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domingo, 25 de marzo de 2018

El A.R.A. San Juan (S-42) participó de una misión con toda la flota de la Armada… @dealgunamanera...

El A.R.A. San Juan (S-42) participó de una misión con toda la flota de la Armada…

Submarino A.R.A. San Juan (S-42) Fotografía: Archivo Clarín

Lo hizo unos días antes de explotar. El submarino pasó a 5 millas de la zona de Malvinas y tenía como misión controlar a los pesqueros británicos.

© Escrito por Nicolás Wiñazki el domingo 25/03/2018 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Presidente, le habla Aguad, le confirmo que no volvimos a tener comunicación con el submarino. Está perdido”.

Habían pasado 36 horas desde el último contacto del A.R.A. San Juan (S-42) con la Base Naval de Mar del Plata. Era el 16 de noviembre del 2017. Mauricio Macri entendió el problema.

El ministro de Defensa, Oscar Aguad, también le había comunicado la novedad, cuando todavía quedaban esperanzas de retomar contacto con la nave de inmersión furtiva al jefe de Gabinete, Marcos Peña.

“Oscar, tenemos que encontrarlo sí o sí. No se nos puede perder un submarino”, le contestó Mauricio Macri al Ministro.

Sí, se podía perder.

Pero eso no ocurrió en las circunstancias en las que el entonces jefe del estado mayor Naval, Almirante (hoy retirado) Marcelo Srur, persuadió a la Casa Rosada, y luego a la ciudadanía, sobre cómo se enmarcó esa pérdida.

El submarino no partió desde el Atlántico Sur hacia Mar del Plata en solitario. Más bien lo contrario. Toda la flota de la Marina argentina navegaba por la zona. Buques, corbetas, lanchas patrulleros con buzos tácticos y hasta aeronaves, se ejercitaban junto al San Juan en el mayor ejercicio naval de desplegado por la Armada desde 1983. Incluso, el submarino desaparecido participó de la operación de mayor riesgo militar en ese plan conjunto cumplido hasta el fin.

Se trató del hundimiento, adrede, de un buque en desuso de la Marina, que fue escogido como blanco de una ofensiva militar de naves de superficie y también submarinas como el San Juan. Lo hundieron con disparo de misiles y con minas que buzos tácticos colocaron en el barco, que finalmente explotó.

Ese antiguo buque se llamaba Comodoro Somllera. Las armas navales, algunas de ellas sigilosas, lo destruyeron según el procedimiento articulado por el plan del Ejercicio, la zona que este operativo confidencial de la Armada identificó como su “punto rojo” es un área cercana a la Isla de los Estados, frente a Tierra del Fuego.


Clarín accedió a documentos de la Marina, clasificados con la categoría de “Confidencial”, que demuestran que, más allá de la historia narrada por las más altas autoridades de esa fuerza, el A.R.A San Juan (S-42) no tenía como única misión patrullar por las aguas territoriales de la Argentina para detectar pesqueros extranjeros que podrían surcarlas y explotarlas de modo ilegal.

Que haya cumplido con su parte en el Ejercicio conjunto prueba que el San Juan, entonces, podía navegar. Y navegar incluso con solvencia tal como para participar, con protagonismo armamental variable según las diferentes fuentes consultadas por este diario, en la calculada explosión exitosa del Somellera.


Después, sí, el submarino partió hacia el Golfo San Jorge, y hacia Mar del Plata, y el 15 de noviembre ya no se supo más de él.

El Gobierno mostró en el Congreso documentación confusa que indicaba, con anotaciones manuscritas y tachaduras sobre el texto, que el submarino desaparecido, junto a sus cuarenta y cuatro tripulantes, habría entrado en las doscientas millas náuticas que, de acuerdo al Reino Unido, son los límites perimetrales de las islas Malvinas dentro de los cuales no podrían navegar otras naves de guerra que las tripuladas por marineros súbditos de la Reina Isabel II. O sea: la Royal Navy.

El plan naval del sur, que movilizó a toda la fuerza de la Marina, incluido el A.R.A. San Juan (S-42), y que tenía como duración un mes, y como teatro de operaciones también las aguas del canal de Beagle, había sido organizado por el contralmirante José Luis López Mazzeo, Comandante de Alistamiento y Adiestramiento de la Armada.

A los ojos de la mayor parte de la Fuerza, López Mazzeo parecía el sucesor natural de su superior, Marcelo Srur.

La desaparición del A.R.A. San Juan (S-42) desencadenó una disputa interna en la Fuerza impulsada desde la propia cúpula de la Armada para evitar la promoción de López Mazzeo.


Esta situación fue reconocida por importantes funcionarios del Ministerio de Defensa, quienes pusieron fin al conflicto al zanjar la cuestión de modo rotundo.

En medio la crisis institucional provocada por la desaparición del San Juan, Srur le inició un sumario interno a López Mazzeo, en el que lo responsabilizó por la vida de los cua renta y cuatro tripulantes del submarino.

López Mazzeo respondió jurídicamente.

El ministro Aguad se sorprendió con la voluntad sumariante de Srur, y le pidió el pase a retiro.

Según se determina en la documentación que hoy revela Clarín, el A.R.A. San Juan (S-42) partió hacia los puertos del Sur, donde se unió al resto de la flora de la marina, con varios objetivos prefijados de antemano.

Están resumidos en un paper interno de la Armada, de este modo:

“ZARPAR A PARTIR DEL 27 OCT, EJECUTAR ACTIVIDADES DE ADIESTRAMIENTO NAVAL INTEGRADO EN ACCIONES DE DEFENSA AÉREA, ANTISUBMARINA, ANTISUPERFICIE Y ANFIBIAS. DURANTE LAS OPERACIONES REALIZAR RECONOCIMIENTO DEL LITORAL MARÍTIMO, VISITAR LOS PUERTOS DE ((USU)), DEL 6 AL 9 NOV Y ((DRY)), DEL 20 AL 22 NOV Y POSTERIORMENTE EJECUTAR UN ENCUENTRO TÁCTICO PREVIENDO TOMAR PUERTO BELGRANO A PARTIR DEL 25 NOV”.

Según admitieron a este diario fuentes de la Armada y del Ministerio de Defensa, el A.R.A San Juan, en un momento de su travesía, habría navegado guardando una distancia de cinco millas con el límite “de la Corona”, como llamaron a la zona de conflicto con el Reino Unido sobre la soberanía de las Islas Malvinas.

Siempre de modo informal, en el Gobierno admiten que el San Juan tenía como una misión vigilar las aguas argentinas, pero en particular prestar atención a la ya antes comprobada aparición de pesqueros de bandera inglesa que sí superaban los límites de la Corona de Su Majestad: pero en sentido contrario, ingresando al Mar Argentino.

Según consta en el expediente judicial de la causa que instruye la jueza Martha Yañez, de Caleta Olivia, que investiga la desaparación del San Juan, el submarino, en un viaje anterior por el Atlántico Sur, efectivamente se topó con naves extranjeras. Algunas, manejadas por súbditos de la Reina Isabel II.

En la que resultó ser su última travesía, el San Juan tenía la orden de avistar e intentar conseguir material audiovisual de posibles naves intrusas en aguas de República Argentina.

En el punto 4 del documento de la Armada, también “Confidencial”, titulado: 

“ETAPA FINAL DE ADIESTRAMIENTO ESPECÍFICO INTEGRADO”, se advierte la importancia que se le daba al viaje del San Juan por las aguas nacionales: “DURANTE EL DESARROLLO DE TODA LA ETAPA SE DEBERA ENFATIZAR EL CONCEPTO DE CONCIENCIA DE DOMINIO MARITIMO (MDA) ASOCIADO A LA PERMANENTE VIGILANCIA Y CONTROL DE LOS ESPACIOS MARITIMOS JURISDICCIONALES, DE INTERES Y DE MANIOBRA COMO TAREA PERMANENTE DE LA FASE PREVIA DEL EMPLEO DEL INSTRUMENTO MILITAR CONFORME LOS PLANES EN VIGOR”, se lee en uno de sus párrafos.

Y agrega el texto del documento:

“LA FUERZA DE TAREAS DEBERA MANTENER EN TODO MOMENTO UNA CLARA SITUACION DE SUPERFICIE Y SUBMARINA QUE PERMITA, EN COORDINACION CON LA CENTRAL DE OPERACIONES DE ESTE COMANDO, CONTRIBUIR A LOS OBJETIVOS ESPECIFICOS DE LA VIGILANCIA ESTRATEGICA DEL ATLANTICO SUR. EN IGUAL SENTIDO, REPORTARÁ LOS CONTACTOS AEREOS QUE SE OBTENGAN A LA GUARDIA DEL CENTRO AEROESPACIAL EN MERLO (COAMER) CONTRIBUYENDO A LA VIGILANCIA Y CONTROL AEROESPACIAL…”.

Una comisión de expertos analiza aun qué fue lo que pasó con el San Juan.

No se sabe.

Los Estados Unidos, el Reino Unido y el organismo de búsqueda internacional de submarinos, conocido con las siglas de Ismerlo, coinciden en que hubo una explosión repentina de la nave en el lugar en el que las autoridades informaron al respecto.

El “Orden de Operaciones del Comando de la Flota de Mar N 14”, especifica, tras caracterizar la “situación” del operativo en el Atlántico Sur, nunca antes ejecutado en esta magnitud por una Armada, hoy diezmada presupuestariamente, remarca una cuestión crucial. Dice así: “Fuerzas enemigas: no hay”.

Ese documento era “Confidencial”.

Hasta hoy.



jueves, 2 de marzo de 2017

Se sabía. Roberto Baradel no es docente… @dealgunamanera...

Roberto Baradel no es docente…


En medio del conflicto docente, Roberto Baradel se enojó en Todo Noticias cuando le preguntaron si era docente y se retiró del estudio.

© Escrito por Diego Goldberg el jueves 02/03/2017 y publicado en Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Fue cuando el periodista le hizo la consulta Nicolás Wiñazki al jefe del gremio Suteba. Baradel, entonces, dijo que se lo estaba "deslegitimando" y "descalificando".

Lo curioso es que jamás respondió la pregunta, y no pudo hacerlo porque tendría que haber admitido que no era docente.

Baradel, titular del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de la provincia de Buenos Aires (Suteba) y secretario general de la CTA bonaerense, es abogado egresado de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ).

Militó en el centro de estudiantes del Colegio Nacional Luis Piedra Buena de Lanús, donde cursó sus estudios secundarios entre 1980 y 1984.

Cuando terminó la escuela quería ser biólogo marino -según indicó un matutino porteño- pero no pudo alcanzar ese objetivo por falta de recursos económicos. En cambio, consiguió trabajo como encargado de depósito de un colegio y comenzó sus estudios en Derecho.

El trampolín a su carrera gremial fue en 1991, cuando lo nombraron preceptor y empezó a trabajar en la Secretaría de Prensa del Suteba de Lanús.

Tres años más tarde, llegó a número uno de esa seccional y se convertiría en uno de los pioneros de la emblemática Carpa Blanca, instalada frente al Congreso Nacional en reclamo de una reforma educativa y la aprobación de una ley de financiamiento.

En 2010 fue electo nuevamente como secretario general de Suteba y en mayo de 2013 volvió a imponerse en las elecciones internas del gremio en el que se encuadra la mayoría de los docentes bonaerenses.

Otra vez: Baradel no es docente. Punto final. 



domingo, 20 de diciembre de 2015

AMIA. Timerman reconoció que los iraníes "hace 18 años pusieron la bomba"… @dealgunamanera...

AMIA. Timerman reconoció que los iraníes "hace 18 años pusieron la bomba"…


El excanciller lo admitió en una conversación que mantuvo con Guillermo Borger, extitular de la mutual judía, en 2012, cuando se debatía el memorándum.


© Publicado el domingo 19/12/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Héctor Timerman reconoció que sabía que Irán era el que estuvo detrás del atentado a la AMIA, ocurrido el 18 de julio de 1994, en el que fallecieron 85 personas.

"Ellos hace 18 años pusieron la bomba", dijo el excanciller de Cristina en un llamado telefónico de 2012 con Guillermo Borger, extitular de la mutual judía.

Las conversaciones entre ambos, fueron reveladas por Daniel Santoro, editor del diario Clarín, en el programa La noticia deseada de Radio Mitre que conducen Nicolás y Miguel Wiñazki.

Los audios integran el material que utilizó el periodista del Grupo Clarín para su libro "Nisman debe morir".

El diálogo entre Borger y Timerman data del año 2012, momento en el que debatía el famoso memorándum de entendimiento con Irán, que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner proponía como solución diplomática para avanzar la causa. El acuerdo, revelado por Perfil, fue aprobado por el Congreso y promulgado por la entonces jefa de Estado, pero luego se apeló ante la Justicia y la presidencia de Mauricio Macri dejó caer los reclamos, con lo cual quedó nulo de hecho.


Durante el llamado telefónico Timerman insiste al ex titular de la AMIA sobre la necesidad de avanzar en las negociaciones para la entrega de los iraníes acusados de ser responsables del ataque mientras que Borger y José Scaltier, en aquel momento vicepresidente segundo de la mutual judía, defienden conseguir dialogar esa cuestión con otro actor.

El ex canciller afirma: “Pero no tenemos otro con quién negociar, porque sinó, negocio con los EEUU la entrega de los iraníes. Bueno, decime con quién querés que negocie”, a lo que Borger responde: “Yo te entiendo, ojalá pudieras negociar con otro”. Tras lo cual Timerman contesta: “Si fuera otro, no hubiera puesto la bomba, entonces volvemos a lo mismo. ¿Tenés otro para negociar?”.

En otro pasaje de la conversación, Timerman reconoce la culpabilidad de Irán con respecto al atentado: “Hace 18 años que pusieron la bomba. Vos no me decís con quien negociar, me estás diciendo con quien no negociar, que vivo que sos. ¿Con quién querés que negocie entonces?”.

Finalmente, el entonces canciller informa a Borger de sus intenciones de seguir adelante con las negociaciones: “Te digo una cosa, yo voy a mandar un equipo a Ginebra con o sin comunicado de la AMIA.

Digan lo que digan ustedes, no me importa. Esta es una buena oportunidad para la Argentina. Voy a hacerlo con o sin apoyo, pero me duele porque pareciera ser que lo que quiere la AMIA es que no se avance en la causa”, y agregó: “Lo que quiere la AMIA es quedar contentos con que se acuse a Irán. Eso es todo lo que quieren”.



domingo, 19 de julio de 2015

Causa Hotesur... Mientras Clarín "miente" Máximo "chorea"... @dealgunamanera...

El acta que Bonadio tenía en su poder y que complica a Máximo...

El acta. El rol del hijo de Cristina en la administración de los hoteles K. Foto: Diario Clarín.

La publicó el diario Clarín. El documento le da la autoridad para manejar la compañía mientras los directores son sus “pantallas”.

El periodista Nicolás Wiñazki reveló hoy en el diario Clarín el acta secreta que complica a Máximo Kirchner en la causa Hotesur. Según publica el matutino, se trata de un poder por el que el titular de la empresa dueña de los hoteles, Osvaldo Sanfelice, le pasó toda la autoridad para manejar la compañía al hijo presidencial. 

El documento tendría como finalidad que los directivos de uno de los hoteles, el Alto Calafate, sean los que deban dar explicaciones ante la Justicia y no el hijo de Cristina Kirchner. El acta fue recolectada por el juez Claudio Bonadio, apartado de la causa en los últimos días (el viernes recayó en el juzgado de Daniel Rafecas, el mismo que desestimó la denuncia de Alberto Nisman por el Pacto con Irán).

El acta fue realizada el 30 de septiembre de 2013 en la oficina del escribano de otro socio K, Lázaro Baez. Leandro Albornoz firmó el documento que dictaminó que el presidente de Hotesur S.A., Sanfelice, le entregó a Kirchner un "Poder General Amplio de Administración y Disposición" sobre Alto Calafate, empresa de la que el hijo K es accionista.


El cargo de presidente de una sociedad anónima es indelegable, según la ley.

Es "personal e indelegable", señala la norma. En los hechos, Máximo sería quien tuvo desde entonces la potestad en la toma de decisiones; y los directores se transformaron en "pantallas": ellos son -según la ley- los que deben dar explicaciones ante la justicia. 


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© Publicado el domingo 19/07/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

sábado, 11 de octubre de 2014

Entre CFK y la KGB… De Alguna Manera...


Entre CFK y la KGB…

 Le petit Martin Sabbatella. Foto: Dibujo: Pablo Temes

Medios y Denuncias. Cristina parece haber recurrido a Sabbatella para unir a Lázaro Báez y Vladimir Putin. Un nuevo avance contra el periodismo.

Sorpresivamente, Cristina le ordenó a Martín Sabbatella dinamitar al Grupo Clarín. De esa manera, la Presidenta violó el mandato constitucional que le prohíbe a la Afsca aceptar injerencias del Gobierno para discriminar a algún medio. La movida fue de tanta premeditación y alevosía, que Sabbatella no les avisó ni siquiera a sus compañeros kirchneristas del organismo. Se movió en la clandestinidad para engañar a los directores por la oposición y malversar la orden del día. El dictamen de “adecuación forzosa fue leído sólo por dos personas antes de ser difundido: Cristina y Sabbatella.

Este intento de aplicación autoritaria y punitiva de la Ley de Medios fue parte de un operativo más complejo cuyo objetivo es el de siempre: censurar las voces críticas. El mensaje es que Cristina y sus camporistas aún conservan una gran capacidad de daño para domesticar a periodistas díscolos como Marcelo Longobardi, mediciones de audiencias golpistas como las de Ibope y cadenas norteamericanas de noticias destituyentes que serán combatidas de la mano de un adalid de la libertad de prensa llamado Vladimir Putin.

En el pase entre Marcelo Longobardi y Jorge Lanata en radio Mitre, el jueves, llegamos a la conclusión de que “algo” había enloquecido de ira a la Presidenta, más allá de su histórico intento de controlar a los medios y de que nadie la controle a ella. Esta vez el manotazo de ahogado tiene mayor envergadura. No parece responder al fastidio permanente que Cristina siente cuando el periodismo habla de inseguridad, inflación y recesión.

Coincidimos en que las fuertes versiones que habían corrido la semana pasada tenían más verosimilitud de lo que creíamos. Decía así: los buitres están extorsionando a Cristina porque descubrieron un par de cuentas bancarias no declaradas en Estados Unidos a nombre del matrimonio Kirchner. Y tenía una explicación: estaban siguiendo la ruta del dinero de Lázaro Báez y se encontaron con esta información altamente explosiva. Para poner las cosas en su justo término y ser absolutamente responsables, hay que decir que hasta ahora no hay una sola prueba de esto. Nadie lo puede confirmar ni mostrar algún papel que lo pruebe. Pero hay indicios, cabos sueltos. Lanata dijo que eso explicaría la insólita afirmación que hizo la Presidenta cuando planteó que la podrían querer meter presa en Nueva York. Ella aclaró que, aun así, iba a viajar cuando fuera necesario. 

¿Presa Cristina en Nueva York? ¿Bajo qué acusación? Hasta en su entorno llamó la atención que denunciara un magnicidio que viene del Norte y que criticara a Barack Obama por la forma de eliminar a Osama bin Laden. ¿Cuál fue el hilo conductor de toda esa movida? ¿Qué quiere evitar que se publique en Argentina con el renovado ataque al periodismo? Está claro que cada vez que Lanata y Nicolás Wiñazki destaparon alguna olla de Lázaro, la cima del poder entró en pánico. Con aquel comunicado incomprensible de Oscar Parrilli sobre las 13 horas que Cristina pasó misteriosamente en las islas Seychelles y con la molestia de Cristina sobre los periodistas que “hacen cuadritos” en referencia a las infografías que Daniel Santoro había publicado para explicar cuentas y empresas fantasma de Lázaro Báez y sus muchachos. Uno de ellos, Federico Elaskar, el ex dueño de La Rosadita, nada menos, no pudo ocultar entre sus giros uno a una fábrica de explosivos en Irán. Lo único que falta es que Luis D’Elía tenga un local partidario en Puerto Madero.

Son varios los elementos que se deben sumar en este análisis. No hay un solo habitante de Barrio Parque que recuerde algo similar al ataque “quirúrgicamente violento y militar” que sufrió Marcelo Longobardi. Fue el mismo día del anuncio de Sabbatella. El día siguiente a la entrega de un premio al mejor comunicador y a enterarse de que, nuevamente, había superado el récord histórico de audiencia con el 50,3% del share. Esa mañana tuvo una reunión con uno de los principales líderes empresarios del país, que le comentó que “nunca hubo una corrupción tan extendida y sistemática en la obra pública: está tabulada en el 15%”. Longobardi recibió dos infrecuentes llamados de su chofer porque le habían chocado suavemente su vehículo, casi como una forma de obligar al conductor a que se bajara. El mismo reveló que varias veces Apple le informó que alguien estaba intentando geolocalizar su teléfono. Finalmente, en una calle angosta llena de cámaras de video, policías y seguridad privada, y a metros de ingresar a la casa de Jorge Fontevecchia, fue reducido “con la habilidad de un marine”, le robaron su reloj y huyeron en dos segundos.

Por suerte, todavía las coincidencias entre Cristina y Putin se mantienen en el plano teórico. Ambos aplicaron el mismo mecanismo para cooptar medios obsecuentes: entregarles miles de dólares para obra pública a sus dueños. Los patrones de Argentina y Rusia están convencidos de que la información “es un arma terrible que permite manipular la conciencia social con los monopolios de la verdad”. Putin es acusado, por varias entidades humanitarias y de defensa de la libertad de prensa, de garantizar impunidad a los que cometieron los asesinatos de 28 periodistas en los últimos 14 años. No hay antecedentes de un promedio de dos crímenes de periodistas por año.

Anna Politkovskaya fue envenenada, le hicieron un simulacro de fusilamiento y finalmente acribillada en el ascensor de su edificio, en Moscú. Había denunciado la violación de los derechos humanos de las tropas rusas en Chechenia. Putin, el nuevo amigo que Cristina aplaude eufórica por teleconferencia, fue un feroz integrante de la KGB que manejó la temible policía política en Alemania Oriental y que es el frío ejecutor de un ultranacionalismo imperial, autocrático y despótico. El mismo autoriza al Parlamento a censurar y bloquear sitios web que el gobierno ruso crea que atentan contra la verdad o lo que esta versión con corbata de los zares cree que es la verdad. Se silencian aquellas voces críticas que se levantan contra el maltrato con que el régimen somete a los homosexuales.

Persecusión igualitaria para todos, diría Cristina. Esa es la verdadera Rusia que según la Presidenta debemos conocer los argentinos. ¿Cuál será la verdadera Argentina que debemos conocer los argentinos? ¿La que informará el Indek de los rating televisivos donde todos miran a Víctor Hugo y nadie a Lanata? ¿Cómo se dirá trucho en ruso?

© Escrito por Alfredo Leuco el Sábado 11/10/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.