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domingo, 5 de agosto de 2012

La "Panza" y el "Sexo"... De Alguna Manera...

Los hombres con panza tienen más dificultades sexuales...
  
Medirse. La vida contemporánea lleva a un sedentarismo que trastoca numerosos aspectos físicos.

Estudio del Hospital Presbiteriano de Nueva York. Científicos creen que a los varones que aumentan la grasa abdominal presentan problemas de erección y eyaculación precoz.

Los médicos no se cansan de mencionar la cantidad de beneficios que conlleva contar con una buena línea física, así como su contrapartida: no se cansan de sumar perjuicios y perjuicios de la grasa acumulada. Que los riesgos cardíacos, que los problemas metabólicos, que las dificultades para la autoestima... Ahora un estudio del Hospital Presbiteriano de Nueva York –publicado en el British Journal of Urology International– mostró que estar excedido en grasa abdominal complica la vida de relación y también las relaciones sexuales y hasta la cantidad de veces que los hombres van al baño.

Los que tenían más grasa abdominal, en los 409 estudiados por los científicos, iban al baño más de ocho veces por día; la mitad tenían incluso que levantarse dos veces a la noche a orinar.

Pero eso no sería nada: lo peor es que los investigadores encontraron que el 74,5% con más grasa admitió problemas de erección y 65% sufre de eyaculación precoz; 50% de los de una cantidad mediana de grasa tenían los mismos problemas de erección y 40% de eyaculación, que bajaban a 32% y 21%, respectivamente, en los de menos grasa.

Casos. Pasa en las mejores familias. Marcela y Maxi González llevan más de diez años en pareja. Maxi era flaco y hasta atlético, pero empezó a trabajar en sistemas y, se sabe, la actividad sedentaria de varias horas frente a las computadoras engorda, sobre todo si no se le agrega alguna actividad física intensa diaria. Llegó a 160 kilos; luego bajó a 130 pero el sexo entre ellos ya no era el mismo. “Casi siempre no pasábamos de las caricias”, recuerda Marcela.

Y para ellos la penetración sólo admitía una pose: ella arriba. Sea porque bajó la atracción, o la autoestima de él, o de ambos como pareja, o por cuestiones meramente físicas como la que señala el Hospital Presbiteriano, el punto es que él tenía problemas de erección. Desde entonces, la pareja está en crisis y suman vaivenes.

Similar en sus causas y consecuencias es el problema que enfrentan Elizabeth y Luis Gobelli, aunque su caso no es tan extremos. Luis era muy flaco, pero luego se casarse comenzó a engordar. Cinco años después, estos días, pesa más que antes, es una máquina de transpirar, tiene molestias al orinar y lo hace con más frecuencia que antes. Según contó, las relaciones sexuales son más cortas, ya que se cansa y –cuando logra la erección– acelera la finalización del acto para no sufrir inconvenientes musculares. Sabe que todo el asunto nace de su exceso de peso; piensa ir al médico y hacerse cargo del problema, pero aún no lo hace, no logra hacerse cargo del todo de la situación y enfrentar la enfermedad de la obesidad.

Mientras se suman casos y datos contra la epidemia de obesidad, por otro lado el mercado y la condición laboral moderna de sillas y computadoras no hace sino aumentar los kilos de grasa acumulada.

Finaliza Steven A. Kaplan, urólogo norteamericano: “Tenemos que pensar el cuerpo de un modo completo. Lo que comemos puede tener consecuencias devastadoras más allá del esfuerzo al que está sometido el corazón. Los asuntos de calidad de vida, como la sexualidad y la salud, pueden ser afectados de maneras profundas”.

© Escrito por Martín De Ambrosio / G.N. y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 4 de Agosto de 2012.


domingo, 20 de mayo de 2012

Alfajores de Arroz... De Alguna Manera...

El alfajor de arroz tiene más grasas totales que un alfajor tradicional...

Mordeme. Los nutricionistas se resisten a darlo como parte de una dieta. Pero sabe bien y su consumo crece.

Estudio Exclusivo. Es el último boom de los kioscos y es muy consumido por quienes buscan cuidarse de las calorías extra. Pero el único beneficio real es que viene en porciones muy pequeñas.

Arroz inflado, un poco de dulce de leche, una mínima cobertura de chocolate; parece una golosina simple, al paso, que no engorda, ideal para dietas o meriendas apuradas. Además, con el agregado de la tradición argentina del alfajor. Sin embargo, según expertos en nutrición no hay que abusar porque sigue siendo una golosina y no tiene las ventajas, por ejemplo, de cualquier fruta, incluso las estigmatizadas como “gordas”, como la banana.

Un informe de la Fundación Daat (“Inteligencia para el tratamiento de la obesidad y la diabetes”) exclusivo para PERFIL mostró las debilidades de la golosina de arroz  (cuya marca Chocoarroz”, de Delilight, amenaza con convertirse en un genérico): mostró que estas golosinas tienen más grasas totales por unidad que un alfajor –aunque pesan la mitad– y tienen apenas un poco menos de calorías. El único beneficio que brindan como parte de una dieta es el hecho de que su tamaño es menor. De hecho, un alfajor  tradicional pesa entre 45 y 50 gramos, contra los 25 a 30 gramos de un alfajor de arroz.

Viviana Baranchuk, encargada del estudio, remarcó que la principal sorpresa del informe que lideró: “Nos llamó la atención que las grasas saturadas sean iguales a las del alfajor, con prácticamente la misma cantidad de colesterol”.

Baranchuk contó que dejó de recomendar la golosina porque no da saciedad y tiene demasiadas calorías si se piensa en dietas hipocalóricas o personas que quieran mantener su peso, o aprender a comer. “En todo caso”, continúa Baranchuk, “el chocoarroz es una buena colación para una vez al día, a la que no habría que sumarle una barrita de cereal porque se aumenta mucho la ingesta calórica”. Hay que elegir, remarca: o una o la otra, y no más de una vez al día, o a media mañana o a media tarde, pero nunca combinadas.

Como fuera, lo cierto es que el consumo del alfajor de arroz ha explotado y ha logrado convertirse en uno de los éxitos de quiosco del último lustro, lo más nuevo desde la invención de las barritas de cereales hacia fines de los años de 1990: un cálculo del periodista Alfredo Sainz en su blog cifró en 3 millones las unidades que se venden por mes, a un promedio de unos $4. PERFIL consultó a las empresas que las fabrican y venden –aproximadamente media docena– y a sus consultoras de comunicación, pero se negaron a participar en esta nota.

Método. El estudio se hizo con 28 unidades en total (10 barritas de cereal, 4 barritas de cereal light, 7 chocoarroz y 7 alfajores), a partir de la información del rotulado, es decir, sin análisis químico del contenido, y se hizo un promedio de cada categoría. Lo bueno para hipertensos es que el “choco” tiene menos sodio que sus competidores. En calorías, están casi igual a los alfajores; y casi no tienen fibra. Ahí aparece el problema: poseen las mismas grasas o más que un alfajor.

Numéricamente, la golosina de arroz tiene 19,3 gramos de grasas totales, contra 17 gramos de un alfajor, 13,3 gramos de una barrita de cereal y apenas 4,6 gramos de una barrita de cereal light.

Claro que también hay expertos que creen que en el fondo no conviene ninguna (ver aparte) y hay que volver a lo no envasado.

Silvio Schraier, presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición, dijo: “No aconsejo ningún producto de estos, si me lo pregunta mi paciente le diré que sí pero no se lo recetaré. El humano puede vivir sin golosinas. Sólo si es muy importante para alguien lo autorizo, pero sin excederse si se trata de dietas de 1.200 calorías diarias”.

 “Siempre es mejor una fruta”

El presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición, Silvio Schraier –quien no participó del estudio de Daat–, señaló con reparos que el alfajor de arroz con chocolate es una buena opción como golosina porque es la de menor cantidad de calorías, pero remarca que este hecho no autoriza a comerlo de forma ilimitada.

Y agregó: “La banana no es mala palabra, se puede comer una por día, lo mismo el turrón”. Para Schraier, “el hecho de que un alimento sea light no quiere decir que no engorde sino que tiene un porcentaje menor de calorías o sal o grasa. El clásico turrón tiene más o menos las mismas calorías que una barrita, pero en el imaginario colectivo el turrón engorda y la barrita no. Lo mismo pasa con el chocoarroz. Toda la vida es mejor una fruta, siempre que se pueda hay que elegir un alimento que además de bajas calorías aporte vitaminas o proteínas”.

Y concluyó: “Una fruta convencional, una manzana de 150 gramos, puede tener más calorías que un chocoarroz, 150 calorías. Pero se trataría de una fruta del tamaño de una pelota de tenis”.

Las dietas, CFK y  el chocolate

No hemos hecho ningún estudio en profundidad sobre la golosina de arroz. Sí es algo que se escucha habitualmente en el ambiente de médicos especialistas en nutrición el hecho de que es un producto con muchas grasas. Se supone que la Anmat regula y eso debería estar todo perfectamente verificado y explicitado en las etiquetas. Tienen 80 calorías, es decir que es como una barrita. Y cuando pasan de las 100 calorías es debido a la cobertura símil chocolate, que puede ser más grasa. Esta semana la presidenta de la Nación, Cristina Fernández, me nombró. Debo decir que el hecho de que la Presidenta me vea habitualmente es un honor para mí, independientemente de la ideología política. Me honra. Su expresión fue de broma y me eligió a mí como referente. Me quedo con esa parte. Dijo que la dieta no debe ser aburrida, estoy de acuerdo. Es algo que yo mismo digo todo el tiempo. Pero es que uno imagina que la dieta es así, algo restringido, que hay que cuidarse. Es cierto, pero también es cierto que la dieta deber ser placentera. Yo me sentí gratamente sorprendido por su sentido del humor.

Una vez, nos encontramos en una inauguración, con ella y con Néstor Kirchner, y bromearon con que tenían momentos en que comían medialunas y me veían a mí en la tele y les daba culpa. Fue la única vez que estuve con ellos.

A pesar de que no se vincula con las golosinas quiero aprovechar este espacio para referirme a mi supuesta cercanía con el PRO. A mí me contrató la Ciudad para una tarea técnica, vinculada a la salud de la gente. Es un trabajo por tres meses, y después se verá el impacto. Pero mi idea no es entrar a la política, soy un técnico, y puedo trabajar para Macri o para Pilar o para Malvinas Argentinas.

Alberto Cormillot.  

© Escrito por Martín De Ambrosio y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 20 de Mayo de 2012.