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sábado, 14 de marzo de 2020

Enrique Vázquez: "La Argentina es inmoral"… @dealgunamanera...

Enrique Vázquez: "La Argentina es inmoral"…


De larga trayectoria en el periodismo radial y audiovisual, Enrique Vázquez es un periodista "de los de antes": crítico, polémico y frontal. La aparición de "El osario de la rebeldía", su último libro donde describe la mitología criminal en Campo de Mayo durante la última dictadura militar, sirve como excusa para dar inicio a esta entrevista con Sudestada, donde otras discusiones quedan abiertas: qué es el periodismo militante, qué pasó con el viejo periodismo de los ochenta y qué significa ser alfonsinista hoy.

© Escrito por Walter Marini y publicado en el Nº 285 de la Revista Sudestada, Edición Mayo/Junio 2016, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Tiene 63 años y lleva más de cuatro décadas ejerciendo el periodismo. Cordobés de nacimiento, hincha de Instituto y alfonsinista confeso –aunque nunca se afilió al radicalismo–; Enrique Vázquez fue director de la carrera de Comunicación Social de la UBA entre 1986 y 1989.

Con momentos importantes en su carrera, en gráfica fue parte de la mítica revista Humor, en televisión supo conducir un muy buen ciclo llamado Vidas hechas vidas, en radio tuvo muchos programas con su productora "El árbol y el bosque".

Hoy conduce Otra cosa, de lunes a viernes a las 18 por AM 570. El año pasado publicó El osario de la rebeldía. Campo de Mayo. De Roca a los Kirchner, donde describe el campo de concentración más grande montado por la última dictadura militar –por donde pasaron 5 mil personas y apenas sobrevivieron cuarenta y tantos–, y el que todos eligen mirar para otro lado, ya que además sintetiza la génesis doctrinaria del Ejército Argentino desde su fundación.

En esta entrevista con Sudestada, Vázquez habla de los crímenes de Campo de Mayo, del pasado y el presente del periodismo, del extraño vínculo entre kirchnerismo, peronismo y radicalismo, y de su visión del país.



–¿Cómo surgió el proyecto de investigación para El osario de la rebeldía?
Se dieron muchas casualidades conducentes. La primera se remonta a 2004, cuando un grupo de Testigos de Jehová se presenta en un consultorio jurídico gratuito que tenía dos veces por semana la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos en la zona norte del Gran Buenos Aires. Por esa época, ya estaban los resarcimientos económicos para familiares de desaparecidos que primero había firmado Carlos Menem y que se extendieron en los albores del kirchnerismo, cuando se ampliaron a personas que hubieran estado privadas de su libertad, o hubieran sufrido algún tipo de persecución.

En este caso, estas personas se habían presentado a realizar el servicio militar obligatorio durante la dictadura y fueron sometidos a vejámenes de todo tipo. De ahí que pedían que la Asamblea los patrocinara. En ese momento, los integrantes de la Asamblea me lo comunican diciendo: "acá hay algo nuevo, distinto a todo".

Los Testigos de Jehová conocían el lugar donde tenían a las embarazadas en Campo de Mayo, veían salir mujeres que iban en fila con una soga hacia un retrete donde había ropa de bebés, pañales, y a ellos los obligaron a construir cunitas para los chicos: llegaron a hacer alrededor de cincuenta. Ahí estaba la relación entre embarazadas y nacimientos en cautiverio. Luego aparece el representante de la Asamblea en Escobar, el Dr. Eduardo Ramallo, con la noticia de que se había presentado el primer testigo ocular, que en realidad era algo sotto voce en ese municipio, esto de los enterramientos masivos.

Ese testigo era Guillermo Catalino Romero, y presentó la denuncia en los Tribunales en 2005. A partir de ahí, pensé que era inevitable: Testigos de Jehová más testigo ocular que nos lleva a otros testigos, ya que en ese momento señala que los maquinistas del tren aminoraban la marcha cuando pasaban por la estación Maquinista Savio, uno de los lugares donde hay fosas.

–¿Cómo fuiste armando el rompecabezas de la investigación?
–En 2007 hice un programa para la TV Pública con esos Testigos de Jehová, que a su vez me vincularon con otros que habían estado en Campo de Mayo, lo que me llevó a otros testigos, que fueron aquellos que realizaron la colimba allí. Para mi sorpresa, me encuentro con un tipo que fue conscripto y además estuvo preso, Eduardo Cagnolo.

Él me cuenta que haciendo la colimba se junta con otros soldados que tenían ciertas inquietudes intelectuales ideológicas. Pero otro soldado escucha y los denuncia. Una noche, en una ronda de mates le tiraron la lengua, y con la psicosis que había en ese momento le preguntaron qué haría si los guerrilleros atacaban, y él marcó los puntos débiles que veía en la guarnición. Ahí lo denunciaron por esa hipótesis de ataque a Campo de Mayo. Se comió un garrón, lo detuvieron, y es ahí cuando vio personas vivas, entre ellos a los dirigentes del PRT-ERP Domingo Menna y Roberto Santucho –prácticamente muerto–, y también a la hija de David Viñas en cautiverio.



–¿Qué sucedió a partir de la publicación del libro?
Aparecieron más conscriptos de la época, que ahora se agruparon creando una entidad. Incluso se pusieron en contacto con un enfermero que estaba en la maternidad del Campo, un tipo que quedó desquiciado psicológicamente y que brinda un testimonio espeluznante porque integraba grupos de tareas y además atendía a las parturientas. Y luego me llegó una información documental fabulosa, que son las fotografías aéreas que tomaba la dirección de catastro de La Plata: las fotos están seriadas, y ahí ves las fosas nítidamente marcadas...

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada)



En la presentación del libro con Eduardo Aliverti en Marca de Radio por la A.M. 910 (La Red)





domingo, 7 de agosto de 2016

‪#‎PAZPANYTRABAJO… @dealgunamanera...



A horas de la marcha de San Cayetano a Plaza de Mayo reproducimos las cartas que recibió el equipo de Comunicación La Garganta Poderosa.

© Publicado el sábado 06/08/2016 por
http://revistasudestada.com.ar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“YO MARCHO CON USTEDES, POR LA PAZ”
* Adolfo Pérez Esquivel

Pronto, en pocas horas, mucha gente hará crecer las interminables colas frente a la iglesia, para pedirle ayuda a San Cayetano, con la esperanza de alcanzar una vida digna, cuando la situación social y política mejore. Sin embargo, la realidad nos indica que la pobreza está aumentando, casi tan rápido como los despidos, mientras avanza un proceso inflacionario galopante, que hace imposible sostener las necesidades básicas de millones.

A la vista de todos, este gobierno neoliberal ha lanzado sus tarifazos, privilegiando al capital financiero sobre la vida del pueblo, algo realmente muy grave, porque la gente lo siente en todos los niveles, especialmente en las periferias del interior, donde la desigualdad se agudiza. Pues sí, Macri fue elegido como corresponde, o sea, dentro de un ejercicio democrático, pero guarda, porque la democracia no consiste solamente en votar. No hay que confundirse: democracia significa igualdad frente a los derechos. Y eso hoy no existe.

Entonces, ¿cómo no marchar este domingo junto a los Trabajadores de la Economía Popular, si hay más chicos viviendo en situación de calle? ¿Cómo faltar, si viene la pobreza y acompañada de la represión? ¿Cómo no gritar por la paz, frente a un panorama tan angustiante? ¿Cómo no reclamarle al gobierno que se ponga al servicio del pueblo y no de las grandes empresas, si fue precisamente esta conducción la responsable de levantarles las retenciones a las mineras y al campo, a las sombras del tarifazo? ¿Que recibieron una herencia dura? Sí, es verdad, pero la deben superar: asumieron esa responsabilidad.

Muchas veces, la paz puede confundirse con la pasividad. Y no hay cosa más contraria. La paz tiene que ver con aprender a vivir la diversidad, porque ahí habita la riqueza de los pueblos, aun cuando nos tratan de imponer la uniformidad. Así como sucede sobre los monocultivos de soja, echando por tierra la biodiversidad con agrotóxicos como el glifosato, sobre el monocultivo de las mentes también nos meten el tóxico de las propagandas, desde los medios masivos y desde las estructuras gubernamentales que nos necesitan pasivos, aguardando inocentemente un derrame que no llegó, ni llegará jamás.

Por todo esto, entiendo que la movilización del domingo 7 de agosto será como un caleidoscopio: de acuerdo a cómo se mueva, la realidad social, cultural y política podrá transformarse. Por todo eso, no se puede faltar. Por todo eso, yo no voy a faltar.
Sólo caminando juntos, podremos alcanzar la paz.

“YO MARCHO CON USTEDES, POR EL PAN”
* Norita Cortiñas

Una vez más, este domingo caminaré con todos ustedes, junto a esos miles de trabajadores de la economía popular que cada día me recuerdan a nuestros 30 mil hijos. Pues ellos luchaban para que ninguna familia tuviera la necesidad de acudir a un comedor, ni debiera privarse de comer en su casa, entre sus seres queridos. Incluso mucho tiempo antes, mi papá y mi mamá ya conformaban una familia de clase media baja, que también laburaba siempre para que nunca faltara un plato de comida. Sin embargo, hoy hay miles de padres que no pueden gozar de ese “privilegio”. Y sinceramente, pensé que nunca más viviríamos este sentimiento tan desolador, pero acá estamos, cada vez peor.

Para colmo, jornada tras jornada, el presidente nos sorprende con alguna de sus desafortunadas medidas, asociadas todas a su cercanía con los militares. ¿Tiene ganas de reconciliarse con asesinos y genocidas? Hágalo, pero no lo haga a nombre del pueblo, porque el pueblo ya gritó nunca más, en la cara de los represores que mancillaron a toda una generación. El pueblo ya decidió que no habrá olvido, ni perdón.

Mientras tenemos a miles de compatriotas pasando hambre y padecemos una ola de nuevos despidos, algunos concentran riqueza, otros pagan deuda externa y los más humildes sufren, pero a su vez colaboran, porque sí, los pobres ayudan a los pobres, como toda la vida. ¿O por qué sobra dignidad, cuando falta trabajo? Porque la solidaridad viene de abajo.

Mi hijo, trabajaba, vivía y militaba por todos esos panes que faltan. Por eso, sin dudarlo, este domingo me alistaré para marchar a la Plaza, tal como lo haré todos los días que haga falta, en todas las marchas que sean necesarias. Con emoción y con esta profunda convicción, volveremos a empezar con la fuerza de aquellos años, para afrontar este momento con la misma entereza que enfrentamos a la dictadura cívico-militar-eclesiástica.

Y allá iremos entonces este 7 de agosto, todos juntos, con los trabajadores de la economía popular, con el pañuelo blanco y con el grito de Gustavo, otra garganta poderosa que todavía se escucha. El domingo, tomemos coraje. Y el lunes, sigamos en la lucha.

“YO MARCHO CON USTEDES, POR EL TRABAJO”
* Osvaldo Bayer

Son esas banderas, precisamente esas banderas de Paz, Pan y Trabajo, las verdaderas garantes de la democracia y la igualdad. ¿Y cómo entonces no voy a estar ahí, persiguiéndolas junto a los trabajadores de la economía popular? Para poder hablar del futuro, primero las tenemos que alcanzar. Y después las tenemos que levantar.

A lo largo de toda mi vida, he luchado convencido contra las guerras y todos los negociados que las sustentan, reivindicando el poder y la unidad de los pueblos.

¿Cómo no marchar el domingo, por la Paz?

Ahora, cómo pedir la paz, mientras miles de familias piden comida en los merenderos o comedores populares, para poder sobrevivir. Niños, adultos, seres humanos dignos de trascender, peleando por un derecho inalienable de la vida: el plato de comida.

¿Cómo entonces no marchar el domingo, por el Pan?

Ahora, la comida podría resolver el hambre y una preocupación omnipresente para ese futuro, pero el alimento del alma se llama Laburo. Todos los hombres y mujeres de esta sociedad necesitamos nutrirnos más allá de los insumos o los bienes materiales, con esa dignidad inherente a las cooperativas que nacen desde abajo, desde una asamblea villera, desde la utopía de una democracia verdadera, donde no haya patrones de clase altísima, exprimiendo villeros de clase bajísima.

¿Y cómo entonces no marchar el domingo, por el Trabajo?

Podemos recostarnos en el pasado y mirar la realidad desde casa. O podemos ir en busca del futuro, el domingo, a la Plaza.