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domingo, 27 de enero de 2013

Dólar K… De Alguna Manera...


Dólar K…



“La Argentina no tiene futuro porque su sistema político es una máquina de fabricar presidentes anormales: Menem era un amoral; Kirchner, un psicópata y Cristina, una bipolar.” Se podría engordar esa lista antiperonista con De la Rúa autista. Sean prejuicios o no, consideraciones subjetivas de este tipo influyen tanto como los datos macroeconómicos a la hora de no invertir las empresas sus ganancias o de transformar en dólares las personas sus ahorros, que juntos constituyen la fuga de capitales, problema que desde hace años son el talón de Aquiles del modelo económico K y se sintetizan en la falta de confianza, algo que sólo desaparece cuando los datos macroeconómicos son tan sólidos como cuando el superávit fiscal y comercial era enorme, en los primeros años de Kirchner.

Pero ésa no es la situación de la economía actual y no parece casual que Moreno haya salido a anticipar un dólar de 6 pesos para fin de año (el Presupuesto Nacional, aunque nadie lo cree, prevé 5,10) para calmar pronósticos de 7 y hasta 10 pesos para esa fecha y haya señales de modificaciones en el control de cambios sobre las importaciones (ver la nota publicada en la edición de ayer sábado: http://www.perfil.com/cfkinflacion).

Es que el ciclo donde el modelo económico K agregaba valor y mejoraba el nivel de vida de la mayoría de la población se agotó. Y el ciclo que comenzó el año pasado es el de pérdida moderada de capacidad de compra de los salarios, en parte porque ya antes había comenzado el de pérdida de la capacidad de las empresas de mantener sus ganancias. De cualquier forma, una pérdida de 3% por año, después de varios años de crecimiento por arriba de la inflación, creará puja salarial y tensión sindical –como las dos paritarias anuales que pide Moyano– pero no un terremoto terminal.

La mención al Rodrigazo luego retractada del presidente de la Unión Industrial, José Ignacio de Mendiguren, además de un ataque de nervios por las presiones que los sindicatos meten en las paritarias, refleja la edad del dirigente empresario y hace el mensaje entendible casi exclusivamente para sexagenarios. Quien en el año 1975 alcanzó la mayoría de edad de entonces hoy tendría 60 años.

El Gobierno sigue sosteniendo que la emisión no produce inflación sino que el verdadero responsable es el sistema de precios formado por oligopolios. Pero es consciente de que haber emitido en diciembre 40 mil millones de pesos, el cuarenta por ciento de toda la emisión del año, para poder cerrar las cuentas fiscales anuales del Gobierno, generó un exceso de billetes en la plaza que, además de cebar la inflación, en parte empujó el dólar blue a más de 7,50 pesos. De hecho, en enero Marcó del Pont, abanderada de la tesis de que la inflación no es un producto monetario, salió a retirar pesos de la plaza dos veces en quince días tratando de esterilizar la expansión que había producido semanas antes para cumplir con el cierre del año fiscal.

Pero si se compara el aumento de la emisión durante todo 2012 con el aumento del dólar blue durante el mismo período, se verá que los porcentajes coinciden en más del 40% en ambos casos.

Cuando Moreno sale a decir que en 2013 la prioridad del Gobierno argentino será la mejora de la competitividad, imita a sus colegas brasileños, quienes también señalaron la competitividad como tema central, al punto que para promover la producción industrial y el consumo Dilma anunció antes de ayer una reducción de las tarifas de electricidad de 18%, lo que le costará al Estado en subsidios 8.500 millones de reales, aproximadamente unos 25 mil millones de pesos al cambio blue. Ese mismo día en la Argentina Kicillof tuvo que reunirse con las compañías eléctricas porque tras los cortes de luz del jueves pasado temen que en febrero, cuando regresen todos los que están de vacaciones y haya picos de calor, los cortes se repitan sin cesar.

Las vacaciones son otra señal de la economía: ya es evidente que esta temporada en los sitios tradicionales de veraneo fue la peor de los últimos años. ¿Dónde está la gente? Es la pregunta que muchos comerciantes se hacen teniendo en cuenta que además en Uruguay no hay nadie y hubo poquísimos turistas durante pocos días. Pareciera que muchos fueron al exterior aprovechando el dólar tarjeta de 5 pesos (más 15% del anticipo de ganancias) pagando los gastos en el lugar con tarjeta y al dólar a la cotización oficial en pesos para la compra de pasajes y tours. Las tarjetas de crédito informan un aumento en enero de este año respecto de enero del año anterior del 10% de los consumos en dólares y del 15% por arriba de la inflación en los consumos en pesos (40% en total), lo que en parte podría atribuirse a las compras de gastos de viajes en dólares prepagados en pesos en la Argentina antes de partir (ver página 20).

Y esto recién empieza; si se consolida una diferencia del 50% entre el dólar oficial y el blue, comenzará a haber sobrefacturación de las importaciones y subfacturación de las exportaciones para quienes, participando del comercio exterior, quieran asumir riesgos de “comprar” dólares a la cotización oficial y venderlos a la del blue. En Venezuela, que nos lleva años de anticipación con brechas cambiarias siderales, el negocio de comprar dólares al oficial y venderlos al paralelo hizo millonarios a quienes contaban con la vista gorda del gobierno.

Pero en cualquiera de los escenarios hay un hecho indiscutible: el modelo encontró el límite a los efectos positivos de la demanda agregada. Cuanto más gasta el Estado y cuanto más emite, se neutraliza porque se va a inflación o aumento del dólar (desde 2010 la devaluación oficial duplica la del año anterior; 4%, 8% y 15% respectivamente). Tardaron nueve años y medio en llegar, cuatro y medio de Néstor Kirchner y cinco de Cristina Kirchner, pero finalmente emergieron los racionales clásicos de la economía sobre equilibrio de las variables.

Vienen años movidos.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 26/01/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 20 de enero de 2013

Mansa y tranquila… De Alguna Manera...


Mansa y tranquila…

PARA LA FOTO, CFK y Fidel. Dibujo: Pablo Temes.

CFK, de apacible viaje. Tras una semana de furia, la Presidenta disfrutó de una gira que la calmó. Aunque los problemas sigan.

Hubo menos furia presidencial en la semana que pasó. Eso se notó tanto, que hasta una encuesta habló de un freno en la caída de la imagen de Cristina Fernández de Kirchner por el solo hecho de no exhibirse a través de la Cadena Nacional de Radio y Televisión. Apenas si hubo un tuit desde los Emiratos Arabes con acusaciones contra el diario La Nación por la información que publicó sobre la parálisis de la flota de aviones de la Presidencia a la que intentó desmentir y que fue confirmada, una vez más, por la realidad. Seguramente, a su vuelta y en sus habituales “Aló Presidenta”, nos informará de los “grandes éxitos y logros de este viaje”. Por ahora, lo más trascendente ha sido su foto con los hermanos Fidel y Raúl Castro, su encuentro con Diego Armando Maradona –oficialista del gobierno de turno, de quien en el poder parecen haberse olvidado que supo llamarlo al entonces vicepresidente Julio Cobos para felicitarlo por su voto “no positivo” a la Resolución 125–, y la sorpresa por el regalo que le hicieron los empresarios argentinos de una muñeca que no se le parece en nada.

El dato proyectivo más preocupante de la semana lo dio, con todo, el presidente de la Unión Industrial Argentina, José Ignacio de Mendiguren. A De Mendiguren de ninguna manera se lo puede considerar un opositor. Por el contrario, se lo ve a menudo en las primeras filas de los “Aló Presidenta” como parte del elenco cuasi estable de los aplaudidores que deben acudir a la Casa Rosada a participar de actos sobre cuyos motivos la mayoría de las veces no tiene la más mínima idea y con los que su área de acción no tiene relación alguna. El titular de la UIA señaló que, si los gremios lograsen imponer su voluntad en las negociaciones paritarias y, por ende, alcanzaran aumentos salariales del 25%, el Rodrigazo estaría a la vuelta de la esquina. Los que recuerdan y saben lo que fue el Rodrigazo se estremecen, y con razón. Aquello fue un ajuste brutal de la economía del país, cuyos números reales venían siendo disfrazados y ocultados desde los orígenes de aquel gobierno que comenzó con Héctor Cámpora, siguió con el general Perón y terminó con el derrocamiento de su esposa.

Hay un dato no menor que ocurrió esta semana y que seguramente encendió las luces anaranjadas –nada que ver con Scioli– en los sectores empresariales. Ese dato fue la coincidencia manifestada por todas las centrales sindicales –incluidas obviamente las afines al Gobierno– en su reclamo no sólo de ese nivel de reajuste salarial, sino también de la elevación del mal llamado “mínimo no imponible”, al cual los puristas del lenguaje exigen se denomine “máximo no imponible”, ya que es el máximo sueldo que un trabajador puede alcanzar sin estar abarcado por el pago del Impuesto a las Ganancias. Esto se hace impostergable porque, con los nuevos aumentos que se acuerden en las negociaciones paritarias, la no modificación de los valores a partir de los que se tributa esa gabela hará que muchos trabajadores experimenten el doloroso proceso de apreciar cómo gran parte de su mejora va a parar a las arcas de la AFIP. A propósito del organismo recaudador de impuestos: ¡qué bien parece estar pasándola la familia de Ricardo Echegaray en Punta del Este! ¿Se les hará tan difícil como se les está haciendo a otros conciudadanos lograr que la AFIP les reintegre el recargo del 15% a los gastos con tarjeta de crédito realizados en el exterior?

La escapada del dólar blue trae la imagen de un país del pasado. Hasta aquí teníamos el dólar oficial y el blue, eufemismo con el que se denomina a la divisa adquirida en el mercado negro que,  a modo de muestra,  se ofrece a la vista y a los oídos de todos y de todas a lo largo de la calle Florida, en donde de tanto “arbolito” voceando la venta de dólares, reales y euros ya se forma a veces un verdadero bosque. A ese dólar ilegal –al que muchos empleados de la mismísima AFIP sugieren como solución a los atribulados ciudadanos que con fondos genuinamente acreditados necesitan comprar dólares para viajar al exterior– se le ha agregado ahora el dólar “implícito”.

En el frente interno del peronismo las aguas se agitan cada día un poco más. La última víctima política de la Presidenta es el intendente de San Carlos de Bariloche, Omar Goye, que hasta hoy pertenecía al Frente para la Victoria, y quien a partir de hoy seguramente se habrá dado cuenta de la manera en que se actúa desde la Babel de Olivos. El intendente ahora suspendido no era precisamente un monumento a la virtud. No hacía falta investigar mucho para enterarse de eso. Con sólo caminar por las calles de la ciudad y hablar con la gente, bastaba para saberlo. Sin embargo, nada de ello le había importado al poder central. Goye pasó a ser mala palabra para el kirchnerismo después de los saqueos. Entonces vino la alusión a su responsabilidad en esos hechos que hizo Fernández de Kirchner en uno de los últimos “Aló Presidenta” del año pasado, y todos entendieron que, para el intendente de Bariloche, ello equivalía a una sentencia que dictaminaba su muerte política. A cualquier otro que hubiese osado desplazar así a un jefe comunal, el kirchnerismo lo hubiera descalificado aplicándole el mote de destituyente.

Continuando la navegación por las procelosas aguas del oficialismo, el desvelo mayor que allí se sigue viviendo lo representa Daniel Scioli. La desesperación va en aumento porque ninguna de las maniobras y de los ataques que en su contra se lanzan desde la Casa Rosada viene dando resultado. A esta altura, la Presidenta ya sabe que no podrá prescindir de la figura del gobernador si aspira a lograr una victoria en la provincia de Buenos Aires en las decisivas elecciones legislativas de octubre venidero. La contrafigura de Alicia Kirchner como contrincante de Scioli no funciona, y el proyecto de Máximo Kirchner como candidato a diputado nunca llegó a levantar a más de medio metro del suelo. La Presidenta sabe que hoy no tiene herederos y que si no logra continuar en el poder por, al menos, cuatro años más, el kirchnersimo será devorado por la línea interna del peronismo que logre tomar el poder. Es lo que les pasó a Menem y a Duhalde; al menemismo se lo llevó puesto el duhaldismo; y a este último, el kirchnerismo. ¿Y al kirchnerismo, quién?


Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 20/01/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.