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sábado, 27 de julio de 2019

Reclamo a la UAR por los 152 rugbiers desaparecidos... @dealgunamanera...

El 70 % de los deportistas víctimas del terrorismo de Estado tuvieron una pelota ovalada en sus manos...

Los All Blacks en la Ex ESMA. Imagen: Facebook Museo Sitio de la Memoria

Reclamo a la UAR por los 152 rugbiers desaparecidos Familiares y organismos de Derechos Humanos le pedirán a la Unión Argentina de Rugby que tenga un gesto por la memoria de sus jugadores desaparecidos.

© Escrito por Gustavo Veiga el  sábado 27/07/2019 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La idea germinó una tarde lluviosa. Carlos Pisoni, de H.I.J.O.S., la compartió durante la presentación de un libro en el café Tortoni. La venía compartiendo con Julián Axat, abogado, poeta y docente. Una iniciativa parecida había sido presentada a la Unión Argentina de Rugby (UAR) en 2013 y 2014. Pero ignoró el pedido. Ahora quizás no pueda desentenderse de una nueva solicitud que le formularán los organismos de Derechos Humanos, más familiares, amigos y compañeros de los 152 jugadores desaparecidos que tiene este deporte.

La carta que les entregarán a los dirigentes les reclama que organicen “un reconocimiento institucional a los rugbiers detenidos-desaparecidos que formaban parte de diversos clubes en todo el país”. Aquel número demuestra que el rugby fue la disciplina más afectada por el terrorismo de Estado

Son 220 los deportistas federados víctimas de la última dictadura cívico-militar y de los grupos de ultraderecha como la Triple A o la CNU (Concentración Nacional Universitaria). De esa cantidad, casi el 69 por ciento tuvieron una pelota ovalada en sus manos. ¿Por qué tantos? Las respuestas se abren en varias direcciones. No hay una que explique todo.

En un par de semanas o más, sin un plazo prefijado, la carta que busca un pronunciamiento de la UAR llegará a destino. Pisoni y Axat --también hijo de desaparecidos, su padre Rodolfo jugó en La Plata Rugby Club-- le dieron forma a la propuesta que ya recogió varias adhesiones. Es el principio del que tal vez sea un largo camino. A nivel institucional el rugby no ha mostrado vocación de revisionismo. Lo confirma el texto que recibirán sus dirigentes: “Como ya se hiciera formalmente a través de reuniones mantenidas por integrantes de los organismos de derechos humanos en los años 2013 y 2014 con autoridades de la UAR, volvemos a reiterar el pedido”. Un pedido de reconocimiento. Un gesto institucional hacia los rugbiers desaparecidos. Hasta ahora hubo una excepción. En el club de Gonnet hay una placa que recuerda a sus veinte jugadores desaparecidos. Axat les dedicó un poema: Los canarios románticos.

Se dieron otras iniciativas, pero no partieron de los clubes, ni de la UAR o las uniones provinciales. El torneo nacional Homenaje a los rugbiers desaparecidos realizará su cuarta edición este año en Bariloche, el 9 y 10 de noviembre. 

Carola Ochoa es su fuerza motriz. Una sanjuanina que recorrió el país buscando completar la lista de víctimas del terrorismo de Estado que sufrió el rugby. Por ella se supo que hasta hoy son 152. Eliseo Branca, ex Puma y símbolo del CASI, además de varios ex jugadores, la acompañan en esta búsqueda de memoria, verdad y justicia. El evento que se completa con talleres y exposiciones sobre la temática les interesó a las autoridades de la Federación Francesa de Rugby.

En nuestro país esta cuestión que cruza a los derechos humanos con el deporte, es como una piedra en el zapato para la dirigencia. Que además sufrió reproches del sector más conservador del rugby por un hecho que ocurrió el miércoles 17 de julio. Ese episodio está mencionado en la carta que se le enviará a la UAR: “Recibimos con alegría la noticia de que los jugadores de los ALL BLACKS (en mayúsculas) hayan visitado el Sitio de Memoria de la Ex ESMA, y se interiorizaran de lo sucedido allí, y veríamos con agrado que lo mismo pueda suceder con las distintas categorías que conforman el seleccionado nacional de LOS PUMAS así como también con los clubes que son parte de la UAR”.

En una detallada nota sobre la visita del plantel neozelandés al ex centro clandestino de detención y tortura, el colega Ezequiel Fernández Moores cuenta cómo nació la idea de acercarse al lugar: “En plena recorrida, el fisioterapeuta Pete Gallagher, autor de la iniciativa, cuenta por qué está él allí: ‘Vine muchas veces a la Argentina, pasé siempre por la puerta, me pareció que ya era tiempo de entrar y conocer’”. Catorce All Blacks se sacaron fotografías --fue casi la mitad del plantel que estuvo en Buenos Aires para la victoria 20 a 16 sobre Los Pumas-- y después las subieron a sus redes sociales. La visita no era obligatoria, pero el grupo que estuvo en la Ex ESMA escribió en su cuenta de Instagram:  “La angustia inimaginable de este período todavía se siente hoy”. 

El hooker Dan Coles agregó: “Escuchamos historias de mujeres que estaban embarazadas y les quitaron sus bebés. Siempre tratamos de aprender un poco de la historia de los países que visitamos”. Algo semejante hicieron los Springboks sudafricanos en isla Robben. En septiembre del año pasado viajaron desde Ciudad del Cabo al presidio donde estuvo Nelson Mandela. De los 27 años que lo mantuvieron detenido durante el régimen del Apartheid, 18 los pasó ahí en condiciones de aislamiento. La memoria no está disociada del deporte.

Los Springboks en la isla donde estuvo preso Nelson Mandela.

La presencia de los bicampeones mundiales en la Ex ESMA puede vincularse con un dato deportivo de aquel trágico pasado que los neozelandeses quisieron conocer. En 1976, cuando se produjo el golpe de Estado, los All Blacks visitaron por primera vez la Argentina, una gira que la UAR celebró en su memoria y balance de ese año. 

“Es nuestra esperanza que podamos asimilar todo lo bueno que hemos visto para perfeccionar nuestro juego y sacar suficiente provecho de su técnica, potencia y efectividad. También expresamos nuestro deseo de que esta visita sea comienzo de una vinculación que se mantenga en el futuro, lo que sin duda será sumamente beneficioso para el rugby nacional”, decía la Unión.

Los Pumas jugaron dos partidos contra Nueva Zelanda en el ’76 en la cancha de Ferro. Perdieron 21 a 9 y 26 a 6. La UAR dejó constancia en su memoria de un dato insoslayable: “Por primera vez se contó este año con el concurso de la Compañía de Policía Militar del Cuerpo de Ejército 1, que tuvo a su cargo la seguridad interna del estadio”. Una postal de la época.

Los All Blacks que visitaron la Ex ESMA hace pocos días no habían nacido. Aquellos que vinieron a jugar cuando en el país se secuestraba, torturaba y desaparecía hoy ya deben estar jubilados. Se sabe ahora que 152 rugbiers integran la nómina más extensa de víctimas que deporte alguno haya sufrido en la Argentina. La UAR será notificada por carta sobre ello. 

Familiares, amigos, compañeros de equipo y organismos de derechos humanos esperan un gesto que se compadezca con la memoria de esos jugadores que estuvieron en sus registros. Los bicampeones mundiales que se conmovieron por lo que vieron en el ex centro clandestino más grande de la Armada seguramente estarían de acuerdo.




domingo, 23 de diciembre de 2018

Cuesta abajo en mi rodada... @dealgunamanera…

La terrible temporada que vivió el fútbol argentino en 2018… 

Angelici, Chiqui Tapia y D’Onofrio durante la presentación de la Superfinal.

Como en el tango de Gardel y Le Pera, el deporte que convoca a multitudes termina el año a los tumbos. La final de la Copa, un ejemplo de lo que no debería hacerse. La eliminación en el Mundial de Rusia. La violencia de cada día.

© Escrito por Gustavo Veiga el domingo 23/12/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

2018 quedará en el podio de los años más conflictivos de nuestro popular deporte. Si la palabra cabotaje tiene una connotación negativa cuando se habla de fútbol, define muy bien lo que nos pasó. El nuestro es de vuelo corto. Podría incluso afirmarse: un fútbol low cost. La maltratada final por la Copa Libertadores entre River y Boca lo reflejó más que todo. No se jugó en el país, tampoco en Sudamérica y ni siquiera en América. La mudaron a Europa. 

La violencia en cualquiera de sus connotaciones –física, verbal, virtual y simbólica– siguió generando tsunamis. Las medidas para moderarla o controlarla siempre fueron y serán incompletas. El poder de la AFA o la Superliga es una caricatura de consensos y buenas artes. Sus dirigentes suelen ser ventajeros. La temprana eliminación de la Selección nacional en el Mundial de Rusia se sumó a la lista de calamidades, más por lo que sucedió a su alrededor que por su juego decepcionante. La ofensiva para entregarles en bandeja los clubes al mercado quedó estancada, pero volverá. Por estas y otras razones, el año que se aproxima podría ser mejor con apenas un par de buenas noticias. ¿Será o no será?

La manoseada “final del mundo” –como los medios sensacionalistas la llamaron acá– dejó un ministro renunciado, la grieta entre los presidentes Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio y una ley anti-barras bravas como secuelas. Martín Ocampo seguramente se reciclará en la política con otro cargo en el gobierno. La investigación, si va más allá de su responsabilidad, difícilmente supere la detención y procesamiento del mecánico tornero Matías Firpo, uno de los hinchas que le arrojó piedras al micro con el plantel de Boca. 

Pero habrá una ley que se apruebe –por ahora con media sanción, en general y en la Cámara Baja– para complacer a las buenas conciencias. “Un mamarracho oportunista” como se quejó un dirigente de la AFA consultado por Página/12, que dejó heridas entre la conducción del fútbol. “Ni nos consultaron y encima les pedimos por nota a los diputados que convocaran, pero ni nos llamaron”, completó. El legislador Martín Lousteau coincidió con aquella, la primera definición. Llamó a la ley “engendro jurídico”. Y eso que es oficialista.

La norma tal como está concebida por el gobierno incrementa penas, tipifica nuevas contravenciones o delitos, en suma, ratifica la doctrina Chocobar para el fútbol en su círculo multitudinario. El jueves pasado, un policía bonaerense mató de un escopetazo en La Plata al trapito Mario González. No había un partido, pero hubo un muerto. ¿Qué pasará cuando los torneos se reanuden y cuidacoches, limpiavidrios, vendedores ambulantes o hinchas de a pie se encuentren mano a mano con uniformados, con o sin armas letales?

Pueden suceder dos cosas: que se produzca un operativo deliberado y mal realizado como el que llevó al bus de Boca por un desfiladero donde llovían cascotes u otra víctima fatal. La historia demuestra que en la Argentina la policía es capaz de asesinar incluso con balas de goma. Javier Jerez, un hincha de Lanús, murió así el 10 de junio de 2013 en el estadio Único platense. 

También puede reprimir cuando nada lo justifica. Ocurrió en el Obelisco contra los hinchas de River durante el festejo por la Copa Libertadores o en la Bombonera cuando los de Boca hicieron el banderazo para despedir al equipo antes del viaje a Madrid. Sí ese día el estadio estaba excedido en su capacidad, la responsabilidad fue de la comisión directiva. Pero no del público. Las estadísticas de violencia no solo las engrosan barrabravas.

La Conmebol se sumó a esta final de vodevil local con un papel estelar. Decidió mudarla a la capital española porque se trataba de un gran negocio de audiencia. La expansión del mercado televisivo nos deparará más finales en tierra prometida. O donde aparezca el que ponga más plata. Ahí están Qatar, los Emiratos Árabes Unidos o Japón en el pasado reciente para confirmarlo. No les basta con llevarse los mejores futbolistas. También se llevan los mejores espectáculos.

La eliminación temprana de la Selección nacional en el Mundial de Rusia fue el otro hecho del año. La crónica de un fracaso anunciado. Jorge Sampaoli la dirigió apenas entre junio de 2017 y el mismo mes de 2018. Una llegada a las instancias finales –lo mínimo que se vaticinaba era alcanzar los cuatro primeros lugares– se transformó en espejismo. La caída por goleada ante Francia en los octavos de final resultó el desenlace de una cadena de malas decisiones. Que habían empezado mucho antes con la renuncia de Gerardo Martino y el despido de Edgardo Bauza. Si al actual entrenador del Santos se le suma Lionel Scaloni, la cuenta da cuatro directores técnicos desde 2014 a la fecha.

La dinámica de lo impensado que tan bien utilizaba Dante Panzeri como metáfora para definir al fútbol, es casi una bandera que describe un montón de situaciones alrededor del juego. En nuestro país los políticos y funcionarios votan una ley anti-barras que afectará al deporte más importante sin consultar a sus dirigentes y los dirigentes modifican el reglamento de un campeonato cuando está por la mitad. Pasó con la Primera B Metropolitana que, de dos ascensos, aumentó a cinco. 

Cuatro serán directos y uno mediante un torneo reducido. Para justificarlo sostienen que la B Nacional deberá contar con 32 equipos en 2019. Casualidad o no, hoy el segundo de la tabla en la B Metro es Barracas Central: el club del presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia.

Podrían agregarse otras lindezas de nuestro fútbol criollo que permanecen inalterables, pese al paso del tiempo: un Estado que esquilma a los clubes, un gobierno circunstancial y de derecha que pretende entregarlos al mercado, la reventa de entradas, la poca disposición a respetar los acuerdos que se firman, el sensacionalismo de los medios que construyen una subjetividad funcional al negocio de unos pocos, el pack fútbol que seguirá aumentando de la mano de la inflación y ahí paramos. 

Al menos pasaron a un segundo plano las deudas crónicas de las instituciones. Ya no se escuchan tantos reclamos de jugadores, técnicos y demás empleados. Algo es algo.



sábado, 24 de marzo de 2018

Otra final sin Videla, Massera ni Agosti… @dealgunamanera...

Otra final sin Videla, Massera ni Agosti…


Jugaron dos equipos, en River, integrados por militantes de derechos humanos, mundialistas como Houseman, Villa y Luque y miembros de los seleccionados juveniles. Al final hubo un festival con Liliana Herrero, Spinetta, Viglietti y Fontova, entre otros.

© Escrito por Gustavo Veiga el  lunes 30/06/2008 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La imagen sintetizó el espíritu de la evocación. Leopoldo Luque y Julio Ricardo Villa tomaron la larga bandera con las fotografías de los desaparecidos, la levantaron y posaron un par de minutos para los reporteros gráficos. Sobre la pista que bordea al raleado césped del Monumental, los dos campeones mundiales del 78 consumaban así lo que había costado tanto tiempo concretar. Que un gesto recíproco, un gesto de aquellos jugadores y de los organismos de derechos humanos que hasta ayer se miraban con recelo, los reuniera treinta años después, en el mismo escenario donde la Selección nacional había ganado su primer título mundial. Un título que se festejó mientras la dictadura militar perfeccionaba el terrorismo de Estado sobre 25 millones de argentinos con su secuencia de secuestros, torturas y desapariciones.

En la cancha de River, esta vez, no hubo genocidas ni multitudes galvanizadas por la alegría de aquellos goles que Kempes y Bertoni convirtieron en la final contra Holanda. En la cancha de River, esta vez, la memoria jugó su propio partido, que empezó con una marcha entre la ESMA y el Monumental, siguió con fútbol y concluyó con un espectáculo ofrecido por músicos de raíces diferentes.

El Instituto Espacio para la Memoria organizó lo que durante treinta años y dos aniversarios redondos (en 1988 y 1998), jamás había sido posible. Juntar en una convocatoria pública, en un acto sensible y con las mejores intenciones, a los jugadores que abrazaron la gloria deportiva en el ’78 y a quienes durante los años posteriores militaron bajo una consigna que se hizo huella: “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Allí estaban Luque, Villa y René Houseman, los únicos campeones presentes, entremezclados con Nora Cortiñas, de Madres Línea Fundadora, Alba Lanzilotto, de Abuelas, y el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Los primeros se habían colocado la camiseta celeste y blanca de la Selección y hasta los pantalones cortos (Luque fue el único que jugó 5 minutos) y las mujeres de los pañuelos blancos habían llegado caminando desde la ESMA hasta detener su marcha en la pista del Monumental.

A las 15 ingresó en el estadio el grupo más nutrido, que portaba la extensa bandera con los rostros de los desaparecidos encabezado por Pérez Esquivel. Quique Pesoa modulaba su voz grave y Daniel Viglietti abría la parte artística del acto desde el escenario montado a espaldas de la tribuna Centenario, la única que no se habilitó de un inmenso Monumental. El intendente de Morón, Martín Sabbatella; el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, y el secretario de Deporte de la Nación, Claudio Morresi, habían detenido su marcha frente a la platea San Martín, donde un instante después recibirían sus medallas los campeones mundiales.

La gente se había acercado hasta Núñez con la típica pereza dominguera posterior al almuerzo. Algunos, los más militantes, arengaban con sus cantitos en la esquina de Figueroa Alcorta y Avenida Udaondo. Agrupaciones como La Cámpora, Proyecto Sur, el Movimiento Nacional Ferroviario y la FTV hacían flamear sus banderas y repartían prensa propia a los padres que llegaban con sus pequeños hijos de la mano. Adentro de la cancha, como si fueran trapos futboleros ante la inminencia de una final, balconeaban los de la CTA (El hambre es un crimen), de Hermanos de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia, del Frente Nacional Campesino y uno que pedía Basta de Terrorismo de Estado en Colombia. Pero el que más se destacaba decía 30.000 detenidos desaparecidos ¡Presentes! y estaba detrás del escenario desde donde Pesoa continuaba leyendo textos alusivos y algunas adhesiones, como las de Diego Maradona, Daniel Passarella, César Luis Menotti, Carlos Bilardo, Carlos Bianchi, Amadeo Carrizo, Víctor Hugo Morales y el empresario Carlos Avila. También se difundieron comunicados que acompañaron la iniciativa, como uno del Colectivo de Exiliados de la Operación Cóndor.

El árbitro Guillermo Rietti esperaba que los periodistas desocuparan el campo de juego para comenzar el partido. Pero Luque y Villa se detenían ante cuanto grabador o micrófono se les interponía en el camino y decían su verdad. “Si mi presencia acá sirve para despegarme definitivamente de lo que pasó, bienvenido. Pero yo nunca me consideré partícipe del horror, aunque es probable que la dictadura nos haya utilizado”, dijo el ex futbolista de Racing y el Tottenham inglés.

Luque se paró de volante retrasado para distribuir juego y se retiró apenas comenzó el partido. Villa y Houseman salieron con los equipos pero no se pusieron los cortos. Se cantó el himno con la versión de Charly García de fondo, hubo fotografías para los protagonistas (militantes, jugadores Sub-20 y Sub-23 y el director de cine Tristán Bauer), hasta que el referí dijo basta. Desde ese momento, la atención se centró en el escenario, mientras una parte del público que ocupaba las plateas bajas empezó a saltar hacia la cancha para ver desde más cerca a Luis Alberto Spinetta.

Cuando el Flaco apareció en el escenario con su Fender (anteojos oscuros, campera blanca, la misma melena de siempre, aunque más canosa), el fútbol, por primera vez en la tarde, quedó desplazado. Regaló cuatro o cinco temas y entre ellos, un par de Almendra, su mítica banda: “Laura va” y “Plegaria para un niño dormido”. Después le dejó paso a Lito Vitale y su trío, que terminó tocando un par de temas con un músico que no estaba anunciado, pero levantó al público con un par de éxitos de su repertorio: Juan Carlos Baglietto. Siguieron Liliana Herrero, Horacio Fontova, Sara Mamani, La Bomba de Tiempo y Arbolito.

La tarde caía sobre el Monumental, los organizadores de Espacio para la Memoria seguían comunicándose entre ellos para no dejar detalle librado al azar y en el Monumental, esa caja de resonancia donde miles de voces atronaron aquellas tardes de junio del ‘78 festejando un título mundial, todavía se escuchaban los ecos de palabras que se repetían una y otra vez. Memoria, desaparecidos, derechos humanos, compromiso, militancia, compañeros, todas ellas unidas por el hilo conductor de una jornada que intentó zanjar las diferencias de dos visiones aparentemente irreconciliables sobre un mismo hecho. El hecho maldito del país futbolero que algunos prefirieron no evocar o del que tomaron prudente distancia.

Las presencias de Luque, Villa y Houseman, apenas tres campeones de aquel plantel de veintidós, de cualquier modo operaron como un símbolo para cumplir con el objetivo de La Otra Final. Hacer memoria en un país de memorias flacas. Un buen antídoto para recuperar la otra historia, ésa en la que aún resta mucho por escarbar.



sábado, 2 de julio de 2016

Club Atlético Huracán. ¡Ya no lo convocan!... @dealgunamanera...

Al Globo ya no lo convocan…


Alejandro Nadur, presidente del Globo, anunció que el club realizó el pago correspondiente a todos sus acreedores y, de esta manera, la deuda que tanto acechó a la institución ha quedado saldada.

© Publicado el lunes 27/06/2016 por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El presidente Alejandro Nadur confirmó una noticia que todos los hinchas de Huracán esperaban desde hace mucho tiempo: el club ha realizado el pago correspondiente a todos sus acreedores y así, ha saldado la deuda de la convocatoria que tanto acechó a la institución en los últimos años.

De todas formas el levantamiento de la misma aún no está concretada oficialmente. En estos días se le elevará un informe al juez para que éste le permita al Globo manejar sus ingresos independientemente.


¡Ya no lo convocan! 

Huracán se está yendo a la quiebra…


El panorama en Parque Patricios es de tierra arrasada, con un concurso de acreedores impago y variados pedidos de quiebra, mientras se ventilan irregularidades en las ventas de Montenegro y Lucho González y aparece cada vez más cuestionada la figura del presidente Marcelo Buenaga. En el plano futbolístico, un empate como visitante ante Arsenal en Lanús debe tomarse como un resultado positivo.

© Escrito por Gustavo Veiga el Lunes 07/04/2003 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Huracán es el producto de demasiadas capas geológicas de adversidad y desaliento. Como en la quema, donde sentó raíces, a su alrededor han sedimentado algunos de los males que agobian a los argentinos. La postergación encarnada en su tradicional barrio de Parque Patricios, el abandono enseñoreado en su estadio descascarado y sin mantenimiento, la sospecha de deshonestidad personificada en sus sucesivas comisiones directivas y el declive pronunciado de su fútbol expresado en un equipo que podría descender por tercera vez en sus últimos 17 años de historia (las anteriores fueron en 1986 y 1999). El club, como Buenos Aires, tuvo dos fundaciones. Aunque hoy muchos hablan con cierta osadía de refundarlo cuando en rigor lo fundieron. 

El problema clave es que un juez del fuero comercial tiene en su despacho varios pedidos de quiebra notificados y la amenaza de un desenlace similar al que sufrió Racing en marzo del ‘99 cada día se torna más tangible. El cierre, la disolución y hasta un posterior gerenciamiento pregonado por los arribistas del libre mercado, son los posibles efectos de la crisis que más inquietan. Todas estas imágenes se suceden cuando la Comisión Directiva que encabeza Marcelo Buenaga se fagocitó en un año y medio la credibilidad que le otorgaron los socios -había ganado las elecciones el 23 de septiembre de 2001– y un integrante del comité de acreedores acaba de denunciar maniobras que rozan el delito. Pagos de comisiones sin recibos y la utilización de testaferros en operaciones presuntamente dolosas, son apenas dos botones de muestra.

Miguel Angel Grassano es un ex miembro de la comisión de fútbol que en la actividad privada incursionó en el mercado de la carne. En Huracán hay quienes dan crédito a sus recientes imputaciones y aquellos que recuerdan con malestar cómo avaló desde el comité de acreedores cada uno de los pasos del proceso concursal. Su denuncia consta de diecinueve carillas y fue presentada ante el juez Raúl Taillade, el mismo que el pasado 27 de marzo convocó a las autoridades del club y a quienes pretenden cobrar sus créditos a una audiencia para que limaran asperezas.

En su presentación, Grassano sostiene que el club realizó pagos sin justificación, no registró ni ingresos ni egresos en su contabilidad, abonó deudas y cedió derechos por afuera del concurso y firmó pagarés a testaferros. El denunciante acusa a los dirigentes más importantes, encabezados por Buenaga, de “claro fraude, defraudación y estafa, amén de adulteración de los libros contables...” en la transferencia de Luis “Lucho” González a River. Se basa en que el dinero cobrado por el 35 por ciento del pase no figura ingresado en su totalidad a Huracán. El comprador desembolsó 450 mil pesos casi al contado y aceptó extender nueve pagarés con vencimientos entre octubre del año pasado y junio próximo. Pero como el vendedor descontó los documentos antes, tuvo que abonar demasiado en concepto de intereses.

Grassano también ventila irregularidades en la venta de Daniel Montenegro –dice que a Huracán lo pasaron en 100 mil dólares– y en el pase libre de Sebastián Morquio. En ambos casos ofreció pruebas documentales y solicitó distintas pericias contables. En el punto F de su denuncia, compromete al actual tesorero, Rubén Galazzo, a quien acusa de usar a un joven testaferro (Cristian Lombardo) para percibir una deuda inventada de 300 mil pesos. Grassano le informa al juez que “puede afirmar clara y concretamente que dicho importe no ha sido percibido por el señor Lombardo sino por una sociedad perteneciente al tesorero Rubén Galazzo, conforme me fuera informado por el propio Banco Ciudad de Buenos Aires”.

Tampoco ahorra críticas hacia la AFA. Afirma que siempre se avino a las peticiones de Huracán por lo que define a su actuación como “paupérrima” ya que, según el acreedor-denunciante, convalidó “con ojos cerrados el hacer y deshacer de los directivos, sin pedir explicación alguna, y presentando informes que no reflejan la realidad”. Grassano va más lejos cuando argumenta que el club concursado le cedió a la AFA derechos televisivos por “u$s 150 mil” (en realidad son pesos) que debería recibirde Torneos y Competencias, y por eso deduce que se perjudica a los restantes acreedores. “Es decir que la AFA ve privilegiada su postura, pudiendo incluso llegar a percibir su crédito en forma adelantada a las cuotas concordatarias, mientras que el resto de los acreedores aguardan cuotas vencidas e impagas a la fecha.” Por estos motivos, solicita que la AFA no integre más el comité de acreedores.

A río revuelto...

Pese al panorama de tierra arrasada que presenta Huracán, con el concurso impago y que asciende a casi 8 millones de pesos –sólo se abonó el 30 por ciento de la primera cuota–, una deuda post-concursal que supera los 15 millones y pedidos de quiebra que ya se cuentan por decenas, hay quienes desean volver a gobernar, haciendo abstracción del pasado. También abundan quienes pretenden volcar en Huracán su experiencia en el ámbito privado como vendedores de bienes raíces. Son los casos de Guillermo Guariniello y un tal Quintanar Baquero. Entre todos ellos emerge Juan José Zanola, el gremialista bancario que presidió al club desde su sindicato, aunque inyectándole considerables sumas de dinero que han sido sometidas al concurso bajo la pantalla de una empresa que se denomina High Master SA.

Cuenta un ex vicepresidente que incursionó en la política con suerte diversa: “Si quisiera, Zanola gana cualquier elección porque no se aprovechó del club”. Y hay quienes sostienen todo lo contrario. No obstante, la realidad indica que el líder de la bancaria continúa representado en el comité de acreedores por el doctor Osvaldo Enrique Ferrero, un abogado de perfil bajo que no coincide con las posiciones que adopta Grassano.

Mientras tanto, Buenaga, quien cierta vez atribuyó la decadencia de Huracán a que “representa la zona pobre de la ciudad”, observa entre titubeos y explicaciones poco sólidas (no quedó bien parado en una larga entrevista televisiva que le realizó el periodista Alfredo Simón el último jueves en TyC Sports) cómo se va horadando cada vez más su menguado poder. Las demostraciones en su contra han ido desde pedidos de renuncia y banderazos hasta repudiables amenazas de muerte.

El mandato del actual presidente concluye el año próximo y la inhabilitación de su ex gerente, el cuestionado Jorge Batet (cobraba 3.674 pesos de sueldo), finaliza mucho antes: el 30 de este mes. Sin embargo, este último ya sabe lo que le esperaría si insiste con retornar. La movilización que realizó un puñado de socios e hinchas a fines del 2002 levantaba las consignas “no a la quiebra, no al descenso, no a la falta de transparencia, no a la corrupción dirigencial, no a la vuelta de Jorge Batet y no al gerenciamiento”. Pese a estos mensajes, en Huracán hay quienes creen que reciclarse es posible. Deberían saber que también pueden chamuscarse como ciertos desechos que terminan en la quema.

¿Qué Huracán? Huracán

Julián Centeya, un desaparecido compositor de tangos, escribió unos versos que dicen: “...Qué Huracán, Huracán: aquel de Tucho/ del Turco Simes, de Salvini, Unzué/ Me queda este consuelo de encender el pucho del recuerdo/ que me habla de aquel cuadro que fue...”. Son demasiados los años de frustraciones deportivas, y ni siquiera la evocación más cercana de aquel equipo de los sueños que ganó el único campeonato de la historia en el profesionalismo, el de Miguel Brindisi, Carlos Babington y René Houseman en 1973, puede moderar la desazón del hincha de Huracán. Se van a cumplir treinta años de aquel título y la situación del club es muy mala, aunque podría ser peor.

Entre los pedidos de quiebra que el juez debe responder, están los de Futbolistas Argentinos Agremiados por deudas concursales con ex jugadores del club (16 mil pesos) y Osvaldo González (232.934 pesos), entre otros. Resulta un disparate que si se verificaron los créditos del concurso en1998 y había por entonces una deuda que apenas superaba los 8 millones de dólares (luego pesificada), ésta casi no haya tenido modificaciones cuando a la institución ingresaron unos 35 millones desde aquella fecha. Transferencias de futbolistas, derechos de televisión, sponsors y otros recursos menores contemplan esa suma millonaria.

Ese desaguisado no ha sido gratuito. Buenaga y quienes lo acompañan en la conducción fueron denunciados penalmente y no pudieron aprobar el balance que resultó rechazado tanto por la asamblea como por la junta fiscalizadora. La misma asamblea que debe votar la revocatoria de los actuales mandatos.

En Huracán se dilapidaron fondos de origen diverso, se abonaron sumas desproporcionadas por el uso de varios teléfonos celulares y honorarios profesionales excesivos, mientras el plantel profesional se vaciaba de sus mejores talentos (Daniel Montenegro, Gastón Casas, Sixto Peralta, Andrés Silvera y Luis González). Hoy, además de la AFA, High Master y Grassano, que integran el comité de acreedores y manejan sus tiempos, existen otros propietarios de créditos verificados que esperan por sus solicitudes de quiebra. Nadie en el club desea oír la maldita palabra, pese a que a menudo repiquetea. Es el vocablo que, por culpa de unos cuantos irresponsables, define una práctica deportiva muy extendida en el ambiente del fútbol durante los últimos años. Racing –el caso más emblemático–, Newell’s, Belgrano, Deportivo Español, Atlanta, Temperley y Talleres pueden dar fe.

En Parque Patricios no quieren sumarse a esa lista negra, aunque ciertos episodios podrían conducir, más temprano que tarde, hacia ella. Dependerá de un juez, de un puñado de dirigentes que perdieron el consenso hace tiempo y de la paciencia de los acreedores que han recibido migajas.





domingo, 14 de febrero de 2010

César Luis Menotti y la dictadura... Claudio Morresi... De Alguna Manera

“Es injusto asociar a Menotti con la dictadura”... Claudio Morresi.

Tras la semana en la que el equipo campeón del Mundial ‘78 tuvo su partido homenaje, el ex jugador más vinculado con la defensa de los derechos humanos explica por qué el homenaje fue incompleto en ese partido, además de revisar las vinculaciones entre el fútbol y la situación política de aquel tiempo. “Mis respetos se los lleva Ricardo Villa, que se acercó primero a Madres y después a las Abuelas" asegura.

En el espacioso departamento de Claudio Morresi hay un rincón especial atiborrado de recuerdos. Allí, en una zona de transición entre el living y la cocina, se comprimen dos fotografías de su niñez compartidas con Norberto –su hermano desaparecido–, una del Che Guevara, otra de Pablo Neruda y una más grande de las Madres de Plaza de Mayo.

Se trata de un lugar que el ex futbolista y militante de los derechos humanos muestra complacido antes de iniciar la entrevista. Después, ya sentado sobre un sillón y en un ambiente más despojado, comenzará a desgranar sus recuerdos, meditará cada una de sus respuestas sobre las secuelas que dejó la dictadura y discurrirá sobre el juego que más le gusta, al que le dedicó su vida, primero como jugador y luego como director técnico.

A los 41 años, su trayectoria infunde el respeto que sólo puede ganarse quien, en silencio y sin grandilocuencias, mantuvo la coherencia en un mundo donde pensamiento y acción a menudo no van de la mano.

–A propósito del partido homenaje a los campeones mundiales del ‘78, ¿se puede disociar la política del fútbol?

–Creo que uno intenta separar las aguas. Es decir, toda realización deportiva, todo acto cultural y más durante una dictadura, el poder trata de utilizarlos para sacar un beneficio. Todos esos hechos, entre 1976 y 1983, se desarrollaron con el apoyo, con el aporte, con la participación del Estado argentino...

–Puede ser, pero una cosa es separar al juego de la política cuando comienza a rodar la pelota, y otra muy distinta negar el contexto histórico en que se realizó el Mundial, como si se intentara una justificación a ciertas conductas.

–Yo estuve pensando en lo siguiente: dentro de cien años, cuando se escriba la historia del Mundial ‘78, quienes revisen ese período van a decir que la Selección Argentina ganó el título y, al lado de los ganadores deportivos de ese evento, aparecerá una foto de la Junta Militar. Entiendo que es algo injusto procesar las cosas así. Porque a la conquista futbolística se la vincula por una cuestión de cercanía con un dictador, con un asesino como fue Videla. Por eso hubiera servido para que los historiadores hicieran un análisis más profundo, más cierto de lo que fue ese campeonato; que con el tiempo apareciera una foto compartida por los jugadores y las víctimas. Porque en 1978, cuando ellos jugaban, muchos no sabían lo que estaba pasando. De ese modo, la historia tendría otro final y hasta hubiera sido un acto de justicia para los que disputaron ese Mundial.

–Esa fotografía no pudo conseguirse. ¿Es la que vos quisiste lograr el pasado 9 de julio cuando se jugó el partido homenaje?

–La idea que se planteó en su momento, cuando yo charlé con algunos de los muchachos de la Selección del ‘78, era que se juntaran con Abuelas de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S. y Familiares de Desaparecidos. Que dieran una mano en la búsqueda de los nietos era un motivo, pero sobre todo, que salieran en una foto con las víctimas, como réplica a aquella en la que aparecen con los asesinos.

–Pero la fotografía no pudo sacarse porque, según trascendió, algunos de los protagonistas de aquel Mundial se rehusaron a salir en ella.

–Me dio pena porque entiendo que era un momento especial para hacerla y porque había muchos jugadores que querían participar. Y tal vez, por una cuestión de tiempo, porque alguien no vio la trascendencia que podía tener esto, no se concretó.

–¿Quién pudo haberse opuesto a un acto semejante? –No sé si lo diría pero, por lo que averigüé, no hay nombres propios. Los que se mencionaron no cierran en esta historia.

–Los organizadores, al menos, dijeron que no querían politizar el homenaje.

–Si no quisieron hacer la foto y argumentaron eso, yo respondo que política se hace por acción u omisión. Y entonces, se equivocaron de caboa rabo. De esa manera hicieron política no permitiendo el encuentro entre los jugadores y las víctimas.

–¿Te molestan estas cuestiones que no aclaran, si no más bien que esfuman la solidaridad que en otras ocasiones ha demostrado el fútbol con la sociedad que lo contiene?

–Los deportistas han tenido actitudes muy dignas y de mucho compromiso con la gente. La Selección Nacional salió con las camisetas de Aerolíneas Argentinas... En 1998 firmó una nota donde se solidarizaba con la búsqueda de las Abuelas y esto habla de una toma de conciencia de los futbolistas.

–Ahora, bien, ¿se pueden colocar en un plano de igualdad a César Luis Menotti y, por dar un ejemplo, a René Houseman u otro ex integrante de la Selección que quizás no militaban como el técnico y no tenían el nivel de información suficiente?

–Yo pienso que no, pero uno siempre ha tratado de ser muy respetuoso con la gente que, pudiendo no hacer nada, hubiera quedado en el anonimato. Menotti firmó una solicitada que pedía por los desaparecidos cuando nadie más que venía del fútbol hizo lo mismo. Para que queden claros los grados de responsabilidad o de heroísmo: cualquier entrenador de fútbol o jugador que se hubiera negado a hacer algo porque existía una dictadura, hoy tendría el mayor de los respetos y sería considerado casi un héroe. Pero eso no existió. En un escalón más abajo estuvieron los que algo intentaron hacer...

–Está bien, pero una cosa es que muchos no supieran lo que ocurría y otra diferente que, aún hoy, haya quienes niegan ciertas cosas o no tengan ni siquiera la mínima vocación autocrítica. El que más se cuestionó, al menos en el documental que proyectó Telefé el 27 de junio, fue Osvaldo Ardiles. Menotti, en cambio, se envalentonó.

–Tal vez nosotros estábamos esperando otro tipo de respuesta del Flaco Menotti. Quizá porque a ciertas personas uno les pide más. Aunque en el balance general, a mí no se me da por criticarlo. Es injusto asociarlo a la dictadura porque hizo algunas cosas que merecen mi respeto. Pero no por eso voy a decir que se lleva todos mis aplausos. Diría que sí se los lleva ahora Ricardo Villa, que se acercó primero a Madres y después a Abuelas. En cambio, hubo otros muchachos que tuvieron actitudes poco felices, yo no diría cómplices.

–¿Cómo pensás que la gente del fútbol te recuerda? ¿Como un ex jugador que llegó a tener una trayectoria importante o como el militante por los derechos humanos?

–Yo siempre me sentí respetado, por sobre todo. Cumplí un sueño de chico que fue vestir la camiseta de un club en Primera. Y tuve otro que fue ponerme la camiseta celeste y blanca y lo alcancé en una Selección juvenil. En el medio de esos dos sueños, me pasó lo de mi hermano. Y estar en el ambiente del fútbol, sin duda, me sirvió también para hacer más cosas, por lo que irradia este juego. Mi pedacito en la historia deportiva ya lo hice, incluso salí campeón. Pero me gustaría que se me recuerde como un luchador más, entre tantos hombres comunes, por la memoria y la justicia de este país.


© Escrito por Gustavo Veiga y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el Lunes, 14 de julio de 2003. 
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libero/10-937-2003-07-19.html




"Norberto Julio Morresi, desaparecido el 23-4-76, a la edad de 17 años, fué secuestrado y asesinado el mismo día de su detención, en un operativo realizado pór fuerzas conjuntas, al encontrarle con otro compañero Luis Maria Roberto ejemplares de la revista "Evita Montonera". 

Después de 13 años o sea en el año 1989, los cuerpos de los dos fueron encontrado por los Antropologos Forenses enterrados como NN, en el cementerio de Gral. Villegas, al ser exumados los cuerpos se comprobó que a Norberto lo asesinaron de 6 balazos en la cabeza disparados a corta distancia y a Luis María de varios disparos en el cuerpo también a corta distancia. 

Brindo esta información para que se sepa la realidad de lo que ocurrió en esos años de la terrible y genocida dictadura militar."