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sábado, 25 de febrero de 2012

¿Qué más tiene que ocurrir?... De Alguna Manera...


¿Que más...?

 Juan P. Schiavi

¿…que más tiene que ocurrir para que veamos con claridad nuestra realidad?

Para que comprendamos que es mentira que seamos apolíticos cuando seguimos los mandamientos del " no te metás”. O del " eso no es asunto mío”. Apartando el dato irrelevante de no afiliarnos a ninguna estructura partidaria, de lo más significativo que es no ejercer nuestras ciudadanías, de desconocer el alcance de nuestros derechos, y en todo lo precedente me incluyo, realmente ejercemos la política del no ocuparnos. Como mujeres y hombres somos animales políticos, lo demostramos con nuestros procederes. Día tras día. Segundo tras segundo. Inevitablemente.

¿Cuánto sucederá para que advirtamos a dónde nos lleva la famosísima y sobrevalorada " viveza criolla "? Hoy, como en tantas otras veces - la puerta doce, keyvis, con su lógica secuela inexorable: cromagnon - , demostramos lo " vivos " que somos.

¿Cuánto falta para que descubramos que cuando prescindentemente (como si de verdad pudiésemos prescindir del lugar en dónde vivimos, ese que contribuimos a moldear todos los días, ese que edificamos entre todos nosotros continuamente) nos quejamos de " este país " - hay quienes lo mencionan como " este bendito país ", con rabia, insultándolo, nos estamos refiriendo a nuestro país, o a nuestra ciudad y a nuestros disfunción arios?

¿Cuántos funcionarios parásitos y desubicados como Juan P. Schiavi tienen que tener la indecencia de no guardar el mínimo decoro al referirse a las víctimas de su incapacidad - la de Schiavi y la de tantos otros como él que lo circundan y le son funcionales - y a sus comportamientos (mencionó: " la “costumbre argentina” de moverse hacia los vagones de adelante para salir más rápido del andén...")? Lamentándose, en su estolidez, de que la tragedia no hubiese ocurrido ayer, que había sido un feriado, ya que las víctimas hubieran sido menos, este individuo que no registra que una sola víctima de su desvergüenza es inaceptable. No hay calificativo, por despreciable y soez que sea para calificar a este partícipe necesario.

 Lo que implican sus palabras, ni más, ni menos, es que conocía y sabía que lo que sucedió iba a suceder y solamente le incomoda que la cifra de asesinatos  - del diccionario : el asesinato ( también denominado homicidio calificado) es un delito contra la vida humana, de carácter muy específico, que consiste en matar a una persona concurriendo ciertas circunstancias, tales como: alevosía, precio, recompensa o promesa remuneratoria y ensañamiento, aumentando deliberada e inhumanamente el dolor del ofendido. - También se percibe que están presentes los cuatro agravantes, que son premeditación, alevosía, ventaja y traición. - sea altísima. Inmanejable dentro de las relaciones públicas aceptables que mal aprendió o mal se asesoró, ni de las leyes del mercadeo que parece conocer un poquito más. Sus conceptos - los del individuo Schiavi J. -, vertidos sin pudor, sin remordimientos, en la certeza de que no va a recibir una sanción, en el convencimiento de su impunidad e imputabilidad, revelan su estatura moral y su calificación para la tarea que... ¿desempeña? Constituyendo lo grave el que sea un cabal representante de su mayoritaria clase de funcionario, mal calificado como " político " y para el cargo que ocupa.

En lo personal, como argentino y porteño me es penoso ver o escuchar, o ambas cosas, a quienes se autocalifican de comunicadores sociales decir que tienen vergüenza de ser argentinos, es indignante, escucharlos diciendo que les agradaría no haber nacido en mi país, deberían avergonzarse de ser ignorantes... de ser frívolos.... de no investigar... de mirar hacia otros lados... de dedicarle espacio a las tonterías en lugar de hacerlo a la educación. ¿Qué tienen que ver la patria con los corruptos, los transeros, los mercaderes de la muerte y los palurdos que ocupan puestos para los que no están capacitados? ¿De qué pensamos que está hecha y cómo imaginamos que se construye nuestra sociedad? Sin inmiscuirnos estimo imposible prevenir los próximos, evitables, asesinatos.

Alejandro Lacquaniti.

P.D.: me resultó difícil eliminar la mayoría los agravios que contenía el texto, los que quedaron son ineludibles.
 
© Alejandro Lacquaniti