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sábado, 25 de noviembre de 2017

Fidel no ha muerto. O eso parece… @dealgunamanera...

Fidel no ha muerto. O eso parece…

Un niño sostiene un retrato de Fidel Castro a un año de la muerte del Coronel. Fotografía: Alejandro Ernesto. EFE/Atlas

Cuba celebra el aniversario luctuoso del comandante en medio de un contraataque al mercado pese a la carestía generalizada. 

© Escrito por Pablo de Llano el Sábado 25/11/2017 y publicado por el Diario El País de la Ciudad de Madrid, España.

Fidel Alejandro Castro Ruz murió hace un año, el viernes 25 de noviembre de 2016. Han pasado 365 días y Cuba celebra su aniversario luctuoso en una nueva fase de depresión social y económica. Actos oficiales honran su memoria y simpatizantes han enviado a La Habana desde Buenos Aires una enorme réplica de metal de la gorra del Comandante de 30 kilos de peso. La muerte del padre de la Revolución no ha revolucionado nada.

No ha habido cambio alguno. Al contrario: ha habido un estancamiento y, en algunos casos, una regresión", afirma Carmelo Mesa-Lago, catedrático de Economía de la Universidad de Pittsburgh. Juzga que la dirigencia cubana "entró en pánico" en marzo de 2016, tras la visita en que Obama se ganó el cariño de la gente y ensalzó a los microempresarios "como agentes de cambio económico pacífico", a lo que Fidel Castro respondió en su último escrito público "que su estrategia [de EE UU] seguía siendo la misma, pero más sutil: desestabilizar el régimen empoderando al sector privado". El líder histórico habló y el reformismo de mercado de Raúl Castro se paró.

"En abril en el VII Congreso del Partido Comunista se endurecieron el plan central, la oposición a la concentración de la riqueza y la regulación del sector no estatal, y en agosto se suspendieron las licencias a actividades claves de los cuentapropistas [pequeños empresarios, en el argot cubano] como restaurantes o alquiler de vivienda", detalla Mesa-Lago. Michael J. Bustamante, profesor de Historia de América Latina en la Universidad Internacional de Florida, apunta a la misma reorientación y dice: "Tal vez sea una pequeña muestra de que algunas ideas y preferencias de Fidel Castro sigan vivas 12 meses después de su fallecimiento".

Desde la muerte del hombre que determinó la historia de Cuba desde 1959, se ha vivido un año "en el que no ha pasado nada trascendente ni el área económica ni política, con la excepción del paso hace dos meses del huracán Irma", apunta Omar Pérez Villanueva, exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana. "La economía no sale de la recesión en que se encuentra, y los principales problemas estructurales están intactos en el tiempo. Hay planes a largo plazo, hasta el 2030, y claridad en lo que se aspira, pero la población no ve una mejoría en su nivel de vida".

La llegada de Trump a la presidencia de EE UU con su política de restricciones a las relaciones con Cuba, pactada con el cubanoamericano Marco Rubio, ha contribuido también a la creación de un escenario de esencias fidelistas. Lucha diplomática, malas palabras, líos de espías. Washington responsabilizando a La Habana de no evitar un supuesto "ataque sónico" a su personal en la isla y el lado cubano acusando al vecino de inventar cuentos de "ciencia ficción". 

La tensión rampante –que triangula a nivel regional con la cronificación del colapso de Venezuela, socio de Cuba– hace incluso que se especule con que Raúl Castro aplace su retiro de la presidencia, previsto para febrero. Un artículo del Miami Herald planteaba esta semana la posibilidad de que los retos coyunturales lleven al general Castro, de 86 años, a mantenerse un tiempo más al frente del Gobierno, aunque subrayaba que lo más plausible sigue siendo que pase el relevo al vicepresidente Miguel Díaz-Canel, de 57, con reputación de moderado pero más acerado últimamente.

El periodista exiliado Juan Juan Almeida, hijo del fallecido comandante Juan Almeida, apuesta por que el general cumpla y se jubile. "A veces parece que Miami necesita tanto al castrismo que si pudiera resucitaría a Fidel Castro".

El historiador Pedro Campos Santos, de 68 años y residente en Cuba, ve "un país cada vez más dividido y con la gerontocracia cada vez más aislada. La represión de la oposición y la disidencia es masiva y violenta, especialmente contra el periodismo independiente. Una característica del último año es la represión de la disidencia oficialista y de la socialista-democrática, que habían respetado en los últimos tiempos. Este es un signo del deterioro ideológico del sistema, incapaz de dialogar siquiera con la disidencia surgida en su seno. El castrismo se va debilitando y la ausencia de su líder, ícono y caudillo, parece ser el principio del fin del sistema". 

La proximidad o lejanía de un cambio de régimen sigue siendo la gran incógnita. Es más, a diferencia de lo que se daba casi por sentado durante la luna de miel del deshielo, hoy es incierto si dentro del propio aparato vaya a darse a corto plazo un giro liberalizador promercado dentro del sistema socialista de partido único. "Es demasiado pretencioso vaticinar a corto plazo una continuidad que se salga de los carriles", opina Javier Ortiz, periodista cubano de 28 años, también residente en la isla.

En paralelo a los designios del poder, la sociedad se centra en capear otro temporal económico –"la crisis más severa" en Cuba desde la caída de la URSS, según Mesa-Lago– y con objetivos tan limitados como encontrar huevos, tarea que se ha vuelto más ardua de lo habitual desde el huracán. Y el fin de la política pies secos, pies mojados que favorecía la emigración a EE UU contribuye al decaimiento del ánimo.

"Como país no vamos a ninguna parte, no hay planes que nos impulsen a levantarnos y a seguir", dice la escritora Wendy Guerra, con base en La Habana. "Los proyectos son individuales, muy cercanos al sálvese quien pueda del capitalismo, pero sin soluciones económicas. Hoy la isla es un país sin cabeza. Los jóvenes están en fuga. No hay utopía ni objetivo por el que luchar. La banda sonora de Fidel Castro ha desaparecido. Este es el año de la nada ideológica".


sábado, 26 de noviembre de 2016

Murió Fidel Castro. Q.E.P.D. @dealgunamanera...

Murió Fidel Castro, histórico líder de la revolución cubana…

El expresidente cubano, Fidel Castro. Foto: Cedoc

Lo reportaron medios oficiales cubanos. En 1959 encabezó el levantamiento que derrocó a Fulgencio Batista y llevó al comunismo al poder en la isla. En 2008 le cedió su lugar a su hermano Raúl.

Fidel Castro, histórico líder de la revolución que impuso el comunismo en Cuba en 1959, falleció en la noche del viernes a sus 90 años, según informaron medios de comunicación oficiales cubanos.

Nacido el 13 de agosto de 1926, Castro y su hermano Raúl, junto a Ernesto "Che" Guevara de la Serna, encabezaron el movimiento guerrillero y revolucionario, junto al Che Guevara, que el 1 de enero de 1959 logró derrocar al dictador Fulgencio Batista como presidente de la isla caribeña.

En la década del '60, Fidel entabló relaciones con la entonces Unión Soviética e impuso un regimen comunista en Cuba que entró en tensión con el gobierno de Estados Unidos que por entonces encabezaba John F. Kennedy. Dichas tensiones alcanzaron momentos críticos durante la invasión a Bahía de Cochinos y la llamada crisis de los misiles.

El 19 de febrero de 2008, a raíz de sus problemas de salud, Castro anunció su dimisión a la presidencia de Cuba en una carta al periódico oficialista Granma. Desde entonces fue reemplazado por su hermano Raúl.

Link:


 

domingo, 27 de septiembre de 2015

Efecto Bergoglio: Argentino y Soldado de Dios... @dealgunamanera...

Argentino y soldado de Dios…
                                            
Francisco ofició una misa en Filadelfia.

Por primera vez, la notable ensayista analiza lo que representa Francisco, a propósito de su histórico viaje a Cuba y Estados Unidos.

En julio pasado, Naomi Klein fue invitada por el Vaticano a una conferencia internacional sobre la encíclica Laudato Si’, cuyo tema era el cambio climático. Esta pensadora radical, capitana de las luchas antiglobalización, que jamás atenuó su rechazo a los discursos cocinados en los hornos del poder, quedó tan contenta que ella misma debe sentirse transfigurada. Su crónica vaticana apareció en New Yorker (revista que aquí se recuerda por la nota que le hizo a Cristina sobre Nisman).

En la ronda de presentaciones de los asistentes, a Naomi Klein le tocó ser “una feminista judía secular” (es decir, un animal de otro rodeo). Pero la composición de los rodeos vaticanos ha cambiado mucho. La apertura corrió a cargo de un obispo africano, que subrayó: lo que discutiremos no lo suscita un papa, sino que “es parte de la tradición católica, que considera a la Tierra como un sacramento”. Aquellos a quienes la palabra “sacramento” nos resulta ajena, entre otras razones por su raíz en “sacer, sagrado”, ¿cómo traducimos?

Naomi Klein encontró una solución. Se apoya (¡ella!) en una afirmación de la encíclica: “En la Biblia no hay lugar para el antropocentrismo, que no se preocupa por el resto de las creaturas”. Y Klein avanza: Francisco está corrigiendo siglos de una teología que consideró al mundo natural con hostilidad o, incluso, como una tentación que debe ser vencida. El Papa nos devuelve al santo de Asís. Los que no lo recuerden bien, a causa de una pobre formación religiosa, como es mi caso, pueden leer Los motivos del lobo, el poema de Rubén Darío, o ver Francisco, juglar de Dios, la formidable película del católico Roberto Rossellini.

Con mayor sensatez que la entusiasmada Naomi, en The New York Review, el especialista Bill McKibben compara las ideas de Francisco con los primeros teóricos, entonces solitarios, de una perspectiva como la que ahora adopta la Iglesia. Sobre todo, E.F. Schumacher, autor de un libro de los años 70: Lo pequeño es hermoso. Schumacher fue pasado por alto en el escrito papal, porque la Iglesia selecciona sus fuentes. Sin embargo, la crítica ecológica, moral, social, económica y espiritual coloca a Francisco en una línea de pensadores que lo precedieron. Escribe McKibben: “Una larga fila de gurús, de los cuales Francisco es el último, converge hoy con un gran número de científicos que, en lugar de consultar las Sagradas Escrituras, consultan sus modelos digitalizados, pero los dos saberes parecen estar llegando al mismo punto”.

Hay una historia laica anterior a la historia eclesiástica. Las citas de la Biblia no son autoridad para muchos. Quienes consideran como una liberación la desacralización del mundo, quienes todos los días deben volver a pensar el fundamento de sus valores porque no tienen un soporte exterior a los seres humanos, ¿qué hacemos?

Cuba libre

Antes del tour estadounidense que hoy culmina, Francisco estuvo en Cuba, adonde lo condujeron motivos políticos bien actuales: fortalecer el puente La Habana-Washington, tarea a la que Obama lo comprometió, como figura de prestigio en el mundo católico norteamericano, donde ese acuerdo no iba a ser recibido con el mismo alborozo con que fue recibido en La Habana. El lobby cubano anticastrista de Miami y sus representantes políticos en el Partido Republicano sintieron que se los pasaba por alto.

Negociadores de ambas partes visitaron el Vaticano antes de que se conocieran la fecha y el contenido del restablecimiento de relaciones y el (futuro, progresivo, lento) levantamiento del embargo. El Papa estaba al día, por razones de política interior estadounidense, no simplemente como prueba del respeto que, sin duda, le tiene Obama.

En Estados Unidos, todos los presidentes ponen de manifiesto su fe religiosa. Culturalmente, Obama no siente ningún forzamiento en sus honras al Papa, como podría experimentarlo, para dar un ejemplo, un presidente francés. Lo sentiría si la magnífica recepción en Washington lo encaminara en un sentido contrario a los intereses que él considera los de su nación. Pero, justamente en esta coyuntura mundial, varias soluciones que Obama quiere que sean la herencia final de su gobierno van en el mismo sentido que los deseos vaticanos.

Después de la misa en La Habana, diarios europeos importantes como The Guardian y Le Monde le dieron más lugar en sus tapas a la victoria de Tsipras en Grecia que a la gira papal. A pie de portada, Le Monde informa: “En Cuba el Papa encuentra a Fidel Castro pero no a los disidentes”. España se ha vuelto un país laico y El País sólo trae en tapa la misma noticia. Por supuesto, el Papa no figura en diarios de esas regiones de las que se habla todo el tiempo: no hay noticias en China y, si vamos al caso, tampoco en Canadá ni en Australia.

El gran intelectual disidente cubano Manuel Cuesta Morúa publicó el jueves en El País una nota que vale la pena citar. Considera que el Papa debió haber recibido por lo menos a las Damas de Blanco, que representan “el doble resumen en Cuba de todas las fragilidades: las de la mujer, las de los hijos, las de la pobreza y las de la marginación de las diferencias en el límite de todas las violencias de Estado”. Y hace una conjetura: “La misión política de la Iglesia en Cuba y del Vaticano actual queda así en claro: el juego offshore en la frontera entre Estados Unidos y Cuba. El peligro, en términos de modernización plural del espacio público, es el de un nuevo pacto Iglesia-Estado para el reparto asimétrico de la sociedad cubana en parcelas espirituales que cooperan entre sí y se refuerzan mutuamente”.

Amargo escepticismo siente Cuesta Morúa. Los argentinos podríamos imaginar una visita papal durante un gobierno autoritario, en cuyo transcurso el visitante ilustre no hubiera recibido a alguna organización de derechos humanos, la más discreta y menos política, por la sencilla razón que dio Francisco: “Estaba de visita en un país”. Raúl Castro invitó a un hombre que puede entender el régimen cubano, aunque no aprobarlo. El Papa, como Obama, tiene objetivos.


En el corazón de Moloch. El miércoles, en Washington, el Papa canonizó a Junípero Serra. Representantes de pueblos originarios de California le habían escrito, antes de que Francisco diera el paso definitivo, para explicarle que ese cura franciscano del siglo XVIII no tuvo en cuenta, en su tarea evangelizadora, ni el bienestar ni, en muchos casos, la vida de sus antepasados, de los pueblos originarios. Una dirigente de los grupos que se opusieron le recetó al Papa una dosis de su propia medicina: “La gente dice que era un hombre de su tiempo, que ésa era la forma en la que se hacían las cosas cuando Junípero estuvo aquí. Pero como cura, no importa en qué época, se supone que tendría que preocuparse por la gente”.

Otro tipo de choque cultural le presentó a Francisco la lista de invitados con los que Obama pobló los jardines de la Casa Blanca para agasajarlo. Incluía representantes de organizaciones LGTB y partidarios de la libertad de decisión sobre el aborto. El Washington Post tituló su nota de este modo: “La lista de invitados a la Casa Blanca molestó a algunos conservadores”. Sin embargo, Francisco estaba preparado, por sus intervenciones anteriores sobre el perdón y la aceptación de los diferentes y los “equivocados”, para mirar con piedad benévola esta variedad. Es un político que no va a armar un lío por algunos cientos de incluidos en una lista de miles de asistentes a una recepción en la Casa Blanca. No se conduce como una celebrity en una kermés mundana.


El jueves, ante el Congreso de Estados Unidos, Francisco elogió la inmigración y recibió aplausos. Recordó que esos inmigrantes llegaron a una tierra habitada por gente cuyos derechos “trágicamente” no fueron respetados (es decir, los que evangelizó el recién canonizado Junípero). De pronto, bomba: el Papa le habla a la derecha local, exigiéndole el respeto y la acogida de los extranjeros. Francisco hizo llorar hasta a un curtido representante de los republicanos, de fe católica. También solicitó la abolición de la pena de muerte, que conservan más de treinta estados norteamericanos y, en Texas, es posible que sea ejecutado un argentino.

Casi todos los diarios europeos, excepto los muy conservadores o los confesionales como La Croix, mostraban más interés por el escándalo de la Volkswagen que por Francisco. Por el contrario, el Papa sigue floreciendo en los diarios norteamericanos y latinoamericanos. El jueves, la tapa del New York Times trajo una hermosa foto de Obama y el Papa, de espaldas; la cobertura es unánime. La foto del Washington Post es digna de los oros vaticanos: una toma en picado de la descomunal iglesia que recibió a Francisco, con sus bóvedas, frescos y columnas, en un alarde de perfección óptica y buen encuadre.


En Nueva York, la asamblea de las Naciones Unidas escuchó el llamado a la paz y la justicia: “Dar a cada uno lo suyo, siguiendo la definición clásica de justicia, significa que ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y de los derechos de las otras personas singulares o de sus agrupaciones sociales”. Esta frase acerca a un liberal democrático a la oratoria vaticana; y las referencias a la “base mínima” indispensable para la “dignidad” incorporan a progresistas de varios estilos. Los admiradores de José Hernández, por su parte, agradecen los cuatro versos del Martín Fierro citados por el Papa, cuyos octosílabos seguramente resonaron por primera vez en la ONU.    

Después, fue la apoteosis en los barrios pobres, por las calles y en escuelas donde los niños le hacen preguntas al visitante y le muestran sus manualidades digitales. Francisco parecía disfrutarlo más que los integrantes de los servicios de seguridad que trabajaron como comandos de la Segunda Guerra.

En la tarde del viernes, el tour neoyorquino culminó en el Madison Square Garden, estadio donde cantaron todos los grandes (nombro sólo tres: Sinatra, Lennon y los Rolling). El Papa entiende perfectamente la lógica de la comunicación contemporánea.

Ayer, Filadelfia. Y hoy, domingo, misa de despedida al aire libre. Lo milagroso de este hombre es que aguanta más que las estrellas del rock. Lleva en sus oídos los rumores de otras plazas multitudinarias. Es el jefe de una religión, pero tiene también un pasado: fue peronista y populista, rasgos que, gobernados por la inteligencia política, son pertrechos de un soldado de Dios.

Muy lejos de la trabajosa teología de Joseph Ratzinger, su antecesor, el jesuita Bergoglio se entrenó con los Ejercicios espirituales de San Ignacio, un método paso a paso para arribar a una decisión sobre las preguntas para las que el sujeto necesita una respuesta. Tiene, además, la astucia para hablar como si no hubiera recibido el poder del que está investido; demuestra suprema habilidad para no dejarse triturar por los engranajes de una ingeniería tan complicada y llena de trampas como la del Vaticano. No se distrae de sus objetivos.

Es un jesuita, que milita al servicio de Dios y de la Iglesia. Ha mostrado las cualidades necesarias: ternura exterior y temple de acero. 


© Escrito por Beatriz Sarlo el domingo 27/09/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

  

domingo, 20 de septiembre de 2015

Francisco: Servir sin ideología... @dealgunamanera...

El papa Francisco llama a los cubanos a "servir" sin ideología...


Los cristianos cubanos deben "servir" a los más frágiles en la sociedad y "no servirse", declaró este domingo el papa Francisco, quien llamó a rechazar toda "ideología" en el servicio a los demás, ante una multitud congregada en la Plaza de la Revolución de La Habana.

En su homilía durante una solemne misa campal en la plaza, el momento más importante de su visita de tres días a Cuba, el papa argentino no abordó directamente la situación política en la isla ni las relaciones con Estados Unidos.

"El servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su proximidad y hasta en algunos casos la 'padece' y busca su promoción", expresó el papa.

Sin embargo, alertó que "hay un 'servicio' que sirve, pero debemos cuidarnos del otro servicio, de la tentación del 'servicio' que 'se' sirve. Hay una forma de ejercer el servicio que tiene como interés el beneficiar a los 'míos', en nombre de lo 'nuestro'".

El pontífice advirtió contra la ambición personal y el individualismo en una época de transición económica y política: "el cristiano es invitado siempre a dejar de lado sus búsquedas, afanes, deseos de omnipotencia ante la mirada concreta a los más frágiles".

A través de las tareas a asumir como "ciudadanos", "servir significa, en gran parte, cuidar la fragilidad. Cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo", dijo.

"Ser cristiano entraña servir la dignidad de sus hermanos, luchar por la dignidad de sus hermanos y vivir para la dignidad de sus hermanos", añadió, repitiendo tres veces la palabra "dignidad".

Jorge Bergoglio rindió además un homenaje a "un pueblo que tiene gusto por la fiesta, por la amistad, por las cosas bellas".

"Es un pueblo que tiene heridas, como todo pueblo, pero que sabe estar con los brazos abiertos, que marcha con esperanza, porque su vocación es de grandeza", expresó Francisco ante la multitud, que lo escuchaba con devoción.


© Publicado el domingo 20/09/2015 por lainformacion.com de la Ciudad de Madrid, España. 

Francisco en Cuba... @dealgunamanera...

Francisco en Cuba: "El mundo necesita reconciliación en esta atmósfera de guerra mundial"…


El Sumo Pontífice llegó a La Habana y fue recibido por el presidente Raúl Castro. Además se refirió a la relación actual de la isla con Estados Unidos.

El papa Francisco llegó a Cubay fue recibido por el presidente Raúl Castro. El Pontífice expresó: ”El mundo necesita reconciliación en esta atmósfera de tercera guerra mundial que estamos viviendo"

Una vez que llegó a la isla, a Francisco lo esperaban el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, y varios niños que le entregaron flores. En ese contexto, unas de las primeras palabras del líder católico en su primer viaje a ese país fueron: ”El mundo necesita reconciliación en esta atmósfera de tercera guerra mundial que estamos viviendo"

Francisco agradeció el recibimiento de Raúl Castro y le pidió que le transmitiera sus "sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano, Fidel Castro".


"Hoy renovamos estos lazos de cooperación y amistad (con el gobierno cubano) para que la Iglesia siga acompañando y alentando al pueblo cubano en sus esperanzas y en sus preocupaciones, con libertad y todos los medios necesarios para llevar el anuncio del Reino (de Dios) hasta las periferias existenciales de la sociedad" manifestó.


Sobre la normalización de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, el excardenal sostuvo que "es un proceso, un signo de la victoria de la cultura del encuentro, del diálogo, del sistema del acrecimiento universal sobre el sistema muerto para siempre de dinastía y de grupos, como decía José Martí".

"Animo a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino y a desarrollar todas su potencialidades como pruebas del alto servicio que están llamado a prestar en favor de la paz y el bienestar de sus pueblos y de toda América y como ejemplo de reconciliación para el mundo entero", detalló el Papa.


© Publicado el 19/09/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



domingo, 12 de abril de 2015

“Tenemos muchas diferencias pero vamos a avanzar”... @dealgunamanera

“Tenemos muchas diferencias pero vamos a avanzar”...


Histórico acercamiento de Cuba y Estados Unidos después de medio siglo de enfrentamientos. La frase de Raúl Castro resumió la actitud de amistad de su reunión con Barack Obama en la Cumbre de las Américas, la primera a la que asiste Cuba. Los dos mantuvieron que “hay diferencias”, pero que los países pueden hablar. El embargo y la inclusión de Cuba en la lista del terrorismo.

La palabra “histórico” fue de las más escuchadas durante estos días de Cumbre de las Américas, en Panamá. Pero es difícil encontrar una mejor manera de considerar el encuentro que Barack Obama y Raúl Castro mantuvieron ayer aquí, el primero en más de medio siglo entre un presidente de Estados Unidos y otro de Cuba, que sirvió para ratificar la normalización encarada en el vínculo bilateral. Con todo, ambos se encargaron de subrayar que eso no quiere decir que no sigan manteniendo diferencias en varios campos. “Hemos concluido que podemos concertar en un espíritu de respeto y civilidad.

Y, a lo largo del tiempo, juntos podremos dar vuelta la página e iniciar una nueva relación”, sostuvo Obama, con Castro sentado a su lado. “Es lo mismo que pensamos nosotros. Creo que todo se puede discutir y se hace con mutuo respeto a las ideas del otro”, avaló el presidente cubano.

El escenario del encuentro no tuvo nada de especial. Se hizo en uno de los austeros docks previstos por la organización de la cumbre para los encuentros bilaterales. Una silla de cada lado y una mesita redonda en el medio, con un florero con flores blancas como mudo testigo. El último encuentro por el estilo databa de 1958. Al otro año ganaba la revolución en Cuba, que en 1961 anunciaba su adhesión al socialismo y en 1962 era expulsada de la OEA.

“Obviamente hay profundas diferencias entre ambos gobiernos. Hablaremos sobre nuestras preocupaciones sobre democracia y derechos humanos, y ellos también hablarán de sus preocupaciones con respecto a la política estadounidense”, indicó ayer Obama. Con los traductores a un costado y sus colaboradores sentados a unos metros, los presidentes hablaron brevemente con la prensa. “No hay que hacerse ilusiones, tenemos muchas diferencias. La historia de nuestros países es complicada, pero estamos dispuestos a avanzar en la amistad de nuestros pueblos, en las reuniones que estamos llevando a cabo, abrir nuestras embajadas, visitarnos mutuamente”, consideró Raúl Castro.

El encuentro fue el corolario de un proceso que se inició en diciembre pasado cuando se anunció la reanudación del vínculo bilateral. Pocos días después, Panamá invitaba a Cuba a participar de la Cumbre de las Américas por primera vez en su historia. En la edición anterior, realizada tres años atrás en Cartagena de Indias, varios países habían advertido que no volverían a participar si no asistía Cuba. Desde diciembre, hubo tres reuniones de negociadores para avanzar en la normalización de la relación. Todavía falta mucho. Obama consideró ayer que espera que en algún momento puedan anunciar la apertura de la embajada estadounidense en La Habana y la cubana en Washington.

En los últimos días se trabajó en el bordado diplomático para llegar con éxito a la cumbre. Obama y Castro mantuvieron un diálogo telefónico el miércoles y sus encargados de Relaciones Exteriores, John Kerry y Bruno Rodríguez, se encontraron a la medianoche del jueves en Panamá, en un encuentro que ya de por sí era un hito. El cuidado continuó durante la sesión de ayer, donde ambos se refirieron muy respetuosamente al otro.

Sesión

Obama estuvo entre los primeros en hablar en la sesión de presidentes de la cumbre, realizada en el centro de convenciones Atlapa. Raúl Castro lo hizo inmediatamente después. El presidente norteamericano incluyó la normalización del vínculo con la isla como parte del “nuevo período” que prometió iniciar en su primera participación en estas cumbres a sólo tres meses de asumido, en 2009. “La idea es que Estados Unidos no será prisionero del pasado. Más que nada, miramos al futuro”, explicó. Esa intención de pasar por alto la pesada historia de intervenciones norteamericanas en la región fue criticada por varios presidentes, incluyendo Cristina Kirchner. Con todo, no podía ser de otra manera, la reanudación del vínculo de los dos países fue celebrada de manera unánime.

“Las nuevas relaciones entre Estados Unidos y Cuba crearán nuevas oportunidades en la región para la seguridad, prosperidad, salud y dignidad de nuestros pueblos”, evaluó Obama en su mensaje, en el que también mencionó las diferencias “significativas” (un término que el presidente norteamericano usa todo el tiempo) entre los dos países. “Nosotros seguiremos hablando de valores universales que para nosotros son importantes”, subrayó.

“Ya era hora”, dijo Raúl Castro cuando le dieron la palabra. Contó que le habían dicho que los presidentes tenían ocho minutos para hablar. “Pero me deben seis cumbres, así que seis por ocho cuarenta y ocho”, dijo. Lo dijo en broma pero lo cierto fue que habló 48 minutos. Hizo un repaso por la historia de Cuba, inseparable del hostigamiento norteamericano, que contó con varios detalles. Por ejemplo, reveló que a John Kennedy lo mataron el mismo día que había llamado a Fidel Castro para iniciar conversaciones. Colocó como un hito la Cumbre de las Américas de 2005 que rechazó el ALCA y consideró “una nueva etapa” en el continente la aparición de la Celac, en 2011, un organismo continental que, a diferencia de la OEA, no integran ni Estados Unidos ni Canadá.

En el racconto de la dura historia de agresiones norteamericanas, el presidente cubano se preocupó siempre de dejar a salvo a Obama. “Le pido disculpas porque el presidente Obama no tiene ninguna injerencia en todo esto. Hubo diez presidentes antes que él, todos tienen deudas con nosotros menos el presidente Obama”, lo rescató. Por momentos, el tono de Castro recordó al del uruguayo José “Pepe” Mujica. Contó que había leído dos libros biográficos sobre el jefe de la Casa Blanca. “No completos, eso lo haré con más calma”, comentó, generando la risas de sus pares. Dijo que consideraba a Obama “un hombre honesto” y que creía que eso se debía a su origen humilde, que era algo que siempre comentaba con los presidentes con quienes se reunía en La Habana. “Estas palabras las medité mucho para decirlas. Incluso las tuve escritas, las quité, las volví a poner y las volví a quitar. Y al final las dije, y estoy satisfecho”, concluyó. Obama miraba hacia abajo en ese momento.

Castro planteó los dos principales reclamos que mantienen contra Washington. Uno, que se elimine a Cuba de la lista de países que patrocinan al terrorismo. Se sabe que el Departamento de Estado ya emitió un informe al respecto y la decisión está en manos de Obama, aunque todavía espera el resultado de una ronda de consultas. El otro, “el bloqueo económico, comercial y financiero que se aplica con toda intensidad contra la isla”, definió. Pero no sólo le quitó responsabilidad a Obama por esto, sino que instó a “seguir luchando y apoyando” al presidente norteamericano en su intención, cuya decisión final está en manos de su Parlamento.

En un saloncito apartado de un centro de convenciones en Panamá, Barack Obama y Raúl Castro dieron ayer un primer paso. En ese rumbo, puede marcar un antes y un después en la historia del continente. Sí, repetirlo una vez más, “histórico”.

© Escrito por Fernando Cibeira el sábado 11/04/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.