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domingo, 11 de diciembre de 2022

Sin sorpresas… 


Resorte. Dibujo: Pablo Temes 

Como se preveía, la justicia falló contra la vice. Efectos políticos. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 10/12/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.



No hubo sorpresas. No había ninguna razón para que las hubiera. Cuando Jorge Gorini, flanqueado por Andrés Basso y Rodrigo Giménez Uriburu, comenzó puntualmente a las cinco y media de la tarde del martes 6 de diciembre el veredicto de la causa Vialidad, llegó, al fin, un largo proceso judicial al que Cristina Fernández de Kirchner trató de frenar desesperadamente.

Ella sabía que iba a ser condenada. Y lo sabía porque, más allá de su relato, ella sabe que todo lo que en el juicio se comprobó es verdad. Por eso fue tan mala su defensa, tanto la que encaró ella misma en su calidad de “exitosa abogada”, como la de su abogado, Carlos Beraldi. “El problema que tienen Cristina y sus abogados es la contundencia de las pruebas. No hay quien pueda ayudarla a rebatirlas”, coinciden en señalar voces de Comodoro Py conocedoras de lo que allí sucede.

Por eso su discurso inmediatamente posterior a la lectura del fallo fue tan deslucido y desenfocado. La única parrafada más o menos jurídica que desarrolló, en la que se refirió al artículo 173 del Código Penal, fue muy mala.

En ella, lejos de negar la existencia del delito allí descripto, lo que hizo fue intentar tirarles la responsabilidad tanto a los legisladores que aprobaron los presupuestos en los que se incluían las cuestionadas obras adjudicadas a Lázaro Báez a valores exorbitantes, como a sus ex jefes de Gabinete que dispusieron las correspondientes ejecuciones de las partidas asignadas. Nada que sorprenda.

El resto de su perorata fue para referirse al viaje a Lago Escondido de un grupo de jueces, fiscales, ex agentes de inteligencia y empresarios, hecho bochornoso que debe investigarse, pero que nada tiene que ver con la causa por la que la Vicepresidenta ha sido juzgada ni con los jueces que la condenaron.

Más temprano que tarde se conocerán en detalle los aprietes contra el TOF 2 de parte del kirchnerismo

Más temprano que tarde se conocerán con todo detalle los aprietes contra los integrantes del Tribunal Oral Federal 2 –todos nombrados por CFK– que se pergeñaron desde el kirchnerismo. Lo intentaron todo.

Las reacciones que desde el martes hasta la fecha se han producido en el ámbito del peronismo no ha hecho más que desnudar la imposibilidad de poner en práctica medidas concretas que permitieran modificar lo que a la expresidenta en funciones más la afecta y desequilibra: su situación de condenada.

Ello quedó expuesto en la cena realizada en la misma noche del martes 6 en Ensenada, en la que acompañaron a CFK los integrantes de su círculo cerrado. “Tenemos diputados, senadores, gobernadores, intendentes, concejales; usémoslos”, se dijo allí.

El problema es que ninguno de ellos tiene poder sobre los jueces. Y esto es, en verdad, un problemón. Para intentar tener injerencia y presionar a jueces y fiscales, el oficialismo debería tener mayoría en las dos cámaras del Congreso. Esa mayoría, hoy no la tiene.

Presión. El otro inconveniente que tiene CFK para llevar adelante una tarea de apriete político, es que hoy ella y el peronismo son gobierno.

Para que se entienda mejor el significado de esto, vale una extrapolación: si hoy gobernara No tan Juntos por el Cambio, el kirchnerismo le pararía el país y le causaría un daño político severo a su posibilidad de gobernar. Pero, ha querido el destino que hoy en día el peronismo sea oficialismo.


Hoy, CFK es el Gobierno. Por lo tanto, si se parara el país indefinidamente, el gobierno de CFK quedaría paralizado. ¡Qué paradoja del destino!  Quien mejor maneja la calle se encuentra atado de pies y manos para hacerlo.

Entre tanto, la agenda del presidente Alberto Fernández siguió navegando en la intrascendencia si no fuera por la reunión del Mercosur realizada en Montevideo, donde asumió la presidencia pro-témpore del bloque regional.

Una perla para destacar por su cinismo. Fernández intentó darle cátedra a Lacalle Pou y arremetió sin ponerse colorado: “Cuando en una sociedad las reglas se incumplen, alguien las está rompiendo”.

Sus palabras hicieron referencia a la intención de Uruguay de firmar tratados por fuera del bloque común. El presidente uruguayo, en un acto de generosidad y respeto a la investidura, le hizo precio. Eligió callar respecto a las atrocidades que el propio Fernández comete día a día en nuestro país, degradando su figura y las reglas que deberían imperar en un país serio.

El kirchnerismo no sólo no tiene límites sino que pisotea las reglas, las leyes y los acuerdos a su antojo para acomodarlas a su relato de fábula, que sólo le sirve para contener a un grupo de fanáticos.

Más claro, agua.



   

domingo, 4 de diciembre de 2022

Sufrir y soñar… @dealgunamaneraok...

 Sufrir y soñar… 

Barrabravas, Cristian Ritondo. Dibujo: Pablo Temes.

Mientras el Gobierno aumenta sus desmanejos, la gente padece. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 03/12/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

En la Argentina pasan cosas dentro del ámbito de la política durante el Mundial de Fútbol. Son hechos lamentables y peligrosos como, por ejemplo, lo sucedido el jueves pasado en la bochornosa sesión de la Cámara de Diputados en la que el oficialismo intentó extender por otro año la designación de Cecilia Moreau como presidenta del cuerpo. 

El escándalo al que contribuyeron tanto el oficialismo cuanto la oposición, fue causado por la negativa del Frente de Todos contra Todos de frenar el ingreso de la diputada Reyes, de No tan Juntos por Cambio, al Consejo de la Magistratura. El objetivo tanto de esta maniobra como la del Senado de desobedecer la decisión es claro: paralizar el funcionamiento del Poder Judicial. Los ataques no cesan. 

Salvo una sorpresa, el fallo que le aguarda a Cristina Fernández de Kirchner debería serle adverso. El cúmulo de pruebas es de tal magnitud que sería un escándalo que se le absolviera. La debilidad de sus argumentos obligó a que toda la estrategia defensiva de su abogado, Carlos Beraldi, tuviera un enfoque exclusivamente político. 

Las últimas palabras que pronunció la vicepresidenta el martes pasado fueron del mismo tenor. Habló de un “pelotón de fusilamiento”, una definición absolutamente falaz. Quienes la están juzgando son jueces de la Constitución a los que ella misma nombró.

El fallo que le aguarda a CFK debería serle adverso por el cúmulo de pruebas. 

Lo que en verdad se esconde en este Niágara de descalificaciones que enunció la expresidenta en funciones es el temor a la condena. Ella sabe que nunca irá presa. La afectan dos cosas: pasar a ser una persona con prontuario y los títulos de los medios. Para alguien que ha hecho del relato uno de los elementos clave de su accionar en la política, “Cristina condenada”, sin dudas el título que más se replicará si el fallo así lo determina, la perturba profundamente. No sólo la perturba; también la desequilibra emocionalmente. 

Al fin de cuentas, ingresará al club que ya integran su ex vicepresidente de la nación Amado Boudou, el ex Ministro de Planificación Julio De Vido, el ex secretario de Obras Públicas que fue sorprendido revoleando bolsos con dinero, José López, y el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime. 

Los llamados a resistir el posible fallo condenatorio a la vicepresidenta por parte de sus acólitos representa un desafío para la institucionalidad de nuestro país. Sin institucionalidad no hay democracia. Hasta que la sentencia quede firme, le resta a CFK un largo camino por recorrer en el ámbito de la Justicia a través de las apelaciones. 

Nada de esto parece serle suficiente. Las puebladas que se estimulan desde el kirchnerismo son un arma de doble filo. Tienen como objetivo desobedecer un fallo judicial. Tienen, además, el riesgo de derivar en actos de violencia. Son como una caja de pandora: una vez que se abre, nadie sabe en qué puede terminar. 

En el Gobierno algunos se jactan de que, quienes agitan la calle, son personajes secundarios. Entre ellos está Luis D’Elía, un hombre profundamente violento y antidemocrático. Pero también hay sindicalistas y líderes sociales como Juan Grabois que hace pocos meses increpó directamente al presidente de la nación Alberto Fernández enrostrándole la inflación y el hambre de la gente.   

Medidas retrógradas 

En el Frente de Todos contra Todos deberían reflexionar sobre ello. Al jurar como Vicepresidenta de la Nación, CFK prometió observar y hacer observar de cuanto ella dependa la Constitución Nacional que, entre otras cosas, contempla la división de poderes. Sus ataques al Poder Judicial son exactamente lo contrario de lo que prometió. La mentira está en la esencia del kirchnerismo. Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago. 

En tanto, en un clima social y económico cargado de tensión, donde los dólares escasean y las empresas no pueden importar productos terminados y, en muchos casos, tampoco insumos para la producción, el Presidente de la Nación decidió que era un buen momento para comprar un avión presidencial. El Gobierno desembolsará más de 22 millones de dólares. La operación se llevará a cabo mediante una ampliación presupuestaria que se financiará, además, con un crédito de la Corporación Andina de Fomento, con un plazo de 10 años. 

Mientras tanto la gente sufre el ajuste donde manda el tarifazo. Las boletas de AySa que dejaron atrás los subsidios en los barrios de la Capital Federal y vastas zonas de la provincia de Buenos Aires, llegaron con aumentos que superan el 200 por ciento. 

El avión presidencial es un capricho desmedido, una actitud que debería avergonzar al oficialismo todo y que terminaremos pagando el resto de los argentinos. En los momentos más difíciles el kirchnerismo siempre redobló la apuesta llevando el disparate al extremo. 

La gente sufre. 

Los poderosos sueñan.



  

domingo, 28 de agosto de 2022

Mitologías. Nada nuevo bajo el sol… @dealgunamaneraok...

 Mitologías. Nada nuevo bajo el sol… 

V, Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes. 

La épica de la proscripción y la persecución política, que hoy invoca Cristina Kirchner, al peronismo siempre le sienta muy bien.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de las/os Argentinas/os.


Alberto Fernández está políticamente terminado, pero desde su penosa agonía sigue trabando como puede la gestión. Sabe que Massa –por el momento– ha decidido estar más cerca de CFK y eso lo mortifica”. Asegura un peronista que había comprado la ilusión de un gobierno moderado.
 

La lamentable sobreactuación que el Presidente tuvo en el reportaje que les concedió a Marcelo Bonelli y Edgardo Alfano generó la furia de la vicepresidenta y el núcleo duro del kirchnerismo. El rostro desencajado que tenía la portavoz gubernamental, Gabriela Cerruti, a la salida de los estudios de TN dio el indicio de que haber reflotado el caso Nisman para descalificar al fiscal Diego Luciani constituyó un grueso –y repudiable– error político. Es bien sabido que, como lo ha determinado la Justicia, el fiscal especial de la causa AMIA fue asesinado.

“Es un pelotudo sin remedio. No solo porque trae al presente lo de Nisman que nos complica sino porque, además, saca del centro de la escena la causa de Cristina”, señalaban con indisimulada bronca varias voces del kirchnerismo duro. 

Si no fuera por el dramatismo de la compleja realidad argentina, bien podría decirse –parafraseando a Jorge Luis Borges– que AF se ha transformado en una “criatura risueña de una mitología casera”. 

Los interrogantes que las conductas del Presidente abren sobre su personalidad son inquietantes. En la política argentina hay abundancia de “panqueques” y mentirosos. AF es uno de ellos. Pero lo que estamos viendo no es solo la práctica de la mentira sino algo más: el poco respeto a su dignidad. Hace y dice cosas que lo degradan permanentemente. Lo de Nisman y Luciani es una muestra. Los efectos de la  enfermedad del poder son siempre brutales.  

Se acabaron las fichas

“Cristina sabe lo que hace. Está convencida de que no merece estar en el banquillo para ser parte del show de los fiscales. Los periodistas dejen de joder con lo del indulto. Lo dicen para mortificarla. La única salida que ella espera es la Justicia. Y la Justicia es la absolución. El indulto es para los culpables. Por supuesto que está muy preocupada por Máximo. Pero nadie va a permitir semejante atropello” –se limitan a decir desde el Instituto Patria. 

Hay un primer error a señalar en este intento permanente del kirchnerismo de atribuir todos sus males al periodismo. Quien habló de la idea del indulto fue el ex ministro de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni. Esto disgustó a CFK que ordenó a sus secuaces detener cualquier intento de avanzar con esa idea. 

Ahí apareció entonces Oscar Parrilli para hacer saber el pensamiento de su jefa. Se indulta a quien comete un delito. 

La vicepresidenta está convencida de ser un prócer. Ella forma parte ya de la historia de la argentina. Pero eso no le alcanza: ella se considera a sí misma como la fundadora de la Patria. Cree que sus dos gobiernos y el de su esposo fueron los mejores de la historia. No solo lo cree sino que lo dice. La última vez fue el martes pasado en su desordenada y larga defensa realizada el martes pasado desde su despacho en el Senado. 

Esa extensa perorata dejó una conclusión muy categórica: sus argumentos defensivos son débiles. En medio de esa maraña de cosas todo fue echarle la culpa a Macri. A la confusión se le sumó el disparate de atribuirle al ex presidente la propiedad de los millones de dólares que contenían los bolsos de José López. 

La peligrosa andanada intimidante contra el fiscal Luciani es algo que los Kirchner viene haciendo desde siempre contra aquellos fiscales que, cumpliendo con su deber, los investigaron ante causas de corrupción que los incriminaban. En 1995 dejaron cesante al procurador de Santa Cruz, Eduardo Sosa, quien investigaba la contratación por fuera del Estado de un estudio de abogados para negociar el cobro de 600 millones de dólares que la Nación le adeudaba a la provincia en concepto de regalías petroleras. 

Una agonía premeditada 

La remoción de Sosa fue motorizada por la hoy vicepresidenta a través de la Legislatura provincial, que creó dos cargos nuevos – el de agente fiscal y el de defensor de pobres, ausentes e incapaces– y lo dejó cesante. 

En diciembre de 2013, la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, decidió iniciarle un juicio político al fiscal federal José María Campagnoli –sin ninguna prueba que indicara un mal desempeño del cargo de su parte– que estaba investigando a Lázaro Báez.

El 18 de enero de 2015 el cuerpo sin vida del fiscal Natalio Alberto Nisman fue hallado en su piso de Puerto Madero. Al día siguiente, el fiscal especial para el caso AMIA, debía presentarse en el Congreso a  ratificar las graves denuncias que había hecho contra la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, por el memorándum de acuerdo entre la Argentina e Irán. Como se ha dicho más arriba, la Justicia ha determinado que Nisman fue asesinado.

Ahora, el que está en la mira del kirchnerismo, es el fiscal federal Luciani. Contra él se viene aplicando la misma metodología de la intimidación y la descalificación que ocurrió en los casos precedentes. Eso incluye los carpetazos, que no solo abarcan al fiscal sino que se extienden a los jueces.

El problema que tiene CFK no es la carátula de la causa sino las evidencias. Son las evidencias las que la incriminan más allá de la calificación del caso. Sobre si se podrá comprobar o no la figura de la asociación ilícita hay una intensa discusión jurídica. De lo que no hay dudas, en cambio, es sobre los actos de corrupción diligenciados por los Kirchner.

La teoría de que la corrupción en la obra pública de Santa Cruz fue culpa de funcionarios infieles de los que nada sabía el matrimonio presidencial, no resiste el más mínimo análisis, ya que los involucrados eran todas personas allegadas a ellos: Lázaro Báez, Julio De Vido, José López.

La causa que incrimina a CFK le ha permitido recuperar la épica de la proscripción y la persecución política que al peronismo siempre le sienta muy bien. Por eso el sueño del “17 de octubre de Cristina”. Hace 21 años, Carlos Menem hizo lo mismo y, al igual que la vicepresidenta, buscó por medio de su banca en el Senado los fueros para evitar la cárcel. Como se ve, en la política de la Argentina nada nuevo hay bajo el sol.



   

lunes, 29 de noviembre de 2021

La permanente involución… @dealgunamaneraok...

 La permanente involución… 

Donde hay un dólar, Martín Guzmán. Dibujo: Pablo Temes 

Impunidad, degradación institucional, relato y mentira en lugar de la realidad: la Argentina que tanto nos duele. 

Escrito por Nelson Castro el sábado 27/11/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Con el sobreseimiento de Cristina Kirchner y sus hijos, Máximo y Florencia, en la causa Hotesur y Los Sauces –acusados nada menos que de lavado de dinero–, la impunidad y la degradación institucional alcanzaron el pasado viernes niveles preocupantes para cualquier república que se considere bien establecida. Hay en las últimas decisiones de una parte de la Justicia que debe juzgar a la vicepresidenta y sus secuaces una lamentable coincidencia: las acusaciones se caen sin siquiera llegar a juicio. Esto es, sin la culminación del proceso, sin escuchar a los testigos y sin la exposición de pruebas en su contra. 


Ya había ocurrido en las causas Qunita y Memorándum con Irán. Mucho se ha hablado del plan de impunidad de CFK sistemáticamente negado por sus abogados, allegados y correligionarios; lo cierto es que la realidad viene demostrando que su diseño se viene cumpliendo a rajatabla. “Cristina necesitaba sí o sí evitar este juicio porque, de haberse llevado a cabo, el cúmulo de evidencias en su contra era tal que no hubiera habido ninguna posibilidad de lograr la absolución”, explica una fuente judicial que conoce la causa al dedillo. La ex presidenta en funciones sabe que nunca irá presa. No es esa su preocupación. Lo que la perturba es la existencia de una condena. 


Amado Boudou logró una reducción del tiempo que pasó preso. Lo que no consiguió –ni conseguirá– es evitar su condición de condenado, es decir, de persona con prontuario. Lo mismo se aplica para Julio De VidoRicardo JaimeJosé López y Juan Pablo Schiavi. La otra cosa que inquietaba a CFK era la situación de su hija Florencia, que no tiene fueros. Para ella, el destino inevitable era la cárcel.

 

En la Justicia hay muchos jueces, fiscales y funcionarios honestos. A todos ellos, el bochornoso fallo dividido del Tribunal Oral Federal Número 5, integrado por Adrián GrünbergDaniel Obligado –que votaron a favor– y Adriana Palliotti –que votó en disidencia y afirmó que “no se advierte la existencia de evidencia alguna con el alcance de ‘prueba nueva’ (...) que pudiera habilitar, siquiera mínimamente, esta vía para arribar a un sobreseimiento”–, deja mal parado a todo el sistema judicial como tal.

 

El apuro en la emisión del fallo tampoco es casual. El Dr. Grünberg termina su subrogancia la semana que viene y, además, el 10 de diciembre, el Frente de Todos contra Todos perderá su supremacía en el Senado, lo cual echa por tierra el sueño de la reforma judicial pro impunidad anhelada por CFK.

 

El fallo pone en jaque la credibilidad del Poder Judicial. Esta es la verdadera dimensión del significado del veredicto de los camaristas Grünberg y Obligado. Y eso tiene consecuencias nocivas para la consolidación del concepto republicano que rige la vida institucional de nuestro país. Cuando la Justicia consagra la impunidad, el ordenamiento social se ve alterado. Si la decencia y la indecencia dan lo mismo, la corrupción finalmente triunfa. Nadie crea que se puede combatir la pobreza en los lugares donde el delito se impone. Los países con más altos niveles de decencia de sus funcionarios son los países donde hay mayor igualdad social. La corrupción en el poder y la pobreza van de la mano. Donde impera la corrupción, la ley no vale nada. Es lo que estamos viendo en muchas zonas de la Argentina.  


En las últimas decisiones de la justicia sobre CFK las acusaciones no llegan a juicio.


La vicepresidenta ya tenía conocimiento de este fallo cuando el pasado miércoles por la noche reapareció por primera vez –luego de su operación y del silencio poselectoral– en el brindis de despedida de los senadores que concluyen su mandato. En el encuentro –de carácter privado– no dejó definiciones políticas pero se la vio distendida y de muy buen humor, algo no habitual en ella. En rigor a la verdad, quien interprete su ausencia mediática como un repliegue se equivoca. CFK está activa y sigue de cerca todas las actividades de gobierno con ojo crítico y mano lista para volantear; desde la negociación con el FMI hasta la llamada ley de envases que, de aprobarse el proyecto, funcionará en la práctica como una nueva caja para las organizaciones sociales.

 

En su conferencia de prensa del viernes la señora portavoz de la presidencia, Gabriela Cerruti, teorizó sobre los logros del Gobierno y la “flamante” situación del país para justificar la medida restrictiva para quienes no pueden cancelar el saldo de sus viajes al exterior en un pago y optan –u optaban– por hacerlo en cuotas. 


Según Cerruti todo está tan bien que el nuevo cepo al turismo es necesario. Veamos sus palabras de manera textual para que se entienda un poco mejor lo inentendible: “Es una disposición del Banco Central que es momentánea y puntual, que se refiere a algo absolutamente específico y que tiene que ver con este proceso de crecimiento y reactivación económica en el que estamos, muy fuerte. Han visto las cifras de esta semana de reactivación del consumo, del turismo interno, de las pymes, de la actividad económica”. El kirchnerismo cree que todo es relato y mentira. La medida que tomó el Banco Central tiene una sola explicación: faltan dólares, el acuerdo con el FMI es todavía incierto y hay temor a lo que pueda suceder en el mercado cambiario.

 

Todas estas cosas ya sucedieron en el pasado. Es la larga y permanente involución de la Argentina que tanto duele.

 

Producción periodística: Santiago Serra.




sábado, 17 de abril de 2021

Vamos viendo... @dealgunamaneraok...

 Vamos viendo… 

Casos. Boudou expone ante la UBA. De Vido, y una fructífera vida dedicada al ahorro. Fotografía: CEDOC

Vamos viendo lo que se ve. Cómo mienten. Prometieron millones de vacunas que nunca llegaron. Vamos viendo lo que se sabe. Que se quedaron con vacunas para parientes, amigos, militantes. Vamos viendo que no hay imputados. Vamos viendo que, al parecer, nadie va a pagar por el crimen. Por los muertos que dejan afuera. Vamos viendo que Massa, el que iba a meter presos a los ñoquis de La Cámpora, el que firmó, juró, que nunca volvería al kirchnerismo, ni siquiera contesta cuando le preguntan si hizo vacunar a toda su familia. Vamos viendo que también roban vacunos. Alperovich, acusado por su sobrina de abuso sexual, los tiene en su campo.

Vamos viendo lo que cualquiera puede leer. Todos los mensajes escritos por Alberto Fernández  publicados en redes sociales donde acusaba a Cristina Kirchner de delitos gravísimos. Vamos viendo que ahora dice que es inocente de todos los cargos por los que fue procesada. Vamos viendo que la Universidad de Buenos Aires invita a exponer al condenado Boudou. Vamos viendo que todos los presos con preventiva por corruptos que estaban adentro, salen. Se van a vivir a casas en countries, o barrios caros. Vamos viendo cómo ahorró el empleado público De Vido para tener ahora una chacra que da al río. 


Vamos viendo que a Victoria Donda no le da vergüenza lo que hizo. Que aún no renuncia. Vamos viendo que comen con la boca llena. Lo que hay. Lo que había. Lo que quedó de anoche. Los restos. Las sobras. Las migas.

Mastican una y otra vez las mismas palabras. “Pobreza”, “trabajadores”, “pueblo”, “vulnerables”. Hacen pasta base de relato.

Vamos viendo qué bien les va a los capos sindicales. Cómo han progresado desde los años 90. Tienen casas, pisos, campos, flota de coches, armas, testaferros, matones, barras, gordos, patovicas, servicios, alcahuetes, lameculos. Vamos viendo cómo extorsionan, amedrentan, amenazan, rascan pedazos, porciones, sobreprecios, peajes, coimas.

Vamos viendo cómo nacen pibes sin futuro. Hijos de padres que querían. Nietos de abuelos que creyeron. Hijos a su vez de padres que sufrieron. Nietos a su vez de abuelos inmigrantes que construyeron. El oleaje de la vida por vivir es incesante. Cuando se retira, la marea deja cuerpos en la playa. Recién llegados. Recién deseados. Vamos viendo cómo crecen. Tienen proyectos que serían razonables en un país posible. Vamos viendo cómo les mentimos que sí, que claro, por supuesto, que cuando pase, que este año no, que el otro tal vez. Vamos viendo cómo nos miran, cómo quedan en pausa, en lista de espera.

Mastican una y otra vez las mismas palabras. “Pobreza”, “trabajadores”, “pueblo”, “vulnerables”. Hacen pasta base de relato.

Vamos viendo cómo generaciones de jóvenes entusiastas, esperanzados, enérgicos, van cayendo unos sobre otros en el mismo pozo de desánimo. Vamos viendo cómo se hacinan. En conurbanos. En villas. En asentamientos. En el barro. Con el balde. Junto a la canilla. Alrededor de las ollas. De los comedores. De las salitas. De las manos que reparten las bolsas, las cajas, el subsidio, la tarjeta, las monedas, las limosnas. Vamos viendo cómo la desesperación los amasija. Cómo les cuesta asomar la cabeza. Respirar. Hacerse un lugar donde tirar un colchón para dormir.

Vamos viendo desde la ventana el tiempo que hace. En un café. Un bondi casi vacío. En el tren. Asomados al balcón. En la plaza. En el salón del geriátrico. En los umbrales. Vamos viendo al que tira del carro con los perros detrás. Su mujer, sus pibes. Pasan cada vez más seguido. En los contenedores ya no hay basura suficiente para todos. Vamos viendo. De madrugada. De día. Cada tarde. Después de pedir. De dar. En el subte. De regreso. En la casilla. Enrejados en casa. En la puerta. El pasillo. La esquina. Con un mate. Un faso. Un tetrabrik. Una cerveza. Vamos viendo qué decir, qué hacer con esta bruma continua, constante, esta impotencia que se acumula, se carga, pesa.

Sin más que saber que hoy fue ayer, que ayer fue antes de ayer, que antes de ayer fue hace mucho, que cuánto pasó desde entonces, vamos viendo que en una de esas, que quién sabe, que dice la radio, que escuché en la tele, que el año que viene, que por ahí, que ya veremos, que mientras tanto vamos viendo. A golpes de bastón blanco contra la pared de este puto abismo, vamos viendo.

© Escrito por Carlos Ares, Periodista, el  sábado 17 de Abril de 2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

 

Producción: Silvina Márquez.