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sábado, 5 de mayo de 2012

Marca país e YPF... De Alguna Manera...

Marca país e YPF... 
En los 70 había dictaduras militares en casi todos los países sudamericanos. En los 80 había alta inflación en todos los países sudamericanos. En los 90 había baja inflación y gobiernos democráticos en todos los países sudamericanos. ¿Casualidad?

La lista continúa hasta la actualidad, porque en la primera década de este siglo la economía de todos los países sudamericanos creció al doble de la de los países desarrollados.

Piense, ahora, lector, en una letra “X” donde la línea que sube es la última década de Sudamérica y la que baja es la última década del sur de Europa. Y en otra “X”, pero exactamente inversa para las décadas anteriores. Porque, una vez superadas las heridas que dejó la Segunda Guerra en los países europeos del Norte, les tocó el turno a los del Sur. En los 70 se produjo el Risorgimento italiano, en los 80 el español, en los 90 se terminó de concretar la Unión Europea, y a comienzos del siglo XXI entró en circulación el euro como moneda única.

Mientras que en la última década, primero las economías de Grecia y Portugal, y luego la de Italia y en mayor medida la de España comenzaron una debacle.

Pero justo antes de que estas “X” se invirtieran, cuando Sudamérica estaba abajo y el sur de Europa estaba arriba, se privatizaron varias empresas estatales sudamericanas, cuyos compradores eran principalmente españoles y en menor medida italianos.

El mejor ejemplo son las telefónicas, donde una empresa española y otra italiana ganaron las dos licitaciones en las que se dividió la estatal de las telecomunicaciones, tanto en Argentina como en Brasil. Y como la “X” se dio vuelta, hoy Telefónica de Brasil es mayor que Telefónica de España (la empresa nacional, y no la internacional que incluye varios países).

En el caso del petróleo, España llegó más tarde, pero las historias paralelas entre Telefónica y Repsol permiten comprender el factor epocal y geopolítico de las privatizaciones como el ascenso del mundo financiero y su posterior colapso en la década pasada.

Telefónica y Repsol fueron la Entel y la YPF españolas. Telefónica fue del Estado; se privatizó una parte recién en 1995 y la restante en 1999. Repsol también era del Estado español; en lugar de YPF era INH, Instituto Nacional de Hidrocarburos, que hasta 1986 fue dueño del 100% de la petrolera. Hacia fines de los 80 comenzó a abrir su capital parcialmente a la Bolsa, y recién en 1997 se culminó el proceso de privatización de Repsol.

Repsol y Telefónica comparten también tres de sus principales accionistas: La Caixa, el banco BBVA y el fondo de inversión norteamericano Black Rock.

Ninguno de ellos es especialista en petróleo ni en comunicaciones, son empresas financieras: La Caixa fue originalmente Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros de Cataluña y Baleares; el BBVA nació en 1999 como resultado de la fusión del Banco de Bilbao y el Banco de Vizcaya (la “A” corresponde a Argentaria, una previa fusión de bancos públicos del Estado español); y Black Rock es el tercer mayor fondo de inversión del mundo, con sede en Estados Unidos, y cuenta con inversiones ocho veces mayores que el producto bruto de España y comparables con el producto bruto de Estados Unidos. Tantos fondos son en parte resultado de que Black Rock invierte por cuenta de los fondos de pensión (nuestras AFJP). El CEO de Black Rock, Larry Fink, aparece en la televisión de su país como una celebridad.

Repasando las fechas, se observa que el proceso privatizador fue en España más o menos en la misma época que en Argentina, y que los agentes financieros que primero se quedaron con las empresas estatales españolas luego siguieron hacia Sudamérica aplicando su modelo. Su origen son instituciones financieras que también se constituyeron en los 90 como resultado de fusiones de bancos e instituciones financieras menores.

No surgieron por arte de magia, sino que fueron el resultado del apogeo español paralelo a la consumación de la Unión Europea, que les permitía acceder a créditos con una tasa de interés mucho más baja que la de los bancos de Sudamérica. ¿Se acuerda del riesgo país? Es eso; no se trataba de que los bancos españoles tuvieran gerentes geniales, sino de que pagaban un riesgo país cinco veces menor que los bancos argentinos o brasileños.

Parte de la no inversión de Repsol en YPF en los últimos años se explica también en que el costo del crédito para los bancos españoles se disparó proporcionalmente al aumento del riesgo país español, que de ser casi cero hasta 2008 hoy es de más de 400 puntos, que equivalen al 4% adicional. O sea, cualquier inversión que dejara menos del 10% de rentabilidad ya no le era rentable porque, descontando el 35% de impuesto a las ganancias, restaba lo mismo que los intereses.

Para colmo de Repsol, su otro gran accionista vino siendo Sacyr Vallehermoso Participaciones Mobiliarias, una de las empresas afectadas con el fin de la burbuja inmobiliaria española.

En el caso de Telefónica la situación es distinta, porque tiene un mejor gerenciamiento y la rentabilidad sobre la inversión en telecomunicaciones en Argentina dependió menos del gobierno, ya que sólo la telefonía de línea quedó con sus precios primero congelados y luego arbitrados por el Estado, y se le compensó todo con el fenomenal crecimiento de los celulares.

España fue el gran socio de las privatizaciones argentinas de los 90 y hoy le va peor que a la Argentina. El contexto internacional que le corresponde a Cristina Kirchner es más parecido al del primer Perón, cuando Evita llevaba ayuda a la empobrecida España de Franco, que al de Menem, cuando España emergía como una potencia mundial. Simplificadamente, la marca país España hoy “vale” menos, y la marca Argentina, más.

El logo de YPF con la bandera argentina y el de Repsol con los colores de la española encierran simbólicamente todo este trasfondo geopolítico, macroeconómico y financiero global.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de La Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 4 de Mayo de 2012.