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miércoles, 8 de diciembre de 2021

Opinión. Opinión. Fin de ciclo K… @dealgunamaneraok...

Fin de ciclo K… 

Domesticadora domesticada: el otoño de Cristina. Dibujo: Joaquín Temes. 

La construcción de una Cristina Kirchner omnisciente es útil para asustar a opositores. Los cohesiona y presenta un relato atractivo para el entretenimiento del público masivo. En otras subjetividades puede cumplir el papel del goce masoquista frente a una dominadora sádica.  

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 04/12/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

Pero nunca tuvo el poder que se le asigna y por eso precisó disculpar a Sergio Massa, cuyos agravios no fueron menores que los de Macri, y entronizar a Alberto Fernández, también crítico punzante de su presidencia. Y peor aún, de aquel “con Cristina no alcanza, pero sin ella no se puede” de 2019, cuando se le asignaba tener el 30% del total de los votos nacionales, se pasó en 2021 a “ella suma y resta” con posibilidad de llegar a un 2023 en que la frase a aplicar sea “con ella no se puede” y el kirchnerismo deba ir escondido y diluido detrás de intendentes en la provincia de Buenos Aires y de gobernadores más poderes fácticos pejotistas a nivel nacional. 

La derrota del  Frente de Todos es atribuida a la cristinización de la coalición.

Sus cartas, que son siempre leídas como clave de fortaleza de una diosa que envía a su representante tablas con mandamientos a seguirse esculpidos en piedra, no pocas veces son una demostración de debilidad. La última, una forma de armisticio con potencialidad de rendición, no puede no ser relacionada con la de septiembre, tras la mayor derrota en las PASO. En aquella oportunidad demostró debilidad haciendo público que tuvo que insistir para reunirse con el Presidente, que al no ser escuchada tuvo que hacer renunciar a los ministros más cercanos y, cuando temió que aceptaran sus renuncias, tuvo que escribir esa carta echando el resto para, como Pirro de Epiro, vencer en una contienda al costo de mandar a la muerte a todos sus soldados. 

Al revés del cuento que mereció ensayos de Lacan y Derrida: La carta robada, de Poe, donde un ministro roba a la reina una carta comprometedora para manipularla, en el caso de Cristina es la propia reina quien asume los costos reputacionales haciendo públicas sus cartas. 

La metamorfosis de Cristina se podría resumir en el tránsito de disciplinadora a disciplinada. Cada año pierde una parte de su fuerza sin poder traspasarla a sus discípulos. Probablemente, su prospectiva más imaginable sea hacer su último servicio electoral acompañando como senadora de la provincia de Buenos Aires la boleta de su hijo Máximo como candidato a gobernador, quien hoy tiene dificultades hasta para asumir en el Partido Justicialista bonaerense. 

Los intendentes del Conurbano se arrogan la remontada de votos entre las PASO y las elecciones de noviembre y, lejos de interpretar que el mejor caudal electoral obedeció a que se les hizo caso a los cambios que demandó Cristina, en el oficialismo se cree que hubieran remontado más y hasta ganado en la provincia de Buenos Aires si ella no hubiera creado la crisis de la semana posterior a las PASO. 

Hoy todo el Frente de Todos y el propio kirchnerismo tienen solo un plan: encolumnarse detrás de Alberto Fernández y Martín Guzmán rezando para que el Gobierno pueda generar mejoras económicas en estos dos años que restan de mandato y el candidato que los represente sea el Presidente en su intento de reelección. Quedó en el olvido la posibilidad de que un candidato de La Cámpora pueda encabezar la fórmula en 2023, y no sería extraño que tampoco pudiera encabezarla para gobernador bonaerense. 

Como en todo juego de suma cero, una reducción del peso específico de Cristina Kirchner y La Cámpora implica un crecimiento de los otros componentes del Frente de Todos. Se puede imaginar un peronismo que gobierna dos terceras partes de las provincias aspirando a convertirse definitivamente en un partido institucionalizado. El otoño de Cristina Kirchner abre la posibilidad de una primavera para el desvalorizado Alberto Fernández, esta vez con la lapicera en sus exclusivas manos. 

Durante estos dos años la imagen más repetida del Presidente ante la opinión pública fue la de ser esclavo de la vicepresidenta. Y más allá de lo desproporcionado de la representación, tomarla literalmente sirve para apelar a la Dialéctica del amo y el esclavo, de Hegel, donde solo el amo podía desear y el esclavo estaba al servicio del deseo del primero. El deseo de Cristina Kirchner era que Alberto Fernández fuera el puente hacia la presidencia de Máximo Kirchner, que sería como serlo ella misma y su propia reivindicación. “El deseo es presencia de una ausencia”, decía Hegel. Es lo que falta;  falta que la vicepresidenta ya deberá percibir o no será subsanada. Al revés, el deseo del esclavo Alberto, si bien difícil, tiene más posibilidades de concretarse y en ese punto se produce la inversión de roles. El sujeto (amo) pasa él mismo a ser objeto (esclavo) y viceversa, haciendo que uno sea medio para el fin del otro. 

Alberto Fernández no aceptó la renuncia de esos ministros pero se fueron desdibujando al punto de parecer no integrar el Gobierno. 

El centro es el espacio donde el Frente de Todos tendría votos de 2019 para recuperar.

Hegel lo explicaba en su dialéctica como el encuentro de dos mentes autoconscientes con sus perspectivas diferentes del mundo en un contexto de poder asimétrico. Cambia el contexto y cambian los roles. 

Trascendiendo a Cristina Kirchner y a Alberto Fernández, el verdadero conflicto reside en la visión del mundo del kirchnerismo en tensión con la visión del mundo del peronismo. A un fin de ciclo K, asumiéndolo como ala izquierda, tendría que operarle la emergencia de un ciclo PJ, el ala de centro. Es el centro el único espacio donde el Frente de Todos podría aspirar a recuperar en 2023 los votos perdidos entre 2019 y 2021.





domingo, 22 de noviembre de 2020

Las mentiras de siempre… @dealgunamanera...

 Las mentiras de siempre…  

Cuando la mentira es la verdad. Dibujo: Pablo Temes.

La burla del ajuste a los jubilados, búsqueda de impunidad en la Justicia y un impuesto irritante: kirchnerismo puro. 

© Escrito por Nelson Castro el domingo 22/11/2020 y publicado por el Diario Perfil  de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

 

Como cada uno de los gobiernos precedentes, este llegó al poder con la promesa de mejorar la triste e indigna situación de los jubilados.

 

Y, como todos los otros, miente. El anuncio del aumento a los jubilados tuvo una puesta en escena que terminó transformándolo en algo obsceno. El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y la titular de la Anses, Fernanda Raverta, actuaron como si estuvieran dando una gran noticia.

 

“Los jubilados le están ganando a la inflación”, dijo Cafiero, en una exhibición de ignorancia o de cinismo. El aumento fue del 5% para quienes ganan la mínima, es decir, de 900 pesos, o 30 pesos por día. Un litro de leche de segunda marca está en 48 pesos.

 

El otro hecho curioso ante esta ignominia fue el silencio absoluto de los sectores afines al Gobierno que hacen de la defensa de los pobres –ser jubilado en la Argentina es sinónimo de pobreza– un supuesto dogma. Ni la CGT, ni Hugo Moyano, ni Juan Grabois, ni La Cámpora, ni el Partido Justicialista, ni Sergio Massa, ni Axel Kicillof –y la nómina sigue– esbozaron la más leve crítica. De haberlo hecho Macri, habrían puesto el grito en el cielo.   

 

Impunidad. La modificación de las reglas que enmarcan el funcionamiento de la Procuraduría General de la Nación es un objetivo clave para Cristina Kirchner y sus secuaces. En ese contexto, la postulación de Daniel Rafecas para ocupar el cargo de procurador ya no importa.

 

En poco tiempo, el denominado sistema de justicia acusatorio llegará a los tribunales. Bajo esta modalidad son los fiscales quienes impulsan, acusan o congelan las causas que arriban a sus despachos. De ahí el revuelo político y mediático por la elección del nuevo procurador y el intento de modificar las normas para su elección. Un procurador –que es el jefe de los fiscales–, permeable al poder podría ser la llave para controlar el ritmo y el avance de las causas que más inquietan a una parte significativa de la dirigencia política.

 

Daniel Rafecas ha picado en punta como el candidato del Presidente. Perdido en la memoria de muchos está el episodio que le debió haber valido su cesantía del cargo de juez, por el cual, siendo el juez instructor de la causa, le daba consejos a Fabián Carosso Donatiello que supuestamente le había alquilado a Amado Boudou el departamento de Puerto Madero en que vivía Alejandro Vanderbroele.

 

Desde la oposición, Elisa Carrió postula a Rafecas como “el mal menor”. El mismo argumento podría también ser aplicado por la ex presidenta en funciones. CFK no guarda simpatía alguna por Rafecas, pero el pragmatismo es su manera de hacer política. Rafecas podría ser anecdótico si se logra modificar parte del sistema.

 

El viernes, la Comisión de Justicia y Asuntos Penales del Senado emitió dictamen del proyecto que establece que la elección del procurador será con mayoría simple y le pone plazo de cinco años a la duración del cargo, que hoy es vitalicio. Es un proyecto del senador por Río Negro Alberto Weretilneck, quien, con su alianza con el Frente de Todos, ha demostrado la vigencia que el panquequismo tiene en la vida política vernácula. La mayoría simple se logra con 37 votos (algo bastante probable para el oficialismo) en lugar de los dos tercios que implican las lejanas 48 voluntades.

 

La ecuación es sencilla: si el jefe de los fiscales no es amable con el poder de turno, se reemplaza por otro más amigable.

 

La Carta al FMI (Episodio II) y el poder del Senado.  El Senado es el territorio por excelencia de CFK. Fuentes del bloque del FdT así lo confirmaron: “La carta tuvo por objetivo plantear una visión del tipo de relación que queremos, o que no queremos, con el FMI.

 

No buscó condicionar la negociación en curso. Al contrario, fue un acto de respaldo al Presidente. Pero no olvidamos lo que pasó con Mauricio Claver, entonces asesor de Trump que representaba a Estados Unidos en el FMI. Ese funcionario tenía vínculos con Nicolás Dujovne y facilitó el apoyo del Fondo a la Argentina para que Cambiemos lograra la reelección y el país colabore con los intereses norteamericanos en la región alejándose del eje Venezuela”.

 

Entre los enviados del Fondo a Buenos Aires la carta produjo hilaridad y desconcierto. Hilaridad por el hecho anacrónico de recibir una carta en tiempos en que todas las comunicaciones de ese tipo circulan por email. “Hasta en eso atrasa el kirchnerismo”, decía un funcionario del FMI en Washington que sigue la negociación con el gobierno de AF. Y desconcierto por lo mal parado que lo dejó al ministro de Economía, Martín Guzmán. “Lo deberían cuidar un poco más”, afirmó la misma fuente.   

 

Las internas dentro del oficialismo y el mal humor de la ex presidenta en funciones no son secreto ni novedad. “Lo que hay no es enojo es cierta impotencia. El tiempo, la forma y la falta de impronta de la gestión es lo que exaspera a Cristina. Pero no solo a ella sino también a muchos dentro del Frente. No hay contundencia”, dice un kirchnerista, que agrega: “El manejo de la pandemia como hecho político no dio resultado y ya está agotado.

 

El anuncio del acuerdo para la vacuna rusa fue tan mal manejado que casi se nos viene en contra. A ver cómo se mueven con el ajuste. Ya hubo ruido con el nuevo cálculo de los haberes de los jubilados. Sin Cristina, la épica del día a día no tiene consistencia, no saben cómo sostener la iniciativa”.

 

Impuesto. 


El impuesto a las grandes fortunas volvió a dinamitar los puentes que AF había construido con los empresarios. Las críticas llegaron desde AEA y la UIA y de sectores de las pymes.


“Nos volvimos a equivocar. Creímos que habría correcciones. Pensamos que habíamos establecido un diálogo sincero y con visión de futuro pero, con este tipo de medidas, no hay futuro posible”, dijo uno de ellos.

 

El trágicamente fallecido Jorge Brito –el banquero del peronismo y del kirchnerismo– que hace poco había organizado un encuentro entre Máximo Kirchner y los empresarios más importantes del país, intentó entre el lunes y el martes hablar con el hijo de Cristina para advertirle los efectos negativos de la iniciativa en la economía. Fracasó en su intento. Máximo no le atendió el teléfono; el Presidente, tampoco.  

 

El difunto banquero, de contacto frecuente con Alberto vía WhatsApp, advirtió  que vendrá “una rebelión fiscal como nunca se ha visto”.

 

Esa es la esencia del kirchnerismo: donde no lo hay, crear un conflicto.







domingo, 29 de marzo de 2020

Qué lindo vivir en Ezeiza, ¿no?... @dealgunamanera...

Qué lindo vivir en Ezeiza, ¿no?

El intendente de la municipalidad de Ezeiza es el señor Alejandro Granados, presidente del Partido Justicialista de su ciudad y congresal del Partido Justicialista a nivel provincial.

Ahí se concentran todos los curros habidos y por haber: el Mercado Central, con sus efectos colaterales de especulación, subfacturación y mafias organizadas; el aeropuerto internacional, sinónimo de contrabando y evasión impositiva; el centro atómico; los juzgados federales y la inacción tarifada; el predio de la AFA, para qué agregar algo más; dos complejos de cárceles federales, o sea narcotráfico y delitos menores; countries; puestos de pillaje en la autopista de acceso directo a los campos donde se crían los caballos de polo más caros del mundo, en Cañuelas; y a la vera de la ruta de ingreso a la Ciudad de Buenos Aires, el restaurante El Mangrullo, el primer testimonio directo sobre el poder de las vacas argentinas para los extranjeros que acaban de aterrizar y refugio militarizado para los encuentros políticos del más alto nivel, siempre dentro del partido hegemónico.

© Escrito por Enrique Vázquez el domingo 29/03/2020 y publicado en Facebook, en algún lugar de la República de los Argentinos.

El Mangrullo es propiedad del intendente, que vende carne asada de sus propias vacas y sus propios lechones, aunque es bien sabido en el pueblo que la principal actividad del intendente ha sido siempre el cuatrerismo, o sea el robo de ganado y el subsiguiente faenamiento clandestino.

El intendente de la municipalidad de Ezeiza es el señor Alejandro Granados, presidente del Partido Justicialista de su ciudad y congresal del Partido Justicialista a nivel provincial.

El señor Granados se hace llamar "el Sheriff de Ezeiza", y quizás por eso fue el creador de las rondas de vecinos armados con revólveres y fusiles, a bordo de camionetas municipales, para mantener a raya la disconformidad social del 2001 y posterioridades.

Fue elegido intendente por primera vez en 1999 y reelegido consecutivamente en 2003, 2007, 2011, 2015 y 2019.

Nunca abandonó su cargo, a pesar de que entre el 13 de agosto de 2013 y el 10 de diciembre de 2015 se desempeñó como ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, designado por Daniel "Clemente" Scioli.

Y es curioso que no haya dejado ni siquiera formalmente el cargo, porque de haberlo hecho, su reemplazante hubiera sido su mujer, la señora Isabel Beatriz Visconti de Granados, alias "Dulce Granados", quien se desempeñó además como diputada nacional entre 1993 y 1997, reelegida hasta el 2001. 

Ahí sobrevino un extraño receso durante el cual se volcó al municipio, donde creó la "Agrupación Dulce Granados", un cuerpo de choque para disolver manifestaciones opositoras, apedrear locales políticos de otros partidos y "proteger al Sr. Intendente en los actos públicos”. Entre 2005 y 2009 fue diputada provincial. En el 2009 volvió al Congreso de la Nación como diputada y fue reelecta hasta el 2017.

Ahora se desempeña como presidenta del concejo deliberante municipal.

A quienes puedan sentirse preocupados por el devenir de este gobierno mezclado con emprendimiento familiar, me complace tranquilizarlos con la noticia de que el hijo mayor del Sheriff y la Dulce, de nombre Gastón, ejerce la jefatura de Gabinete.

En el sitio web del municipio, a falta de título universitario, al intendente se lo presenta con foto patriarcal y un epígrafe sincero: "Don Alejandro Granados".

Después me dicen que este país no es Peronlandia.




martes, 9 de enero de 2018

Para el IPC Congreso la inflación en 2017 fue del 24,6%... @dealgunamanera

Los precios suben por donde se los mida


El índice que elaboran varios partidos de la oposición con representación parlamentaria registró un aumento del costo de vida 8 puntos mayor al que había fijado en sus metas el Banco Central para el año pasado. Las tarifas de luz, gas y combustibles fueron las que más subieron.

@ Publicado el martes 09/01/2018 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El alza de los precios durante 2017 no fue la esperada por el Gobierno, que vaticinó para el año pasado un 17 por ciento de inflación. Según el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora el Congreso, y que se dio a conocer esta mañana, el 2017 terminó con un aumento del costo de vida del 24,6 por ciento. Los mayores aumentos se registraron en las tarifas de luz, gas y combustibles. Le siguieron los alimentos y bebidas.

El IPC Congreso registró en diciembre una suba de 3,1 por ciento, impulsado principalmente por las subas registradas en los rubros Vivienda y Servicios Básicos (tarifas de luz y gas) y Transporte y Comunicaciones (combustibles). El informe fue difundido por el equipo económico del Frente Renovador, encabezado por el diputado Marco Lavagna, junto a bloques de diputados del Partido Justicialista, Libres del Sur y el partido Socialista, entre otros.

Según este índice, a los aumentos de las tarifas de luz, gas y transporte, le siguieron las subas de los precios de los alimentos y bebidas, que con un alza del 1,7 por ciento en diciembre y un acumulado anual del 22 por ciento. Con una inflación de 24,6, el informe detalló que en 2017 las jubilaciones mínimas y la Asignación Universal por Hijo (AUH) se recuperaron en términos reales un 1,7 por ciento aunque aún muestran una pérdida del 5 por ciento en promedio frente a 2015.

En la misma línea, desde el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), de la UMET, detallaron que la inflación de 2017 alcanzó el 25,2 por ciento con aumentos de hasta el 27,3% en algunos precios. La canasta de consumo de los jubilados, donde tienen mayor incidencia rubros como salud y servicios públicos, registró un aumento anual del 28,5 por ciento.

Igual que el IPC Congreso, el informe del IET detalló que la inflación estuvo impulsada por las subas de las tarifas de gas, electricidad y el agua, que dejaron un saldo del 52, 7 por ciento en el rubro Vivienda y Servicios. Los aumentos en las cuotas de las escuelas privadas provocaron una suba del 29,3 por ciento en el rubro Educación, mientras que el rubro “Salud” se encareció un 26 por ciento por los ajustes autorizados a las empresas de medicina prepaga.



viernes, 14 de julio de 2017

Radiografía de los Partidos Políticos... @dealgunamanera...

PJ, PRO y GEN sumaron afiliados a contramano de la tendencia mundial…

En un contexto de crisis de representación, aumentó el total de gente que se anotó en los partidos. El radicalismo es el que más perdió. Uno de cada dos están en el Justicialismo. Foto: S.U.

En un contexto de crisis de representación, aumentó el total de gente que se anotó en los partidos. El radicalismo es el que más perdió. Uno de cada dos están en el Justicialismo.

© Escrito por Rosario Ayerdi el Viernes 14/07/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

A pesar de la crisis de la política que se extiende alrededor del mundo y se profundizó en Argentina en 2001, los partidos políticos de nuestro país muestran un crecimiento leve en los últimos años. El Partido Justicialista y el PRO son los espacios que más aumentaron su cantidad de afiliados, mientras que el radicalismo muestra una baja en sus seguidores.

Según los datos de la Cámara Nacional Electoral, en 2016 se registraron 7.151.637 afiliados, lo que significa más de 250 mil nuevos afiliados en los últimos tres años (en 2013 había 6.893.007). “Aunque la cifra sea menor, es un signo positivo que los partidos sumen afiliados en un contexto en el que a nivel mundial los partidos pierden cada vez más credibilidad.

Lo cierto es que las primarias abiertas simultáneas y obligatorias creadas en 2009 le restaron importancia a la afiliación, pasando a valer lo mismo el voto de un afiliado que el voto de un ciudadano sin pertenencia partidaria”, explica el politólogo Miguel De Luca.

El Partido Justicialista posee el 50 por ciento de los afiliados totales en el país y sumó, desde 2013, 65 mil miembros. Incluso, después de la derrota en la elección presidencial de 2015 continuó ganando adeptos hasta lograr hoy 3.635.206 afiliados.

Por su parte, el PRO, partido que creó Mauricio Macri, consiguió 10 mil adeptos más y el radicalismo perdió 134 mil afiliados.

“Si la ley de partidos políticos obligara a la renovación periódica de las afiliaciones, los números serían brutalmente distintos. Partidos de cuya existencia nadie se acuerda o cuyos miembros activos emigraron en un 95% hacia otros partidos siguen figurando con decenas de miles de afiliados.

El stock de afiliados es una cifra absurda. Las nuevas afiliaciones sí son interesantes y son un indicador o bien de qué partidos políticos están más activos o bien de cuáles disponen de más recursos para atraer nuevos adherentes, lo que habitualmente tiene que ver con el control del Estado”, sostiene el sociólogo Gabriel Puricelli.

A pesar de las campañas que promovieron el voto a partir de los 16 años, son pocos los menores de 18 que completaron las fichas de afiliación (El PJ tiene 643 y la UCR posee 22). “La participación de los últimos años fue más ciudadana que política y no hubo una militancia partidaria sino más bien movimientista desde organizaciones como La Cámpora”, comenta el politólogo Sergio Berensztein.


martes, 14 de junio de 2016

Irma Roy. Q.E.P.D. @dealgunamanera...

Falleció Irma Roy…



La actriz y ex diputada justicialista Irma Carolina Guglielmo, más conocida como Irma Roy, murió a los 84 años en un sanatorio del barrio porteño de Recoleta, donde se encontraba internada desde hace 10 días a causa de un accidente doméstico.

© Publicado el martes 14/06/2016 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Osvaldo Papaleo, quien fue pareja de la artista y padre de su única hija, la actriz Carolina Papaleo, confirmó el fallecimiento de quien entre 1948 y 1989 participó en 13 filmes del cine argentino.

Roy inició su carrera artística en los años '40 luego de egresar del Conservatorio Nacional de Arte Escénico. En 1950, realizó su primera aparición cinematográfica con Los Cinco Grandes del Buen Humor en "Cinco grandes y una chica", de Augusto César Vatteone.

Después, participó en 11 películas más, entre éstas "Al compás de tu mentira" (1950), de Héctor Canziani; "El hermoso Brummel" (1951), con Delfy de Ortega; "Caídos en el infierno" (1954), de Luis César Amadori; "Mi marido y mi novio", con Héctor Calcaño; y "Requiebro" (1955), producida por Artistas Argentinos Asociados (AAA).

A fines de los '60, fue convocada por el empresario Alejandro Romay para protagonizar un dramático romance en "Simplemente María", telenovela que fue un éxito, la consagró y le dio popularidad. Participó en televisión también en ciclos como "El cielo es para todos" (1962), con guiones de Nené Cascallar; "El día nació viejo" (1964), "El amor tiene razón" (1965), al lado de Beatriz Día Quiroga; y "Alta comedia" (1965).

En televisión, también encabezó "El teatro de Irma Roy" (1983), "Alguien como vos" (1984-86) y "Vínculos (1987)". En 1989, realizó su última aparición cinematográfica en "DNI: La otra historia", de Luis Brunati.

Por su militancia justicialista, fue perseguida por la última dictadura militar al igual que su por entonces pareja, Osvaldo Papaleo, padre su única hija, la actriz Carolina Papaleo. Con su familia, se vio obligada a exiliarse hasta 1983, cuando se reinstauró la democracia en el país con la presidencia del radical Raúl Alfonsín.

Como diputada nacional, representó desde el 1º de diciembre de 2001 hasta el 10 de diciembre de 2005 a la Capital Federal por el Partido Justicialista (PJ). Roy fue una de las impulsoras de la ley de Cupo Femenino.



domingo, 31 de enero de 2016

“Cristina no quiere competir por el PJ”… @dealgunamanera...

“Cristina no quiere competir por el PJ”…


La afirmación de Recalde sobre la ex presidenta y el rol partidario. La jefatura de Perón, un modelo que hasta ahora nadie alcanzó. El poder repartido. El PJ abandonado y su web para arqueólogos. El cordobesismo. Massa. El espacio de Cristina. ¿Y Scioli?

© Escrito por Martín Granovsky el domingo 31/01/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Héctor Recalde, el presidente del bloque de diputados del Frente para la Victoria, lo afirmó ayer sin vueltas. Cristina Fernández de Kirchner “ya dijo que no quiere competir por la presidencia del Partido Justicialista”, citó Recalde, para quien “todo el mundo reconoce su liderazgo”. Dos mensajes en uno.

Las declaraciones de Recalde a Radio Continental ponen en un sitio módico de la política las expectativas desmesuradas que a veces rodean la renovación de autoridades del PJ programada en principio para los próximos meses. Es como decir que lo valioso en el peronismo es la conducción del conjunto y que además, para Recalde, esa conducción le pertenece a la ex presidenta.

La historia del movimiento que ganó sus primeras elecciones hace casi 70 años, el 24 de febrero de 1946, es pródiga en anécdotas por el estilo.

En 1972 dos jefes guerrilleros llegaron a Madrid a visitar a Juan Perón, que todavía estaba en el exilio. Lo saludaron cuadrándose. “Mario Eduardo Firmenich, jefe de la organización Montoneros”, dijo uno. “Roberto Quieto, jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias”, dijo el otro. El dueño de casa los sobró: “Juan Domingo Perón, jefe del Movimiento Peronista”. 

El episodio figura en el interesante libro La lealtad, de Aldo Duzdevich, contada por Alcira Argumedo. Revela muy bien que a Perón le importaba el peronismo como conjunto, más allá de las líneas y las organizaciones, y naturalmente quería ejercer en plenitud el liderazgo de todo el movimiento. Un liderazgo que, entendía Perón, le pertenecía por legitimidad popular.

Perón fue el único peronista que consiguió su objetivo de liderazgo sintético cuando el peronismo no tenía el control del Estado. Y lo mantuvo nada menos que 18 años, entre 1955 y 1973.

En la última dictadura el peronismo no tuvo un jefe nato. Entre 1983 y 1989, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, tampoco despuntó un líder indiscutible. Creció Antonio Cafiero en 1985 y aumentó su poder de forma notable cuando ganó la gobernación de Buenos Aires en 1987, pero ya en 1988 perdió la interna con Carlos Menem para determinar la candidatura presidencial de 1989.

El siguiente período con el peronismo fuera del Estado nacional fue el de Fernando de la Rúa instalado en la Casa Rosada. El peronismo mostró dos jefaturas. La de Menem, ya muy menguada. Y la de Eduardo Luis Duhalde, quien tampoco logró evitar un estado de dispersión y divisiones que aún perdura.

El peronismo volvió a gobernar durante diez días con Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá y Dante Camaño, y poco más de un año con Eduardo Duhalde. Luego tuvo el volante del Poder Ejecutivo durante doce años y medio con Néstor Kirchner y con Cristina Fernández de Kirchner. Por eso el comienzo del mandato macrista marca la tercera vez en la era democrática en que el justicialismo no tiene el control de la Presidencia de la Nación y plantea otra vez el desafío de hallar un liderazgo o al menos un sistema colectivo de resurrección política.

El cuadro de poder es heterogéneo:

- Los jefes territoriales peronistas no gobiernan en distritos importantes como Buenos Aires, Santa Fe, Capital Federal y Mendoza, y perdieron Jujuy por primera vez.

- El peronismo retuvo La Matanza, Lomas de Zamora, Ezeiza, Florencio Varela y Berazategui, pero perdió bastiones tradicionales como Quilmes y Tres de Febrero.

- Cristina es una figura de peso personal y político tras sus ocho años en la presidencia (la tercera para un mandato peronista luego de los diez años de Carlos Menem y los nueve de Perón), pero aún no puso a prueba su jefatura.

- El Congreso todavía no comenzó a funcionar. Su dinámica futura es un intríngulis y no hay jurisprudencia que permita un pronóstico exacto.

- Un peronista, Juan Schiaretti, es gobernador de Córdoba, pero pertenece al sector del también peronista José Manuel de la Sota, que nunca se sumó al FpV ni reconoció el liderazgo de Néstor Kirchner. Precandidato a vice con Cafiero en el 88 y gobernador de Córdoba las veces que lo deseó, la vez que De la Sota estuvo más cerca de la Presidencia fue en 2003, pero no llegó porque Duhalde bendijo a Néstor Kirchner como candidato y le puso a disposición el aparato del peronismo bonaerense.

- Schiaretti, que ganó la gobernación en una provincia que le aportó a Macri 1.540.018 votos en el ballottage de los 12.903.301 totales, y ella sola una diferencia de 900 mil votos sobre Daniel Scioli, construyó su propia relación cordobesista con Macri. No se integró al grupo de gobernadores peronistas formado por Carlos Verna (La Pampa), Juan Uñac (San Juan), Juan Manuel Urtubey (Salta), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Domingo Peppo (Chaco), Gildo Insfrán (Formosa), Alicia Kirchner (Santa Cruz), Sergio Casas (La Rioja), Lucía Corpacci (Catamarca) y Juan Manzur (Tucumán).

- El grupo es sólo funcional. Esos gobernadores son interlocutores de la Casa Rosada y no necesariamente coinciden en sus proyectos políticos y personales. Pero necesitan sumar masa crítica para discutir con mayor poder de negociación.

- Un peronista, Sergio Massa, salió tercero en las elecciones y domina parte del peronismo bonaerense.

- Todas las vertientes de origen peronista, de Cristina a Massa, respetan la tradición frentista, sólo que en cada caso buscan aliados distintos. Martín Sabattella es un ejemplo dentro del peronismo kirchnerista. Mario Meoni, un ejemplo en el peronismo de Massa. Incluso el PRO no reniega de los dirigentes que vienen del peronismo como Cristian Ritondo, Diego Santilli, Federico Salvai o Emilio Monzó, muchos de ellos convertidos en interlocutores de sus antiguos compañeros.

- El movimiento obrero está atomizado en tres CGT (Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo) y dos CTA (Pablo Micheli y Hugo Yasky). Los cinco son peronistas.

En este cuadro la obsesión por el control del Partido Justicialista parece un juego distanciado del poder real.

Sólo tres

Hasta ahora sólo tres personas hablaron con cierto interés de la futura conducción del PJ.

Uno fue Macri, cuando dijo en Davos que para él Massa es el que pinta mejor. Si lo hizo por candidez o por picardía (para desordenar al FpV o tal vez para tornarlo rígido y quebradizo) es una elucubración sin respuesta.

El otro fue Massa al proponer como jefe a un peronista virgen de kirchnerismo como De la Sota.

El tercero fue Guillermo Moreno, que volvió de su cargo de agregado comercial en Italia y se candidatea diariamente como postulante al PJ mientras alimenta el mito del peronista puro que desafió a las corporaciones. Audaz y frontal, Moreno confía en su estrella y en la escasez de debate a fondo sobre fenómenos como la quiebra de Cresta Roja.

Con este panorama no sería extraño que el presidente del PJ termine siendo un dirigente sin aristas públicas que sus adversarios busquen limar. El jujeño Eduardo Fellner, que no parece muy irritado por el virtual estado de excepción resuelto por su comprovinciano Gerardo Morales para encarcelar a Milagro Sala, fue un ejemplo.

La Argentina no tiene un régimen parlamentario donde los partidos sean una pieza clave porque el jefe de la agrupación habitualmente es el candidato a formar gobierno y transformarse en primer ministro. Aunque los partidos tienen rango constitucional desde 1994, la práctica del peronismo y la del mismo PRO ilustran que ambos son maquinarias electorales capaces de reforzar el peso de la estructura partidaria solo frente a elecciones inminentes. Más a la norteamericana que a la europea.

El partido desierto

En el peronismo nunca el partido fue decisivo. Cafiero logró sortear el obstáculo de Herminio Iglesias en el 85 yendo a las primeras legislativas del período de Alfonsín por fuera del peronismo, con el sello democristiano que le prestó Carlos Auyero. Y ganó. A fines de 2002 Néstor Kirchner era solo un gobernador más que soñaba con ser presidente en 2007. Ni Duhalde controlaba el PJ sino solamente un trozo, el bonaerense, sin duda más importante que la porción de Menem y la porción de Adolfo Rodríguez Saá, los otros dos candidatos presidenciales de las elecciones de abril de 2003.

Néstor se preocupó por el PJ según las épocas y de manera intermitente. Jamás se obsesionó por él. Cristina se ocupó de que el PJ fuera favorable o neutral respecto de su propio poder. No más.

Desde 2003 hasta ahora el PJ no conformó siquiera una gran escuela de cuadros o un núcleo unificado de técnicos, el sueño eterno de muchos peronistas veteranos que imaginan terminar con el silencio desértico que reina en Matheu 130, la sede nacional que el partido tiene en el barrio de Balvanera. Una inspección por la página http://www.pj.org.ar ofrece resultados increíbles. El último documento fue colgado el 15 de octubre de 2015. El listado de autoridades se remonta a 2013. Hay solo tres textos: Conducción política de Perón, Doctrina peronista y Las 20 verdades. En la era digital la web parece una estación de tren abandonada.

La paradoja es que, desde el 10 de diciembre, las unidades básicas reciben cada vez más preguntas sobre cómo y cuándo afiliarse al PJ.

Una ronda de consultas de Página/12 a dirigentes peronistas intermedios permitió detectar el origen de esos pedidos. Hay un sector de kirchneristas no peronistas que fantasea con una gran puja interna en la que habría que estar adentro para votar por Cristina o por quien Cristina mande. Hay una franja de jóvenes hasta ahora no encuadrados que se siente peronista y quiere un combo de fundamentos y militancia territorial. Y hay desencantados de La Cámpora que buscan en las unidades básicas sitios con mayor intensidad de discusión política.

Poder real

Pero el poder real está fuera del PJ y desagregado en provincias, grandes distritos del Gran Buenos Aires, dirigentes sindicales y legisladores. También en una persona que no entra en ninguna de esas categorías: Cristina, dueña a la vez de un predicamento construido desde la Presidencia, de su carácter mismo de ex presidenta reciente, y por lo tanto con un conocimiento cercano de los temas de gobierno, de su potencial como contracara de Macri y del manejo de resortes parlamentarios a nivel nacional y de Buenos Aires. La realidad indicará si puede mantener su jefatura sobre todos los sectores que formaban el Frente para la Victoria, si construye un liderazgo importante gracias a lo que en la jerga se llama “confianza en la conducción” o si queda como un punto de referencia importante pero no excluyente.

¿Y Daniel Scioli? Desde su ingreso al peronismo hace 19 años fue diputado, funcionario y candidato, pero no tuvo vocación de construir ni jefatura ni liderazgo.

No es un disparate pensar en un escenario de poder repartido, con distintos niveles cruzados de diálogo y disputa entre dirigentes peronistas y entre ellos y el oficialismo, con dos momentos en que la dispersión necesitaría mayor centralidad: las legislativas de 2017 y las presidenciales de 2019, que deberían mostrar si el peronismo enfrenta otra vez un ballottage temible o aprovecha el margen constitucional para ganar en primera vuelta si es que las otras fuerzas no se juntan. Siempre teniendo en cuenta, claro, que los contrarios también juegan. Lo decía siempre Garrincha, jugador de la selección que ganó el primer mundial para Brasil, el de Suecia 1958.

Y Garrincha algo sabía de fútbol.