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viernes, 22 de noviembre de 2013

Manolito, satélite argentino al espacio... De Alguna Manera...


Hoy se lanza al espacio Manolito, un nuevo nano satélite argentino…

El armado. El proyecto en plena producción. Hoy será lanzado desde una plataforma en Rusia. Foto: Ministerio de Ciencia y Tecnología. 

Los nano satélites constituyen el nuevo paradigma estelar que pretenden democratizar el espacio. Hoy la Argentina pondrá en órbita el segundo cubo en miniatura llamado “Manolito”, en homenaje al personaje de Quino. El lanzamiento será a las 4.30 hora local, desde una plataforma en Rusia. 


La construcción estuvo a cargo de la empresa Satellogic y fue financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, junto al INVAP. Está fabricado en un 80% con componentes nacionales, entre los que se cuentan sus paneles solares, desarrollados por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la computadora de abordo. Su ensamblado demoró 6 meses y es de plataforma abierta.

“Nuestra intención es facilitar el acceso a la tecnología espacial, por norma, reservada a grandes agencias o empresas privadas, para que grupos de investigadores, universidades, estudiantes y hasta aficionados, puedan llevar su propio satélite al espacio”, explica Emiliano Kargieman, CEO de Satellogic. Para tal fin, pone a disposición de los interesados, el código fuente (https://github.com/satellogic/canopus) de sus proyectos, para que cualquiera pueda replicar el diseño de Manolito y El Capitán Beto y remontarlo.

“Manolito es una evolución de El Capitán Beto. En el primero aprendimos a hacer un satélite y, en éste, el desafío fue reemplazar las partes que se podían fabricar acá. Mejoramos su sistema de comunicación, agregamos dos procesadores. Todo esto nos permite realizar nuevos experimentos. Sumamos una cámara de 20MP para lograr tomas de la Tierra y un GPS” cuenta Gerardo Richarte de Satellogic.

 Satélite Capitán Beto. Foto: Ministerio de Ciencia y Tecnología.

Estos nano satélites tendrán una órbita similar –Manolito estará un poco más abajo– que va de los 400 a los 700 kilómetros sobre la superficie del planeta. Dará una vuelta a la Tierra cada hora y media, a una velocidad de 27 mil km/h.

Desde la base rusa se lanzarán unos 30 satélites similares en tamaño y peso, con un intervalo de 2 segundos entre uno y otro. “Desde el despegue hasta que se desprende del cohete, se tardan unos 15 minutos. En ese momento recibimos la comunicación que todo salió bien. Recién cerca de las 10 horas vamos a saber si se encendió y si está funcionando con normalidad. Aunque para tener un diagnóstico completo sobre la salud del satélite se tarda una semana”, indica Richarte.

Sobre los costos de lanzamiento, Kargieman sostiene que el precio ronda los “60 mil dólares por kilo”. Manolito pesa 2 kg. Lo primero que suele fallar en estos aparatos es la batería. “Se abastece a través de los paneles solares pero cuando pasa por la sombra, o sea, cada hora y media, se descarga. Como ocurre con cualquier celular, al cabo de 6 u 8 meses de uso continuo se empieza a deteriorar, hasta que se apaga. Igual pueden pasar 17 años dando vueltas hasta que finalmente se desplome”, expone Kargieman.

“No se trata de una industria desconocida para la Argentina”, enfatizó el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao. “En un futuro no muy lejano, nuestro país tendrá vector propio para lanzar al espacio este tipo de satélites”, agregó el funcionario.

Con el acuerdo con INVAP para incubar estas ideas en su laboratorio de Bariloche, “Manolito” costó unos 70 mil dólares en componentes, 130 mil en lanzamiento y un presupuesto mayor para el desarrollo de ingeniería y de la plataforma.

© Escrito por Marcelo Bellucci el jueves 21/11/2013 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


sábado, 26 de mayo de 2012

De problema a oportunidad... De Alguna Manera...

Otro invento argentino: crean un ladrillo con cenizas del Puyehue...

 Arquitectos. Alvaro del Villar y Marianela Romero, con su creación.

De un mal momento también se puede sacar alguna utilidad. Hace casi un año, la erupción del complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle llevó a evacuar centenares de personas en la Patagonia, declarar la emergencia agropecuaria, y a cancelar vuelos aéreos. Los millones de toneladas de cenizas produjeron problemas económicos, pero también hubo un grupo de investigadores científicos que se pusieron a pensar cómo sacar provecho de semejante desastre. Una respuesta fue el desarrollo de los ladrillos hechos con ceniza volcánica.

Los ladrillos fueron una idea de los arquitectos Marianela Romero Hamsa y Álvaro del Villar, quienes forman parte del programa de emergencia volcánica (www.proevo.com.ar) que se creó el año pasado coordinado por la Universidad Nacional de Río Negro e integrado por otras universidades e institutos científicos. Cuenta con el apoyo financiero del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

“Nos preocupaba la gente sin una vivienda digna. Cuando vimos la enorme cantidad de ceniza, pensamos en usarla con una máquina que fabrica bloques para construir viviendas sociales” , contó Romero Hamsa, de 34 años, una cordobesa que adoptó a Bariloche hace cinco años. La idea funcionó: consiguieron hacer bloques con cenizas, que luego testearon con ensayos en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Los ladrillos que inventaron se destacan: algunos tienen la resistencia suficiente como para formar parte del techo. Otros funcionan como aislantes del frío patagónico.

Por si fuera poco, no se necesita usar mezcla con cemento, ya que vienen con un sistema de encastres que permite unirlos y secarlos al natural.


Los bloques incluyen espacios para cañerías y cables de luz.

Tampoco hace falta contratar mano de obra: una característica que los vuelve fáciles de manipular por cualquier adulto.

“Son bloques que permiten construir rápidamente: por ejemplo, en un día se podría tener una casa de 45 metros cuadrados” . Si bien los ensayos dieron positivo, ahora enfrentan un gran desafío: contar con una máquina que fabrique los bloques en la misma zona para producir a mayor escala.

Otros investigadores que forman parte del programa también buscan beneficios de las cenizas. Julio Goldenberg, de la Universidad Nacional del Comahue, intenta sustituir con ellas al cemento que se utiliza en la construcción. “Aunque aún faltan más estudios, creemos que el uso de las cenizas ahorraría mucho dinero en la construcción”, afirmó Goldenberg. En tanto, científicos del INTA en Bariloche y el Conicet investigan si las cenizas volcánicas podrían tener efecto como insecticidas naturales sobre plagas.

© Escrito por Valeria Román y publicado en el Diario Clarín (*) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 26 de Mayo de 2012.

Clarín miente… Lamentablemente, el Gobierno Nacional también…