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domingo, 10 de junio de 2018

"Es antidemocrático invocar a la patria para querer destruir al que piensa distinto"… @dealgunamanera...

Norma Morandini: "Es antidemocrático invocar a la patria para querer destruir al que piensa distinto"…


La periodista y ex senadora habló con Infobae sobre la necesidad del diálogo político en nuestro país, el ejemplo del acuerdo de paz en Colombia y critica el "patrullaje ideológico" en las redes sociales

© Escrito por Luis Novaresio el domingo 10/06/2018 y publicado en el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Jamás ha perdido su cadencia cordobesa y su parsimonia para hablar. Desde que deslumbró a la Argentina denunciando las atrocidades en la última dictadura firmando en la mítica revista española Cambio 16, Norma Morandini se instaló en el lugar de la reflexión.  Piensa, comparte, usa siempre el "me parece" o el "quizá sería bueno reflexionar". Dice que le gusta provocar con sus ideas para escuchar al otro. Y eso, hoy, la transforma en una rara avis en el debate de la cosa pública.

Rechaza el concepto de patria, en peligro para muchos, por antidemocrático. "Impresiona mucho que entrando en la cuarta década democrática vuelven a sonar palabras que son antidemocráticas como 'patria'. La patria tiene una connotación no democrática precisamente, siempre me llama la atención que los que invocan la patria son los que quieren terminar con el compatriota, ¿no?", le dice a Infobae. Compara nuestra ausencia de debate con el gran diálogo de Colombia que permitió la firma de acuerdos de paz y convoca a mirar a esa nación latinoamericana.

En esta entrevista en los estudios de Infobae, la ex senadora y actual Directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado habla de la coyuntura política, la intolerancia en las redes sociales, y explica por qué el debate sobre la despenalización del aborto es "un gran avance democrático".

— ¿Cómo estás viviendo este momento a la hora del diálogo, el encuentro, la posibilidad de pensar el país a futuro?
— Bueno, me impresiona mucho que entrando en la cuarta década democrática vuelven a sonar palabras que son antidemocráticas como "patria". La patria tiene una connotación no democrática precisamente, siempre me llama la atención que los que invocan la patria son los que quieren terminar con el compatriota, ¿no? "Éste es compatriota, éste otro no". Entonces me parece que hay mucho ruido en el discurso público. Me parece que estamos perdiendo la oportunidad de otro tipo de debates. Decir "bueno, ¿quién genera riqueza en un país? ¿Cómo vamos a generar riquezas para salir?". Que todo el mundo habla de la macroeconomía y yo provoco y digo, ¿quién vive en la macroeconomía? Entonces tenemos números, números, números, y esa es la deshumanización. Porque detrás de un número hay una persona. Y cómo si uno no ve la persona va a poder identificarse con esa persona, ¿no? Eso me impresiona, que estamos como lastimados. Y me sigo preguntando qué tiene herida el alma de este país para que tengamos tanto enojo, para que nos haya aparecido lo peor, para que la deliberación pública no pueda ser respetuosa. Y no para ser unánimes, porque la riqueza de la democracia es que seamos plurales. Es decir, una democracia de un solo color político es antidemocrática hasta por definición.

— ¿Y encontraste algún perfil de respuesta a qué es lo que tenemos herido como patria para hacer aflorar lo peor de nosotros?
— Yo creo que estamos teniendo conciencia, ¿no? Te confieso que yo siempre me he sentido un poco ridícula porque hablaba de paz, de amor, que no son palabras del decir público y del decir político. Sí lo son en la autoayuda, en la neurociencia. Es decir, es como una esquizofrenia, todo lo que nos sirve en la vida personal no lo llevamos a la vida pública, a la vida con el otro. Me parece que todos sentimos lo mismo pero tenemos miedo de decir porque hay mucho patrullaje ideológico. Entonces me llama la atención la gente que escribe, que habla, que aparece en televisión, académicos, periodistas, siempre te dicen "uy, por esto me matan". Y yo digo, ¿quién te mata?. Es decir qué nos mata hoy. Y nos mata ese ojo de juicio fuerte, de descalificación en las redes, del insulto anónimo. Entonces ahí yo provoco y digo, el que es anónimo, ¿es un ciudadano? La libertad de expresión es un valor que hay que defender por sobre todo, pero ya me parece que estamos en la hora de empezar a hablar del límite de esa libertad que es la responsabilidad. No la censura, no el control, pero sí la responsabilidad.
Entonces me parece que eso hay que construirlo en la deliberación pública. Empezar a hablar de cosas de las que no hablamos. Es decir, cómo nos duele a todos ser ofendidos. Por qué la plaza pública está llena de dolor. Yo siempre digo: siempre son las madres en duelo las que ponen, es el dolor, es el sufrimiento lo que ha ido tomando conciencia de derecho para trabajar sobre eso. Ni Una Menos, es decir el sacrificio de mujeres que son golpeadas a manos de aquellos que dicen amarlas. Para no hablar de las madres en duelo porque pierden a sus hijos. Entonces me parece que ya está en la hora de una construcción alegre, democrática.

—Me gustó mucho eso que dijiste al principio, "y amorosa". Porque la ira es muy vendedora en la televisión. Un discurso amoroso sería menospreciado como poco vendedor.
— Nos parece eso. Yo como navego a dos aguas en los medios hace ya mucho tiempo siempre me decían "Norma, ¿a quién le interesa?". Y yo digo  cuidado, que entre el interés y la importancia la función del periodista es elegir lo que importa. Porque si nosotros dos gritamos, nos peleamos, nos insultamos por supuesto que vamos a estar en todas las pantallas y la gente se va a parar a mirar qué pasó con estos dos que se insultan, se pelean y demás. Eso interesa porque llama la atención. Ahora, alguien nos tiene que decir, "muchachos eso no importa, ustedes tienen una función pública, tienen responsabilidad con formar la opinión pública", porque esa es la fortaleza de la democracia.
Entonces en la medida que no tomamos conciencia de que tenemos un plus por el privilegio de hablar por los otros vamos a seguir con el minuto a minuto, que nos miren, pero sin contribuir a que el que mira entienda qué importa y qué no importa.

— Leía ayer una nota tuya en el diario La Nación donde vos ponías al diálogo, y en el caso particular de Colombia, como un ejemplo de una salida dialogada y de respeto. 
— He seguido mucho el proceso de paz. Estuve en la firma de los acuerdos. Quedé fascinada de lo que veía en la televisión durante una semana, sobre todo en los canales públicos, y eran todos mensajes amorosos, todos mensajes de paz, todos videítos de construcción, de reconocimiento al otro. Después, por suerte, conocí a una periodista que se llama María Alejandra Villamizar, que es como periodista conoció todo el proceso de la guerrilla, como joven periodista tenía naturalizadas las bombas, los secuestros, las muertes y todo lo que es el horror de la guerra. Y eso la fue increpando en el sentido de "bueno, ¿cómo salimos de esto? ¿Cómo dejamos de ver como destino histórico la violencia?" Y el presidente Santos le encomendó diseñar un programa, que por supuesto tuvo el auspicio de Naciones Unidas, de Suecia, de Noruega, y han armado algo tan interesante que se llama la conversación más grande del mundo. Es empezar a conversar, es invitar a todos a la gran mesa de la conversación. De manera digital, de manera un día en esta redacción se conversa, en este sindicato se conversa, con decálogos, es decir, "bueno, escuche, no juzgue, sea honesto". Que parecen cosas tontas pero realmente como una autoayuda colectiva, ¿no? 

El presidente colombiano Juan Manuel Santos recibiendo el Premio Nobel de la Paz por impulsar el acuerdo de paz con las FARC (AFP)

Entonces siempre me pregunto cómo puede ser que, entrando en la cuarta década democrática, nuestras palabras estén tan contaminadas. Con guerra, con confrontación, con descalificación. Cómo hablamos de las personas y no de los temas. Cómo, yo digo hablemos de los males, no de los malos. Tengo nuera española y ella siempre dice, "solo di palabras dulces, no vaya a ser que te las tengas que tragar."
Entonces son pequeños y grandes comportamientos que nos hacen sentir mejor. Yo soy de una generación que tenía la piedra en la mano. Hasta hace, por lo menos entrada la década de los 90, yo era "en contra", criticaba como periodista, y me doy cuenta que cuando hice el cambio de trabajar "a favor de", vivo mejor, soy más productiva. Es decir puedo ayudar más. Y yo creo que esto que me pasa a mí nos pasa a todos. Cuando uno cierra el corazón y empieza a desconfiar, que es lo que nos ha dejado el autoritarismo, "qué quiere, qué viene a buscar, qué hay atrás", yo creo que impide esto que estamos intentando hacer que me escuchas y que te detonará preguntas, sentimientos, emociones, pero seguramente no me vas a pegar un palo ahora estando en desacuerdo.

— Lo que siento es que para que haya, como vos planteabas, en Colombia, la posibilidad del diálogo es el reconocimiento de no ser el dueño de toda la verdad. O sea, el diálogo supone tengo ganas de escucharla a Norma porque muy probablemente voy a aprender algo, voy a desaprender algo mío. ¿Te parece que hay marco en este momento en la política argentina como para un diálogo de ese tenor?
— Bueno, el debate por la despenalización ha sido un gran avance democrático, no importan los resultados. Creo que se haya podido debatir, ha habido poca chicana, algunas, pero personas que en otras situaciones no se sentaban a dialogar me parece que han encontrado un espacio de diálogo. Y si pudiéramos trabajar con todo en el mismo sentido… El tema de la pobreza, por ejemplo. Cuando hace 24 años atrás empezó la primera Marcha Federal, yo fui simpática a ese peregrinar, porque veía dirigentes honestos, porque me parecía que estaban contrapuestos a lo que veíamos como los gordos, a la burocracia sindical, y sobre todo porque empezaba a aparecer algo que no teníamos en nuestro país que era la pobreza. Nos increpaban esos niños en la calle, lo que fueron los años 90 cuando empezamos a ver indicios de lo que hoy padecemos. Ahora, si 24 años seguís haciendo lo mismo, te uniste a los que eran diferentes a vos y la pobreza creció, fracasamos todos. Y si fracasamos todos, ¿no será que tenemos que estar todos juntos a ver cómo hacemos para que en nuestro país no haya 3 de cada 10 personas en la pobreza? Es decir, no se trata de estar acuerdo sino saber cómo podemos encarar temas de los que decimos estar preocupados, afectados. Hablamos de pobreza, hablamos de economía. Pero, ¿cómo? ¿Conversamos o hablamos?

— ¿Te parece que la experiencia colombiana de este diálogo, de esta gran conversación, podría ser aplicada en la Argentina?
— Sí, sí. Por supuesto que uno dice "bueno, no es la guerra como ellos la han tenido". No es una negociación con guerrilleros que tienen que dejar las armas, que tienen que ingresar en la vida política, una sociedad que todavía tiene mucho miedo… La prueba ha sido el plebiscito que se opuso a la paz. Bueno, pero es un proceso que ellos han iniciado.
Sin embargo nosotros, que estamos alejados del tiempo de la violencia, me parece que tenemos muy contaminada la forma de hablar, el discurso público, y me parece que lo que ellos han hecho es inspirador. Es decir, por qué no hacerlo. Por qué si otros países pueden reconocer a Mandela. Por qué como pasa acá la gente que más ha sufrido es la que menos grita, es la que menos odio tiene. Y yo confío que el corazón late igual, que vos hable de pobreza no te hace poner en una situación superior, o que hables de derechos humanos o de los desaparecidos. Eso no te da un status diferenciado. Puede darte autoridad de testigo, o puede lo que sea. Pero me parece que tenemos que construir esa conversación democrática.

— Me gusta mucho eso que estás diciendo porque me parece que es una gran formulación, el sufrimiento, el padecimiento de una situación, no te da ni siquiera inmunidad para decir cualquier cosa. Al menos autoridad de testigo para relatar tu experiencia y aportar, pero nada más que eso.
— Sí, eso es lo que a mí me impresionó siempre en el caso de Colombia -para no hablar de una situación extraordinaria como la de Mandela, que es una persona extraordinaria. Hago un paréntesis y te cuento que la hija de Mandela fue embajadora en la Argentina y la llevamos un día al Senado con María Eugenia Estenssoro y fue hermoso, ella dijo "yo no puedo ponerme en los zapatos de mi padre, pero puedo intentar caminar como mi padre". Entonces eso, posiblemente uno no puede ponerse en los zapatos de aquel que ha sufrido, que ha estado preso, que tiene desaparecidos, pero por qué no intentar una caminata juntos para que no haya más desaparecidos, para que no haya más violencia, para que no haya generaciones que se inmolen de buena fe como fue mi generación. Pero cuántos años después yo tengo que reconocer, ahora que se celebra el Mayo francés, "muchachos, ustedes hicieron la fiesta, nosotros pusimos los muertos".
Entonces algo tenemos que mirar hacia atrás, ver qué hicimos mal. Digo, hay muchos que dicen "¿por qué no hacen autocrítica? Hemos dejado eso en la Justicia, y por suerte la Justicia nos ha impedido… nos ha protegido de la venganza. Pero sigue este "ustedes y nosotros" y la verdad que la democracia no es unánime, no es para ser todos iguales, al contrario, para fortalecer las diferencias, pero tiene que haber respeto de las diferencias.

— Dijiste algo al comienzo que me pareció muy interesante sobre el concepto de patria. Digo, cuando hoy se menea esta idea de la patria está en peligro, ¿cómo reaccionás cuando escuchás eso?
— Lo que está en peligro es la democracia con esa concepción de patria. Porque la democracia es lo plural. Mi generación no era democrática. Yo siempre cuento que en la universidad cuando yo estudié periodismo estudiaba para hacer la revolución social, yo aprendí a ejercer el periodismo paradójicamente en el exilio, en España que empezaba su transición que sus empresas periodísticas nacieron con la democracia, que me hicieron firmar un compromiso con los valores de la democracia. Tenemos todos los derechos humanos incorporados en nuestra Constitución como jerarquía constitucional, es decir que estamos obligados a cumplirlos. Y sin embargo la palabra democracia no forma parte del discurso público. Entonces la patria es una concepción, "yo invoco mi patria, si vos no estás dentro no sos compatriota".

— Sos un apátrida, claro.
— Entonces me parece que esa concepción de poder, de porque yo tengo la sensibilidad social, porque yo invoco a los desaparecidos, que nos ha hecho tanto daño, que ha sido el tiempo pasado del gobierno anterior que hemos hablado mucho pero que todavía no hemos encarnado los derechos humanos. Porque a mí siempre me impresionaba, ¿cómo se pueden invocar los derechos humanos y no reconocer que soy tu igual? Esa es la riqueza de la filosofía de derechos humanos, su universalidad, que tenemos derechos solo por ser personas, que no son los gobernantes que van con una canastita distribuyendo derechos.

— Pensaba también que hoy parece que la construcción política, y no importa quién es más responsable, se basa en esto, en el "nosotros y ellos", en esta cosa de la aburridísima descripción de la grieta y demás, pero parece que construir política es azuzar el fantasma del otro, del que está enfrente.
— Cuando la política es exactamente lo opuesto, ¿no? Yo lo digo dramáticamente, aun cuando quiera huir del drama, yo creo que el cadáver que nos deja la Dictadura es la política. Y que no la hemos rehabilitado, porque a juzgar por la rabia que tiene la ciudadanía con los políticos, porque si no hay política, no hay democracia. La política es lo que hago con vos, la política es esa aventura que es vivir con el otro porque nacimos bajo el mismo cielo y estamos destinados a vivir en este territorio que se llama Argentina. Y de eso no podés huir. Hay un espacio de la aventura colectiva que tiene que tener reglas y por eso las reglas de la democracia me parece que es lo que hemos elegido en un país donde tenemos en nuestras espaldas históricas casi 60, cuántos años de autoritarismo. Entonces no asustarnos por no ser democráticos. ¿Cómo íbamos a ser democráticos con semejante historia, con semejante concepción de poder?
Ahora, resta que la ciudadanía sea responsable, que participe. Es decir, esto que cuando uno dice te dicen "ah, sos idealista". Bueno, pero si la democracia no tiene principios, ideales, es un pragmatismo brutal que nos ha llevado a donde estamos. Entonces la crisis, el fracaso, el atraso, como quieras llamarlo, yo creo que no hay ningún sector que pueda decir yo los llevo por acá. Hemos fracasado todos. Y si reconocemos el fracaso de un país que había estado entre los primeros lugares en el siglo pasado y hoy estamos en el lugar en el que estamos, ¿queremos salir de ahí? ¿Estamos dispuestos a salir de ahí? Si intentamos pequeñas acciones de reconocimiento. El insultar anónimamente en las redes, el opinar sin nombre y apellido, o sea sin responsabilidad ciudadana, ¿es participación? Fijate lo que ha pasado con los indignados en Turquía, en Egipto, desembocó en dictaduras, o en autoritarismos o en gobiernos autoritarios. Entonces hay tanto para debatir, tanto para intercambiar, que me parece que la conversación tiene que ir por ese lado, ¿no?

sábado, 16 de diciembre de 2017

¿Tiene el gobierno de Macri un ejército de trolls para acosar a los que lo critican?... @dealgunamanera...

¿Tiene el gobierno de Macri un ejército de trolls para acosar a los que lo critican?


El especialista Luciano Galup analiza el fenómeno del troll cibernético, la relación del Gobierno con las redes y los periodistas hostigados por Twitter

© Escrito por Luis Novaresio  el sábado 16/12/2017 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El periodista de Infobae Ernesto Tenembaum era uno de los invitados al programa de Mirtha Legrand de hace pocos días.   Intercambió algunas ideas al aire con la vicepresidente de la Nación,  incomodando con sus preguntas a Gabriela Michetti respecto de la ley previsionales, el submarino San Juan y otros temas. Twitter, entonces,  estalló con una andanada de críticas al periodista convirtiéndolo en trending tópic y acusándolo de ser funcional al kirchnerismo. "Tenembaum K", "traidor" y otros adjetivos se expandieron rabiosamente por las redes.

¿Los tuits eran de amas de casa, empleados o simples ciudadanos como se presentaban en los perfiles de sus autores?
Luciano Galup, especialista en redes sociales y en opinión pública es contundente: "No. Lo ocurrido allí demuestra cierto nivel de organización atrás del ataque.  Se equivocaron con el apellido de Ernesto, entonces hubo mil quinientos tuits que terminaban el apellido en "n" en vez de en "m", que es como debe escribirse el apellido de Tenembaum. Con lo cual ahí se demostró rápidamente lo que pasaba, porque es bastante difícil convertir en tendencia un apellido equivocado si no hay atrás una organización. Y después lo que se detectaba era un esquema típico de ataque de ciber tropas; te diría que tiene que ver con una cantidad de retuits medio rara para cuentas que son manejadas manualmente, alrededor de un tuit cada veinte segundos", puntualizó el especialista.

Este es un mero ejemplo de un fenómeno cada vez más expandido. algo así como el acoso cibernético para instalar temas de debate o para quebrar la opinión del que disiente. ¿Cómo funciona y qué es un troll? ¿El Gobierno tiene a su disposición una red de acosadores cibernéticos? ¿Es un buen negocio ser troll? Estos y otros temas, fueron abordados por Galup en los estudios de Infobae. Aquí, la transcripción de la entrevista completa.

—¿Qué es un troll?
—Un troll es una cuenta orientada a atacar, a generar ruido, a molestar. Nace previo a las redes sociales, viene de la cultura de los blogs, de los comentarios. Y está orientada a atacar o a violentar la discusión pública en lo digital.

—¿Es un ser humano, es un algoritmo, es una máquina? ¿Qué es?
—No, un troll es un ser humano que puede ser anónimo o no. Puede ser una cuenta que no está identificada con la persona, en líneas generales es eso. Después hay otra cosa que se conocen como bots, que son cuentas automatizadas. Muchas veces también lo que puede pasar es que haya una cuenta mixta, que por momentos está automatizada y por momentos tiene comportamiento humano porque hay un humano atrás administrándola. Pero en líneas generales el "trolleo" es una actividad casi humana en su mayor parte.

—O sea, un conjunto x de personas que deciden vamos a decir que Novaresio tal cosa, y se instala en eso y con la reproducción incluso de algunos incautos e ingenuos.
—Sí, puede ser organizado o así como vos decís, "vamos a decir esto", o que se organice en función de ver qué es lo que se está hablando en redes sociales en ese momento y empieza una organización más celular te diría, no es que hay una única organización que decide atacar a alguien sino que hay varias organizaciones, incluso algunos espacios más individuales de cierta participación que deciden atacar porque ven qué es lo que está pasando en ese momento.

—Contame de la experiencia argentina o de la que vos quieras, cuál es el que más te impactó por lograr construir esto, un discurso, una sensación, un ánimo.
—Bueno, en el mundo lo que se está discutiendo es el tema Rusia. Justo el otro día, te comentaba, salió en El País una nota que contaba la historia de una periodista finlandesa a la que por investigar el sistema de trolls rusos le destruyeron la vida a partir de noticias falsas y noticias inventadas. Y en Argentina hubo un par de acciones bastante pesadas te diría durante la discusión del tema Maldonado. Hubo una particularmente muy cruel, que era preguntarle a Sergio, el hermano, dónde estaba Santiago en un momento en el que él le entregó una mochila y una evidencia al juez. Ese día fue bastante particular la crueldad que tuvo el ataque sobre todo teniendo en cuenta que era una víctima. Y el ataque a la víctima generalmente te ablanda.


—Este es el efecto. ¿El troll generalmente está en Twitter o todas las redes sociales?
—No, es en todas las redes sociales; lo que tiene Twitter es que es una red mucho más informativa y en la cual hay muchos más líderes de opinión, con lo cual una parte importante del accionar que tiene que ver con atacar o deslegitimar posiciones de líderes de opinión o de periodistas se nota mucho más ahí, porque está mucho también orientado a generar autocensura o disciplinamiento en la conversación social.

—Me parece que hay dos efectos. Uno que es éste, crear una suerte de conciencia o de opinión. Y la otra, sobre el que es opinado genera una suerte de ruido emocional digamos, genera como una suerte de autocensura, ¿no?
—Sí, te diría que ese es el principal objetivo. Porque el de generar opinión pública es mucho más reducido y mucho más limitado, no es tan simple. Se genera opinión pública a través de las tendencias, los famosos hashtags o trending topics pero el primer objetivo es mucho más orientado a cercenar el debate público en términos de atacar o deslegitimar a los que son autoridad o los que están participando de ese debate, mucho más orientado a disciplinar o generar instancias de autocensura que de manipular a la opinión pública e términos de generar una cantidad importante de información alrededor de eso.

—O sea, el "trolleo" lo que busca es disciplinar y quebrar a una persona que opina de manera distinta a este grupo.
—Es uno de los objetivos, sí. Te diría que hay tres grandes objetivos: uno es ese, el disciplinar, el generar espacios de autocensura. El otro tiene que ver con romper la discusión: si hay una discusión que se está dando en términos democráticos en un espacio digital es entrar a romperla, a generar mucho ruido no para imponer una visión propia sino para quebrarla, para que no haya más discusión a partir del ataque. Y un tercero que tiene que ver con instalarte más agenda que es mucho más dificultoso y cuyos efectos si bien no están del todo estudiados es más limitado te diría.

—De tu análisis como consultor y como experto, ¿ quiénes son los más expertos en "trollear"?
—¿En Argentina o en el mundo?

—En Argentina.
—En Argentina hay un dispositivo bastante vinculado ideológicamente al discurso oficial. Imposible saber si está vinculado orgánicamente pero sí muy vinculado ideológicamente o discursivamente que lo que tiene es una capacidad muy grande de instalación de tema y de ataque a partir de cuentas muy robustas, con muchos seguidores y con una autoridad muy grande dentro de la propia comunidad de trolls. Las redes son espacios jerárquicos, son espacios nodales, y lo que pasa es que hay un nodo alrededor, nodo es una serie de cuentas hablando alrededor de un tema, y esos nodos son bastante profesionales te diría, bastante pesados en cantidad de seguidores y en capacidad de instalar temas.

—Vos decís que no podés vincularlo directamente con la estructura de gobierno pero piensan como el oficialismo digamos.
—Sí, incluso por momentos lo corren un poco al oficialismo. Por ejemplo, pasó con la designación de la hermana de Triaca que justo esas cuentas tenían una actividad bastante particular, enojadas con esa designación. O sea que te diría que son los fans, los ultras. Lo que pasa es que esos ultras generan un problema que es un discurso público bastante violento y bastante roto en términos de escucha y de circulación democrática de la palabra.

—¿El troll es un fanático o es un opinador rentado?
—Pueden ser las dos cosas, un troll puede ser un fanático, incluso muchas veces puede ser un espacio de participación de militancia en algunos casos. Y después es un negocio. Por ejemplo, hablábamos antes del esquema ruso, la participación en Estados Unidos durante las elecciones de esquemas de trolls y de noticias falsas quedó demostrado que tenía mucho que ver también con un negocio. Por ejemplo había un grupo de macedonios que fabricaban noticias falsas para Hillary y para Trump y se dieron cuenta que los republicanos hacían más clics en las noticias que los demócratas, con lo cual empezaron a trabajar para Trump pero porque les generaba más ingresos.

—Era un negocio.
—Exactamente.

—O sea, la elección que dirimieron Hillary y Trump estuvo bien "trollizada".
—Bastante, sí. De hecho pasa algo particular que es tema de debate en el Congreso de los Estados Unidos en este momento, la influencia en redes sociales de trolls y bots especialmente rusos alrededor de la estrategia de campaña de Trump.

Trump vs. Hillary, batalla política… y en las redes durante el 2016

—¿Cómo te parece que debe mensurarse la legítima libre expresión con la protección de la información de mala fe o el dolo en esto?
—Mirá, en principio la tecnología siempre llega antes que la regulación, con lo cual tenemos la tecnología y no tenemos la regulación. No sé si hay una resolución a partir de legislación alrededor de esto, sí me parece que hay una responsabilidad en los actores sociales y en los líderes de opinión de no convertirse ellos en trolls. Porque muchas veces lo que habilita la palabra violenta o el ataque tiene que ver con reproducción de líderes de opinión de carne y hueso que participan en redes en una actitud bastante similar a la de un troll.

—Hiciste un análisis de interacciones cuando Ernesto Tenembaum estuvo en el programa de Mirtha Legrand con Gabriela Michetti. ¿Me contas qué viste ahí?
—Ahí lo que pasó fue que Ernesto Tenembaum tuvo intercambios de opiniones con Gabriela Michetti y en ese mismo momento una comunidad grande en Twitter sale a atacarlo con una particularidad que demuestra cierto nivel de organización atrás del ataque que es que se equivocaron con el apellido, entonces hubo mil quinientos tweets que terminaba el apellido en "n" en vez de en "m", que es como se escribe el apellido de Tenembaum. Con lo cual ahí se demostró rápidamente lo que pasaba, porque es bastante difícil convertir en tendencia un apellido equivocado si no hay atrás una organización. Y después lo que se detectaba era un esquema típico de ataque de ciber tropas; te diría que tiene que ver con una cantidad de retuits medio rara para cuentas que son manejadas manualmente, alrededor de un tuit cada veinte segundos, un retuit cada veinte segundos. Es bastante raro que haya una persona que durante dos horas hace doscientos cuarenta tweets o ciento veinte tweets.

—Y que se muestra como ama de casa, como persona común y corriente que está mirando la tele y retuitea cada veinte segundos.
—Claro.

—Cuesta creer que esto sea espontáneo, ¿no?
—Es que parte del desafío es que esas cuentas pasen como cuentas normales, como una cuenta más dentro de la comunidad para poder hacer que tengan participación disimulada en este tipo de acción.

—Seguro que después de esta nota vamos a tener algún "trolleo".
—Es muy probable. Esperemos que no sea mucho.

—¿Y cómo te manejas vos personalmente con eso?
—No, en principio con la premisa de "no alimentes al troll", un poco es esa la conversación en redes. No contestando. Bloqueando cuando uno detecta efectivamente que son o cuentas falsas o que no pertenecen a personas reales. Y después con mucha paciencia y la verdad que bastante preocupado por hacia dónde va en términos del debate público si este tipo de organizaciones o este tipo de actitudes continúan no solo acá sino que te diría a nivel global. O sea, el vínculo trolls, bots y noticias falsas es un combo bastante complejo para la discusión democrática no solo en la Argentina.


—¿Sirve no solo bloquear sino denunciar en Twiter, pasa algo o no pasa nada?
—Pasa poco, Twitter es una red bastante poco amable a las denuncias. En parte por eso es la crisis que atraviesa, tiene que ver con que es una red con un debate bastante sucio. Pero de todas maneras sirve. Es lo único que podés hacer si alguien te molesta o te ataca, denunciarlo por acoso. es una forma de decirle a Twitter que esa cuenta está generando ruido en la comunidad.

—Mandale un mensaje a los trolls que nos están mirando o leyendo en este momento.
—En principio me parece que hay actitudes que deberían reverse en términos de no atacar a víctimas o no ensuciar el debate público. Sobre todo con mentiras o con información falsa muy pesada sobre algunos de los personajes sobre los que se trabaja.

—Imagino esta idea de un jefe de Gabinete o un ex presidente con, qué sé yo, yo con un grupo de señores en un cuarto diciendo "enter, enter".
—No, no, no veo eso como un escenario real, me parece que está mucho más organizado en células, mucho más alejado. Sí puede tener vínculo a partir de algunos espacios de militancia mucho más lejanos. Pero yo no me imagino a ningún responsable de comunicación de rango alto que esté atrás de o que esté encima de este tipo de prácticas. Aunque a veces te pueden beneficiar y sirven y dejás que corran, no es algo que incline mucho la balanza más allá de esto que hablábamos antes de cómo presiona a los líderes de opinión y a los periodistas a partir de evitar que opinen.

—A los que te quieren leer o te quieren seguir, ¿cómo hacen, dónde te encuentran? —La cuenta de Twitter, @lgalup 



martes, 26 de septiembre de 2017

La ley y el poder… @dealgunamanera...

La ley y el poder…

ENIGSMAN. Foto: Pablo Temes.

Nisman y Maldonado tienen el dudoso rol de la Justicia en común. De cara a octubre.

Las novedades que se están produciendo en el caso de la muerte del ex fiscal Alberto Nisman y lo que está sucediendo con el caso de la desaparición de Santiago Maldonado grafican las falencias groseras que exhibe el sistema judicial argentino.

Nada debería sorprender mucho acerca de este verdadero talón de Aquiles de nuestra estructura institucional a la luz de los antecedentes que se han venido registrando a lo largo de estos 32 años de democracia que supimos conseguir. Ahí están para dar cuenta de ello los atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA y la desaparición de Jorge Julio López que ilustran suficiente y brutalmente sobre esta fatal y letal verdad. 


A Alberto Nisman lo mataron. Y, como bien lo señaló el fiscal de Cámara Ricardo Sáenz, los que lo hicieron se encargaron de dejar todas las huellas necesarias para que se supiera efectivamente que lo habían asesinado. Nunca se sabrá si imaginaron que la investigación sería hecha de la manera tan groseramente errónea como se hizo.

Santiago Maldonado desaparece el 1º de agosto y el juez dispone un rastrillaje por el territorio y el río –escenario de los hechos– un mes después. Además da un reportaje en el que adelanta opinión sobre el caso sabiendo que eso es el pasaporte a su recusación. De tan burdo que fue, pareció hecho a propósito.

Dudas legales. 

Estamos frente a un problema grave que concierne a la dirigencia política. Tiene que ver con la calidad de jueces y fiscales que muchas veces han sido nombrados por responder al interés del gobierno de turno.

La idea de designar en muchos de esos puestos a personas funcionales al poder es absolutamente opuesta al concepto de independencia e idoneidad de los funcionarios judiciales. Por eso es tan frecuente encontrar a jueces y fiscales tan poco poco idóneos para llevar adelante investigaciones y causas complejas.

Por otro lado, los “errores” y las omisiones que se cometen en los momentos iniciales de estas investigaciones terminan por clausurar cualquier posibilidad de esclarecimiento de estos casos, lo que equivale a un verdadero pasaporte a la impunidad.

Ya estamos en tiempo de campaña para las elecciones del 22 de octubre próximo. En el Gobierno hay sensaciones encontradas. Por un lado hay alegría a causa del repunte que muestran las encuestas. Por el otro, cierto temor y sigilo porque la ventaja continúa siendo ajustada, circunstancia que es poco probable que se modifique. Por ende, hay una consigna que baja desde el mismo Mauricio Macri en la que abiertamente se exhorta a los funcionarios a no caer en un exitismo que les termine jugando en contra.

Hoy la ventaja sobre Unidad Ciudadana ronda los los 5 puntos.

Hay quienes sueñan con que se conviertan en 10. Son los menos; la mayoría de las voces –que son más cautas– recuerdan que esa cifra no es determinante.

No quieren caer en el mismo microclima en que cayó Cristina Fernández de Kirchner antes de las PASO.

El cambio de estrategia tiene que ver con la participación del Presidente. Será mayor en territorio bonaerense: “Hay que generar hechos, repetir mensajes, polemizar y reforzar lo nuestro. Mauricio tiene que salir a hablar, porque mientras nosotros estemos callados ellos seguirán usando el caso Maldonado como bandera y agitando la juventud con las tomas en los colegios y otros temas. Tenemos nuestra propia bandera que es la construcción de un país mejor. Lo estamos haciendo, los índices empiezan a acompañar, pero hay que salir a agitar esa bandera”, dice una fuente que conoce lo que se piensa en las altas esferas del poder.

En el massismo empieza a pasar la desazón por el cachetazo en las PASO y ya se preparan para contener fugas de cara a octubre. “La elección ya está polarizada pero apostamos a mantener lo que cosechamos hasta acá . Lo que se perdió ya es cosa del pasado y no dejaremos que haya mas bajas”, asegura una legisladora. Una fuente cercana al ex intendente de Tigre agrega: “La apuesta es a sostener el voto. Estamos a la espera de resultados de nuevos sondeos pero el número hoy ronda el 14 por ciento”. 

Casi idéntica es la posición en Cumplir. Florencio Randazzo lucha a brazo partido por retener su cosecha en las PASO.

Siempre Cristina.

La ex presidenta, por su parte, hizo una nueva aparición pública a través del reportaje que le concedió a Víctor Hugo Morales. El impacto fue menor al que tuvo el que le realizó Luis Novaresio. Se entiende: todo lo de CFK es repetitivo.

Su distorsionada apreciación de la realidad aflora a cada minuto, no tanto por las críticas hacia el gobierno actual sino por la falta absoluta de autocrítica sobre lo que fueron los doce años del kirchnerato.

En el medio de este acontecer debería prestársele mucha atención a algo que, durante la semana, dijo el senador Miguel Angel Pichetto sobre lo que está pasando en el Sur.

“Hay un tufillo a senderismo y mucho protomontonerismo, algo que no existía hace diez años”, expresó durante la presentación del quinto número de la revista Movimiento 21.

Ningún dirigente político debería hacerse el distraído ante esto. Es lo que enseña la historia.

Producción periodística: Santiago Serra.





domingo, 17 de septiembre de 2017

CFK... Falsa verdades... @dealgunamanera...

Los “olvidos” de CFK…

Mentiras verdaderas. Cristina Kirchner. Dibujo: Pablo Temes

Lo que la ex presidenta argumentó en el reportaje sobre su gestión no fue la realidad.

© Escrito el domingo 17/09/2017 por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

A lo largo de las dos horas que duró la entrevista que le realizó Luis Novaresio a Cristina Fernández de Kirchner quedaron expuestas sus actitudes manipuladoras, la selectividad de sus recuerdos y de su apreciación de la realidad, su carencia de autocrítica, sus contradicciones y sus falacias. Su Hubris no ha cambiado en lo más mínimo. Cuando, hace unos años, quien esto escribe le preguntó a uno de los médicos de nota que atendieron a la ex presidenta de qué hablaba en la conversación cotidiana, su respuesta fue categórica: “Cristina habla sólo de ella y de su percepción de la realidad; la de los demás no importa”. Es lo que se vio y se escuchó en la tarde del jueves último. De las muchas cosas que dijo, nos detendremos aquí sólo en tres.

Perlitas. 

La primera fue cuando señaló que si ella fuera un factor de división del peronismo se autoexcluiría de la candidatura presidencial en 2019. En verdad, esa afirmación dejó en claro dos cosas: una, que su real voluntad es volver a la presidencia, objetivo para cuya concreción el triunfo en la elección de octubre es clave; la otra, su apreciación distorsionada de la realidad; ¿quién, si no ella, es la principal responsable de que no haya hoy la unidad en el peronismo bonaerense por la que ahora clama y que necesita? “Las encuestas nos dicen que ganamos con el 50% de los votos” fue la respuesta que, a manera de negativa, obtuvo Florencio Randazzo cuando le pidió a CFK ir a una interna, según declaró el senador Juan Manuel Abal Medina en una entrevista por Radio Continental.

La segunda respuesta sobre la que nos detendremos fue cuando, al ser interrogada por el caso Venezuela, dijo que en la Argentina no hay Estado de derecho y tomó como uno de los casos para dar fundamento a su inexacta afirmación el referido a las intenciones del gobierno de Mauricio Macri de desplazar a la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó. Olvidó –como olvidó a las 51 personas fallecidas en la Tragedia de Once, y como olvidó también decir que la patota que asesinó a Mariano Ferreyra respondía a José Pedraza, hombre de cercanía con su gobierno, en una zona liberada por la Policía Federal– mencionar el caso del desplazamiento del ex procurador Esteban Righi. Vale la pena recordar el hecho que nos retrotrae al caso Ciccone, que en poco tiempo más tendrá en el banquillo de los acusados a Amado Boudou.


#enelmientrastanto... ¿Dónde está Santiago Maldonado...?

Todo comenzó el 4 de abril de 2012 con un allanamiento ordenado por el fiscal federal Carlos Rívolo en un departamento del piso 25 del edifico ubicado en Juana Manso 740, en las torres River View, propiedad del entonces vicepresidente, que le alquilaba Alejandro Vandenbroele, uno de los acusados en este escándalo por haber estado a cargo de la planificación de la maniobra que buscó sacar de la quiebra a Ciccone. En el procedimiento se encontraron evidencias documentales –pagos de expensas– que pusieron al descubierto las relaciones entre ambos. Recuérdese que Boudou negaba conocer a Vandenbroele. El día en que se realizó el allanamiento, el vicepresidente se encontraba en San Carlos de Bariloche con CFK.

Furioso ante este hecho, el 5 de abril de 2012 –Jueves Santo–, en una sonada conferencia de prensa que dio en el Congreso, el entonces vicepresidente acusó a Righi de estar relacionado con el hecho del allanamiento como represalia por no haber contratado a su estudio en ocasión de una oferta que dijo le habían hecho durante su desempeño en la Anses y como ministro de Economía, para “aceitar” a jueces federales.

Righi, que había sido designado como procurador general de la Nación por el ex presidente Néstor Kirchner el 23 junio de 2004, negó que esto hubiera sido así. La reunión existió y, según narran sus allegados, se hizo a pedido expreso de Boudou. El entonces procurador reaccionó con indignación y, conocedor de la trastienda política y de los personajes del momento, comprendió rápidamente que Boudou jamás podría haber dicho lo que dijo sin el apoyo de la ex presidenta. Por lo tanto, renunció.

No se recuerda que CFK haya hecho algo para apoyarlo ni dicho que semejante reacción de su vice era ultrajante para el Estado de derecho. Era claro que él hubiera pretendido que el procurador frenase la investigación del fiscal.

Por otra parte, si hay algo que ha protegido a Gils Carbó de ser removida de su cargo más allá de los deseos del Gobierno, es la plena existencia de un Estado de derecho.

CFK tampoco se acordó de mencionar la brutal embestida contra el fallecido ministro de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Fayt, a quien, como a tanta otra gente que no se le sometía, detestaba. A Fayt, un magistrado a quien mucho le debe la República, se lo intentó remover a través de un juicio por insania.

Cuando habló de la libertad en su gobierno –en verdad es un todo que abarca al de su difunto esposo–, olvidó también mencionar hechos que la desmienten absolutamente. Al siempre recordado Pepe Eliaschev se lo echó de Radio Nacional por orden expresa de Néstor Kirchner. Luis Juez fue testigo presencial de esa orden.

A PERFIL, el ex presidente buscó ahogarlo económicamente para lograr su cierre. Lo hizo a través no sólo de la supresión de la publicidad oficial sino también de la presión sobre las empresas privadas para que no anunciaran en el diario.

La Ley de Medios tuvo como único objetivo la destrucción de Clarín y, específicamente, de TN. A Daniel Hadad lo forzaron a vender su grupo de radios y el canal C5N a Cristóbal López, quien no bien concretó la compra dispuso el despido de Marcelo Longobardi, el líder de la primera mañana radial, por expreso pedido de CFK. También se utilizó la AFIP para perseguir a los periodistas a los que la ex presidenta detesta –entre los que estamos–.

Todas éstas son muestras de lo que fue un gobierno intolerante y autoritario.

Ante tantos “olvidos”, me permito un humilde consejo a quien va a ser nuevamente senadora de la Nación con aspiraciones presidenciales: tal vez no le vendría mal una consulta con el doctor Facundo Manes, especialista en temas de memoria de renombre internacional, que supo ser uno de sus muy buenos médicos.

Producción periodística: Santiago Serra.