grandes medios privados y del Estado: Walsh hacía periodismo casi en la clandestinidad. “Periodismo militante” podría ser cuando las organizaciones de izquierda o las organizaciones sociales y alternativas editan su periódico o tienen sus programas de radio; militar no está vinculado con la renta, ser militante tiene que ver con un proyecto político. El periodista que está en canal 7 podrá tener proyectos, pero el proyecto político es del Gobierno, por lo cual tiene una militancia muy dudosa.

- Varios intelectuales oficialistas señalan que los símbolos y la propaganda que creó el kirchnerismo (Néstor-nauta, Fútbol para todos, Fuerza bruta, 6, 7,8, etc) generó una identidad en gran parte de la población ¿Se puede hablar de una hegemonía cultural del kirchnerismo?

- Hubo una importante discusión hace un par de años porque Beatriz Sarlo publicó una nota sobre la hegemonía cultural del kirchnerismo. A partir de ahí se armó un debate donde intervino Tomas Abraham, Eliseo Verón, los integrantes de Carta Abierta, entonces hay que prestar atención a lo que estaban pensando ellos.

Hegemonía es un concepto complejo. Que no tiene una sola definición, entre otras cosas, porque todos se lo atribuyen a Antonio Gramsci pero tiene una gran tradición en la izquierda: en Lenin también está presente el concepto de hegemonía. Para hablar de hegemonía cultural se tiene que dar un proceso de dirección cultural por parte de una clase social. Que el kirchnerismo haya sacado estas expresiones y haya construido una hegemonía es bastante difícil de comprobar. Una cosa es producir identificación, que puede ocurrir y ser momentáneas, otra cosa es construir una hegemonía a largo plazo. Cuando desde el Gobierno se habla de la lucha cultural se elige realizar un sobredimensionamiento de lo ideológico y lo cultural. Los avatares que tuvo este gobierno, las crisis en estos 8 años, estuvieron ligadas a profundas crisis económicas, que demostraron que la llamada “hegemonía cultural” se cae como un naipe cuando se aceleran los procesos de crisis económica. El año 2008, no fue solo el conflicto con el campo, también fue la manifestación de la crisis mundial en Argentina, que tuvo como correlato la discusión de la renta del campo. En las elecciones del año siguiente al kirchnerismo le fue muy mal; luego se recuperó. Y uno puede decir, entonces, que esa recuperación está vinculada más a cuestiones materiales que a la supuesta hegemonía cultural que desplegó. Que los símbolos puedan crear una identificación en un pequeño sector puede pasar, pero está lejos de la construcción de hegemonía que supone un proceso a largo plazo. En todo caso el gobierno busca esa hegemonía mediante un control de la opinión pública, que es otra cosa: la repetición de las acciones gubernamentales, la intervención permanente de la presidenta. Los intelectuales del Gobierno confunden un relato que repiten todo el tiempo con hegemonía cultural, y eso tiene más de espuma que otra cosa.

- ¿Por qué Carta Abierta interviene cada vez menos?

- Carta Abierta no está en su mejor momento. No saca cartas. No se pudo manifestar claramente a favor de re-reelección, porque había distintas posiciones. Esto no quiere decir que esté roto el agrupamiento, pero sí que tienen debates que no lo puede procesar. Por ejemplo; no leí ningún comunicado del agrupamiento ni de algún intelectual en contra de la ley sobre las ART, que es una ley que no la pueden defender ni siquiera los sindicatos afines al Gobierno. A Carta Abierta le cuesta salir a posicionarse frente a lo que ellos llaman el “proyecto nacional y popular”. Este año comenzamos con la ley Anti terrorista y lo cerramos, si no hay ninguna novedad, con la ley de Riesgos de Trabajo: dos leyes claramente reaccionarias.

- En estos tiempos ¿Qué importancia tiene el lenguaje?

- La mayor Hegemonía está en el lenguaje. Hay una frase de Borges que dice en un cuento que el lenguaje es un conjunto de citas, que es una exageración pero tiene que ver con que producimos enunciados que remiten a enunciados ya dichos, por lo tanto en el lenguaje hay estereotipos, por supuesto que hay grados de estereotipos y siempre estamos recurriendo a enunciados ya dichos, por lo cual lo que parece creativo en el lenguaje está sobre el peso de una enorme tradición a tal punto que uno puede ser ateo y decir gracias a dios.

- Entonces ¿Qué está primero? ¿El lenguaje o el pensamiento?

-Si creemos a la biblia se dice que primero está el verbo, es decir la palabra. En cambio si tomamos una posición materialista, al principio esta la acción y luego la palabra. Bajtin, un gran lingüista ruso toma esta línea y señala que el lenguaje se construye en la praxis humana y toda praxis genera enunciados que la sociedad estabiliza. Entonces todas las actividades humanas están vinculadas al lenguaje y todas las actividades tienden a producir géneros que son a los que apelamos en nuestra comunicación cotidiana, por lo cual lo que producimos, en general, son enunciados estabilizados culturalmente por la familia o la escuela, en definitiva por todas las instituciones.

- ¿Para qué sirve la palabra impresa en épocas donde nacen páginas de internet continuamente?

- Entre las tecnologías de la palabra el mayor salto fue la escritura. Y en un principio no tenía que ver con una cuestión artística sino con dejar constancia de los intercambios y las listas de productos que se comercializaban: eso produjo una gran revolución. A la vez, la imprenta cumplió un rol revolucionario porque habilitó la desmonopolización de la cultura que estaba en manos de la iglesia, aquí la imprenta es la máquina que contribuye a esta transformación. Aun hoy con las tecnologías digitales, el papel impreso sigue teniendo un valor importante. Aunque siempre una nueva tecnología hace que la vieja se vea con nostalgia y se atribuyen características que, quizás, no existían. Un ejemplo es el walkman. Cuando aparece en la década del 80, una de las primeras reacciones era señalar que la gente se estaba aislando, que no hablaba con nadie. Sin embargo, antes del surgimiento del walkman la gente no se comunicaba en el colectivo o hablaba fluidamente en calle.

Una discusión que aparece en la vida cotidiana es si es mejor el libro en papel o virtual… y en realidad uno virtualmente se puede armar una enorme biblioteca sin costos y si tenes una computadora portátil leerla en cualquier lugar. Uno mira para atrás y lo ve al libro con nostalgia. Sin embargo siempre sucedió así: cuando surgió la fotografía, muchos miraron con nostalgia y le daban más valor a la pintura, y obviamente lo que produjo la fotografía es que el retrato como género pictórico desapareciera, entonces la pintura tuvo que salir a buscar otro terreno. Las tecnologías aparecen por la lógica del capital, pero una vez que aparecen son apropiadas por la sociedad y las funciones que tienen pueden ser diferentes.

- ¿Y las nuevas tecnologías?

- La clave es pensarla en la relación a la sociedad. Si alguien piensa que la tecnología es algo externo a la sociedad puede derivar en dos ideas: una es que cada vez que aparece una tecnología alguien puede decir que la gente va a estar más sola, que nadie va a tener memoria que van a estar aislados, si la pensás como ajenas, pero sos admirador de las tecnologías, decís que se van a producir grandes transformaciones, la cuestión es ni apocalíptico ni integrado ante las tecnologías.

En realidad las tecnologías calzan con tendencias que ya están en la sociedad. Eso puede decir muchas cosas ¿Hay una tendencia a que la vida sea más privada? Sí, y la tecnología, por supuesto que entronca con eso. Por ejemplo alguien que tenga dinero puede tener en su casa un mini cine, puede pasársela en su casa viendo recitales de otras partes del mundo. Ahora bien, las tecnologías también calzaron con la tendencia a la democratización del acceso a los bienes culturales, por ejemplo antes de la aparición de la radio los sectores populares solamente escuchaban música cuando había una fiesta, y la burguesía escuchaba recitales en los teatros, en cambio actualmente un pibe puede acercarse a un universo musical mucho mas amplio y a bajo precio solo con un mp3.

- Si partimos de la idea que los medios masivos distorsionan y manipulan a sus públicos ¿Hasta que punto existe la posibilidad de que los receptores puedan reelaborar el sentido de los mensajes?

-Hay una discusión sobre si los medios deforman o construyen realidades para públicos. En los estudios de comunicación en los años 70 y 80 se preguntaban dos cosas: la primera era si existía dominación en los medios y la respuesta era que sí, y la otra era si había manipulación en los medios y respondían que sí. Entonces la pregunta que quedaba era ¿Qué pasa con los públicos? Algunas de las respuestas que se ensayaron en ese entonces para mi todavía no fueron superadas. Había una corriente de ideas que en esa época planteaba que un público con poco capital cultural, desorganizado políticamente es mucho más susceptible a la manipulación; eso que es un análisis simple continua vigente. Un público con alto o bajo capital cultural, pero organizado políticamente tiene mucha mayor capacidad de crear nuevas significaciones. Imaginemos un cuenta-propista, que tiene un consumo televisivo que esta reducido a su universo familiar y que no lo puede discutir con otros, que termina de ver un programa a la noche, luego se acuesta a dormir y al otro día lo comenta con un taxista o alguien que atiende un kiosco. Imaginemos a alguien que consume varios medios pero después va a su fábrica, después va a su sindicato o a su partido; una persona que recorre todas esas trayectorias está, sin dudas, más capacitada para crear nuevas significaciones.
O dicho de otro modo: no existe el receptor activo en abstracto, lo que existen son grupos sociales que en determinadas condiciones, fundamentalmente la lucha de clases y los capitales culturales, tienen una capacidad para re significar los mensajes.

- Sin embargo existe un exceso de información, que deja un panorama poco claro de las cosas que pasan…

- El exceso de información es un problema, pero ligado a eso esta como haces para jerarquizar esa información y claramente es una dificultad. Los noticieros en nuestro país no tienen jerarquizada la información, entonces se pasa de una inundación en Luján a un hecho policial. Ni hablar de las noticias internacionales donde te muestran que un hombre disparó a otro pero no se entiende los motivos o las causas de porque esta pasando eso. Sin embargo hay que señalar que el exceso de información muchas veces está en sectores medios o sectores vinculados a la lectura y ni hablar de los que estudian periodismo. Porque la mayoría de los sectores populares consume noticieros de televisión y la información que existe en esos programas es poca, por ejemplo información internacional casi no tiene y la información nacional fundamentalmente son deportivas y policiales; con respecto a la política nacional, las noticias están tratadas parcialmente. Esto es así, entre otras cosas, porque seguir noticias policiales y deportivas es mucho mas fácil que seguir noticias de política, porque para seguir policiales tenés que saber que los seres humanos amamos, odiamos y somos capaces de cometer crímenes. Ahora para entender una noticia política se necesita una competencia cultural considerable ya que para entender los realineamientos de un político que estaba en otra fuerza y se cambió o que propone hacer en la economía, necesitás tener una biblioteca que te permita decodificar.

De todas maneras, a la prensa gráfica casi no acceden los sectores populares, solamente a través de los diarios que se regalan; o sea que la mayor parte de la población accede a la información mediante los noticieros televisivos que tienen estos límites para ayudara comprender la realidad.

© Escrito por Mariano Arancibia y publicado por plazademayo.com el viernes 16 de Noviembre de 2012.