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viernes, 6 de abril de 2018

Los cómplices de la mentira… @dealgunamanera...

Los cómplices de la mentira…

Jorge R. Videla y Claudio Escribano. Fotografía: Archivo Página/12.

La maldad inconsciente es cuando alguien no se da cuenta. Otra forma es cuando alguien sabe lo que hace y no lo oculta. Pero la peor de todas es cuando se sabe y se lo oculta. Como hicieron los militares de la dictadura con los desaparecidos. Otra variante es el cómplice de esa mentira. La corporación de medios fue cómplice de la dictadura al ocultar lo que ocurría con el terrorismo de Estado y fue cómplice con la dictadura al ocultar lo que ocurría en Malvinas durante la guerra. Ahora resulta que no, que fueron críticos y que estaban asustados, según la nueva versión que ofrece el que fuera en ese entonces subdirector del diario La Nación, Claudio Escribano, en una entrevista que publicó esta semana el periódico El País de España.

© Escrito el viernes 06/04/2018 por Luis Bruschtein y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El ocultamiento de la maldad es el reconocimiento de que se trata de algo inaceptable, que ningún argumento alcanza para justificarla, que existen argumentos que solamente pueden entender algunos pocos elegidos.  

Escribano reconoce su profundo rechazo al kirchnerismo, pero no le aclara al entrevistador que poco antes de asumir Néstor Kirchner, le presentó un ultimátum de cinco puntos. En el segundo decía muy claramente: “No queremos que haya más revisiones de la lucha contra la subversión. Creemos necesaria una reivindicación del desempeño de las Fuerzas Armadas”. El entrevistador es concesivo, sabe con quién está hablando y lo deja irse por las ramas. El nombre de Jacobo Timerman surge en la entrevista y Escribano responde casi en forma despectiva,”son cosas de Timerman”, ni el entrevistador ni el entrevistado dicen que Timerman estuvo secuestrado y fue torturado salvajemente por la dictadura. Tampoco dicen que cuando lo liberaron, Timerman recibió el premio Moors Cabot y que los directores de La Nación y Clarín, devolvieron los suyos en clara defensa de los genocidas.

El País presenta a Escribano como si fuera un periodista influyente y al mismo tiempo inocente. Son conceptos que se contradicen. Escribano fue el subdirector, con funciones de director efectivo, en el diario más conservador del país en largos períodos de dictadura, durante los cuales, los dictadores se sentían expresados por ese medio. Pero las hilachas se escapan entre las palabras. “¿Cómo vio la dictadura cuando fue el golpe?” pregunta. “Como algo inevitable”, responde Escribano usando la justificación más frecuente del golpe del 76. Era evitable si el grupo social que representaba La Nación no lo hubiera respaldado.

Las preguntas siguen y “el periodista político estrella de ese momento” asegura que no sabía nada. “Sí, aparecían cuerpos –dice la estrella del periodismo– pero como un tema abstracto, no con nombres y apellidos, ni como números.” Entonces se sabía, era imposible no saberlo para un periodista. Y los militares no lo ocultaban a periodistas amigos, al revés, lo exhibían con orgullo como parte de una victoria militar o trofeo de guerra. Sigue con el tema de los desaparecidos: “Todo quedaba en los enfrentamientos, pero uno iba teniendo una idea de que había más cosas. Pero los militares con los que se tenía diálogo jamás hacían concesión con esto”. Alguien que presenta un ultimátum como el que le plantaron a Néstor Kirchner demuestra que estaba enterado y que lo justificaba plenamente. Agrega que “del robo de niños no teníamos ni idea”, pero el ultimátum exigía la impunidad para todos los genocidas, incluyendo a los responsables por el robo de niños. No solamente exigía la impunidad, sino que reclamaba el reconocimiento público a lo realizado por las Fuerzas Armadas.

Escribano se reunió con Kirchner, pero dice que no lo hizo con Videla. Dice que el periodismo tendría que haber hecho más durante la dictadura, pero La Nación y Clarín fueron defensores activos de la dictadura frente a otro periodista como Jacobo Timerman. Los dos diarios están involucrados en la historia negra de Papel Prensa, el monopolio expropiado por los militares que habían secuestrado a la familia y a empresarios del grupo Graiver.

Reconoce que un general condenado por violaciones a los derechos humanos, le advirtió de que estaba “en la mira de López Rega”. Dice que lo amenazó el almirante Emilio Massera “pero debo reconocer que cuatro días después me llamó para disculparse”. Vivía en un mundo de animales que se lanzaban esas amenazas de muerte, pero dice que no sabía nada y encima lo justifica porque después le pidió disculpas.

La derecha argentina no puede aceptar su historia de violencia y autoritarismo, que son condiciones que suele denunciar como exclusivas de los movimientos populares. Le parece natural que lo amenacen de muerte. Entonces le recuerdan que el diario Buenos Aires Herald, con mucho menos poder que La Nación, cubría la información sobre los desparecidos. “Bueno –responde–, pero el Buenos Aires Herald también apoyaba a Martínez de Hoz”, como si eso restara valor a lo que hacía el periódico de lengua inglesa y no hacía La Nación.

Coronación de un discurso engañoso: después de jurar que no sabía nada, finaliza con el argumento de los genocidas para explicar sus condenas: “La batalla cultural ha sido ganada por la izquierda. El tiempo cerrará todo. Ha habido militares condenados, muchos en prisión. La amnistía y los indultos han servido para los subversivos. La Nación ha tenido una posición muy rotunda a pesar de las críticas y de ser minoría. Todos los políticos argentinos tenían diálogo con los militares, empezando por los del partido comunista. Los casos de desaparecidos tenían muy poco eco en la sociedad, salvo en la APDH en la que estaba Raúl Alfonsín”.

El “tiempo” no cerró nada. En todo caso lo cerrará la lucha de los organismos de derechos humanos acompañados por la sociedad y la justicia. En cambio, “el poco eco” se convirtió en trueno a medida que pasó el tiempo y junto con ese transcurso creció el repudio de la sociedad a los genocidas. Los juicios no fueron consecuencia del triunfo de la “subversión”, como dice Escribano, sino de la victoria de la democracia, quizás la más importante de los últimos treinta y cuatro años. En este tiempo se han escrito muchos libros, desde “La prensa Canalla”, hasta “Decíamos ayer”, sobre la complicidad de las corporaciones mediáticas con la dictadura. No hay forma de ocultarlo o disminuirlo. La intención de hacerlo los pone más en evidencia, los muestra conscientes de la monstruosidad que cobijaron y del daño gravísimo que infligieron.



domingo, 29 de julio de 2012

Cadena nacional del desánimo... De Alguna Manera...

Cadena nacional del desánimo...

Cadena Nacional de Parola...

“No sé si les pasó desapercibido un articulito que salió ayer en La Nación –yo que soy lectora leo todo últimamente– de una reunión de la Rural con empresarios periodísticos. ‘Pucha’, dije yo, vamos a ver qué es esto: ‘La mesa directiva de la Sociedad Rural le planteó a un grupo de empresarios periodísticos su preocupación por la falta de diálogo con el Gobierno y el desencanto que enfrenta la actividad agropecuaria’. ¿Se acuerdan de aquella película de Luis Buñuel, El discreto encanto de la burguesía? Yo decía: ‘¿Cuál es el desencanto de la actividad agropecuaria?’ Números que no se pueden creer, una actividad en expansión. Voy a seguir leyendo: ‘Así lo indicó la agencia DyN’, agencia obviamente del monopolio. Yo creo que los pescaron en reunión y la blanquearon antes de que los escracharan, como les pasó cuando fueron a la Corte, ¿se acuerdan, no? Y sigue así: ‘El presidente de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati, tras el almuerzo que compartió con José Aranda de Clarín, Jorge Fontevecchia de PERFIL, Julio y Fernán Saguier y José Claudio Escribano de La Nación, en el predio de Palermo’. Como se ve, el comando en jefe de (risas) de la cadena nacional del miedo y del desánimo (aplausos) estaban reunidos; ¿de qué estarían hablando? Después sigue: ‘En el encuentro se analizaron cuestiones vinculadas con el precio de las commodities, la intervención en los mercados de granos y carnes, y también sobre la falta de contactos que mantiene el sector con el Gobierno nacional’. ¿Ustedes se acuerdan de ese dibujo animado que estaba el perro Pulgoso que se reía ‘jijijiji’, así? Y la verdad que si Pulgoso lee esto, estaría igual, riéndose. Estaban hablando seguramente de qué título nos iban a enchufar mañana, con qué nos van a salir pasado mañana, pero bueno, es un poco la prueba de cómo se manejan las cosas, de cómo la coordinación es perfecta, de cómo sale una cosa en un lado, de cómo sale otra cosa en otro. Si no te tomás esto con humor... (aplausos).”

(Cristina Kirchner, cadena nacional del miércoles 27 de julio)

* * *

Tiene razón la Presidenta: hay una cadena del desánimo. No es nacional, pero igualmente muy importante. Es cierto que existe una mirada sesgada donde el Gobierno siempre hace –y le sale– todo mal, donde por la estatización de YPF la Argentina sería condenada al infierno internacional, donde Macri siempre es una víctima, donde Moyano pasa a ser bueno por el solo hecho de oponerse al Gobierno, donde Scioli es un estratega genial y supera a la Presidenta, o donde, hasta cuando sube la soja, se rescata que no será muy importante este año porque parte de la cosecha ya fue vendida, y donde se supone todo el tiempo que estamos cerca de la implosión económica.

Pero la Presidenta se equivoca al decir que Editorial Perfil integra esa cadena, demostrando que no es verdad que lea todo, como sostuvo. Porque si leyera el diario PERFIL sabría que compartimos muchas de las mismas acusaciones a Repsol, criticamos al PRO no menos que al Frente para la Victoria, Moyano no redimió las sospechas de corrupción que le pesan por pasarse a la oposición, Scioli no salió airoso del enfrentamiento con el Gobierno nacional, y fuimos los primeros hace un mes en gritar en la tapa que el aumento del precio de la soja podía llegar a cambiar las perspectivas económicas de la Argentina. También habíamos dicho que se iba camino a la recesión y que la intervención de Moreno en comercio exterior es desastrosa pero, a pesar de todos los costos que paga el país por eso, nunca creímos en una cercana implosión de la economía.

Criticamos también su mirada militar de la economía y de casi todo en la vida: siempre la fuerza, siempre enemigos. Aprovecho: ¡qué obsesión castrense, señora! Ya en el pasado se refirió a los dueños de medios como “generales mediáticos”, y en el discurso citado se refirió al “comando en jefe de la cadena nacional del desánimo”. Sigo su ejemplo y también lo tomo con humor, preguntándome si Clarín sería el Ejército, por ser más poderoso; La Nación la Marina, por ser más conservadora; y PERFIL la Fuerza Aérea, por ser más joven y progresista.

Se equivoca también al decir sobre el encuentro en la Rural que “los pescaron y la blanquearon (...) como les pasó cuando fueron a la Corte”. La reunión fue un almuerzo en el restaurante de la Rural, donde había varias centenas de personas comiendo y nuestra mesa estaba en el centro, o sea, más público y oficial, imposible. Y respecto de “cuando los pescaron al ir a la Corte”, se refiere a la reunión con Lorenzetti de la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA) que integran Magnetto y Saguier, pero quien “los pescó” y difundió fue precisamente Perfil.com porque uno de sus periodistas estaba en Tribunales en ese momento.
Decidí ir este año a ese almuerzo oficial de la Rural –al que por formalidad invitan a Perfil todos los años, como a otros medios, pero nunca fui personalmente–, interesado especialmente en el aumento de la soja y sus consecuencias políticas en el mediano plazo. Me quedé con la sensación de que yo le asigno más importancia al tema que la propia dirigencia rural, quizás por aquello de “en casa de herrero, cuchillo de palo” o porque no se quieren ilusionar o porque prefieren disimularlo.

A mí me parece el tema más estratégico del país. En noviembre de 2003, a poco de asumir Néstor Kirchner y cuando la soja se acercaba a los 300 dólares por tonelada, casi el doble que dos años antes, cuando la Argentina había tenido que declarar el default, escribí un texto en la revista Noticias titulado “La ‘culpa’ de todo la tiene Malthus”, por el economista inglés del siglo XIX que escribió en su Primer ensayo sobre población que “la capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la tierra para producir alimentos”, algo que se verificó hasta comienzos del siglo XX, no así la última mitad del siglo pasado, pero regresó con más fuerza que nunca la última década, permitiéndole a la Argentina volver a soñar con ser la Arabia Saudita de los cereales en lugar del petróleo.

Ayer, el título principal de tapa del diario PERFIL fue “Prevén que la soja seguirá subiendo. Además de la sequía, causas estructurales empujan el precio”, sobre la base de una entrevista a uno de los mayores expertos mundiales, Jim Rogers, apodado “la leyenda de las commodities”, quien sostiene que la soja (y otros alimentos) no tiene techo y que en el mediano plazo podría alcanzar hasta los dos mil dólares la tonelada. No quiso comprometerse con la cantidad de años, pero es lógico suponer que mediano plazo sea menos de diez años y más de tres: el próximo período presidencial. En la nota de ayer se realizaron simulaciones de lo que sería la economía en 2013-2015 con una soja a 513 dólares, a 600, a 800 y a 1.000.

Lo opuesto al desánimo, entonces. Lo que no quita que las políticas de comercio exterior de Moreno sean muchas veces calamitosas, y la inflación, un serio problema para la economía.

* * *

Debe ser útil pintar el panorama de blanco y negro, confundir a los que critican en ciertas ocasiones con los que critican siempre. Triste en la Presidenta, quien debería saber que la política es crítica continua de la realidad. La política es un mecanismo de cambio y no de conservación. Si una sociedad se considerara perfecta, no habría lugar para la política.

La crítica es necesaria. Por eso, los periodistas, también.

© Escrito por Jorge Fontevecchia  y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 28 de Julio de 2012.