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martes, 9 de octubre de 2018

Popular vs Populismo… @dealgunamanera...

Popular vs Populismo…

 Barak Obana vs. Donald Trump

© Publicado el sábado 24/06/2017 por Politify del Distrito Federal, México y con información de Revista Anfibia, de la Universidad Nacional de San Martin de la Provincia de Buenos Aires, República Argentina. 

Populismo

“Movilizar los sentimientos irracionales de las masas para ponerlas en contra de las élites: eso era el populismo”.

Orígenes del término

El significado de populismo es ambiguo, lo que quiere decir que no está tan claro a qué se refieren cuando lo nombran. En Rusia se comenzó a usar el término Narodnichestv por el año 1878, después fue traducido como “populismo” a otras lenguas europeas.

Narodnichestv se utilizó para describir el movimiento antiintelectualista de 1870 en el país rojo. Se creía que los líderes sociales tenían que aprender del Pueblo para poder ser sus guías.

Un ejemplo  actual de antiintelectualismo es lo que sucede con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que tiene carrera en los negocios inmobiliarios pero ninguna base política.

Para 1891, en Estados Unidos se utilizó esta misma palabra para identificar al Partido del Pueblo en auge. La base de este partido eran los granjeros pobres, de ideas progresistas y antielitistas, como en Rusia. Era un movimiento rural y nacionalista con tendencia antiintelectual.

En las últimas elecciones de EU, 48.4% de los votantes se clasifican como “caucásicos sin licenciatura”. 

Hasta 1950, el término populista sólo era poco utilizado. En ese año, el sociólogo Edward Shils lo implementó con un sentido nuevo: “una ideología de resentimiento contra un orden social impuesto por alguna clase dirigente de antigua data, de la que supone que posee el monopolio del poder, la propiedad, el abolengo o la cultura”. 

Ejemplos del fenómeno definido por Shils son: el bolchevismo en Rusia, el nazismo en Alemania, el Macartismo en Estados Unidos, entre otros.

“Movilizar los sentimientos irracionales de las masas para ponerlas en contra de las élites: eso era el populismo”.

Luego, durante la época de 1960 y 1970 la palabra populista tomo un sentido un tanto diferente, aunque tomando un poco la base anterior. 

En esta época se utilizaba para designar movimientos reformistas del Tercer Mundo. Esto se puede identificar con los movimientos latinoamericanos como el peronismo en Argentina, el Varguismo en Brasil y el Cardenismo en México.

Estos movimientos se basaban en las emociones antes que las instituciones, en lo individual antes que en lo colectivo¿Les suena “Make America Great Again”?


Para 1970, “populismo” tenía una connotación negativa, aunque bien designara un movimiento o un régimen político o un estilo de liderazgo. Esta “ideología de resentimiento” tenía amenazada a la democracia.

Actualmente

Los medios de comunicación en la actualidad llaman populismo o populista a casi cualquier propuesta “distinta” que surja. “Populista” se ha vuelto una etiqueta para desacreditar a cualquier político asociado con conductas ilegales, corruptas, autoritarias, demagógicas, vulgares, peligrosas o socialistas.

En Latinoamérica se emplea mucho la palabra “populista” para denominar a los países que no se alinean con las políticas de Estados Unidos, ejemplo de ello pueden ser Venezuela, Nicaragua, Argentina, Bolivia, Paraguay, Ecuador y Brasil, países que son o han sido atacados por la amenaza “populista”. 

Pero el populismo también se puede dar en quienes no tienen el ideal de empoderamiento del pueblo, como denotaba la palabra en sus orígenes. Ejemplo de ello es Silvio Berlusconi que apoyaba el régimen capitalista con un discurso populista. Berlusconi hablaba “en el lenguaje del hombre común de la calle” aunque no lo apoyara.

Populismo macroeconómico

En economía, éste término se usa para definir aquellas economías que ponen en primer plano “el crecimiento y la distribución del ingreso y no se preocupa suficientemente por los riesgos de la inflación y del déficit en las finanzas, por las limitantes externas y por las reacciones de los agentes económicos frente a políticas agresivas que afectan el mercado”.


Popular

Lo popular se define y usa como algo que está al alcance de las personas con menos recursos económicos. Lo popular es estimado, o al menos conocido, por casi todos. 


viernes, 21 de febrero de 2014

Mostremos con orgullo la historia del Globo…De Alguna Manera...


Mostremos con orgullo la historia del Globo…


Queridos Quemeros:

a partir de un intenso trabajo que venimos desarrollando un grupo de historiadores de diferentes clubes desde hace muchísimo tiempo hemos conseguido que la AFA y la gran mayoría de los medios nacionales (sobre todo los diarios de mayor circulación) cuenten la historia del fútbol argentino de manera completa. Es muchísimo lo que hemos tenido que batallar para que esto pudiera concretarse y lo hemos logrado también gracias al excelente laburo de varios de los periodistas y estadígrafos que trabajan en Olé, La Nación, Clarín, Crónica y Popular, por citar a los medios más masivos a nivel nacional (también se ha logrado que varias páginas web cuenten la historia en su totalidad, como por ejemplo Playfutbol, Sobre fútbol o Universo Fútbol entre otras).

Es importante que todos los hinchas del Globo tengamos claro que la historia del fútbol no arrancó en 1931 (año de inicio del profesionalismo) sino 40 años antes de esa fecha, en 1891. Vaya a saber porque decisión equivocada de arrastre, los medios, con el tiempo, fueron informando la historia de manera incompleta como si en esos años fundacionales la pelota hubiese sido cuadrada y los arcos redondos, una soberana falta de respeto a los protagonistas de aquellos torneos, tan oficiales e importantes como los de ahora, obviamente con algunos equipos que fueron desapareciendo pero que eran fuertes en aquella época.
 

Para que todos entendamos bien de que se trata todo esto, sobre todo los pibes más jóvenes, es necesario también explicar que durante toda la historia se jugaron los campeonatos de Primera División regulares, los de todos los fines de semana (en Europa los llaman Torneos de Liga) y paralelamente -de manera más discontinua- se jugaron también 89 Copas Nacionales desde el inicio del fútbol hasta la actualidad. Tanto los torneos de Primera como las Copas Nacionales son torneos oficiales organizados y homologados por AFA.

Tenemos que estar atentos y defender con orgullo nuestra historia porque ya aparecieron los detractores de siempre, hinchas de otros equipos a los que no les conviene contar la historia completa por el escaso protagonismo que han tenido en otros tiempos y en consecuencia minimizan los títulos logrados en la era amateur o las copas locales, sin ningún fundamento serio.


En consecuencia, Huracán ha obtenido 11 títulos homologados por AFA de primer nivel (5 Títulos de Liga y 6 Copas Nacionales) que estarán en breve en toda la indumentaria del club como lo han prometido los actuales dirigentes.
 
El Globo también ha conseguido 2 títulos oficiales de Ascenso (Nacional B 89-90 y B Nacional 99-00) y una Copa Consuelo Beccar Varela (1933) pero estos tres títulos –si bien son oficiales- tienen un nivel menory hay que ser siempre serios en los criterios adoptados.


Para que quede bien claro el carácter oficial de nuestros logros, recientemente las guías de los principales medios gráficos han publicado las tablas de títulos como debieron haberlo hecho siempre. Clarín pone sólo los títulos de Primera División (no agrega Copas Nacionales por un criterio propio pero no niega su existencia ni su oficialidad). La Nación y Olé hacen un listado más completo agregando las copas locales también. En el caso de la Nación nos ubica con 7 copas porque cuenta la Consuelo Beccar Varela pero dicho torneo no figura en la lista de AFA que es la que oficializa todo.
 
A continuación van las tres listas de guías publicadas por los medios. Si bien nuestro presente lejos está de la época de mayor gloria, este texto tiene el sentido de que todos los Quemeros, desde los más jóvenes a los más grandecitos, defendamos con orgullo nuestra historia y mandemos a informarse a todos aquellos negadores que por conveniencia minimicen la historia completa del fútbol argentino. Ni vale la pena nombrarlos, sabemos muy bien de donde vienen las malas ondas.

¡Que la cuenten como quieran!  


© Escrito por Roberto Guidotti el jueves 20/02/2014 y publicado por Patria Quemera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



viernes, 30 de marzo de 2012

Del peronismo sólo queda el recuerdo... De Alguna Manera...

Del Peronismo solo queda el recuerdo…

General Juan Domingo Perón, montando su caballo pinto.

El peronismo vive de las glorias pasadas porque en el imaginario popular no existe otro partido que se ocupe de los pobres.

De aquel peronismo que en los años cincuenta amplió la ciudadanía a quienes hasta ese momento carecían de los más elementales derechos, solo queda el recuerdo, la épica, el discurso, la nostalgia de algo perdido. Y nada más.

Hace ya muchos años que el peronismo dejó de expresar los intereses y necesidades de los pobres. A pesar de sus promesas de inclusión y lucha contra la miseria, la realidad nos muestra, a través de datos precisos, que el movimiento que representaba a los humildes, ha decidido abandonarlos librados a su propia suerte. De aquel peronismo que en los años cincuenta amplió la ciudadanía a quienes hasta ese momento carecían de los más elementales derechos, solo queda el recuerdo, la épica, el discurso, la nostalgia de algo perdido. Y nada más.

El movimiento peronista ha olvidado las viejas consignas y las políticas concretas de inclusión por el trabajo y el acceso a la vivienda, la salud y la educación. Y las ha cambiado por planes sociales que mitigan, pero no resuelven la situación de extrema pobreza en que viven millones de compatriotas.

El partido de los humildes se ha convertido en un partido de millonarios.

Hace ya un cuarto de siglo que el peronismo gobierna en la provincia de Buenos Aires. Es dueño y señor de ese territorio. Pero no ha logrado, siquiera intentado, resolver la situación de dos millones de personas que viven en la extrema pobreza, habitando casi mil villas miseria donde no hay agua, ni gas, ni cloacas, ni pavimento. ¿Escuelas? Escasas y de un pésimo nivel educativo. ¿Centros de salud? Pocos y con falta de recursos elementales.

La propaganda oficial, no obstante, abrumó durante los últimos 25 años con inauguraciones fantasmas. ¿Cuántas obras anunciaron Cafiero, Ruckauf, Duhalde, Solá? ¿Cuántas cintas cortaron para presentar hospitales que funcionan a medias, viviendas que al cabo de un año son una ruina, escuelas que carecen de maestros porque pocos se atreven a ingresar en zonas peligrosas?

El peronismo ya no es lo que alguna vez fue.

En el orden nacional son 19 los años de administración peronista y el fenómeno se repite en todas las provincias, especialmente en las del NOA y NEA, gobernadas por peronistas. Millones de personas viven en condiciones donde se acumulan carencias, necesidades y derechos vulnerados. La mayoría depende de subsidios de diferente tipo, administrados y distribuidos discrecionalmente por los distintos ministerios nacionales, los gobiernos provinciales y los municipios, en ese orden.

Solamente en La Matanza hay 42 villas y 27 asentamientos en donde viven –si es posible utilizar este vocablo- 139.871 personas. Entre ellos hay muchos niños que llegaron, y seguirán llegando a la adolescencia sin haber terminado la escuela primaria. En el distrito de Quilmes hay 16 villas y 32 asentamientos que congregan a 120.097 argentinos que no fueron incorporados al extraordinario crecimiento económico registrado en los últimos nueve años.

Casi el treinta por ciento (28.8%) no cuenta con retrete con descarga de agua, componente básico para el saneamiento y la higiene en cualquier hogar. En algunos sitios los habitantes deben caminar con un balde durante un buen trecho para llegar a la esquina donde una solitaria canilla surte de agua que en muchos casos proviene de napas contaminadas. El último censo nacional demostró que en el partido de Almirante Brown sólo el 16 por ciento de los hogares tiene conexión cloacal. El 32.4 por ciento de las viviendas ubicadas en el Conurbano Bonaerense no cuenta con acceso a la red de agua potable.

Sus habitantes están condenados a sufrir infecciones intestinales, problemas crónicos en la piel y los ojos, entre otras afecciones que, en el caso de los niños, tienen consecuencias para su crecimiento y desarrollo.

¿Qué fue de aquel peronismo que incorporó masivamente a los humildes y los dotó de un fuerte sentido igualitarista que difícilmente tenga parangón en América latina? ¿Qué fue de esa inclusión social que ni las dictaduras militares lograron revertir con sus políticas neoliberales y represivas?

En el escenario político argentino no hay –al presente- ninguna alternativa que formule en su plataforma una radical modificación en la distribución del ingreso. Todos los argentinos nos hemos acostumbrado a convivir con la miseria: vemos circular por las calles a familias que abren las bolsas de basura para comer lo que otros han tirado. Vemos a chicos que acompañan a sus padres en ese ejercicio indigno como si esa escena fuera “normal”, parte de la vida cotidiana. Como si esos condenados no merecieran otra cosa que la existencia que llevan. La miseria ha sido incorporada a nuestros ojos, como un natural escenario urbano: hay autos que recorren las calles, hay árboles que dan sombra en las veredas, hay harapientos que arrastran sus miserias. Están ahí y allí seguirán estando para siempre. La aceptación del término para siempre es de una injusticia imperdonable en un país que, repetimos, ha crecido como pocas veces en su historia gracias a una situación internacional favorable que casualmente se produjo cuando el peronismo kirchnerista llegó al poder.

Y lo más patético de esta situación es que términos como marginación, desempleo crónico, pobreza estructural, de socialización, vulnerabilidad extrema, han perdido su dramático contenido, su verdadera significado, para convertirse en frías descripciones sociológicas que ilustran documentos, artículos académicos y debates públicos entre especialistas.

Quedan así congelados los seres humanos que están ocultos detrás del lenguaje técnico: los que recorren las calles en busca de comida, que viven junto a arroyos nauseabundos, que carecen de viviendas y solo reciben algunas prebendas cuando se acerca la fecha de las elecciones.

Y todo esto ocurre mientras se levantan banderas nacionalistas que reivindican solemnemente derechos territoriales teñidos de palabras como patria, soberanía y argentinidad azul y blanca. ¿Qué significa ese torrente discursivo para quien vive en territorios degradados por la pobreza? La patria es, para ellos, un concepto vacío de contenido, una abstracción que carece de sustento práctico en sus vidas cotidianas y se expresa en su imposibilidad de proyectar un futuro para ellos y sus hijos. ¿Cuál es entonces la expresión social de la palabra patria?.

No se come con la palabra patria. No se cubre de la lluvia ni de los calores, ni del frío, con la palabra patria.

En el año 2010 el 34,6 por ciento de los hogares urbanos de la Argentina seguían careciendo del servicio de red cloacal. Esa cifra se incrementa en el caso del Conurbano Bonaerense, donde el 55,3 por ciento de los hogares se encuentra en una situación de déficit. ¿Esto al cabo de un cuarto de siglo de gobierno popular? La pregunta viene a cuento porque el peronismo kirchnerista no se ha caracterizado por falta de decisiones políticas y económicas. Cancelar la deuda de diez mil millones de dólares con el FMI fue presentado como un acto de soberanía que presuntamente ponía fin a la dependencia. ¿Fue realmente así? ¿No había otras prioridades internas para resolver antes que quedar bien con el organismo internacional? ¿Cuántas viviendas decentes se podrían haber construido con esa suma?

“En la actualidad el Estado paga por una vivienda de 55 metros cuadrados, con infraestructura mínima, muy mínima, aproximadamente 220 mil pesos”, responde el ingeniero e historiador Israel Lotersztain, quien trabajó en la construcción de barrios populares.

Si multiplicamos esa cifra por mil, concluiremos que con 200.000.000 de pesos se pueden construir mil viviendas que albergarán a igual cantidad de familias. Si continuamos la progresión veremos que con dos mil millones de pesos se levantarían cien mil viviendas. ¿Hace falta seguir los cálculos?

Si con ese dinero se resolvía el derecho de los argentinos a una vivienda digna, ¿no era más justo priorizar a los pobres que satisfacer a los bancos del Fondo Monetario Internacional?

Sigamos con los ejemplos: para Fútbol para todos se destinaron 900 millones de pesos por año. Y para la construcción de viviendas a cargo de la organización Madres de Plaza de Mayo se entregaron 675 millones. Esto significa 225 millones menos, más allá de la falta de controles que culminó con una estafa que el juez Oyarbide no se atreve a destapar porque salpicaría a más de uno. Fútbol para todos es dinero volcado en propaganda oficial mientras pobladores de asentamientos siguen viviendo a la intemperie. Esto da cuenta de las prioridades del oficialismo: distraer al soberano con deporte antes de brindarle servicios elementales.

Cuatrocientos millones costará el Automovilismo para todos. ¿Cuántas viviendas, servicios sanitarios o de energía se podrían construir con ese dinero? ¿O con los dos millones diarios que cuesta mantener Aerolíneas Argentinas, una empresa que usan quienes pueden pagar esos pasajes, más allá de que es una línea quebrada, insegura y mal administrada?

El peronismo perdió su antigua vocación de justicia social, más allá de la buena voluntad y honestidad de muchos que vuelcan sus energías en la lucha contra la pobreza.

Las transformaciones no se logran con propaganda. Se consiguen con recursos, con políticas públicas efectivamente inclusivas y con voluntad de cambio. Los recursos desbordaron en estos ocho años las arcas del Estado, pero faltó el impulso de terminar con la miseria en la que viven varios millones.

De otro modo, no se explica que el crecimiento de la población residente en las villas miseria del área metropolitana haya crecido en cinco años el 57,6 por ciento. Sin duda, ese crecimiento refleja también las migraciones internas. Pero ellas se producen, entre otros motivos, por la falta de perspectivas de vida digna en las provincias.

Si agregamos los subsidios que han enriquecido a empresas que brindan pésimos servicios el cuadro es desalentador: solo para Aerolíneas Argentinas el Estado desembolsó 2.439 millones de dólares entre 2008 y 2011. Ferrocarriles ineficientes, colectivos y subterráneos obsoletos son un ejemplo del despilfarro de recursos.

“En los últimos ocho años se ha construido un promedio real de viviendas de 32.500 por año -dice Lotersztain- lo que significa entre 15 y 20 por ciento menos que durante el menemismo. Si se suma a esto el natural crecimiento vegetativo y las migraciones en ese lapso tendremos un cuadro real”.

“Lo notable –agrega- es que con fondos genuinos, me refiero al Fonavi, se destinaron para viviendas, en total, tres mil millones de pesos. En el período de Alfonsín se gastó, en ese rubro, siete veces más”.

A estos datos debemos sumarle los aportes del Plan Federal, aproximadamente cinco mil millones de pesos anuales. Sin embargo, debe considerarse el alto grado de discrecionalidad en la utilización de esos fondos, ya que son manejados por los intendentes de acuerdo con la lealtad al poder y los favores que realizan.

El peronismo ha dilapidado la riqueza que Argentina recibió gracias a una situación internacional favorable. Cuando esta crítica se explicita, la respuesta oficial surge de inmediato: los programas sociales son numerosos y para ellos se destina una buena porción del presupuesto. Y es cierto.

La asignación por hijo es elogiable, el programa Argentina Trabaja es muy importante, todos los programas de ayuda son fundamentales y bienvenidos. Pero los funcionarios deben comprender que esos son paliativos, medidas que resuelven momentáneamente la situación de pobreza e indigencia. Mientras no existan políticas de redistribución efectiva de la riqueza social estos programas seguramente serán necesarios. Sirven para responder a una situación de emergencia que –y este no es un dato menor- se ha prolongado tanto en el tiempo que afecta a varias generaciones de argentinos. Pero no permiten superar y salir de la emergencia permanente. Y este, repetimos, ha sido el panorama de estos últimos ocho años, donde los ingresos nacionales fueron cuantiosos.

“Para el ideario republicano –explica Rubén Lo Vuolo- los gobiernos deberían aplicar políticas que promuevan la independencia económica de la ciudadanía, por ejemplo, promoviendo el acceso universal a las condiciones materiales necesarias para existir sin tener que estar pidiendo permiso y autorización a ningún poder arbitrario (…) Lo que tiene que hacer el gobierno es establecer mecanismos para que las personas accedan a esos derechos de forma igualitaria, universal y lo más incondicional posible”.

Sin embargo, “el poder político y económico ha profundizado su potestad para decidir quién recibe y quién no recibe servicios sociales, asignaciones familiares o asignación por hijo, subsidios por servicios públicos, beneficios de los programas de empleo”.

No es republicana esta forma de organización de la sociedad. Tampoco progresista. Al respecto, Roberto Gargarella señala que “filosoficamente, dejaría de lado el tema progresismo, porque mas allá del auto discurso eso no existe. Me parece que encaja muy bien con lo que se puede llamar conservadurismo popular, o populismo conservador”.

A esto se suma un problema que está estrechamente vinculado con la injusticia: la corrupción. No son temas disociados entre sí; el modelo instrumentado desde el gobierno no cierra sin un alto nivel de corrupción que lo sustenta.

¿Cómo explicar el desmesurado enriquecimiento de los empresarios del transporte sin relacionarlo con funcionarios como Jaime, secretario del área durante la presidencia de Néstor Kirchner, hoy procesado pero en libertad gracias a una justicia que no es ajena a maniobras de esa naturaleza?

¿Cómo explicar las millonarias ganancias que producen los casinos y el Hipódromo entregados a Cristóbal López, un amigo personal del poder que apenas pocos años atrás era desconocido para la opinión pública y que ahora, además, acaba de comprar un banco en una carrera ascendente que no tiene límites?

¿Cómo entender el formidable patrimonio que exhiben quienes dirigen los destinos de la nación, dueños de propiedades en las zonas más caras del país? Carecen del mínimo pudor y adquieren, a la vista de todos, departamentos en Puerto Madero y usan vehículos ostentosos mientras ejercen funciones públicas. Dirigentes políticos, dirigentes sindicales, empresarios que viven del Estado, dueños de casas de juego, de empresas aéreas que nunca tuvieron ni un solo avión, se mueven en un mundo de riquezas mientras propagandizan un modelo popular y nacional.

El peronismo se ha vuelto millonario. Hace rato que se ha vuelto millonario: los Menem, Duhalde, Scioli, Kirchner, De la Sota, también los Cafiero, los Ruckauf, por nombrar apenas un puñado, nada tienen que ver con Frondizi, Illia, Cámpora o Alfonsín, que murieron dejando casi vacías sus cuentas bancarias.

La justicia, en tanto, mira para otro lado mientras algunos jueces imitan la ostentación de riqueza de aquel peronismo menemista. ¿Cómo un juez puede comprar un anillo de 250.000 dólares sin que sus pares le quiten sus fueros y lo juzguen? ¿Cómo otros jueces pueden servir de fuerza de choque para beneficiar a monopolios oficialistas que compiten contra otros monopolios no oficialistas, violando jurisdicciones? ¿Cómo funcionarios pueden recibir salarios que superan los salarios del llamado primer mundo?

El proceso de degradación de la política ha llegado a límites alarmantes y es tolerado por una opinión pública que cree que eso es inherente al Estado. Que nunca se va a cambiar, porque así es la vida.

El aeropuerto de Miami desborda de argentinos que compran artículos electrónicos, igual que en épocas de Martínez de Hoz, igual que en épocas de Cavallo.

Quizá sea ese el secreto de una sociedad complaciente.

Pero a esa sociedad, a la clase dirigente, a los militantes honestos y de buena voluntad, hay que recordarles una pregunta sencilla que parece haber sido olvidada: ¿Cuál es el principal objetivo de la acción política en el marco de un sistema democrático?

Hay solo una respuesta posible: que los pobres vivan dignamente, que sean efectivamente sujetos de derecho y accedan a educación y salud de calidad, vivienda digna, a un medio ambiente sano, a un transporte eficiente, que se les garantice seguridad ya que son las primeras víctimas de la violencia y el gatillo fácil. La política debe servir para que todos los miembros de una sociedad tengan asegurada una vida digna de ser vivida y para esto no se necesita retórica, patrioterismo y propaganda, se necesitan buenas políticas, buenas decisiones, buena voluntad y adecuada asignación de los recursos.

No existe ningún otro objetivo que supere esta premisa. Y aquel viejo peronismo igualitario parece haberlo olvidado.

© Escrito por Sergio Bufano y publicado por plazademayo.com el jueves 29 de Marzo de 2012.