Mostrando las entradas con la etiqueta Mossad. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Mossad. Mostrar todas las entradas

sábado, 7 de febrero de 2015

Peligros... De Alguna Manera...

Peligros... 
Aunque la investigación concluyera de manera terminante que el fiscal Nisman se suicidó, muchos no lo creerían. Es una muerte que se prestará siempre para la especulación y el juego político. La manera en que el fiscal Ricardo Sáenz o su colega Carlos Rívolo usaron este suceso trágico para influir en su interna profesional es apenas una demostración. ¿Qué es más importante: dilucidar esa muerte o utilizarla para saldar cuentas con la procuradora Alejandra Gils Carbó y desgastar la figura presidencial?

La “amenaza” que recibió el polémico juez Claudio Bonadio subraya el sentido que se les quiere dar a estos hechos: “La yegua ya dio la orden de tu muerte”, dice el mensaje, escrito novelescamente con letras de diario recortadas. Este juez es el que lleva una investigación de la empresa Hotesur, de las que una de las propietarias es Cristina Kirchner. Justamente por esa razón, Cristina Kirchner es la más interesada en que no le pase nada. La misma situación se planteaba con Alberto Nisman, que había presentado una denuncia contra ella.

Las dos acusaciones tienen poca consistencia y forman parte de la ofensiva judicial contra el Gobierno en un año electoral. Sobre todo es endeble jurídicamente y sin pruebas la denuncia que presentó el fiscal Nisman. Por esa debilidad de la denuncia, el oficialismo necesitaba que el fiscal se presentara en el Congreso para ponerlo en evidencia. La falta de pruebas es tan obvia que su posición hubiera sido pulverizada en la reunión parlamentaria que se había convocado para el lunes posterior al hallazgo de su cuerpo. Con sus años como fiscal, Nisman tenía que saber el desastre al que se dirigía. El borrador que se encontró es todavía más flojo. Su muerte en esas circunstancias fue la peor noticia para el oficialismo, que ya consideraba que la reunión del lunes sería un paseo. Nadie fue más afectado por la muerte de Nisman en ese contexto que el Gobierno.

La situación es tan extrema y compleja que induce al temor y a una fuerte inquietud, tanto porque se afecta la suerte de la República y sus instituciones como porque en ese cuadro destemplado pesa ahora la vida de una persona. ¿Cualquier fiscal puede deponer a un presidente con una acusación sin sustento? ¿Cualquier fiscal puede intervenir en el proceso electoral ciudadano con acusaciones insustentables que puedan incluir pedidos de allanamientos, de detención o de indagatorias? ¿Puede hacerlo si una buena parte de los funcionarios judiciales que intervendrían respalda esas acusaciones porque está contra de ese gobierno? Los mensajes de odio en Facebook contra Cristina Kirchner, por parte de la jueza Fabiana Palmaghini, producen escalofríos por sus augurios de parcialidad, y son apenas otra muestra de la actitud politizada y tan embanderada de gran parte de los miembros del Poder Judicial, como quedará demostrado también en el acto que se convocó para el próximo jueves. El peligro más grande de la investigación son estas presiones.

Toda la investigación que realizó Nisman del atentado a la AMIA fue alimentada por el director de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia, Antonio “Jaime” Stiuso, quien, a su vez, recibía los aportes de la CIA y el Mossad. Los Servicios de Inteligencia descartaron otras pistas y eligieron la llamada pista iraní. Fue así durante la investigación del juez Juan José Galeano y se mantuvo después con la del fiscal Nisman. Pero hacía varios años que Nisman no aportaba nuevas pruebas. Como sucedió con el ex embajador de Irán en la Argentina, Hadi Soleimanpour, que fue detenido en Londres por Interpol y liberado por falta de pruebas, si otros acusados hubieran sido detenidos, habría sido muy difícil condenarlos con las pruebas que había reunido Nisman. ¿Por qué los Servicios de Inteligencia (SIDE, CIA, Mossad) no aportaron más pruebas a la investigación de Nisman? ¿Por qué lo dejaron solo con su acusación?

La denuncia del memorándum de acuerdo con Irán se produjo cuando el gobierno de Israel se manifestó en su contra. Dos periodistas argentinos dijeron bajo juramento que les habían mostrado una comunicación interna de la Cancillería iraní donde se afirmaba que el gobierno argentino podía dejar de perseguir a los acusados por el atentado a la AMIA a cambio de acuerdos económicos. Nadie más que algún funcionario de la embajada israelí o del Mossad podría haber mostrado un documento de esas características. Ese documento, que estaba escrito en inglés, cuando en Irán se habla el idioma farsi, fue una piedra basal de la denuncia contra el memorándum.

De ese documento, lo único que hay es la palabra de los dos periodistas, uno de los cuales reveló que supo de él por “fuentes oficiosas de la Cancillería de Israel que ni siquiera hubieran podido asegurar que no era falso. Nadie más lo vio. En todo caso, el Mossad nunca se lo facilitó a Nisman. Aunque nada de lo supuestamente acordado se verificó en la realidad, Nisman formuló su denuncia contra la Presidenta y el canciller sobre esa hipótesis. Está comprobado que nada de lo que dice es cierto. Los jefes de Interpol aclararon que el gobierno argentino insistió en que no se levantaran las alertas rojas, está demostrado que el comercio con Irán disminuyó en vez de aumentar y que el famoso petróleo iraní –que según Nisman fue el motivo de esta supuesta traición– no se puede refinar en la Argentina por su alto contenido de azufre.

La razón por la que Nisman creyó más en los Servicios de Inteligencia que en los hechos crudos todavía es una incógnita. Sobre esas patrañas pretendía acciones legales contra una presidenta de la República y un canciller. Pero los Servicios de Inteligencia no le proveyeron de prueba concreta, también lo dejaron solo, más interesados en las repercusiones políticas de la denuncia que en el esclarecimiento de las mismas. Es probable que el fiscal también persiguiera un efecto político, pero sin pruebas quedaba muy expuesto desde el punto de vista legal, y su trabajo como fiscal en las dos investigaciones –AMIA y memorándum– quedaba marcado por el fracaso, como sucedió. Entre las miles de versiones sobre estos sucesos, se habló de que al fiscal le habían prometido dos testigos para apuntalar su denuncia, y que a último momento le avisaron que no los tendría.

Toda la guerra contra el gobierno argentino por el memorándum de acuerdo con Irán partió de los Servicios de Inteligencia, en especial el israelí, que aportó ese famoso documento interno de la Cancillería iraní, nunca presentado en la causa y cuyo contenido se demostró que era falso. Una operación del servicio secreto de un país extranjero pudo movilizar a la oposición interna contra el memorándum. Todas las instancias por las que transitan estos gravísimos hechos –el atentado a la AMIA y la muerte del fiscal que lo investigaba– están conmocionadas a su vez por problemáticas concretas de los que tratan de usarlos en provecho propio: los sectores más conservadores del estamento judicial se resisten a introducir los cambios propuestos por el oficialismo; la corporación mediática se resiste a la desmonopolización que requiere la nueva ley de medios; los Servicios de Inteligencia buscan venganza por los desplazamientos internos y la reorganización que se impulsa desde el Congreso; y la oposición está en un año electoral. Para todos ellos, el Gobierno es el único responsable de todos sus males. No es la mejor combinación para esclarecer ninguno de los hechos investigados.

Los Servicios de Inteligencia y la corporación de medios están tan mezclados con estos hechos, que es inevitable que el acto que se anuncia para el próximo jueves en homenaje al fiscal sea usado políticamente como se hizo con la ceremonia de su entierro. No por la actitud de la familia, que en todo momento trató de preservar el sentido de ese acto en un marco respetuoso, sino por la intervención de grupos de activistas que provocaron los desmanes. Desde el punto de vista granmediático, estos desmanes constituyeron lo más trascendente de la ceremonia. Y a los activistas los pusieron los servicios.

El jueves también estarán los que, al igual que en el entierro, tratarán de usar en provecho propio la muerte del fiscal. Estarán los dirigentes de la oposición como Elisa Carrió, que ya trató de opacar al fiscal Nisman con su propia denuncia contra la Presidenta. A cada quien le interesa su parte del botín sin que les importen mucho los 85 asesinados en la AMIA o el mismo fiscal homenajeado. La demagogia es más visible y ruidosa que la discreción de los que están más preocupados por el esclarecimiento de esas muertes. Son situaciones en las que la política muestra su costado más oscuro, donde la vida de las personas se convierte en meras fichas de un juego de poder que circula por rincones que nunca salen a la luz.

© Escrito por Luis Bruschtein el sábado 07/02/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.






lunes, 26 de enero de 2015

Matar al rusito descerebrado…De Alguna Manera...

Matar al rusito descerebrado…


Ahora puedo revelar la fuente porque Alberto Nisman ya murió. Hace exactamente dos años y cuatro días yo hablé largamente con él y me hizo revelaciones que hoy adquieren otro valor. El fiscal muerto estaba con mucha energía pero también, muy preocupado. Había recibido una amenaza más grave que la decenas de aprietes semanales con las que querían intimidarlo. Esta vez a Nisman le corrió un frío por la espalda porque el correo de origen desconocido que le habían mandado decía textualmente:”Rusito descerebrado, te vamos a matar a vos y a tus hijas. Judío hijo de mil putas. ¿No te das cuenta que cambió la mano?”. Semejante aberración era solo el comienzo.

El frío que le corrió por la espalda a Nisman fue porque le exigían que renunciara a la investigación o de lo contrario iban a matar a sus hijas, Iara y Kala. Ahi le enviaban algunas fotos de la casa y hasta del club que ellas frecuentaban y tenían un dato muy reservado que solo lo podrían haber conseguido con espías profesionales.

Hablaban de una inminente mudanza de sus hijas y era algo real que muy pocos sabían. Por cuestiones de estudio, estaban por cambiar de domicilio a los pocos días.

Había algunas precisiones que ni Alberto Nisman sabía.

Pero ese no fue todo el calvario que el fiscal denunció como corresponde en el juzgado Numero 9 a cargo del doctor Luis Rodríguez. Había fotos de atrocidades cometidas por los carteles de los narcotraficantes y le decían ”que tus amigos gringos te ayuden a conseguir un trabajo en el exterior”. Aquí aparece la primera curiosidad porque “gringo”, es la manera despectiva para dirigirse a los ciudadanos norteamericanos que utilizan mas en Venezuela y en Cuba que en Argentina. Aquí, en general se los llama yankys.

El texto repugnante de antisemitismo tiene consignas a favor de Irán y Hezbollah y hacen votos por la “muerte del sionismo usurpador”.

Yo le dije que Nisman estaba preocupado por el nivel de precisión informativa que tenía esta amenaza. Y estamos hablando de hace dos años. Estoy reciclando una columna que escribí en el diario Perfil el 17 de febrero de 2013. Pero también le comenté que estaba con las pilas cargadas de entusiasmo por el trabajo que estaba preparando. Me anticipó que era una denuncia de “600 fojas” que iba a revelar los contactos de kirchneristas con el iraní, prófugo de la justicia, Moshen Rabbani y otras cuestiones de similar gravedad. Insisto con el tema, Hace dos años Nisman me contó esto y yo lo publiqué en Perfil.

Solo hace falta ir al archivo para desnudar la mentira de Cristina que sugiere que otra persona le escribió de apuro el dictamen y que se lo dieron llave en mano para que Nisman lo presentara. Hoy nuevamente Cristina volvió a sugerir que Antonio Stiusso redacto el dictamen como venganza porque lo echaron de los servicios.

En aquel momento, Nisman me contó que tenía escuchas y un trabajo minucioso, casi obsesivo diría yo, sobre el rol de Luis D’Elía que se comportaba como un soldado de Irán. De hecho me detalló algo que tenía entre sus anotaciones pero que era público y por eso me lo podía revelar. Fue un intercambio de tuits entre el piquetero que aplaude a Cristina desde la primera fila y el empresario de medios mas beneficiado con la pauta oficial: Sergio Szpolski. D’Elía acusaba al editor de ser ”un coronel del MOSSAD que recibe millones del gobierno para hacer la comunicación kirchnerista” y el propietario de Tiempo Argentino, entre otros medios K, le contestaba que D’Elía ”era un ladrón que recibía cheques de Irán”. Otros tiempos. ¿Otros tiempos? Creativo Szpolski caracterizaba al régimen de Ammadinejad como el “triple esdrújulo, misógino, homofóbico y xenofóbico”.

El fin de semana anterior a mi publicación en Perfil, Horacio Verbitsky había castigado duro a Nisman acusándolo de haber viajado varias veces a Israel y Estados Unidos y colocando a la misma altura de demonios a Irán e Israel. Todo para argumentar y defender el pacto tenebroso de Etiopía que había firmado su amigo y subordinado, el entonces y actual canciller, Héctor Timerman. En su lenguaje donde mezcla el pensamiento de Cristina con el estilo de los informes de inteligencia que escribía en Montoneros, plantea que los atentados contra la AMIA y la embajada de Israel fueron “parte de una guerra que no libramos”.

Casualmente pero tal vez no tanto, el domingo pasado , en su habitual columna de Página 12, el mismo comandante cristinista escribió en forma muy crítica de lo que llamó “bodoque acusatorio” de Nisman y llamó a ocupar las calles “para marcarle los límites” a quienes “intenten castigar a la presidenta por la búsqueda de la verdad”. Convoco a la movilización popular si es que “un poder contramayoritario intenta confinar la política a un expediente judicial”. Allí denunció que Nisman se había encontrado con Ken Roy, el consejero político de la embajada de los Estados Unidos “antes de presentar su incandescente dictamen”.

El coro estable del gobierno le había tirado con munición gruesa al fiscal. Anibal y Coqui lo habían tratado de ridículo, estúpido, irracional, empleado de Stiusso y golpista. Diana Conti había dicho que iban a salir con los tapones de punta y le aconsejaba socarronamente a la hija de Nisman que se quedara tranquila, que no le iban a maltratar a su padre. “Ni lo intenten”, pintaron en las paredes los muchachos camporistas de Larroque y se prepararon para movilizar y hacer tronar el escarmiento tal como les recomendó en la mañana del domingo Verbitsky. Por esas horas, Alberto Nisman, murió con un tiro en la cabeza. Hoy la presidenta Cristina planteó que fue un asesinato y que le tiraron el cadáver a ella.

Quien quiera oír que oiga.

© Escrito por Alfredo Leuco el jueves 22/11/2015 y publicado en Alfredo Leuco de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



Cristina, Delfín y Monjarrita… De Alguna Manera...

Cristina, Delfín y Monjarrita…



Este título es el único chiste que se me ocurre, Presidenta. Como ve, hoy no me da ni para llamarla Compañera Jefa.

No costaba nada. Era más fácil. Alcanzaba con un discurso suyo de 15 minutos, por cadena nacional el lunes al mediodía. Un mínimo de sensibilidad, humildad y estatura ante las circunstancias. Transmitiendo serenidad. Si quiere, explicando que usted es inocente de toda acusación, pero poniéndose a disposición de la Justicia, como hace cualquier persona de bien que no tiene nada que esconder. Se podría haber comprometido con el esclarecimiento de los hechos y, sobre todo, acompañado el sentimiento de angustia que envuelve al pueblo argentino. Ni hablar que el discurso debía cerrar con las ineludibles condolencias a la familia del fiscal Nisman. Pero no. Nada de eso. Ni siquiera las condolencias.

Eligió, una vez más, el camino más provocativo posible. La peor respuesta al peor momento. Facebook, cartas, intrigas detectivescas, acusaciones al voleo, idas, vueltas, descalificaciones. No quiero ni entrar en detalles. De eso ya se ocuparon todos.

Lo único que todavía no explicó Presidenta, es por qué un personaje como Luis D'Elía, comprometido en todas las escuchas, estuvo sentado en la primera fila de todos sus actos en la Casa Rosada.

No necesito ser abogado para comprender lo que evidencian esas escuchas. El resto, lo que no sé, me lo puedo imaginar.

En todas partes ocurren cosas terribles. Lo que nos pasó estos días tiene equivalencias en todos los países. La diferencia está en la idoneidad de aquellos en quienes delegamos la responsabilidad de resolver estos asuntos.

Arrancaron hablando de la CIA, el Mossad, la KGB, el MI6 y no sé cuánta cosa más, hasta que apareció el cerrajero Pepe Galleta, un guapo en camiseta, diciendo "yo puse un alambrecito, abrí la puerta y chau". Eso solo alcanzó para cambiar el eje discursivo del proyecto nacional y popular.

Por eso hay que pensar bien antes de abrir la boca, Presidenta. Mire lo que le pasó a su diputada Diana Conti. En el embale de decir barbaridades contra el fiscal, expresó: "Le decimos a la hija de Nisman que se quede tranquila, que no vamos a agredir ni a insultar a su papá". ¿Y ahora? ¿Cómo se vuelve de eso, Presidenta?

Pasamos de aquel lunes en que Julián Domínguez y Juliana Di Tullio leyeron una cosa mientras sus rostros decían otra muy distinta, a este jueves con el documento del PJ que incluyó la famosa teoría de Capitanich: "Esto es una conspiración para tapar el éxito de la temporada marplatense". Que el tipo haya dicho semejante pelotudez en caliente, vaya y pase. Pero ponerla después por escrito en un documento oficial del PJ, me parece que la historia del peronismo no se lo merecía.

Toda la impericia ha quedado al desnudo, Presidenta. Siempre me llamó la atención que hasta 2003 ustedes nunca hubieran viajado a ningún lado. Siendo que eran políticos pudientes y ambiciosos, jamás tuvieron la inquietud de reunirse con algún alcalde español, algún ex primer ministro italiano, o algún legislador alemán o canadiense. Intercambiar ideas, experiencias, caminar otra ciudad, conocer otras culturas. Nada. Treinta años en Río Gallegos sin salir. Eso explica, no sólo la estrafalaria y perimida visión del mundo que siempre han tenido, sino también el soberbio empeño por enseñarles sus teorías a cuanto mandatario se les cruzaba. Parafraseando a Cortázar: un kirchnerista es un menemista que no conoció París.

Sólo así se entiende que haya nombrado Canciller a un tipo cuyo único mérito es conocer qué restaurantes están de moda en Nueva York.

Y para rematarla, aparecen un par de ñatos hablando por teléfono, yendo y viniendo con mensajes entre la Rosada y Teherán. Hablando en clave con suficiente torpeza como para que entendamos todos. Más que espías, parecen dos reclutas salidos de "Canuto Cañete, conscripto del Siete".

Permítame hacer un breve punteo de hechos incontrastables. Indiscutibles. Fehacientes.

•El atentado a la Embajada fue reivindicado por un brazo del Hezbollah (éste responde a Irán), y el de la AMIA involucra a varios iraníes.

•Ambos fueron cometidos por suicidas. Si bien en la Argentina tenemos turros a rolete, no conozco ninguno dispuesto a inmolarse. Estos vinieron de afuera.

•Fueron ayudados por tipos que aún caminan entre nosotros.

•Durante el menemismo hubo un plan de encubrimiento.

•Kirchner designó al fiscal Nisman y lo puso a trabajar con la SIDE.

•Kirchner denunció con valentía a Irán en la ONU entre 2003 y 2007.

•Kirchner rechazó a patadas varias propuestas iraníes de negociar impunidad por negocios, según ha contado el ex canciller Bielsa.

•Usted denunció con valentía a Irán en la ONU hasta el año 2011.

•En marzo de 2011, el respetado, democrático, progresista y querido Pepe Eliaschev, denunció un acuerdo secreto con los iraníes. Timerman lo descalificó con insultos.

•En septiembre de 2012 usted dijo en la ONU que no tomaría ninguna medida sobre el tema sin el apoyo unánime de todas las fuerzas políticas y de las instituciones judías.

•En enero de 2013 se firma el Memorándum de Entendimiento con Irán y en febrero se aprueba a toda velocidad en el Congreso, pese al rechazo unánime de todas las fuerzas políticas no kirchneristas y las instituciones judías.

•El acuerdo nunca fue ratificado por el parlamento iraní. Ni siquiera considerado.

•En mayo de 2014 es declarado inconstitucional por la Justicia Argentina.

•El dirigente ultra K Luis D'Elía, defensor abierto de la causa iraní, vinculado al gobierno de Teherán, y habitué de todos los actos en Casa Rosada, aparece en las escuchas que claramente sugieren negociaciones secretas.

•El fiscal Nisman los denuncia a Usted, a Timerman, a D'Elía y a otros de montar un plan de impunidad.

•El día que iba a presentar la denuncia en el Congreso, el fiscal Nisman aparece muerto con un tiro en la cabeza.

La pregunta del millón es: ¿qué parte no se entiende?

Frente a la tragedia, la sospecha y las denuncias, el gobierno se pasó toda la semana preguntando por qué Nisman interrumpió sus vacaciones.

Ah, me acordé de un viejo chiste. Un tipo vuelve a la noche a su casa y encuentra a su mujer en la cama con otro hombre. Antes de que reaccione, la mujer lo increpa: "¡¡¡¿Estas son horas de llegar?!!!". El marido, absorto, balbucea: "...¡¡¡pero... estás en la cama con otro!!!..." Ella le contesta: "¡¡¡No me cambies de tema!!!".

Eso es lo que pasó esta semana. Encontramos al Gobierno en la cama con otro y ante el estupor de todo un país, lo único que se les ocurrió decir fue "¿Estas son horas de llegar?".

Fin de temporada.

© Escrito por Alejandro Borensztein el domingo 25/01/2015 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.