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domingo, 21 de abril de 2013

Cacerolázaro… De Alguna Manera...


Cacerolázaro…


Malos tiempos K. Impiadoso retrato del declive de Cristina. Con un alerta inquietante: falta lo peor.

¿Dónde está Sergio Acevedo?

Renunció a la gobernación de Santa Cruz en marzo de 2006. De sus medias explicaciones se desprende que se negó a poner el gancho en las obras públicas de Néstor Kirchner, Julio de Vido y Lázaro Báez. No quiso quedar pegado en ese “Triángulo de las Bermudas” donde desaparecen millones de euros y aparecen milagrosamente en Suiza. El periodismo está buscando a Acevedo para que aporte lo que sabe. Tenía la confianza de Néstor y por eso fue su vice gobernador y su jefe de inteligencia. Amigos cercanos al honesto abogado aseguraron a Perfil que su silencio es consecuencia de las amenazas y aprietes que Acevedo recibió.

Fabiana también sabe.

Es necesario que la gobernadora de Tierra del Fuego agregue sus datos. Fabiana Ríos escribió sobre Báez: “Nadie quiere hablar de él, pero todos lo conocen y, sobre todo, saben que hay puertas que solo él puede abrir, por su cercanía con el poder. Es amigo personal del presidente Kirchner y su entorno más cercano. El Presidente pasa en su estancia sus días de descanso cuando pisa tierra santacruceña. Es una pieza clave en la adjudicación de las obras públicas”. Es obvio que Ríos no dijo esto ahora que está apenas recostada en el calorcito del cristinismo. Fue en diciembre de 2005, 70 días antes de la renuncia de Acevedo y una semana después de la primera denuncia contra Lázaro realizada por Elisa Carrió que, en aquel momento era jefa política de Ríos. 


Fue una columna en Perfil que ayer sacó pecho con la primera nota que se escribió sobre Lázaro. Firmada por Marcelo Dimango decía en su copete: “Nadie se anima a tomarle una fotografía. Contrata un ejército de seguridad para su familia. Sus vecinos le temen. No le gustan los flashes ni los periodistas. Dicen que es el socio del presidente Kirchner”. Seis años y cuatro meses después todo se confirmó, y Lázaro –sin ser Evita– volvió y fue millones. ¿Es o no Yabrán? Finalmente, obligado por la realidad, Báez mostró su cabellera blanca en el hotel Patagonia, y en su comunicado Nro.1 dijo que los testimonios de Fariña y Elaskar fueron editados (una obviedad que ni esos malandrines dijeron) y le preguntó a los reporteros gráficos: “¿Para qué tantas fotos, chicos?”

La década ganada en Madero Center.

Parte de la militancia que aún cree que millonarios enriquecidos con los dineros públicos pueden liderar una revolución cuasi socialista están mortificados. Temen que la construcción emblemática de los diez años de kirchnerismo en lugar de ser el mausoleo de Néstor sea el edificio de Madero. Hay chicaneros de las redes sociales que proponen una nueva agrupación llamada “Lombard Odier es la patria liberada”. ¿Para cuándo la estatización de Madero Center? ¿O hay que privatizarlo? Tenemos que recuperar la soberanía monetaria.

Cristina sin voz.

Los problemas de comunicación no son solo por la disfonía recurrente de la Presidenta conseguida por retar a los gritos a sus ministros, según ella confesó. Desde que Lanata hizo popular a Báez enmudeció el aparato de propaganda y hasta el gabinete. Tanta concentración de poder de Cristina y tanto castigo al que comete el mínimo error los han dejado sin voceros creíbles. Un gobierno que tiene que recurrir a Mauro Viale se define a sí mismo. Ni siquiera hubo una orientación clara para minimizar lo de Lanata o el argentinazo callejero del 18A. Nada les dio resultado. Ocultar el tema llevó más rating al molino de TN y El Trece. Frivolizarlo masificó el interés entre el ciudadano menos politizado. Decir que el cacerolazo fue contra toda la clase política fue una mentira ridícula. Un vozarrón radial, recién llegado por interés a la política, dijo sin ponerse colorado que “fueron muchos más los que se quedaron en su casa”. 

Cristina es más inteligente que sus salieris. Si creyera en su gente debería estar tranquila: le dicen que fue menos gente a la marcha. Con su rigurosidad conocida, Nilda Garré dijo que en Capital caminaron 71 mil personas. Ni el INDEC lo hubiera hecho mejor. O Nik , que se burló planteando que el Gobierno no cuenta la gente, la pesa. No tienen un liderazgo común, vociferaban. Y es cierto. Solo coinciden en un par de cosas: jamás votarían a Cristina, están hartos del abuso de poder y la prepotencia, quieren vivir en libertad y son bastante más que ese 46% que sacaron en el 2011.

El peronismo perdió la calle.

En la batalla contra la 125, se podría haber explicado como un hecho coyuntural difícil de repetir. Pero cientos de miles protestando en una asamblea popular itinerante y en tres ocasiones en 7 meses, ya se transformó en un activo ciudadano que antes era monopolio del peronismo. Cristina lo hizo.

Ficción para todos y todas.

“El país está al garete / nos roba un trucho con rodete”, decía uno de los carteles más ingeniosos entre esa pasión de multitudes que estalló el jueves. Ironías para Leonardo Fariña, que le dio para que tenga y guarde ficción a Lanata. Igual no se va a salvar de pasar unos días en la cárcel, igual que su compañero de “La Rosadita, Federico Elaskar, aunque por otras causas pendientes que tienen en los tribunales.

El suicidio institucional.

Aún a riesgo de ser impreciso pienso que Dante Caputo es un intelectual honesto y lo ubico en la democracia social y republicana. Nada más lejos de un corrupto y golpista. Su texto publicado ayer en Perfil me inquietó porque no se trata de un pensador alarmista. Manifestó su preocupación porque “a partir de los que estamos viendo (no hay nada que imaginar) se creen situaciones de alta inestabilidad política, que puedan llevar a otras locuras mayores, por ejemplo, la interrupción institucional. El deterioro de nuestra organización republicana, el conflicto, la protesta, las reacciones de unos y otros, la insensatez de quienes tienen el poder político, puede transformar la fuga hacia delante en un suicidio institucional. (…) Dios nos libre que la locura de la presidenta Cristina Kirchner lleve a otros argentinos a una mayor”.

Todavía falta lo peor.

El deterioro económico, el desplome de la inversión, las reservas, el consumo y los puestos de trabajo; la cabriola en el aire que tuvo que hacer la Presidenta para recomponer con el Papa Francisco, la muerte de Chávez y el triunfo de penal sobre la hora de Maduro, las inundaciones y la llegada de la “corrupción” a los primeros puestos en todas las encuestas, conforman la realidad que Ella prefiere ignorar por twitter. Es el momento más complicado para Cristina en el poder, con excepción de la 125 y las elecciones de 2009. La noticia más grave es que lo peor está por venir. El Gobierno aún no encontró su piso y está cuesta abajo. Conclusión provisoria como todas: mientras más poder quiere concentrar, Cristina más se debilita.

© Escrito por Alfredo Leuco el domingo 21/04/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


sábado, 20 de abril de 2013

El fantasma de la censura llega al cine... De Alguna Manera...


El fantasma de la censura llega al cine...


La posibilidad de que el relato estatal –esa invención discursiva que hace creer a algunos que se estaría realizando un proceso de transformación en el país, cuando florecen en realidad las historias alrededor del edificio Madero Center– sea exitoso implica que se expanda hacia todos los órdenes de la vida posible. A partir de este mes, esta posibilidad llega al cine, a la producción documental. Al menos, así se desprende de la lectura de la resolución 982, firmada este año por Liliana Mazure, presidenta del INCAA, y que cuenta con el rechazo de la gran mayoría de los realizadores de documentales argentinos –un género que experimentó un florecimiento durante los últimos años, aquí y en el mundo–.

Hasta el momento, la actividad cinematográfica documental que recibía subsidios del Instituto del Cine (INCAA) para su realización se canalizaba a través de un Comité de Evaluación compuesto por representantes de las seis asociaciones de documentalistas que aprobaban los proyectos presentados a la institución. Con la nueva resolución, se elimina tal instancia democrática de evaluación, se limitan los fondos para los subsidios y se crean tres comités que dilatarían la aprobación de los proyectos, uno de los cuales (el “Comité de Visualización”) reviste un carácter altamente polémico ya que podría tener un rol censor de los contenidos. Este comité debería cerciorarse de que el resultado fílmico se ajuste al guión presentado en el proyecto, algo que de no “comprobarse” plantearía la quita de los subsidios otorgados. En cine, como en toda realización creativa, es imposible la traslación literal de lo escrito en un guión a lo realizado para la pantalla, mucho más en un documental, género que trabaja con la realidad, que cambia constantemente, a la vez que la mirada del realizador también podría transformarse. Esta exigencia podría transformarse en un eje extorsivo, censor y de control ideológico de los contenidos audiovisuales.

“Es un retroceso absoluto –sentencia Víctor Cruz, director de La noche de las cámaras despiertas y miembro de ADN–. La forma actual que se quiere eliminar surgió de la lucha y consecuencia de trabajo de las asociaciones que permitieron que se produzcan cada año entre 50 y 60 películas. Con esta medida se imponen trabas que burocratizan el mecanismo de selección de proyectos y no se establece quiénes evaluarán las películas. El ‘Comité de Visualización’ que plantea la resolución supone, por lo menos, desconocimiento sobre cómo se hace un documental”.

“Tira para atrás todo lo que se viene trabajando desde 2006 en materia de documentales de bajo presupuesto y de diversa forma de producción –asegura Virna Molina, directora junto a Ernesto Ardito de Raymundo, la biografía del documentalista Gleyzar, y miembro de RDI–. A pesar de tener una buena relación con la gestión de Mazure, toda esa legislación se elaboró a nuestras espaldas. La resolución elimina la posibilidad de documentales realizados para la pantalla grande, como largometrajes, y los plantea como realizaciones para la televisión. El Comité de Visualización, como mínimo, condena a la película a una mirada mediocre: todo lo que podría enriquecer al documental podría ser censurado para que se ajuste al guión presentado. En el peor de los casos, podría querer intervenir en los contenidos, y se transformaría en un comité censor”.

“La 982 trata de imponer la censura y el control ideológico y el recorte y el ajuste en la producción documental –dispara Francisco Estrella Gutiérrez, del colectivo Silbando Bembas, cuya última realización es Hecha la ley… (sobre la ley de medios) y miembro de DOCA, asociación que hoy se moviliza a las 13 a las puertas del INCAA para protestar contra la nueva legislación–. A las dificultades de exhibición que tiene la producción documental tanto en pantallas privadas como públicas, se suma un avance que plantea la intervención directa sobre el material del realizador. En mi opinión, forma parte de las operaciones de control ideológico y regimentación que lleva adelante el oficialismo en todas las instancias. Es una resolución claramente regresiva impulsada por los sectores más conservadores del mundo del cine”.

El debate también se inscribe en la polémica sobre el rol del documental en el mercado cinematográfico, ya que ese tipo de producciones suelen tener escaso público, situación que los realizadores atribuyen al poco impulso que se le da a los lanzamientos de las películas por parte del INCAA y a la escasez de salas en las que exhibirlas. Cierto sector del periodismo de espectáculos plantea que se debería privilegiar un cine industrialista en lugar de otorgar subsidios al cine documental.

El 8 de abril las seis asociaciones de documentalistas (DOCA, ADN, DIC, DAC, RDI, PCI) entregaron una carta a la dirección del INCAA rechazando los términos de la resolución, que ya había sido firmada a sus espaldas. El debate sobre el recorte al cine documental ha llegado y, sobre todo, el temor a la injerencia ideológica estatal en los contenidos audiovisuales.

Los documentalistas se encuentran en estado de deliberación y alerta debido a una legislación que plantea recortes a la producción audiovisual y permite la injerencia del Estado en los contenidos.

© Escrito por Diego Rojas el miércoles 17/04/2013 y publicado por plazademayo.com