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lunes, 23 de septiembre de 2019

Fútbol y Derechos Humanos… @dealgunamanera...

Fútbol y Derechos Humanos…


Nahuel Guzmán es uno de los futbolistas más comprometidos con los derechos humanos. Su nombre aparece siempre asociado al de Claudio Morresi, ex futbolista y ex secretario de Deportes durante el kirchnerismo entre el 2004 y el 2014. Morresi, hermano de Norberto, acribillado a balazos por un comando militar durante la última dictadura, es hijo de Julio, un emblemático padre de Plaza de Mayo y por eso mostró su compromiso con los organismos desde los tiempos que asomaba en la primera de Huracán. Cuando dejó de jugar su militancia cobró otra dimensión.

© Escrito por Juan José Panno el lunes 23/09/2019 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Miembro de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, Morresi fue un activo propulsor de fotos y solicitadas de futbolistas de clubes y de la selección nacional reclamando por la restitución de los nietos de las Abuelas de Plaza de Mayo. 

Morresi fue el creador del espacio de Deporte y Derechos Humanos de la Ex ESMA en el que se recuerda muy especialmente a todos los deportistas desaparecidos durante la dictadura entre quienes se cuentan el delantero Carlos Rivada y el arquero Antonio Piovoso, ambos futbolistas de Huracán de Tres Arroyos. 

Morresi fue el nexo entre las Abuelas y muchos destacados jugadores como Diego Maradona, Lionel Messi y Enzo Francescoli, entre muchos otros que se fotografiaron con ellas para llamar la atención sobre su lucha.

Ángel Cappa, que en su juventud tuvo una militancia política comprometida, también se reconoció muchas veces admirador de la lucha de las Madres y las Abuelas. Cuando dirigía a Huracán, en el 2009, fue a visitar el predio de la Ex ESMA junto con Mario Bolatti, Carlos Arano y Paolo Goltz, en representación del plantel.

Kurt Lutman, ex jugador de Newell’s, es otro de los que se anotan en primera fila cuando se trata de manifestarse públicamente en favor de los derechos humanos, como el caso de la desaparición y asesinato de Santiago Maldonado. Lutman, autor de los libros El agua y el pez y Semillas para barriletes, escribió un hermoso cuento recordando el caso de Mauro Amato.

En pleno gobierno de Bussi en Tucumán, Amato, que jugaba en Atlético hizo un gol contra Godoy Cruz, se levantó una remera y mostró la inscripción que en los medios locales causó sorpresa. 

Inspirado en ese hecho Lutman escribió un hermoso cuento ubicando la escena en un partido entre Atlético Tucumán y San Martín. Pero lo que no cambió fue la descripción de la remera: cuatro pañuelos blancos sobre fondo negro y la frase "Aguanten las Madres".



sábado, 18 de mayo de 2019

La máquina de odiar no para… @dealgunamanera...

La máquina de odiar no para…


Se puede poner el eje en lo bien que juega el pibe Almada, en el buen trabajo que viene haciendo el Gringo Heinze en Vélez, en lo mucho que ataja Andrada o en la mala racha de Armani, en los esquemas tácticos que elige Alfaro, en si tiene razón o no el Chacho Coudet cuando se queja de las lesiones de sus jugadores que no tuvieron ni un día de descanso porque enseguida tuvieron que empezar otro torneo, en las presiones que reciben los jugadores de fútbol; en los sistemas de campeonatos absurdos que hacen que un equipo descendido en un torneo pueda clasificarse campeón en el otro, en los arbitrajes deficientes, en las patadas criminales.

© Escrito por Juan José Panno el sábado 18/05/2019 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Se puede poner el eje en la aparición de jugadores jóvenes que hacen alentar alguna esperanza después de años de despropósitos en las selecciones juveniles, en lo lamentable que resulta que un pibe como Sosa con todo lo que promete se tenga que ir al Everton de Inglaterra con un puñadito de partidos en primera. Pero no.

Se puede poner el eje en el juego, en el hecho de que a la mayoría de los equipos argentinos les cuesta salir a uno o dos toques desde el fondo por falta de técnica, por falta de entrenamiento con la pelota, por las deficiencias de los campos de juego o por la suma de todo eso.

Se pueden saludar o no los gestos como el de Bielsa, sus declaraciones llenas de sensatez, su humor para aceptar las derrotas y hasta se puede debatir sobre su apelación al Fair Play, en un tono que evite cualquier brote sensacionalista. Se puede discutir y debatir sin gritar, sin insultar, sin agredir, sin avivar el fuego. Se puede todo eso, pero no.

En la mayoría de los programas deportivos de la radio y la televisión se manipula, se acerca leña para incentivar a que otros (una hinchada, un jugador, un director técnico) terminen echando nafta al fuego ya encendido por ellos. ¿Los directores de cámara que buscan obsesivamente al jugador que sale reemplazado para ver cuánto putea, los que enfocan al que grita o no grita un gol, los que se ensañan con el que cometió un error, los que se regodean con la discusión entre jugadores de un mismo equipo, están interesados en el juego?

La maquinaria que funciona a full para fomentar el odio entre pares nos termina envolviendo a todos. Y es probable, por eso, que esta nota termine resultando más de lo mismo. ¿No deberíamos parar un poco la pelota?






martes, 7 de julio de 2015

Copa América... Argentina 0 (1) vs. Chile 0 (4)... @dealgunamanera...

Ganamos, perdemos, siempre perdemos…


Un equipo condicionado por el rival jugó su peor partido de la Copa, se fue deshilachando con el correr de los minutos y finalmente sucumbió en la ronda de los penales. Chile consiguió así su primer título en el fútbol internacional.

La tercera final que la selección deja pasar en las cuatros últimas Copas América.

Esta película ya la vimos. El festejo de los otros que nos recuerda a Brasil, la sonrisa de la Bachelet que nos trae la imagen de la Merkel en el Maracaná, la caravana de anti-Messi que ya no le tiran disparos en las sombras al pibe y salen abiertamente a plantear el Apocalipsis. “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”, se debe preguntar el pibe aunque ya sabe cómo son las cosas por estas tierras, que hoy sos el Rey Lionel y mañana sos el Satánico doctor No: no cantás el Himno, no hacés un gol, no jugás como en el Barcelona, no sos Maradona, no la tocás, no ganás ningún campeonato.

Al Tata Martino también le caen con todo, por derecha y por izquierda, los nostálgicos del Coco Basile y los que empiezan a poner fichas para que vengan caras extrañas. Estos fueron los siete pecados capitales:

1) Que no dio la talla.

2) Que no puso a Tévez.

3) Que hizo mal los cambios.

4) Que el equipo no tuvo fuego sagrado porque él mismo no lo tiene.

5) Que se encontró con un equipo en serio y no como Paraguay.

6) Que no respetó la esencia del fútbol argentino.

7) Que dijo que Argentina había merecido ganar porque estaba viendo otro canal.

Algunas críticas son acertadas, otras son lapidarias, pero ya se sabe que por acá lo que el viento se llevó hace rato es la reflexión, la cordura, el equilibrio, cuando el muerto que deja la derrota todavía está caliente.

Pero lo que sí tal vez se le debe cuestionar al entrenador es que en el afán de protegerse, de anular el poder ofensivo de Chile, le restó poder de fuego al propio equipo. Por primera vez un rival en esta Copa tuvo más tiempo la pelota que Argentina. Martino pensó, seguramente, que de contra se podía llegar con cierta facilidad y que todo se resolvía con un par de genialidades de Messi o de Pastore.

Pero Pastore estuvo impreciso, solo apareció en cuentagotas y a Messi lo rodearon bien. Es cierto que Chile casi no inquietó a Romero, pero puso el partido muy lejos de Bravo en casi todo el desarrollo del juego. El cero a cero fue producto de que se anularon mutuamente, pero Sampaoli respetó un poco más su línea, su idea, su estilo. Y eso es independiente del resultado final.

La verdad es que no se dio el partido de película que todos esperábamos. Tuvo la emotividad y la tensión propia de cualquier final importante, pero nunca el brillo deseado ni la lluvia de goles. Hasta pocas situaciones de gol hubo en los 120 minutos de juego.

Quedan registradas –son casi anécdotas a esta altura– algunas historias mínimas:

- La lesión de Di María. Estaba jugando un buen partido y rápidamente quedó afuera. ¿Era Lavezzi el reemplazante natural? Si se recuerda lo bien que había jugado en el primer tiempo de la final del Mundial, se entendía el cambio. Pero Lavezzi no anduvo.

- El patadón de Medel. Una patada en el estómago a Messi para ablandarlo (el chileno merecía la roja directa, sin duda) pero la amarilla no lo condicionó para ejercer una marca férrea y formar parte de la telaraña que dejó fuera de acción al rosarino.

- El gol que no hizo Higuaín. Fue una gran jugada de Messi sobre el epílogo de los ’90 (de lo mejorcito en su pobre actuación) que le dio la pelota a Lavezzi, como se la había dado a Di María contra Suiza y Lavezzi decidió meterla en profundidad para Higuaín, quien llegó un segundo tarde. Una pena realmente.

- Wilmar Roldán no cobró una clara falta a Rojo en una jugada de pelota detenida y debió echar a Medel, pero cargar todas las tintas sobre el árbitro es tan injusto como hacerlo sobre Martino o sobre los jugadores.

- El penal de Alexis. Pasó casi inadvertido que en el último penal Alexis Sánchez picó la pelota y que, con eso, con ese lujo le puso broche de fantasía a una merecida coronación de su equipo. Con una interesante camada, pero sin el nivel técnico de los argentinos, sabían que era una oportunidad única y la aprovecharon: fueron dignos campeones. Y tienen derecho a gritar “Chile campeón, carajo” y quien quiera oír que oiga. Qué se le va a hacer. Otra vez nos tocó una de terror.


 © Escrito por Juan José Panno el sábado 04/07/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.







sábado, 27 de junio de 2015

Copa América 2015... Argentina 0 (5) vs. Colombia 0 (4)... @dealgunamanera...

 Lo ganó con sufrimiento en los penales…


Con muy buenas actuaciones de Pastore y Messi, borró a Colombia de la cancha, pero le faltó puntería para vencer el arco de Ospina. El héroe terminó siendo Tevez, quien convirtió el penal para el pase a semifinales. El martes va contra el ganador entre Brasil y Paraguay.

El Tata Martino no quiso practicar penales en los días previos. Se sabía que era una posibilidad, pero prefirió mandarles un mensaje clarito a sus dirigidos: “Qué penales ni penales, somos mucho más que ellos, lo tenemos que ganar en los noventa minutos”. Lo que no imaginaba el entrenador era que se iban a encadenar tantos factores para impedir que se concretara la victoria al cabo del tiempo reglamentario.

Argentina fue más que Colombia, mucho más y mereció ganar por una diferencia de por lo menos dos goles. Tuvo la pelota casi todo el tiempo (62 por ciento en el promedio final) y la usó diez veces mejor que su rival, especialmente en el primer período; tuvo individualidades que superaron en brillo a las de sus adversarios; mostró más ideas, generó diez situaciones de gol clarísimas contra apenas una de Colombia y sin embargo debió esperar hasta los penales para sellar su pasaje a las semifinales.

Una de las imágenes que mejor grafica las razones del cero a cero final se la puede encontrar en un tiro de Otamendi, a la salida de un corner que tapó magistralmente el gigantesco Ospina y que hizo que la pelota diera después en el palo. Un remate que debió ser un poco más esquinado, una volada magistral y el palo por las dudas.

La otra es una jugada en el primer tiempo que arrancó con el Flaco Pastore bajando la pelota con una técnica notable y siguió con el centro, el toque de Agüero debajo del arco, la buena atajada de Ospina con el pie y el cabezazo de Messi que era gol en la cabeza de todos, pero fue milagro en las manos del arquero que se levantó del piso y se estiró para salvar lo que era gol cantado. No la canchereó Messi ni nada que se le parezca; la cabeceó tranquilo, seguro de que entraba; no contaba (ni él ni nadie) con la fantástica reacción de Ospina.

En el equipo de José Pekerman el único realmente destacado fue el arquero. Teo Gutiérrez no había tocado el balón cuando el DT decidió su salida sobre la mitad del primer tiempo; James apareció poco; el Cuco Jackson Martínez no ganó una; Falcao entró tarde y tampoco intervino y los del medio hacia atrás, metieron mucho, pegaron –el árbitro fue el mexicano Roberto García– se escalonaron para castigarlo a Messi, nunca encontraron a Pastore y jamas tuvieron salida limpia.

Al compás de Pastore que fue vital en los primeros 45 minutos Argentina borró literalmente de la cancha a los de amarillo. Tuvo orden en la salida, aun en los momentos (primeros diez minutos) en que intentaban presionar en tres cuartos de cancha; manejó mejor los espacios, impuso presencia en el medio con Mascherano y Biglia, y entusiasmó con algunos encuentros de Pastore y Messi en los que en menor medida se engancharon Agüero y Di María.

En el segundo período, las distancias no fueron tan grandes, Colombia dio algunas (pocas) señales de vida y los argentinos mantuvieron la insistencia pero no el brillo. Aun así hubo un remate de Banega que rozó el travesaño y una corrida de Tevez que milagrosamente no terminó en gol. Las dificultades de definición del equipo argentino se estiraron en la definición por penales y los dos match point desperdiciados antes del tercero que aprovechó Tevez así lo certifican. Hay cuatro palabras, una frase repetida, que resumen cómo se vivió este partido en cada casa de los argentinos: ¡Qué manera de sufrir!


© Escrito por Juan José Panno el sábado 27/06/2015 y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Pastore fue el alma y Messi, el corazón…

Pastore y Messi. Foto de archivo.
- Sergio Romero (7): Durante la primera parte no tuvo trabajo. En la más brava que tuvo en la segunda parte, un cabezazo de Ibarbo, controló con seguridad.
- Pablo Zabaleta (6): Se proyectó poco en ataque, pero cuando lo hizo le aportó al equipo profundidad. Bien en la marca y seguro en la entrega cuando el juego pasó por su sector. Ganó bien sus duelos por la pelota frente a Ibarbo.
- Ezequiel Garay (5): Ante la prácticamente nula actividad ofensiva de Colombia en la primera parte, se adelantó unos metros en la cancha para tratar de conectar la pelota por encima de la línea de volantes, pero le faltó precisión en los pases.
- Nicolás Otamendi (5): Otro que entró poco en juego. Los colombianos casi no lo exigieron. En ataque fue bien de arriba. A los 80 minutos, en jugada de tiro de esquina, sacó un tremendo remate que Ospina desvió de un manotazo: la pelota dio contra el palo izquierdo y salió.
- Marcos Rojo (5): No estuvo bien con la pelota y por momentos parece una mala copia del jugador que deslumbró en el Mundial. Si bien en el arranque tuvo una buena chance de cabeza, su remate se fue por arriba del travesaño.
- Lucas Biglia (6): Se entendió bien con Messi en ataque y cuando tuvo que marcar a James Rodríguez lo hizo con mucho criterio. Tuvo una inmejorable chance para definir desde la medialuna y no la agarró bien y se le fue apenas desviado.
- Javier Mascherano (6): Atento en la marca y el anticipo, perdió cuando entró en las provocaciones de los colombianos hasta que vio la amarilla que lo condicionó.
- Javier Pastore (7): Fue soltando su talento con el correr de los minutos, y marcó realmente diferencias. Con sus toques rápidos y sutiles generó muy buenas oportunidades para el resto de sus compañeros. Se adueñó del medio y repartió sin dificultades la pelota en todas direcciones. Sus pases en cortada fueron incisivos. En la segunda parte bajó un poco su producción.
- Lionel Messi (7): Arrancó a los diez minutos, picó y generó una contra tremenda, que Di María no se animó a definir de primera. Tuvo la apertura del marcador con un cabezazo solo frente a Ospina, que le tapó el remate.
- Sergio Agüero (5): Se despertó después de recibir una amarilla por protestarle al árbitro García, que no sancionó penal en una jugada polémica, donde él y Messi fueron bajados en el área. Estuvo cerca del gol, tras un gran pase de Pastore, pero Ospina le tapó con los pies el remate.
- Angel Di María (5): Fue el más flojito del ataque argentino. Le faltó lucidez para resolver las jugadas que lo tuvieron como protagonista y se demoró en la zona de definición.
- Carlos Tevez (-): Ingresó por Agüero a los 72 minutos. Tuvo una chance para liquidar el trámite sobre el final. Marcó el último penal (ver aparte) para darle el triunfo a la Argentina.
- Ever Banega (-): Reemplazó a un cansado Pastore para jugar los últimos 15 minutos. Estrelló un remate contra el travesaño, justo sobre el ángulo.
- Ezequiel Lavezzi (-): Entró por Di María para jugar los últimos tres minutos.
© Escrito por Facundo Martínez el sábado 27/06/2015 y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La más dulce venganza de todas…


Esto es fútbol. Todo el que anda alrededor de la pelota escuchó ese justificativo casi mágico para justificar las situaciones que escapan a la explicación racional y coherente. El fútbol es el menos lógico de todos los deportes. Pero todavía se debate si es o no justo.

Qué se habría dicho si la Argentina, que pateó 14 veces al arco, hubiera quedado fuera de la Copa América a manos de Colombia, que no pateó nunca, que acertó apenas un cabezazo y que se habría clasificado semifinalista en los penales con apenas un gol en cuatro partidos. Tal resultado habría carecido por completo de justicia. “Era muy injusto si nos teníamos que ir mañana”, tiró anoche el técnico Martino.

Pero tres días atrás el hincha argentino conmemoró el cuarto de siglo de una clasificación tan festejada como injusta, cuando la Argentina sacó a Brasil de los octavos de final de la Copa del Mundo de 1990, con aquel aplaudido gol de Claudio Caniggia, cuando indudablemente los brasileños merecieron ganar el encuentro.

Puede concluirse que el pasaje a semifinales goza de estricta justicia. La Selección Argentina jugó –largamente– su más lúcido partido de la Copa América, frente a un rival acomplejado, que cometió el peor de los pecados: renunció a jugar desde el arranque. Para los que esperaban deleitarse con el duelo entre Lionel Messi y James Rodríguez, y lamentan que tal competencia no haya existido, que baste con repasar los guarismos finales, 5-0 en tiros al arco, 26-19 en pases correctos, 90-70 en eficacia en los pases, todos a favor del rosarino.

Esa estricta justicia no la consiguió Argentina en los 90 minutos, ni en la tanda de cinco penales, ni siquiera en el arranque del uno por uno, pese a que en cada una de esas instancias el panorama lo favorecía. La justicia, en todo caso, que no habla ni oye ni ve, se tomó su tiempo para dictar sentencia. Y la escribió sobre el botín derecho de Carlos Tevez, que cuatro años después se tomó la revancha más dulce de todas.

© Escrito por Pablo Vignone el sábado 27/06/2015 y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Este fue el mejor partido de la Copa”…


El capitán del equipo nacional no ocultó su alegría por el pase a la siguiente ronda, donde el martes jugará con el vencedor del duelo entre Brasil y Paraguay. Tevez, el héroe del final, repartió honores con sus compañeros.

“Fue increíble, la verdad que fue el mejor partido de la Copa que hicimos. Creamos situaciones por todos lados, ellos no querían saber nada. En los penales tuvimos la suerte que no habíamos tenido en el partido”, dijo Lionel Messi, con una sonrisa que evidenciaba satisfacción. “Es terrible lo que me cuesta hacer un gol en la Selección. Hoy tuve clarísimas y no las pude meter. Lo importante es que el equipo hizo un partidazo y salimos adelante. 

Fuimos merecedores de ganar este partido”, agregó el crack rosarino. De cara al encuentro de semifinales, la Pulga no se inclinó por ningún rival: “En estos partidos puede pasar cualquier cosa. Si bien Brasil es lo que es, nosotros jugamos con Paraguay y no le pudimos ganar. Sea quien sea va a ser difícil. Lo importante es que nosotros ya estamos ahí y hay que tener tranquilidad”.

Carlos Tevez asumió la responsabilidad y convirtió el penal definitivo. En el recuerdo estaba latente la ejecución fallida ante Uruguay, en la Copa América disputada en Argentina hace cuatro años. “Es de mis compañeros, no sólo mío. El fútbol da revancha y lo que pasó ya pasó.” “La victoria es de mis compañeros, que tuvieron un partido fantástico. 

Estoy orgulloso de pertenecer a este equipo”, agregó. El ahora ex atacante de Juventus tiene ganas de sumar más minutos, pero no pierde la humildad. “Es imposible jugar en este equipo (con compañeros) jugando así. Uno lo disfruta estando afuera porque el equipo juega muy bien. Entonces cuando a uno le toca entrar trata de hacer lo posible para el equipo.”

En conferencia de prensa, luego del festejo en el campo de juego, Gerardo Martino consideró que en el partido de ayer “se mantuvo el nivel durante los 90 minutos. Los neutralizamos cuando los fuimos a presionar arriba, que fue la mayor cantidad de minutos. Lo hicimos bien, también, cuando tuvimos que retroceder. Contabilizo un cabezazo en un corner como la jugada de más riesgo y, por el contrario, creo que Ospina fue probablemente la figura de la cancha”.

“No me puedo imaginar después de este partido que ahora estuviera hablando después de haber perdido. Hubiera sido una injusticia. Si nosotros tuvimos alguna responsabilidad fue por no haber convertido”, añadió uno de los tres técnicos argentinos que ya están entre los cuatro mejores del torneo, junto a Jorge Sampaoli, en Chile, y Ricardo Gareca, en Perú. 

También destacó que fue el mejor partido del torneo, que los jugadores no estaban cansados como había dicho anteriormente y que quisieron preservar a Tevez en los penales. Por su parte, José Pekerman, entrenador de Colombia, reconoció que tuvieron dificultades en el primer tiempo, que perdieron muchas pelotas, justificó la salida de Teófilo Gutiérrez como una búsqueda de más equilibrio y destacó que en el segundo levantaron el nivel. “Argentina es un equipo de jerarquía, de categoría”, elogió quien dirigió al conjunto albiceleste en el Mundial 2006.

© Escrito por Leonel Lenga el sábado 27/06/2015 y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.