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martes, 22 de enero de 2013

El dólar no es cultural… De Alguna Manera...


El dólar no es cultural…


Pese a la insistencia del gobierno en considerar al dólar como una “patología” cultural, quienes trabajan y ahorran siguen optando por dicha moneda como reserva de valor. Por supuesto que más allá de los ardides del kirchnerismo y aliados para tratar de confundirnos, lo cierto es que no debiera extrañarnos la huida que el argentino hace del peso. Lejos de deberse a una antipatía inexplicable propia de la cultura, nuestra historia da sobradas pruebas del “por qué” este país no da garantía en materia de estabilidad monetaria.

Desde el primero Perón a la fecha, el promedio inflacionario nacional ha sido de un 29% con una fuerte suba entre los períodos 1973-1988, que se disparó a un 150%. Ya en 1989, con un presidente totalmente desatendido de la economía se batió todos los records en la asignatura al escalar a un temerario 3200%.

Fue finalmente en el período que comprende la época del menemismo donde se logró paliar la pesadilla inflacionaria, sólo que se hizo contrayendo deuda e incrementando el gasto público al mismo tiempo. Grave error del que ya atestiguamos las consecuencias (semejanza: el menemismo nos sacó de una crisis hiperinflacionaria y nos sumió en otra que derivó en un caos social. Lo mismo hizo Kirchner en 2003, nos sacó, con ayuda de Duhalde de 2001-2002; veremos como termina).

Visto y considerando que Argentina ha naufragado por infinidad de vaivenes respecto a su moneda, demonizar al ciudadano argentino (que es precisamente es desde los mentados períodos que nace su amor por el dólar) por querer resguardar sus ahorros en un “papel” con mayores avales raya el ridículo.

Es claro que a los distintos gobiernos les ha importado más subsanar el impacto político que implican los desajustes económicos que atender a la propia economía. Lo que no terminan de comprender, es que la resolución de esta última viene aparejada con su imagen como gobernantes.

Más que enlodarse en ambiciosas pretensiones como fue el caso de la famosa “tablita” en su momento- impulsada por el ministro de entonces, José Alfredo Martínez de Hoz- y el “corralito cambiario” hoy, debieran recordar el postulado máximo del Banco Central de la República Argentina: “preservar el valor de la moneda” (Vale recordar que el cartel que contenía éste mensaje fue retirado).

Que hay inflación le consta a cada uno de los que habitamos esta tierra, lo triste es que las herramientas para combatirlas sean la mentira, la prepotencia y el ataque a quienes pretenden resguardar lo que han obtenido con el sudor de su frente. Lastimosamente ya no se discrepa en los métodos para, sino que unos han optado por desconocer el problema.

El indicador del gobierno se deslegitima por sí solo con cada enunciado mientras que los acólitos funcionarios del oficialismo se desprestigian cada vez que restan importancia a la desvalorización del peso. Es evidente que la postura no esta en vísperas de ser modificada; en absoluto. Mienten descaradamente y pareciera no importarles.

La percepción del ciudadano común, muy distante a la clase privilegiada que conforma el staff K, es diametralmente opuesta. Quien quiere hacer sus negocios lo hace a razón de lo que muestran los elevados precios. Claro que este dato no interesa a quienes hoy blanden las riendas del poder.

El gobierno, emisor de una moneda que cada día se debilita más gracias a una serie de factores que conforman su política económica, bajo el eufemismo de “lo patriótico” quiere convencer a toda una nación para que pierdan un 25% de su capacidad de compra anual.

Actualmente el mercado considera barato un tipo de cambio en el orden de los $ 6,20 por dólar mientras que el monopolio del dinero decide mantener un inexistente “cambio oficial” (a estas alturas sustituido por el “blue”), pesificar deuda en dólares, hostigar a los viajantes, exigir información a las agencias de turismo y, en síntesis, perseguir a todo aquel que cometa la intrepidez de “soñar en verde”.

Mientras el gobierno siga emitiendo a una tasa del 35% anual y en consecuencia repetir los mismos yerros que sus antecesores, bien podremos afirmar que el problema del dólar no es cultural, es de sentido común.

© Escrito por Federico Perazzo y publicado el sábado 13 de octubre de 2012 por http://www.perspectivaspoliticas.info