Mostrando las entradas con la etiqueta Raúl Moneta. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Raúl Moneta. Mostrar todas las entradas

sábado, 14 de junio de 2014

Favor impensado... De Alguna Manera...

Favor impensado...

Suple Clarín Joven, Amado Boudou. Dibujo: Diego Temes 

El vice apuntó contra Moneta, un histórico enemigo de Clarín y con buenos vínculos con el kirchnerismo.

Nunca imaginó Héctor Magnetto el inmenso favor que esta semana le hizo Amado Boudou. 

Debe estar tentado de agradecerle el gentil servicio. Además, ocurrió en su propio canal de cable –en el programa de Zlotogwiazda y Tenembaum–, cuando el vicepresidente intentó desligarse del empoderamiento de la empresa Ciccone que le imputa la Justicia y, al mismo tiempo, en esa discutible aclaración deslizó cargos y sospechas sobre la moralidad de Raúl Moneta. No sólo invocó falta de transparencia a la participación del ex banquero en la “ruta del dinero” que se vincula al affaire de la ahora estatizada fábrica de billetes.

También se encargó de aludir suspicaz y ligeramente, con argumentos arrancados de un legajo policial, a la trayectoria empresaria de Moneta, quien en los últimos treinta años ha sido el mayor enemigo del emporio mediático, el hombre que más horas le ha quitado al sueño de Magnetto y el que le ocasionó todo tipo de disturbios económicos a través de juicios y denuncias en el país y en el exterior.

Nunca esperó el zar de Clarín ese regocijante obsequio de Boudou, una alegría imprevista de quien curiosamente lo acusa de dañarlo y perseguirlo, de lincharlo a través de los medios propios y ajenos. Tan singular el episodio, que la Casa Rosada, tan puntillosa en lo que a Magnetto se refiere, no reprochó ni reprendió al vicepresidente por haber colmado de felicidad al odiado opositor. Tampoco advirtieron otros observadores la naturaleza de esa placentera venganza.

Sorprende ese cuestionamiento de Boudou a Moneta por otra razón: se entendía al ahora sospechado como un hombre cercano y confiable para el Gobierno, no casualmente lo habían habilitado para internarse en distintos negocios vinculados al Estado, de radios a petróleo, mientras disfrutaba de una intensa relación con el ministro Julio De Vido y con otro empresario de corazón kirchnerista, Cristóbal López.

No eran los únicos, claro, y alerta que el vicepresidente pareciera ignorarlo. Paradojas de la vida, por otra parte, con acento especial: en la misma semana del impagable regalo a Magnetto, Jorge Capitanich –instruido por la mandataria– descalificó indignado a Daniel Scioli por haber concurrido a un evento de Clarín, presidido por Magnetto en el Malba, e incluirse en una galería fotográfica que el matutino divulgó como señal de su existencia y convocatoria en el poder.

“Dime con quién andas y te diré quién eres”, le endilgó el jefe de Gabinete al gobernador bonaerense, apelando a un dicho popular incompatible para su edad, señalando a la militancia con esa descripción que Scioli ya no cabe en la corte cristinista ni dispone de aval para su candidatura por parte de Ella: está exiliado, el chaqueño confirma su exclusión, es un ex amante odiado sin haber pasado por el tálamo. Cierta decadencia política se advierte en este novelón de la tarde: una foto común, de sociedad, significante pero no casual, enojó más a la Presidenta que la misma palabra, las intrigas orales vertidas por su preferido vice a favor del instinto animal de Magnetto.

A menos que, por el candor explícito de la falta de información, uno más tarde descubra un doble estándar en la cúpula y una cínica conveniencia de los protagonistas.

Si el caso Ciccone es un dédalo de casualidades y coincidencias, debe consignarse otra que provoca sonrisas: Alejandro Vandenbroele, quien no conoce a Boudou, como ambos juran, también se inscribió azarosamente en la misma teoría del vice: pide la investigación de Moneta y barrunta ilícitos del empresario que aseguró haber aportado fondos para Ciccone.

Habrá más anotados en esa búsqueda de la “ruta”, en esas imputaciones personales, casi una estrategia oficial para endosarle al empresario calamidades varias, incluso la de otros. Total, Moneta no sabe ni contesta, desde hace más de un año está casi irrecuperable, yacente e internado por un doble problema de salud, uno de los cuales (cerebral) lo postró al punto de la irreversibilidad, de que su familia ya se ha desprendido de ciertas posesiones.

Es una vía muerta, judicialmente hablando: le pueden colgar hasta el fusilamiento de Dorrego. 

Y la estrategia de involucrarlo, sin entrar en comparaciones desdorosas, se remonta a las prácticas de las que se han servido los terroristas o delincuentes –como método para salvarse del castigo judicial– para atribuir responsabilidades que a ellos mismos correspondían a otros que lograron fugarse o cuyas vidas fueron segadas. De manual, entonces, lo que se viene en los estrados.

Un desenlace anunciado, procesamientos y escándalo público, la entrega oficial y muda de Moneta para una carnicería venidera de la cual disfrutará Magnetto, enfrentado por décadas con el banquero por monumentales recursos dinerarios y a quien le atribuía variadas operaciones de inteligencia en su contra, hasta la vigilancia, control y diagnósticos de sus intervenciones médicas en los Estados Unidos, provocadas por un cáncer que le dejó notorias secuelas en el habla.

Entendía el jerarca de Clarín que Moneta le llevaba esa información a Néstor Kirchner, previendo una desaparición que nunca se produjo y una crisis inédita en el Grupo Clarín que determinaría su urgencia. A su vez, Moneta reservaba su propio rencor y sostenía que, además de lo que Magnetto le había birlado, padeció su persecución a través de una Justicia obediente que lo convirtió en convicto, lo obligó a vivir en la clandestinidad, bajo tierra, durante mucho más de un año.

Quizás, ambos tenían razón. Son los protagonistas de una guerra de treinta años, de los cuales los Kirchner son apenas un capítulo, cuando en los inicios del gobierno de Néstor, Magnetto era un preferido confidente, un habitué de Olivos, mientras Moneta –en ese momento con ciertas penurias económicas– no podía acercarse siquiera a las inmediaciones del ex presidente: pagaba el precio de haber sido un privilegiado de Carlos Menem, su banquero (nadie, claro, hablaba de los otros socios). 

Una carga que también sufrió, entre los más conspicuos, Eduardo Eurnekian, hasta que Kirchner lo redimió con holgura y pudo sentarse a su vera luego de un baño gratuito en el Jordán. Tardíamente, Moneta también obtuvo su perdón y escaló en las inmediaciones del poder, hasta que casi alcanza –con la bendición oficial– a quedarse con Telecom antes que Ciccone.

Delicias de la década.

© Escrito por Roberto García el Sábado 14/06/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


lunes, 25 de marzo de 2013

Susana Viau, 1944-2013... Q.E.P.D. ... De Alguna Manera...


Murió Susana Viau, la pluma punzante que irritó al poder…

Ironía. Murió en el aniversario del golpe militar que la obligó al exilio.

Informada hasta de lo secreto, fue una mujer valiente que denunció la corrupción política. Murió ayer la periodista Susana Viau, columnista de este diario donde ya se la echa de menos. Tenía 68 años. Un cáncer de pulmón terminó con su vida que todavía atesoraba lúcidos análisis políticos, frases como adagios destinados a perdurar en sus lectores, presagios de cumplimiento cierto, ironías de filo aceitado y una firme determinación de denunciar la corrupción y la mugre del poder público.

En los últimos años, esa condición le valió el desprecio del kirchnerismo, el ostracismo de quienes en otra época fueron sus amigos, sus colegas y hasta sus discípulos, y el desdén de quienes recibieron los dardos de su pluma punzante e informada hasta de lo secreto. Fue la periodista que más irritó a la presidente Cristina Kirchner.

Fue, también, una mujer valiente. Despedirla, en esta crónica apresurada y todavía incrédula, implica adentrarse en la vida de alguien que hizo de la discreción una de sus virtudes periodísticas y humanas. Ayer, sus afectos del alma la recordaban como una mujer de carácter muy enérgico, decidido: “Tenía, dijo una de sus amigas, ese criterio moral firme, que se ha ido perdiendo con el tiempo. No era alguien que estuviera dispuesta a ceder. Era una mina de fierro. Capaz de jugarse por sus compañeros, sin especulaciones. Y era una maravilla estar con ella”. También la recordaban ayer como una amante del cine, la literatura y la música de Francia. Y de Clint Eastwood.

Susana había nacido en Buenos Aires en 1944 y se vinculó muy joven al periodismo. A fines de la dictadura de la llamada Revolución Argentina, entre 1966 y 1973, colaboró con la mítica revista política “Panorama”, donde entabló amistad con Tomás Eloy Martínez, una amistad que se prolongó hasta la muerte de Tomás, en enero de 2010. Trabajó también en la revista semanal “7 Días” que editaba Abril y luego ingresó en otra publicación mítica, el diario “La Opinión” que dirigía Jacobo Timerman.

Los turbulentos años 70 la hicieron integrar en el PRT, el partido político que tuvo en el ERP a su brazo armado, una militancia de la que Susana nunca abjuró, que hizo pública, y que hoy es un argumento más esgrimido por quienes intentan desprestigiarla. Viau fue también puntal periodístico de “El Cronista Comercial”, el diario que dirigía Rafael Perrota, miembro del ERP hasta su secuestro y desaparición en junio de 1977.

Para entonces, Viau había logrado huir del país, probablemente por tierra y ciertamente a Brasil. La Cruz Roja logró ingresarla a España en calidad de refugiada política. Allí Viau hizo de todo, llegó a vender artesanías en el popular Rastro de Madrid, sin poder acceder a trabajar en periodismo en aquellos años agitados de la transición española. No deja de ser una ironía que Susana haya muerto en el aniversario del golpe militar.

Regresó a la Argentina en 1986. Trabajó en Página 12, donde el menemismo le dio más que materia prima para sus investigaciones. La más célebre, la de leche contaminada destinada a planes sociales, un caso que involucró al secretario privado de Menem, Miguel Ángel Vicco. Escribió también “El Banquero-Raúl Moneta: un amigo del poder en la ruta del lavado”, una dura biografía sobre el empresario.

Susana trabajó luego, desde su aparición hasta su cierre, en “Crítica”, el diario que dirigió Jorge Lanata y más tarde se integró a Clarín donde escribió agudas columnas dominicales, punzantes, irónicas, sutiles, intensas, casi un reflejo de su personalidad. Una de las más recordadas anoche, cuando empezaba a caer la certeza de su muerte, fue “El gobierno de Cristina se está “isabelizando”, en noviembre del año pasado.

John Donne decía en el siglo XVII que todos somos parte de un continente y que cuando el mar se lleva una porción de tierra, todos quedamos disminuidos. Sabemos ya por quién doblan las campanas. Pero cuando muere un testigo lúcido de nuestro tiempo, el mar se lleva algo más que un pedazo de nosotros.

Hoy, desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde, será velada en Avenida de Mayo 1209, sede de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires. Sobreviven a Susana Viau su esposo, Enrique Pacheco y sus hijos, María y Enrique.

© Escrito por Alberto Amato el lunes 25/03/2013 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


jueves, 8 de noviembre de 2012

8N, El valor de la protesta, siempre… De Alguna Manera...


El valor de la protesta, siempre…


i) Escucho a viejos compañeros de ruta (...) renegando del valor de la protesta, porque la protesta, la que llega mañana, no les gusta. Me da pena verlos argumentar, diciendo que la democracia se juega en las elecciones, y que los que protestan -aunque no lo digan- deben estar pensando ideas horribles.

ii) Contra lo que ellos dicen, defendemos acá el valor de toda protesta, aún de las protestas con las que uno no coincide total o parcialmente. En países como el nuestro, con el sistema político tomado por burócratas y adulones, y por un poder judicial siempre interesado en defender, primero, los propios privilegios, la ciudadanía suele encontrar las puertas cerradas para todo reclamo. Cuando el poder define como lícitos sólo los caminos que controla, no es extraño que el pueblo opte por vías alternativas, extra institucionales, muchas veces de desafío al derecho vigente, para hacerse escuchar. 

La alternativa que deja el poder es clara: tratar toda protesta como ilegítima, como ilegal, o sino ignorarla. Pregúntenle a los jubilados, que ya sin fuerzas, son obligados por el gobierno a peregrinar ante los tribunales para rogar que les den lo que les corresponde y que el gobierno les niega, porque usa sus recursos para financiar propaganda y servicios de inteligencia. Hay que salir a la calle, y el poder tiene que estar dispuesto a escuchar a los que salen a la calle. La democracia empieza con el voto, no termina allí, por más que les pese a estos neo-conservadores que se creen de avanzada.

iii) Imaginemos, sin embargo, una marcha con cuyo contenido sustantivo estemos parcial o totalmente en desacuerdo. Pienso, por caso, en la marcha "Blumberg" sobre la seguridad. Qué debemos pensar, frente a ella, los que estamos del lado de la protesta? Ante todo, cuando la ciudadanía se moviliza masivamente, como entonces, debemos hacer un esfuerzo especial por leer la protesta a su mejor luz, en su mejor versión. El gobierno y los aplaudidores, en cambio, la demonizan, leyéndola en su peor versión posible: "son todos fascistas", "quieren pena de muerte", "están con la dictadura". Pero lo cierto es que cualquier marcha puede ser demonizada de ese modo. 

Los adulones del poder, frente a la "primavera árabe", podrían decir "son fundamentalistas religiosos", "son violentos", "están cargados de odio." Frente a la "primavera de Praga," y siempre del lado del poder, hubieran dicho "quieren que vuelva la desigualdad," "son pro-capitalistas." Se equivocan siempre. Aún la marcha de Blumberg puede ser bien leída, porque encierra reclamos importantes: familias destrozadas por la inseguridad, madres sin hijos, hijos sin padres, que quieren vivir en paz, que quieren que se les asegure un derecho básico a la integridad física, que aborrecen del obvio pacto entre política, policía y narcotráfico. El gobierno, en cambio, promueve otra lectura: "son los últimos vestigios de la ultraderecha que muere," "son los que extrañan a Videla". Dan pena.

iv) Todas las principales consignas de la marcha convocada para mañana ("contra los abusos", "contra la corrupción," "contra la re-reelección") representan demandas absolutamente generalizables y sensatas. Por eso el gobierno necesita hablar de "lo que deben estar pensando realmente", "lo que no quieren decir". Es que quieren que hagamos el ejercicio de imaginar lo que piensa la Presidenta, cuando se junta con sindicalistas o le hablan de demandas indígenas? Lo que piensa Berni, cuando reprime? Lo que piensa Schiavi, frente a la muerte de 50 trabajadores en los trenes que él no controló?

v) Luego de haber hecho el esfuerzo por entender qué de importante hay en la protesta, el poder debe procesar esa demanda, conforme a los mejores principios constitucionales que rigen su conducta. Frente a la protesta de Blumberg deberá decir entonces, por ejemplo: "pongamos fin al pacto entre política y narcotráfico," "cuidemos los derechos de todos (también los de los delincuentes)", "reconozcamos la urgencia del problema de seguridad, que requiere resolver problemas de desigualdad." Alguien dirá: esto es utopía, la gente no piensa así. Se equivoca. Siempre cito la curiosa estadística que me comentaba Gabriel K., luego de la crisis del 2001: un 80 por ciento de la ciudadanía reconocía que el origen del aumento de la inseguridad tenía que ver con incrementos en desigualdad...pero como solución al problema no pedía igualdad (aún reconociendo, ella misma, que allí estaba el origen del problema), sino mano dura. 

Ahí está la labor del dirigente, retomar esos conocimientos y procesarlos del modo constitucionalmente apropiado. Nótese, sin embargo, que el kirchnerismo obró en ambos casos del peor modo: primero demoniza la protesta, y luego -es lo que hizo en el caso Blumberg- en lugar de procesar las múltiples demandas entonces presentes, del modo constitucionalmente más aceptable... convirtió en ley las peores propuestas derivadas de la marcha¡¡¡ Eso es, exactamente, el máximo paradigma de lo que NO se debe hacer. El kichnerismo actuó frente a la protesta, como suele hacerlo, del peor modo imaginable.

vi) Los adulones, sin embargo, que ya no conocen la calle porque ahora ven la ciudad desde detrás de vidrios polarizados (pobre la Presidenta, que no se anima a recibir a alguien que la critique, pobre Boudou, que no puede salir a la calle, pobre Bossio, corrido desde su lujoso auto por un grupo de jubilados¡), prefieren denunciar conspiración. Se preguntan a quién beneficia la protesta. Más les valdría preguntarse a quién perjudica. Les digo algunos nombres: perjudica a Cirigliano, y los negociados del gobierno con el transporte; perjudica a los empresarios megamineros que necesitan a un gobierno adicto; perjudica a Boudou, a Jaime, a López, y a todo el empresariado corrupto que pacta con el gobierno; perjudica a los Insfrán, asesino de indígenas; perjudica a los Urtubey, con su educación pública religiosa; perjudica a los Alperovich, y a tantos gobernadores que ven la política como negocio. En definitiva, no es éste el modo de pensar la protesta. Siempre podemos y necesitamos aprender de la protesta, no repudiarla. El pueblo, como decía Locke, suele adoptar una actitud comprensiva y pasiva frente al gobierno. Por eso es tan importante prestar atención cuando en todo o en parte se pone de pie.

vii) Pensar sobre la protesta, siempre, requiere pensar sobre democracia. Desde acá pensamos la democracia desde el ideal de una discusión inclusiva, sin voces excluidas. Por eso defendimos siempre la protesta piquetera, en una sociedad que los margina. Por eso defendemos que se escuchen todas las ideas, aún las que no nos gustan: no para que pierdan el tiempo hablando, sino porque podemos estar equivocados. Por eso creemos que el Congreso debe estar atravesado por la disidencia y marcado por el mutuo aprendizaje. La democracia necesita todas las voces, pero no como consigna: el gran test para saber si el poder se toma en serio o no la disidencia es ver qué hace con las ideas que no les gusta: las toma en cuenta, aprende de ellas, o las ignora, las margina las repudia? Todo lo demás es verso. La democracia debe alimentarse, sobre todo, de las voces de los críticos, y por ello esas voces necesitan de una especial protección. Las decisiones válidas, por su parte, necesitan nutrirse especialmente de pensamiento crítico: por eso el Congreso debe dar lugar amplio para tales voces, y las mayorías deben atender esos reclamos, o dar justificada respuesta de por qué no los atiende. Ésta, claramente, no es la concepción de la democracia que defienden el gobierno y sus amigos. 

Por ello, en el Congreso no se interesan por discutir: simplemente imponen, porque asumen que no tienen nada que aprender de sus críticos. Por ello piensan la Ley de Medios no desde el compromiso con la diversidad, sino de la mano de los empresarios que simbolizan, hasta la caricatura, la corrupción en la historia argentina reciente: Manzano y Moneta. Por ello quieren invisibilizar a los qom, y urgidos los borran de la 9 de julio. Por ello ahora hablan sólo de elecciones, y criminalizan a la protesta, y procesan a los piqueteros, y encierran a mujeres y niños en Campo de Mayo, y denuncian en público a los que los contradijeron, y mandan a la AFIP a perseguir a los que hablaron en contra, y usan los servicios de inteligencia contra los que piensan diferente. Ellos ven a la democracia como la ven los conservadores: como elecciones periódicas, y el que gana se lleva todo. Y que los movimientos de protesta se organicen en un partido político, y se animen a ganarles las elecciones. Difícil encontrar una concepción más conservadora de la democracia, una aproximación más pobre al ideal del debate inclusivo y robusto, una visión más limitativa de la protesta.

© Escrito por Roberto Gargarella y publicado por http://seminariogargarella.blogspot.com.ar el miércoles 8 de Noviembre de 2012.