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domingo, 7 de marzo de 2021

Tiempo de revanchas… @dealgunamaneraok...

 Tiempo de revanchas… 


Afinando, Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes

El Presidente, profesor de Derecho, y la vice, una exitosa abogada, cargaron contra el Poder Judicial. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 06/03/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

Más nafta para avivar el fuego. El alegato de Cristina Kirchner en la causa dólar futuro transitó el camino por donde ella se siente más cómoda: una escenificación televisiva adecuadamente producida, el uso del despacho de la presidencia del Senado, una gestualidad ampulosa y un discurso de barricada de fuerte contenido político que le sirvió para invertir los roles y pasar de acusada a acusadora. 

Hizo acordar a los Aló Presidente con que fatigó la cadena de radio y televisión durante sus mandatos. Arremetió contra el Poder Judicial, lo vinculó a operaciones políticas para favorecer la elección de Mauricio Macri, volvió a hablar de lawfare y dejó en claro que usará todo su poder para ir tras ellos. 

Todo apenas 72 horas después de que el presidente Alberto Fernández pronunciara su discurso ante la Asamblea Legislativa con un tono muy similar. “Ella aprovechó la situación y profundizó a su manera algunos de los puntos enunciados por el Presidente. Después salieron los duros a exacerbar los ánimos y no se habló de otra cosa que de supuestos embates a la Justicia”, dicen en Balcarce 50. 

A esta altura de los hechos, ya no es creíble la idea de que el Presidente es una víctima de su vice. Es más, el discurso de Alberto Fernández también estuvo teñido de revanchas personales. “Tenía la necesidad de devolver alguno de los golpes que viene recibiendo de la oposición desde que se desató el escándalo del vacunatorio vip. Fue un mensaje hacia adentro y hacia afuera del Frente de Todos”, señalan en su entorno. 

El Presidente sintió la necesidad de hacer saber que la reforma judicial, que incluye la reforma del Ministerio Público Fiscal, es una idea suya. Pero cuando aparecieron CFK y sus secuaces –Oscar Parrilli siempre está a la cabeza– con sus exabruptos y disparates, esa pretensión se esfumó. Tanto que obligó a la ministra de Justicia, Marcela Losardo –a la que el kirchnerismo quiere echar desde siempre– a aclarar que una comisión bicameral para analizar el comportamiento de los jueces es absolutamente inconstitucional.   

El reto a Parrilli y el silencio de Massa. Mientras ardía la discusión por la constitución y la viabilidad o no de la bicameral para “supervisar” –controlar– la tarea de los jueces, el silencio de Sergio Massa fue una constante. El presidente de la Cámara de Diputados sabe perfectamente que, cuando termine la pirotecnia verbal, deberán recurrir a él para cualquier iniciativa dentro de su ámbito. Dejó que Oscar Parrilli se fuera de boca y esperó su momento. Ese momento llegará este lunes cuando se reúna con el Presidente. Parrilli no solo se metió en terreno de Massa al resaltar que “el Presidente pidió una comisión bicameral que investigue a la Justicia” sino que expresó sin eufemismos los deseos de su jefa. 

En Casa Rosada se sostenía que CFK estaba furiosa con Parrilli a quien retó y mandó callar. Habrá sido un enojo por haberle quitado protagonismo en su proyectado día de furia. Según se explica desde el oficialismo, la razón de ser de la bicameral es llamar a audiencias públicas para transparentar y generar mecanismos de celeridad en la Justicia. 

La idea es colocar allí para que ejerza la presidencia a alguna figura que tenga el consenso de la mayoría. El nombre en el que se piensa por estas horas es el de Graciela Camaño. 

Nada de esto está contemplado en la Constitución Nacional. El profesor de Derecho –¿Es aún profesor o ya no lo es?– Alberto Fernández debería saberlo; la “exitosa abogada” Cristina Fernández de Kirchner, también.   

Mientras tanto los problemas de la gente. En su discurso del lunes el primer mandatario intentó –una vez más– encapsular el escándalo del vacunagate haciendo alusión a su decisión de pedirle la renuncia a Ginés González García. Los hechos, sin embargo, lo desmienten. La realidad vuelve a chocar contra la frialdad del relato. La vacunación en la provincia de Buenos Aires sigue con rumbo incierto y de manera poco profesional. “A mi madre la vacunaron en la escuela situada en las calles 7 y 609 en las afueras de la ciudad de La Plata. 

El operativo era llevado adelante por chicos muy jovencitos de La Cámpora. Todos los vacunados deben permanecer en el lugar unos 30 minutos por precaución luego de ser inoculados. Pero si algo ocurría, no había personal capacitado ni una ambulancia para actuar en caso de emergencia” –se quejó una reconocida médica de la capital provincial–. 

La radiografía en el resto del país no es muy distinta. El último escándalo de vacunados vip sacudió a la política de Tucumán. Está claro que todos saben que no será el último. El subregistro en los asientos de las dosis aplicadas es un problema nacional que facilita el clientelismo y el uso político de un instrumento vital. Esto venía sucediendo desde mucho antes de la pandemia del Coronavirus. Si en los principales hospitales nacionales y provinciales –algunos de renombre internacional– los registros son deficientes se puede deducir fácilmente lo que sucede en los rincones más alejados del país. 

Formosa. Lo que está sucediendo allí es un hito. Llega un día en que el abuso de poder en todas sus formas, tal como lo viene implementando Gildo Insfrán a lo largo de sus más de 25 años al frente de la gobernación, agota la paciencia de la ciudadanía. 

Una anécdota ilustra a la perfección lo que representa en los hechos la barbarie de ese régimen. Quien esto escribe estuvo en Formosa por última vez en 2002. Al llegar al hotel y registrarme, el gerente se apersonó y lo que dijo fue impactante: “Discúlpeme, no puedo alojarlo porque, por orden del gobernador, cuando se aloja un periodista tenemos la obligación de comunicárselo a la jefatura de la policía de la provincia”. Esto –que le sucedió y aún sucede– a varios colegas es la norma. Es decir, la existencia de un Estado policial y persecutorio. Una persecución brutal y violatoria de los Derechos Humanos. 

El lamentable comunicado firmado por el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla –en el que intenta desviar la responsabilidad de los hechos a los medios de comunicación y a la oposición junto a su desinterés por poner límite a tanta barbarie–, debería ser causa suficiente para que el Presidente le pidiera la renuncia.   

Formosa es la Venezuela de la Argentina. ¿Será la única? 

Producción periodística: Santiago Serra 








 

sábado, 7 de febrero de 2015

Luciano Arruga... El Estado lo Desapareció... De Alguna Manera...

Caravana para cambiar la historia...


Miles de personas marcharon el sábado 31 por las calles de La Matanza para conmemorar los seis años del secuestro, desaparición y muerte de Luciano Arruga. En una jornada impecable, con fuerte presencia juvenil, dos frases sintetizaron el corazón de la actividad: “La policía lo mató. El Estado lo desapareció”. Escraches, tres horas de movilización y 30 cuadras de recorrido dejaron en claro el principal objetivo de la movilización: construir condena social.

A las 10 de la mañana, Lomas del Mirador despertó. Sus calles matanceras, cubiertas de negocios y un cemento que golpea como el sol, suelen ofrecer un cuadro similar, uniforme, monótono a lo largo de los 364 días del año que cubren el ancho de la avenida Mosconi, su arteria principal. Las persianas se abren, los autos arrancan, algunos frenan, otros se saltan los semáforos en rojo, los colectivos atestados, la gente se putea, pocos piden permiso, y ese círculo humano y social que se pone en marcha y poco difiere del día anterior.

Un Truman Show conurbano. Mejor dicho: uno de muchos.

Pero hay un día, uno solo, que subvierte ese lienzo. Que lo toma, lo da vuelta, lo sacude y lo transforma. Por eso, cuando Lomas del Mirador, partido de La Matanza, corazón del Gran Buenos Aires, despertó, a las 10 de la mañana del 31 de enero de 2015, el mundo volvió a su lugar exacto, después de un año, luego del anterior 31 de enero, y del anterior a ese, y del otro, y así hace seis años.

Seis.

Así, envuelto en un sol que se mostró bondadoso a lo largo del día, durante 32 cuadras, La Matanza vibró bajo un solo nombre, escrito en las paredes, en las calles, en las plazas, colgado en los postes de luz y grabado en cada una de las miles de personas que participaron de una jornada memorable, impecable, sólida, histórica.

Un solo nombre. Una síntesis. Una cuestión nacional.

Luciano Arruga.

El mensaje

La caravana partió a las 12 del mediodía. Organizaciones de derechos humanos y sociales (APDH, H.I.J.O.S., Correpi, Ceprodh, La Poderosa, entre otras) y partidos políticos de todos los colores (estuvieron dirigentes como Christian Castillo, Vilma Ripoll, Pablo Ferreyra, Horacio Pietragalla, entre otros y otras), confluyeron en la placita de Perú y Pringles, en el barrio 12 de Octubre, a pocas cuadras donde Luciano Arruga vivió gran parte de su vida. Tenía 16 años y sufría un profundo hostigamiento policial cuando el 31 de enero de 2009 desapareció. No volvió a su casa. Su hermana Vanesa y su mamá Mónica lo buscaron por todos lados. Sólo sabían algo: a Luciano lo metieron en un patrullero y a Luciano lo vieron golpeado en el ex destacamento de Lomas del Mirador. Esa subdelegación policial, que dependía de la Comisaría 8º (ex Centro Clandestino de Detención en dictadura, conocido como “Sheraton”), no estaba autorizada a alojar detenidos. Sin embargo, Vanesa y Mónica ya habían escuchado cómo su hermano pedía ayuda cuando el 22 de septiembre de 2008 los policías de ese lugar – que no era ni más ni menos que un simple chalet barrial- lo detuvieron y lo torturaron.

El motivo: Luciano se negó a robar para la policía. Los oficiales le ofrecían “seguridad”, herramientas y dinero para efectuar robos. Luciano no quiso. Luciano dijo no.

Y el mensaje fue aterrador: Luciano desapareció.

Vecino, vecina

La Caravana era muy nutrida. En su gran mayoría, jóvenes. La salida de la plaza derivó en la avenida Mosconi, y de allí siguió hasta avenida San Martín. Familiares de víctimas de la represión policial y la violencia estatal encabezaban la marcha, con las fotos de sus hijos, de sus sobrinos, de sus nietos, de sus hermanos, de sus primos, unidos bajo los carteles de “Justicia”, y entrelazados, hombres y mujeres, niñas y niños, más fuerte que nunca.

Frente a ellos, un camión guiaba el recorrido. Llevaba los carteles para señalizar los lugares y albergaba los equipos de sonido. Allí, en la calle, Vanesa Orieta condujo la movilización.

Tomó el micrófono.

“Hoy nos encontramos marchando para que los vecinos y vecinas entiendan lo que significa en este barrio la violencia por parte de la policía y qué representa que un niño de 16 años estuviera desaparecido durante 5 años y 8 meses”, comenzó. “Luciano está desaparecido, vecino y vecina, por haberse negado a robar para la policía de este barrio. La misma policía que trata por medio de amenazas de incorporar a los jóvenes de los barrios humildes a redes delictivas manejadas por la policía. Vecino, vecina: usted lo sabe, sabe de las zonas liberadas, de los desarmaderos de autos, de los expendios de drogas, de los delitos cometidos en complicidad y con participación de la policía. Por lo tanto, vecino y vecina, dejemos de criminalizar a los pibes que vienen en los barrios y empecemos a poner el acento en esa policía que está al servicio del delito y somete a nuestros pibes a detenciones arbitrarias, a torturas, al gatillo fácil, a desapariciones forzadas. Empecemos a tener conciencia de que hoy, los pibes en los barrios humildes no son respetados”.

Vanesa hablaba, Vanesa explicaba, Vanesa caminaba. Vanesa conducía y hablaba a esa columna en movimiento que se extendía por cuadras, y que escuchaba, porque no podía no escuchar, porque era imposible no sentirse parte de un evento único y conmoverse con esa mujer que se ha convertido en una referente ineludible de una generación, que no paró de denunciar a todos los actores, a todos los policías, políticos, jueces, fiscales y médicos que no supieron ni quisieron decirle qué había pasado con su hermano, y que contribuyeron a que un niño de 16 años estuviera desaparecido casi seis años.

Por eso, a las 12 de la mañana, Lomas del Mirador no sólo estaba despierta.

Lomas del Mirador latía.

Los días previos

Las actividades que Familiares y Amigos de Luciano Arruga han organizado durante los 5 años de pedido de justicia se han convertido en auténticos festivales, con una convocatoria masiva brillante. Durante cinco años, la agrupación transformó ese evento en una ceremonia colectiva que enseñó cómo construir Justicia en uno de los lugares más picantes del conurbano bonaerense.

Pero los días, las semanas, los meses previos a la conmemoración de los seis años fueron movidos. El pasado 17 de octubre una noticia conmovió al país. Luego de 5 años y 8 meses de búsqueda y lucha inclaudicable, se supo dónde estaba Luciano. Una batería de medidas desatadas a raíz de la presentación de un hábeas corpus concluyó que Luciano estaba enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita. Luego, se supo que Luciano había sido atropellado a las 3.21 de la madrugada en el cruce de General Paz y Emilio Castro; que falleció el 1 de febrero de 2009 a las 8 de la mañana en el Hospital Santojanni; que había sido trasladado por el SAME; que fue catalogado como NN en la Morgue Judicial y ese fue su destino en el Cementerio.

Dos frases

Nada cerraba. Luciano intentó cruzar la General Paz por un lugar imposible. Vanesa, al cierre de la marcha, advirtió: “Quería que vieran ustedes mismos por donde quiso cruzar mi hermano”. Así fue: ese fue el sitio donde la actividad culminó. En ese lugar hay un terraplén de césped que sólo trepando se puede acceder a la vía rápida de la avenida. A metros del punto exacto donde Luciano fue atropellado, hay un paso a nivel. Luciano lo sabía: su casa está a 17 cuadras de allí.

Hay más. El conductor que atropelló a Luciano declaró que el joven “cruzó como desesperado”. Aclaró que “no estaba trotando ni caminando sino corriendo”. Y el punto que más llamó la atención de los funcionarios y actores judiciales que intervienen hoy en la causa: “Por lógica parecía que estaba escapando”. Pero, por si fuera poco, declaró un testigo que fue la primera persona que vio e intervino en el hecho. Fue un motociclista que, al detenerse en plena General Paz para evitar que Luciano fuera atropellado por otros vehículos, divisó una camioneta doble cabina de la Bonaerense estacionada con las balizas apagadas en la colectora de la avenida, a la altura del atropello.

Por eso, la principal hipótesis en la investigación que busca determinar que sucedió entre esas horas en las que Luciano fue visto por última vez en su barrio y las que fue atropellado, sigue la hipótesis policial.

Por eso, la convocatoria, las paredes y las banderas sintetizaban dos frases.

Una: “La policía lo mató”.

La otra: “El Estado lo desapareció”.

El villero que no quiso robar

Manzanas, bananas, agua, jugo. Algunos buscaban sombra. Otras preferían un gorro. Hizo calor y el sol, aunque menos violento que eneros anteriores, picó. Vanesa conducía, hablaba. El camión se movía a un ritmo lento para que la Caravana pudiera seguirlo a pocos metros. En la vereda, un integrante de Familiares y Amigos trepó por una escalera y colgó un cartel en un poste de luz. “31/01/09. Prohibido olvidar”, rezaba. Luego, se cruzó e hizo lo mismo en la mano de enfrente.

La Caravana dobló por avenida San Martín y se detuvo en la intersección con Indart. Allí, a media cuadra, funcionó el ex destacamento que detuvo, secuestró y torturó a Luciano Arruga. Allí fue visto la noche de su desaparición. Y así lo marcaba otro cartel colgado en otro poste de luz: “A 200 metros funcionó el destacamento donde fue torturado Luciano”. El verbo está en pasado. La lucha de Familiares y Amigos, que incluyó un acampe que soportó los peores climas y las peores provocaciones vecinales, logró expropiar ese lugar para instalar allí un centro cultural que lleve el nombre de Luciano. Por esa razón la voz de Vanesa se volvió ronca.

“En 2007 se inauguró en esa casa un destacamento bajo el pedido de más seguridad de un grupo de vecinos nucleados en VALOMI (Vecinos en Alerta de Lomas del Mirador). Debía ser una mera base de operaciones de la comisaría 8va. Pero en este lugar se llevaron adelante detenciones arbitrarias. No tenía instalaciones para albergar detenidos. Hace muy poco conseguimos la llave del ex destacamento. Ese lugar se va a convertir en un espacio de memoria social y cultural que va a llevar el nombre de un pibe de un barrio humilde”.

Vanesa respiró hondo y largó:

“¡Este espacio se va a llamar Luciano Arruga, en memoria de un villero que se negó a robar para la policía bonaerense!”.

La calle casi se hunde.

Escrache

La marcha y las señalizaciones siguieron. La Caravana continuó por avenida San Martín hasta el predio Monte Dorrego, un lugar de recreación y actividad deportiva donde un peritaje con perros ordenado en el marco de la investigación por la desaparición de Luciano arrojó un resultado positivo. Allí fue trasladado el destacamento que funcionaba en Indart luego de su cierre producto de la lucha y la movilización de Familiares y Amigos. En ese lugar hubo escrache.

“Luciano desaparece, la sociedad Arruga”, se podía leer en el suelo, frente a la subdelegación. Otras pintadas y frases ilustraron el lugar. Hubo cantos contra la policía y la denuncia implacable de Vanesa: “Basura, cobardes, asesinos. Vergüenza no tienen, porque si tuvieran, saldrían a denunciar los graves delitos que cometen sus compañeros. 

Esta familia no va a parar hasta que cada uno de sus compañeros termine preso”.

Práctica sistemática

La columna avanzó por San Martín hasta Ruta 3. El próximo destino fue la comisaría 8va, conocida como el Sheraton en tiempos de dictadura. De esa comisaría dependía el ex destacamento que secuestró y desapareció a Luciano Arruga. El joven, tras negarse a robar para la policía, comenzó a ser hostigado y a sufrir detenciones arbitrarias por parte de esa misma fuerza. “Los vecinos de Lomas tienen que tener en cuenta que es un hecho gravísimo”, sostuvo Vanesa. “Esto pasaba habitualmente en dictadura. Los mataban, los desaparecían. Esta es una marcha que viene a demostrar que no todos queremos silenciar la violencia por parte de la policía. Y esta marcha viene a demostrar tristemente que son muchos los familiares que denuncian la violencia institucional”.

Así fue. A lo largo de la movilización hablaron, entre otros y otras, Martín Bernhardt, hermano de Matías Bernhardt, asesinado por un policía federal en 2007; Angélica Urquiza, mamá de Jonathan “Kiki” Lezcano, asesinado por un policía federal en 2009; Celeste Lepratti, hermana de Claudio “Pocho” Lepratti, asesinado en 2001; familiares de Facundo Rivera Alegre, asesinado en Córdoba; sobrevivientes de Cromañón y de la tragedia de Once.

También hubo familiares de Ismael Sosa, el joven que viajó a Córdoba para ir a ver a La Renga y desapareció. Ni siquiera pudo entrar al recital. Denunciaron que fue reprimido por la policía en el primer control de ingreso. Su cuerpo apareció flotando en el río. “Todavía no tenemos noticias de lo que pasó”, afirmaron en la marcha. El lunes habrá una movilización a Plaza de Mayo a las 19.

Cambiar

Faltaba poco para que la movilización llegara al final. Faltaban pocas cuadras para que la nutrida caravana llegara hasta la intersección de General Paz y Mosconi (Emilio Castro del lado de Capital). Vanesa volvió a hablar, críticó al gobernador de la provincia de Buenos Aires y futuro precandidato presidencial, Daniel Scioli (“basura política”), como uno de los principales responsables políticos de la desaparición de Luciano, y sentenció: “Es necesario que un solo objetivo tengamos en común: defender los derechos humanos de los pibes. Nuestros enemigos son las policías torturando a nuestros pibes. Nuestros enemigos son los políticos que generan discriminación y criminalización. Nuestros enemigos son esa Justicia de mierda a la llegan nuestras causas y nunca avanzan. Esos son nuestros enemigos, no una familia que denuncia la violencia institucional. Son los que matan a nuestros pibes”.

Desde el comienzo de la movilización hasta el cierre, Vanesa Orieta jamás perdió el eje de su discurso, fuertemente político. Sus palabras focalizaron en una nueva agenda de derechos humanos, que subraye cuál es el sujeto de represión de esta época: pibes pobres de barrios pobres. “Somos todos del mismo lugar: sectores humildes”, puntualizó. “Hacia nosotros están dirigidas fundamentalmente la violencia y la represión. Y somos nosotros los que podemos cambiar ese todo de las cosas. Somos nosotros los que podemos cambiar la historia”.

Parte de la historia

La última parada fue General Paz y Mosconi. Tras más tres horas de marcha y más de 30 cuadras de movilización, las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora tomaron la palabra. Primero, Norita Cortiñas: “No podemos concebir que Argentina siga siendo un país de impunidad”. Luego fue el turno de Elia Espen: “Con todo el dolor que pasamos, seguimos peleando. No hay que callarse”.

Un capítulo aparte se merece la organización de la jornada. Sólidos, ordenados, metódicos, anticipándose a cada movimiento, la seguridad de la movilización no tuvo fallas, y cada corte de calle demostró a las claras la rigurosa planificación previa de la actividad. Sin lugar a dudas, allí radica gran parte del éxito de una tarde admirable.

Pablo Pimentel, referente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza (una de los organismos que acompañó a la familia desde el minuto cero), también habló: “Pasaron más de cinco años de impunidad. Los derechos humanos son para todos. 

Luciano tiene que ser la bisagra para equilibrar la balanza de la justicia. Luciano Arruga ya no es solamente de su familia. Luciano es parte de la historia argentina”.

Luego se leyó el documento de Familiares y Amigos, que llevó la adhesión de organizaciones sociales, partidos políticos y medios comunitarios y populares. El comunicado denunció la complicidad de los funcionarios políticos que posibilitaron que un joven de 16 años estuviera desaparecido durante casi seis años. También recordó la desidia de los actores judiciales que convirtieron la causa de Luciano en un monumento a la impunidad judicial: el juez Gustavo Banco y las fiscales Roxana Castelli y Celia Cejas, que este año afrontarán un jury de enjuiciamiento. “Vamos a ir hasta el final. El hallazgo del cuerpo puso al descubierto un entramado de complicidades”, leyeron.

La lucha

Mónica Alegre, mamá de Luciano, fue de las últimas oradoras. “Gracias a todos por estar, por hacernos el aguante, por acordarse del Negro todos los días y por hacerlo parte de ustedes”, dijo.

Vanesa fue la encargada de cerrar la jornada: “Acá hubo que luchar mucho, poner mucho el cuerpo y desgastarse. Y a pesar de eso, somos una familia que salimos adelante, con valor y fortaleza. Nosotros empezamos siendo un grupo de familiares y amigos que luchaban solos. Enfrentamos a la Bonaerense, fuimos perseguidos, golpeados, amenazados. Y fruto de seis años de lucha dio la posibilidad de visibilizar la causa de Luciano. Y también esta lucha dio la posibilidad que entendieran que había una familia que denunciaba que esto no se trataba de hechos aislados, sino de una problemática que se llevaba la vida de muchos pibes. Y todo este fue lo que hoy generó esta marcha”.

Vanesa agradeció a todas las personas que participaron de la movilización. Agradeció puntualmente a sus compañeras y compañeros por la impecable organización. Y esa porción de La Matanza, nuevamente despierta, luego de un año, y así hasta el próximo, se sumió en un grito unánime, completo, recargado:

“¡Luciano Arruga, presente! ¡Ahora y siempre!”.

© Publicado el domingo 01/02/2015 por http://www.lavaca.org


martes, 15 de octubre de 2013

Los unos y los otros… De Alguna Manera…


Matías Reggiardo Tolosa le responde a Juan Cabandié…


Carta de un nieto recuperado a otro. Juan, soy Matías Reggiardo Tolosa, ese chico cuya historia es similar a la tuya, ese cuya historia te hizo repreguntarte sobre tu propia historia. Te escribo esta carta porque siento que vos y yo como Nietos recuperados por Abuelas tenemos una responsabilidad ante la sociedad, la responsabilidad y mucho más cuando como en tu caso te dedicas a la política y sos una persona pública, de llevar en alto los valores que pregonaban nuestros padres para el país.

En este marco creo que esa responsabilidad debe ser llevada con altura en cada ocasión de la vida cotidiana, tanto en el ámbito laboral como en la forma en que nos manejamos en la calle y con los demás. Es por eso que he observado con una enorme tristeza tu lamentable conducta frente a un simple control de tránsito en Lomas de Zamora, y he observado con absoluta incredulidad tus dichos. Es que simplemente no sos la única persona cuyos padres han sido secuestrados y torturados y luego asesinados, no sos el único que nació en circunstancias inhumanas, no sos el único cuya identidad ha sido robada vilmente, no sos la única víctima de ese crimen de lesa humanidad que deja huellas indelebles e imborrables que se llama apropiación y me afecta en lo personal el hecho de que el común de la gente crea por casualidad que todos nosotros nos manejamos de la misma forma por la vida.

No era una situación tan complicada, solamente podías esperar a que algún asistente te alcanzara al lugar adonde estabas siendo retenido la documentación que te faltaba. Esa era una salida que podías arreglar fácilmente con la agente de tránsito. Y a diferencia de lo que afirmas falsamente en el video, la falta del último comprobante del seguro vigente SI es una causa de retención de vehículo puesto que las autoridades no tienen forma de saber si el rodado está asegurado acorde a lo que dispone la ley o no.

La verdadera razón por la que te escribo esta carta es porque afirmas algunas cosas durante la conversación que me afectan hasta la violencia moral, porque también soy Nieto Restituido y porque veo todos los días a la gente cara a cara con la frente en alto y no quiero que Nada de lo que se ve en ese video afecte mi imagen personal porque gracias a Dios tenemos valores bastante diferentes.

Cuando le decís a Belén Mosquera “porque yo soy hijo de desaparecidos” se lo decís con un tono de superioridad, es decir, en algún rincón de tu mente supones que vos y yo somos diferentes al resto de los mortales en nuestro país, que somos una raza superior o que nuestra historia nos da derecho a tener impunidad. Lo entiendo, vos sos uno de los que se ha creído el maldito relato, ese relato mentiroso que dice que este gobierno representa la continuidad de los ideales de nuestros viejos y que están poniendo esos ideales en práctica, ese relato maldito que sirve para justificar todo porque somos la reencarnación y la continuidad de la “Juventud Maravillosa”. Ese relato jamás lo creí, siempre vi a este gobierno con el mismo escepticismo que a todos los demás del 83 a la fecha más allá de los innegables avances en materia de juzgamiento a los delitos de lesa humanidad y de los esfuerzos para encontrar a nuestros hermanos.

Es muy simple, no considero que para honrar la memoria de nuestros Padres haya que salir a defender a Gildo Insfran y chicanear a Félix Díaz. No considero que debamos salir en todas las fotos con el ex ultraderechista en los 70, socio de las multinacionales mineras y actual gobernador de San Juan José Luis Gioja. No considero que para honrar la memoria de nuestros viejos sea conveniente sacar a patadas de los Qom de la 9 de julio. Siento que a veces consideras que nuestros Derechos Humanos son Derechos Humanos de primera mientras que hay otros Derechos Humanos que son de segunda, pues no te vi en la marcha para pedir JUSTICIA+51 por los asesinados de la corrupción, no solo no te vi allí, más bien te he visto en más de una oportunidad compartiendo escenario con DE VIDO, uno de los asesinos.

Hay ciertas cosas de tu conducta frente a la agente de tránsito que me asustan Juan, cuando le decís “te hiciste la guapa, pero yo soy más guapo que vos”, sabés bien quienes usaban esta especie de poronguismo permanente, quienes andaban por la vida matoneando a todo el mundo con una soberbia inocultable, quienes se creían impunes, quienes se creían Dios. Me entristece que uses la misma forma de conducirte que esas personas. Todavía recuerdo cuando yo tenía 18 años y empezaba a manejar como mi apropiador me enseñaba que yo no era igual que los demás, que era superior por ser “hijo” de él, como debía reaccionar frente a un control policial mencionando de inmediato su apellido, como me decía “vos tenés que chapear”, “a vos nadie te toca el culo”. Es que increíblemente en plena democracia seguía teniendo mucha gente que lo apoyaba y muchos contactos en la Policía Federal Argentina, y claro está para el, yo era un ciudadano de primera mientras que los otros eran de segunda.

Luego decís “Estoy adonde tengo que estar” y sabes que Juan? no estoy de acuerdo, no tenés una carrera política propia y generada en base al mérito y el esfuerzo, lamento informarte Juan que no has hecho una acumulación de mérito suficiente como para llegar al congreso sin otro argumento que no sea el mero hecho de ser hijo de desaparecidos, y peor aún temo que hagas lo mismo que hizo Horacio Pietragalla y votes a favor de leyes como la LEY ANTITERRORISTA, que tanto dolor nos ha generado. Decís “estoy adonde tengo que estar” y con eso querés decir que la dieta de más de 100.000 por mes que te correspondería como Diputado Nacional te corresponde, está clarísimo, es tu momento de sinceridad brutal, ser parte de esa elite de Youppies llamada pomposamente La Cámpora que administra fraudulentamente una compañía aérea cuyo gerente no presenta un solo balance hace 4 años, y que se resiste a declararla empresa pública para no ser controlado por la oposición y por eso crees que hacer zarpar un vuelo exclusivo con militantes en 2009 solo para ver un partido de eliminatorias es algo normal, un privilegio más que te corresponde.

Lo lamento muchísimo Juan, por mas esfuerzo que hago no logro que eso me pase, te reconozco que tengo una furia incontenible y más de una vez no la puedo detener, que estoy harto de esperar que se haga justicia, que no entiendo que gente que nos hizo lo que nos hicieron a vos y a mi pueda ser considerada “humana” siquiera, pero no logro que eso me haga sentir superior. ¿Sabés lo que me pasa Juan? salgo a la calle, veo a un chico muerto de hambre o consumiendo paco y no puedo sentirme superior a él, y no puedo entender porque en base a lograr justicia por nuestros viejos tenemos que olvidarnos de estos pibes. No puedo, me cuesta, no puedo olvidarme de los Qom asesinados en Misiones y no veo cual es la “ventaja política estratégica” en función de lograr los objetivos de encontrar a nuestros hermanos que semejante apoyo nos otorga. No puedo ni aún intentándolo. Me cuesta demasiado Juan sacarme fotos con el ultra menemista Alak que era persona NO GRATA para todos los organismos de Derechos Humanos en LA PLATA de los 90 como si se tratara de un militante de la primera hora de los Derechos Humanos, no puedo Juan, se me hace cuesta arriba. No entiendo porque tenemos que mirar para otro lado cuando designan un Jefe del Ejército que Participó de operativos de secuestro durante la dictadura, y menos entiendo el argumento de que no es responsable por su bajo rango, es exactamente el mismo argumento de mi apropiador. Lo lamento Juan, no me sale, no lo siento. Me duele mi país, me duele la gente que se muere de hambre en el norte mientras sus gobernadores usan los aviones sanitarios para irse de vacaciones al Caribe, gobernadores que han sido Menemistas y que tienen al poder como propiedad familiar, no entiendo como una alianza estratégica con ellos nos está beneficiando.

Yo también me banque la dictadura Juan, sufrí exactamente lo mismo que vos, también soy víctima del mismo delito aberrante, y si tengo bronca contra el mundo, no puedo entender la aberración que nos tocó pero tampoco entiendo las demás aberraciones. No puedo ni haciendo un esfuerzo tratar como a un ciudadano de segunda a una agente de tránsito contratada precarizada de 22 años de edad, ni mucho menos he hecho despedir a alguien en mi vida. Puede que sea débil y no me consideres digno representante de la generación de nuestros viejos, pero no puedo pedir “correctivos” para alguien sabiendo que su trabajo está en juego y después desinteresarme por su destino, pues claro está la echaron, sabías que lo hicieron y no hiciste nada para que la volvieran a tomar.

Lo lamento mucho Juan, se que te vas a enojar por esto, pero es un mero acto de supervivencia, de autodefensa frente a la violencia moral que ejerces y acordate muy bien de donde venimos, no te lo olvides nunca, no olvides que la mentira es lo peor que nos han hecho, no está bueno andar mintiendo por la vida.

© Escrito por Matías Reggiardo el lunes 14/10/2913 y publicado en plazademayo.com