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domingo, 31 de marzo de 2013

Hugo Chávez: trama secreta de su mal… De Alguna Manera...


Hugo Chávez: trama secreta de su mal…


El difunto líder venezolano ignoró las alertas. Hubo errores y decisiones políticas que aceleraron los tiempos. El factor Fidel.

Todo comenzó con un absceso perianal. Hugo Chávez venía sufriéndolo, junto con un dolor en la rodilla derecha, desde hacía meses. Pretendía ignorarlo, pero día a día lo perturbaba más. El aspecto sonriente y el histrionismo de siempre que exhibía en sus maratónicos Aló Presidente exigían calmantes cada vez más potentes. Su amigo Fidel Castro tuvo el presentimiento de que algo no andaba bien y comenzó a insistirle sobre la necesidad de que prestara mayor atención a su salud. Nada de ello ocurrió. Como todo hombre de poder –con mucho poder–, Chávez se creyó invulnerable.

Esto fue así hasta que apareció el absceso. Ese diagnóstico lo sorprendió y lo incomodó. En general, las afecciones del periné –región que corresponde al piso de la pelvis, donde se hallan una serie de músculos, el ano y la uretra en el hombre, y en la mujer los mismos órganos más la vagina– producen en las personas un efecto psicológico muy negativo. El difunto presidente de Venezuela hizo el primer tratamiento de esta afección en su país. Como es inevitable en estos casos, el mandatario exigió máximo secreto, cosa que la historia muestra que es imposible. La noticia corrió como reguero de pólvora en Caracas y Chávez se alarmó. Eso lo llevó elegir a Cuba como el lugar para tratar su mal. Una equivocación fatal.

Allí llegó de urgencia en medio de la noche, el 10 de junio de 2011, con fuertes dolores que lo obligaron a acortar una gira por Brasil, Ecuador y Cuba que había iniciado cinco días antes. Ocurrió, entonces, un primer error garrafal. Los médicos cubanos detectaron una tumoración pelviana y creyeron que se trataba de un absceso: operaron por primera vez para resecar y removerlo. Algún médico hizo una evaluación más amplia del caso, y puesto a pensar en posibles diagnósticos diferenciales, ordenó un estudio citológico del material proveniente de la tumoración. Entonces aparecieron las células cancerosas, que llevaron a más estudios y a una segunda operación, en la que se extirpó el tejido malignizado. De esos estudios salió el diagnóstico de un cáncer cuyos tipo y grado evolutivo nunca se revelaron. Ya con el diagnóstico confirmado se decidió iniciar, el 16 de julio, quimioterapia. Se planificaron dos sesiones, pero dada la agresividad del tumor se las extendió a cuatro. De esas cuatro sesiones, sólo la tercera se hizo en Caracas; las otras fueron hechas en La Habana.

De la información recogida en La Habana, Caracas y los centros médicos a los que pertenecen los oncólogos de otros países que fueron consultados –del hospital Sirio Libanés de San Pablo, del equipo del doctor García Sabrido del hospital Gregorio Marañón de Madrid, de Boston y de Miami–, surge que la patología tumoral que padeció Chávez oscila entre dos diagnósticos: un rabdomiosarcoma del psoas-ilíaco o un leiomiosarcoma de vejiga. Ambos pueden dar como complicación un absceso pelviano. Un absceso es una colección de pus en un tejido del cuerpo humano. De los dos, el más mencionado es el primero.

El leiomiosarcoma es un tumor maligno que se origina en la musculatura que componen las paredes de la vejiga.

El psoas-ilíaco es un músculo compuesto por porciones: el psoas y el ilíaco. El psoas se inserta en la última vértebra dorsal y en las cinco lumbares; el ilíaco se inserta en la cresta ilíaca, en la espina ilíaca y en el sacro (es lo que se identifica como la cintura). Ambas ramas del músculo se unen para terminar en el fémur, más precisamente en el trocánter menor de ese hueso. La acción principal del músculo es permitir la flexión del tronco hacia adelante y la flexión de la cadera sobre el tronco.

El rabdomiosarcoma es un tumor maligno de los músculos estriados. El músculo estriado es el que está a cargo de los movimientos voluntarios. El rabdomiosarcoma es una neoplasia poco frecuente que afecta predominantemente a niños y adolescentes. En adultos es muy raro, y por ello lo ideal es que se lo trate en centros de alta especialización. Cuba no los tiene.

Para ilustrar sobre lo inusual de esta patología basten dos datos. En el Memorial Sloan-Kettering Center de Nueva York se diagnosticaron y trataron sólo 84 casos de rabdomiosarcoma en pacientes de más de 16 años de edad a lo largo de 17 años. Y en el M.D. Cancer Anderson Center de Houston, el número de enfermos que padecieron ese mal en un período de 28 años fue de 82. Tanto el Sloan como el Anderson son institutos médicos de referencia mundial en oncología.

Los centros médicos de avanzada en oncología exigen recursos económicos casi ilimitados dado lo oneroso del abordaje de esta disciplina. La investigación sobre las causas de las distintas formas del cáncer, su diagnóstico y su tratamiento exigen desarrollos tecnológicos cada vez más sofisticados y costosos. Fundamental en este caso –dada la rareza del tumor– es la participación de médicos con experiencia en el tema.

Ya en octubre de 2010, un médico que lo examinó le había advertido a Chávez sobre la necesidad de someterse a un minucioso examen de vejiga y de próstata, advertencia que ignoró.

Uno de los puntos que se conocerán en el futuro será la influencia que tuvo Fidel Castro en las decisiones, de consecuencia negativa para la evolución de la enfermedad. Es conocida la afición del líder cubano por la medicina, de la que es un ávido lector. El problema que representa Castro al opinar sobre asuntos tan delicados ilustra su propio caso. Cuando tuvo la proctorragia –pérdida de sangre por vía recto-anal– como consecuencia de su diverticulosis de colon (intestino grueso), debió ser operado de urgencia el 26 de julio de 2006. En la sala de cirugía del Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (Cimeq), el cirujano le explicó que, debido a la infección de sus divertículos, se lo operaría en dos tiempos. Esto es: en un primer paso se le haría una colostomía –ano contra natura– transitoria, hasta que la infección estuviera curada y la vitalidad de los tejidos restablecida, condición sine qua non para asegurar una buena cicatrización; una vez logrado ese objetivo, se procedería a cerrar la colostomía, restableciendo así la continuidad del intestino grueso. Castro se negó a ello con una frase que hizo historia: “Yo seguiré cagando por donde caga todo el mundo”. Preso del temor, el cirujano se negó a desobedecer la orden del comandante y no hizo lo que la buena práctica médica indicaba. Las consecuencias negativas de este erróneo proceder no se hicieron esperar. En menos de 24 horas las suturas cedieron, hubo filtración del contenido intestinal al peritoneo y se declaró una peritonitis severa. Ello obligó a reoperar al paciente, a quien se le debió realizar una colectomía –extirpación de parte del colon–, como resultado de la cual quedó con un ano contra natura permanente.

En vano. El 18 de febrero de 2012 Chávez anunció que se le había detectado otra lesión cancerosa, por lo cual debía someterse a una nueva operación, que se llevó a cabo en La Habana diez días después. A su término, Elías Jaua, entonces vicepresidente, dijo que se le había extirpado la totalidad de la lesión pélvica, además de tejido circundante. Para los médicos que seguían el caso, ya era evidente que todo eso sería en vano.

El 4 de marzo Chávez comunicó que debía iniciar sesiones de radioterapia. El 12 de mayo apareció en su habitual Aló Presidente diciendo que había completado el tratamiento exitosamente. El 9 de julio, por igual medio, anunció que estaba curado. Sus médicos sabían que eso no era cierto.

El 27 de noviembre, tras haber sido reelecto, Chávez pidió autorización al Congreso para someterse a un tratamiento de oxigenación con cámara hiperbárica en Cuba, y el 6 de diciembre anunció que debía ser operado nuevamente. La intervención, debido a la presencia de metástasis en la columna, se practicó el 10 de ese mismo mes, y el posoperatorio se complicó con una infección respiratoria de la que el paciente nunca pudo recuperarse.

El primer problema que enfrentó Chávez, debido a los errores de procedimientos arriba indicados, fue un diagnóstico tardío y complicado. El segundo problema fue su tozudez, que lo llevó a cerrarse a la posibilidad de ponerse en manos de especialistas de primer nivel internacional en centros de indiscutible jerarquía. Sobre eso le insistieron Cristina Fernández de Kirchner, Fernando Lugo, Luiz Inácio “Lula” da Silva y su sucesora, Dilma Rousseff. Respecto de la presidenta de Brasil, hay que decir que el sábado 25 de febrero de 2012, hallándose en Caracas, le imploró para que aceptara su sugerencia de tratarse en el Hospital Sirio Libanés de San Pablo, un centro médico de gran reputación mundial en oncología. La misma Rousseff se trató allí exitosamente de su cáncer, un linfoma no Hodgkin.

La insistencia fue en vano. Chávez opuso a estos ofrecimientos condiciones que terminaron siendo obstáculos insalvables. Las condiciones tenían que ver con su obsesión por el secreto. Llegó a pedir tres pisos del hospital sólo para él, lo que fue rechazado. Tamaña obsesión por el secreto carecía de sentido, vista la necesidad de ampliar el número de consultas médicas a causa del inexorable avance de su enfermedad.

Previo a su tercera operación, de fines de febrero de 2012, en una ocasión se realizó un ateneo clínico –discusión de un caso entre varios médicos a fin de confirmar un diagnóstico y/o determinar el curso a seguir en el tratamiento de una enfermedad– vía teleconferencia, del cual participaron nueve expertos: tres cubanos pertenecientes al Cimeq; un venezolano del Hospital de Clínicas Caracas; tres brasileños del Hospital Sirio Libanés, y dos españoles: el doctor José Luis García Sabrido –cirujano que le salvó la vida a Fidel Castro– y un colaborador suyo en el hospital Gregorio Marañón de Madrid. Imposible pensar que, ante tantos ojos, pudiera imponerse un secreto como el que perseguía Chávez con obsesión, sobre todo porque esta mecánica de interconsulta se extendió a lo largo de su penosa enfermedad. Tampoco se entiende tanta obsesión cuando los tacos con las biopsias fueron enviados para su estudio histopatológico a un hospital en Boston, el Tufts Medical Center, y a otro en Miami, el Baptist Hospital.

La trama por escribirse de este caso, que hará historia en los anales de las enfermedades padecidas por los presidentes, es abundante en idas y venidas, en decisiones médicas controvertidas sujetas a los vaivenes de la política.

La sentencia de muerte de Chávez estaba escrita el mismo día en que se le diagnosticó el cáncer; el absceso pelviano era una señal de que, evolutivamente, el tumor ya había dejado atrás su estado primario. Perdida la oportunidad de un diagnóstico precoz, la decisión del enfermo de priorizar su obsesión por el secreto y las razones políticas por sobre los criterios médicos lo dejó expuesto a la comisión de errores que complicaron el curso de su mal y aumentaron sus padecimientos.

Son las consecuencias de la enfermedad de poder que, muchas veces, mata.

© Producción periodística de Guido Baistrocchi. Publicado el domingo 10/03/2013 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




lunes, 22 de octubre de 2012

La involución argentina... De Alguna Manera...


La involución argentina...

 CON LAS DEFENSAS BAJAS. Ministro Arturo Puricelli. Dibujo: Pablo Temes.

Obsesión cristinista por el 7D. Operativo K contra Lorenzetti. El Fragatagate: internas e ineptitud. Tensión sindical. Lula dio clase.

Son estos tiempos de cólera en la vida política de la Argentina. La Presidenta teme que de aquí al 7D una medida judicial frene la brutal embestida que ha ordenado llevar adelante con la intención de destruir a Clarín. No quiere repetir el papelón que ya vivió en dos ocasiones: una, cuando minutos antes de comenzar la conferencia de prensa en la que pretendía anunciar la intervención de Papel Prensa y la eventual detención de Héctor Magnetto y Bartolomé Mitre, se topó con la declaración de Isidoro Graiver que la obligó a desmontar aquella operación; la segunda, con el caso de la imputación de ser hijos de desaparecidos –que resultó ser falsa– que se les hizo a los hijos adoptivos de la señora Ernestina Herrera de Noble.

“El 7D no debe pasar nada”, señala una voz que conoce el pensamiento mayoritario que anida en el seno de la Corte Suprema. La Presidenta tiene la misma información, por lo que presa del enojo viene zamarreando al ministro de Justicia, Julio Alak, a fin de obligarlo a desplegar toda la artillería de medidas con que en estos días el Gobierno busca avasallar al Poder Judicial. La reelección de Ricardo Lorenzetti –circunstancia que él mismo trató de evitar y no pudo debido a que ninguno de sus colegas quiso ocupar su cargo– disgustó al Gobierno. Ante ello, hay decisión en el pináculo del poder de esmerilar la figura del presidente de la Corte.

No contenta con ello, y como muestra del ambiente de desenfreno que se vive en la Babel de Olivos, la Presidenta ha ordenado impulsar la reglamentación del per saltum. En esta carrera hacia el pasado a la que se ha lanzado el Gobierno, el per saltum representa uno de los emblemas del menemismo. En el gobierno de Carlos Menem se lo aplicó para desbloquear la escandalosa venta de Aerolíneas Argentinas en 1990. Fue tal el desprestigio de este recurso que, siendo senadora, en 2006 Cristina Fernández de Kirchner se pronunció en contra. “Este es un per saltum para causas buenas. Yo no sé, en materia de derecho, cómo se hace una distinción entre per saltum para causas buenas y per saltum para causas malas. No se puede legislar un instituto para una situación en particular, porque luego va a venir otro a pedir exactamente lo mismo y quedaríamos en el medio de la inconstitucionalidad”, dijo por entonces. Nada que sorprenda desde el punto de vista de la contradicción que, al fin y al cabo, está en los genes políticos del kirchnersimo.

Claro que mientras la obsesión de la Presidenta con el 7D tiene a todo el Gobierno en ascuas, la vida continúa y los efectos de la mala praxis en la gestión van aflorando semana tras semana. He ahí el caso de la fragata Libertad, que sigue anclada, sin saberse hasta cuando, en el puerto de Tema, en Ghana. Ya se conoce que el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, le presentó su renuncia a la Presidenta, quien no la aceptó. La interna que el episodio ha desatado en el Gobierno es feroz. Puricelli, quien venía de Fabricaciones Militares y nunca gozó de la simpatía de su predecesora Nilda Garré, llegó al ministerio de la mano de Julio De Vido. Una vez en el cargo no sólo se preocupó de nombrar a familiares –dos hijas y un sobrino– y amigos que, con una conducta imitativa, también se encargaron de poblar con familiares la repartición, sino de desandar varias de las políticas implementadas por  Garré.

“El problema de estos funcionarios no es tanto que sean familiares o amigos del ministros, sino que son unos absolutos ineptos”, señala una fuente del Ministerio. De allí la dureza del enfrentamiento que Puricelli mantiene con la también devaluada ministra de Seguridad. Como consecuencia de la orientación y estilo de conducción que reina, las distintas fuerzas retomaron un nivel de autonomía que habían perdido en la gestión de Garré. “Está bien que vayan porque la gente piensa que están al pedo”, es una frase que aún resuena por los pasillos del Ministerio dicha por Puricelli cuando desde Desarrollo Social se tomó la decisión de enviar tropas del Ejército a las villas.

Agregados a estos aspectos políticos, el caso de la fragata Libertad deja al descubierto los problemas de funcionamiento que tiene el Gobierno y que afecta su gestión. Al no haber reuniones de gabinete, cada ministerio se transforma en un feudo casi inexpugnable. Esto, además, le quita reflejos al Gobierno y le impide evitar problemas y/o encarar soluciones conducentes. La gestión Zuaín-Forti, los dos funcionarios que fueron enviados a Ghana, fue la crónica de un fracaso anunciado.

Donde también hay dificultades es en el ámbito sindical. La endeblez de la CGT Balcarce debe enfrentar el problema que origina la depreciación salarial que genera la inflación. La presión de las seccionales de bases en algunos de esos gremios va haciéndose cada vez más difícil de manejar. El cobro del medio aguinaldo de diciembre puede poner a muchos trabajadores en una verdadera encrucijada, ya que debido a las escalas impositivas que produce la falta de adecuación del mínimo no imponible, sus ingresos lejos de incrementarse pueden llegar a verse disminuidos.

En ese marco, el peso político de Hugo Moyano habrá de crecer. La foto del líder de los camioneros con el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” Da Silva, debe haber indigestado a la Presidenta. El ex mandatario brasileño cautivó a la audiencia reunida en el coloquio de IDEA en Mar del Plata con anécdotas de sus presidencias, en las que supo conquistar el favor de muchos de quienes se le oponían. Dejó, además, algunas definiciones de puro sentido común –“Un presidente nunca sabe todo”; “la democracia es un ejercicio de alternancia de poder”; “la prensa no tiene la culpa de todo”– propias de alguien que durante su paso por el poder no sólo aprendió sino que también reafirmó sus convicciones democráticas.

Así pues, el impacto propio de las cosas extraordinarias que produjeron las definiciones de Lula, no hace más que dejar al descubierto el proceso de involución política en que se halla inmersa la Argentina, país increíble en el que se pretende construir el futuro repitiendo el pasado.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 20 de Octubre de 2012.