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domingo, 13 de septiembre de 2015

Humor Político: Donald Trump, the american K… @dealgunamanera...

Donald Trump, the american K…


Hay gente que se pasa la vida diciendo que nuestros políticos son impresentables y que en EE.UU. “estos tipos no llegarían a ningún lado”. Es verdad que nosotros tenemos algún que otro mamarracho. Pero ellos también.

Por estos días, allá se están disputando las internas del Partido Republicano que, a diferencia del kirchnerismo, no niega ser de derecha.

Va liderando Donald Trump, un autoritario, populista, mediático y provocador al que, por las dudas, habrá que prestarle atención, no sea cosa que todo salga mal y Hillary pierda. 

Miren si será jodido Trump, que acusa de ser blando a su principal contrincante Jeb Bush, un tipo que desayuna mirando videos de ejecuciones en Texas.

Jeb Bush es hermano del ex presidente George W. Bush e hijo del otro presidente George H. Bush. Una verdadera familia de millonarios dedicada al poder. Como los Kirchner, pero con todo en blanco.

El otro que le está dando pelea a Donald Trump es Ben Carson, un republicano cercano al Tea Party (el ala derecha del partido de derecha) que es… ¡¡negro!! ¡¡Imagínese usted amigo lector, lo que debe ser un negro de extrema derecha!! Cuando llega a su casa, él mismo se pone los grilletes.

Completa el panorama una mujer que le está dando pelea a los tres juntos y que se llama Carly Fiorina. Nadie la recuerda, pero esta señora es una de las más importantes ejecutivas de EE.UU. y en el año 2004, siendo la CEO mundial de Hewllet Packard, pidió una entrevista con el Presidente Kirchner, se tomó un avión y se vino a la Argentina para verlo.

Lo estuvo esperando sentadita en un pasillo de la Rosada y después de una hora de empollar, le dijeron que el Compañero Centro Cultural estaba muy ocupado, que cancelaba la reunión y que mejor volviera otro día. No volvió nunca más.

Se sabe que este gobierno nos ha dejado como el orto frente a todo el mundo, pero igual, recemos para que esta mina no gane.

En honor a la verdad, digamos que nuestra Presidenta también siempre maltrató públicamente a Obama, equilibrando de ese modo nuestra política exterior ante republicanos y demócratas.

En este punto, el kirchnerismo tuvo mala suerte. Le tocó simular que combate al imperialismo yanqui, justo cuando en la Casa Blanca estaba sentado el presidente más progresista de la historia norteamericana. En fin. Como siempre le digo amigo lector, seamos piadosos en la retirada.

Ese es el panorama por allá. ¿Y por casa cómo andamos? Bien. Por ahora, Scioli primero, Macri segundo, Massa tercero y Ella haciendo las valijas.

¿Esto puede cambiar? Claro que sí. Menos la que está embalando floreros, todo lo demás puede modificarse: el primero, el segundo y el tercero. No es fácil, pero no está todo dicho aún.

En pocos días, el kirchnerismo quedó pegado a la muerte de un militante en Jujuy, quemaron las urnas en Tucumán, insultaron a Tevez, se les inundó la Provincia, se les disparó el dólar mientras diluvian pastillas de metanfetaminas. Con todo eso (Nisman incluido), parece ser que el Compañero Lancha casi no ha perdido votos. Tampoco sumaron ni uno más. 

O sea que por ahora no les alcanzaría para ganar en primera vuelta e irían al repechaje.

El Compañero Mauri venía bien, pero tuvo una semana dura. Para decirlo futbolísticamente, el equipo del PRO jugó al offside y Niembra quedó enganchado.

Para que se entienda lo que pasó, el Compañero Niembra tenía contratos publicitarios con el gobierno de la Ciudad por 20 palos. Aparentemente todo legal, pero éticamente discutible porque, tiempo después, se transformó en candidato a diputado.

Mucha gente dijo: “¡¡¡Eh, al final hacen lo mismo que el kirchnerismo!!!” Error. Suena parecido, pero no lo es. Para que sea lo mismo, habría que agregarle dos ceros y quemar la factura.
De hecho, aunque haya sido con factura, el gobierno nacional le dio al Compañero Spolsky cientos de millones (literalmente) en publicidad y otras yerbas para bancar sus medios oficialistas, y ahora es candidato a intendente de Tigre.

Además se pasea por el Conurbano del brazo de Sabbatella que es el candidato a vicegobernador y a su vez preside la AFSCA, el organismo que se supone debe controlar a los medios. O sea a Spolsky. ¡¡Y van juntos en la misma boleta!! Pegaditos. Codo a codo. Eso es hacerla bien.

Si a esto le sumás a Lázaro, Hotesur, De Vido y Ciccone, causa gracia ver al PRO tambalear por 20 palos de mierda.

¿Quién aprovecha todo esto? El Compañero Massa que sigue en ascenso y le va comiendo votos a todos. ¿Será que el apodo de Massa, tan difícil de encontrar, terminará siendo “Compañero Batacazo”? Al fin y al cabo, en 2013 ya dio uno. En un eventual ballotage, Massa se llevaría todo el voto opositor y mucho voto peronista. No quiero ni pensar.

Pero el Compañero Mauri sigue firme al acecho de Lancha y la pelea la da él. No ganó dos Intercontinentales y cuatro Libertadores para que venga un pibe de Tigre y le arruine el asado.

¿Tiene esto alguna importancia? Hoy ninguna. Hoy lo único importante es que vamos al Monumental a jugar otro superclásico. Lo de “vamos” es una forma de decir porque, como todo el mundo sabe, cuando jugás de visitante en la década ganada, el “vamos” sólo incluye 20 jugadores, el DT, el utilero y el chofer del bondi que los lleva, pero tiene que esperar afuera y escucharlo por la radio.

Todos los demás, tenemos que mirarlo por televisión. Y está bien que así sea porque con el tornillo que hace a la hora del partido, mejor estar calentito en casa. No se olviden que en la década ganada los partidos de Boca y de River se juegan domingo a la noche para sumarle rating al programa de la falange de propaganda neofascista. Ahí tenés otro que se llevó cientos de palos por servicios al proyecto nacional, popular, eclesiástico y hotelero, y ahora se dedica a escrachar a Niembra.

Hoy también vamos a ser testigos de otra violación completa a la ley electoral que sólo permite publicidad partidaria 25 días antes de las elecciones. Prestarle mucha atención a la tanda del entretiempo, a los zócalos de Télam durante el partido y a la estática en el estadio que se ve por la tele.

Lo mejor de todo es que mañana no habrá un puto fiscal que diga nada. Si esta vez me equivoqué es porque esta nota sirvió para algo. Lo dudo.

Si Dios quiere, éste será el último superclásico sin visitantes, y el último superclásico dominguero que se juegue con luz artificial.

Falta menos. Ya vuelve la alegría, la tolerancia, el progresismo, la modernidad, la democracia, la legalidad. O algo parecido. Todos juntos, bosteros y gallinas, bajo un mismo sol. Vení que para vos también tengo, Trump.

© Escrito por Alejandro Borensztein el domingo 12/09/2015 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

sábado, 20 de octubre de 2012

Campaña en EEUU... De Alguna Manera...


Duelo en el imperio…

Mitt Romney - Barack Obama

Cuál fue el efecto del cruce entre Barack Obama y Mitt Romney. Por qué son necesarios los debates en democracia. La economía y la política explicadas a los votantes.

Los especialistas en elecciones sostenían que los debates presidenciales apenas influían en los votantes. Ahora hacen silencio.

Hace diez días, las encuestas en Estados Unidos daban al presidente Barack Obama una ventaja de ocho puntos. Ahora, luego del primer debate de la campaña, el candidato republicano Mitt Romney ha pasado al frente con cuatro puntos de ventaja. En suma, el encuentro le costó al presidente 12 puntos.

Los comentarios inmediatamente posteriores insistieron en que ambos candidatos habían sido excesivamente técnicos, internándose en análisis económicos incomprensibles para la mayoría. Este fue un segundo error. La audiencia siguió la discusión y entendió.

Es decir, los “especialistas” decían que los debates no cambian casi nada y que los temas técnicos aburren. Lo que hemos visto es más bien lo contrario. Los debates entre candidatos son parte de un ejercicio importante para la formación de opinión de los votantes. La sociedad puede escuchar y juzgar algo más que frivolidades.

La tercera enseñanza que deja el debate es que el centro del interés está en la economía. La famosa frase de Bill Clinton (“es la economía, estúpido”) pareció convertirse en un nuevo mandamiento.

A pesar de que diversos temas como salud y educación estuvieron presentes, todos pasaron por el tamiz económico: cuánto costaban las reformas y qué consecuencias generaban sobre el empleo, el crecimiento y el déficit fiscal. A su vez, en el corazón de los temas económicos, el sancta sanctórum del debate, se reiteraba la cuestión impositiva: ¿quiénes pagaban el costo de las reformas? ¿Los ricos, las clases medias o los que tienen menos?

Es razonable que el tema domine. Los impuestos son el dinero que cada uno aporta al fondo común. Normalmente, el dinero proviene del esfuerzo y del trabajo, entonces, nada más natural que no trabajar para otros.

Es bueno recordar, lector, que el artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 dice que cada ciudadano tiene derecho a saber y a consentir cuánto paga y en qué se usa el dinero. Aunque sea poco sabido, la cuestión impositiva está en el centro de los derechos humanos.

No tengo bibliografía, pero por la experiencia de haber vivido en varios países y seguido de cerca su política, tengo la impresión que a medida que se sube en el nivel de cultura política y desarrollo económico el tema impositivo se vuelve cada vez más presente en las sociedades. En Haití, hablar de impuestos es por muchas razones impensable. En Europa occidental, en Estados Unidos y en Japón, entre otros, no hablar ni debatir sobre este tema es también impensable.

Cuánto aportan los individuos al esfuerzo común, cuánto obtienen del esfuerzo común, las desigualdades deben o no ser disminuidas con el uso del dinero de todos o, mucho más específico, si se puede usar la plata de todos para el beneficio propio del gobernante y para la propaganda de su partido.

En nuestro país, no hay debates presidenciales y la cuestión impositiva es ignorada, los candidatos no la mencionan. Lo esencial es invisible al pueblo. Además, ha tenido éxito la idea que los asuntos de la economía son complejos y, por tanto, lejos de la posibilidad de comprensión de las mayorías. De allí que las decisiones económicas pertenezcan a un mundo en que la mayoría no incide, no decide ni se entera. Logramos así invertir la frase de Clinton: “estúpido, la economía no es para vos”.

El 3 de octubre pasado, Obama y Romney discutieron de sus ideas sobre la sociedad estadounidense y del dinero necesario para hacerlas realidad. Como los medios subrayaron, el presidente apareció sin fuerza, confuso en sus argumentos y, sobre todo, sin la fuerza para golpear y mostrar las contradicciones del otro. Parecía, como muchos lo dijeron, un hombre agobiado, actuando más bien con los reflejos del boxeador golpeado.

Romney, al contrario, estuvo en el centro de la polémica, claro e incisivo. El único problema es que mintió abiertamente. Se desdijo de lo que había sido su discurso de todos estos meses, durante las primarias y después de que fuera electo candidato. Romney se reinventó y Obama no lo dijo.

De pronto, el candidato cercano de los conservadores fundamentalistas republicanos del Tea Party apareció favorable a la acción estatal para mejorar la situación social. Hasta hace poco, afirmaba que la desigualdad no era un problema del Estado.

¿Qué habrá sucedido en la cabeza de Obama? ¿Qué presagio habrá dominado su espíritu? Me parece que la respuesta no puede ser conocida y que probablemente poco tenga que ver con la política. Pero los efectos son claros.

Sin embargo, las diferencias eran notorias y documentadas. No se requería un esfuerzo particular para exhibir las contradicciones de Romney.

Obama ha propuesto en la campaña invertir centenas de miles de millones de dólares, provenientes de mayores impuestos a los ricos, para reducir aún más el desempleo (hoy, el más bajo desde que asumió). En materia de regulaciones, Obama desea disminuirlas para la pequeña y mediana empresa. Romney desregula a todas, en especial para los sectores de altos ingresos. No desea usar impuestos para generar empleo; quiere reducirlos a las grandes empresas.

Sobre el déficit, Obama propone reducir en 10 años gastos por 5 millones de millones de dólares y aumentar impuestos para los que ganan más de 200 mil dólares por año. Romney excluye toda posibilidad de aumentar impuestos, reduce inmediatamente el empleo público en 10% y el gasto social.

Sin embargo, en el debate, el republicano negó todo esto. Obama desaprovechó las decenas de citas que mostraban el cambio de opinión.

De este modo, y sorprendentemente si consideramos la catastrófica herencia del gobierno del republicano George W. Bush (guerra con enormes costos en vida y recursos basada en mentiras y la mayor crisis económica en 80 años), Estados Unidos se acerca a la inesperada posibilidad de ser gobernado por la derecha fundamentalista.

© Escrito por Dante Caputo y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad de Buenos Aires el domingo 14 de Octubre de 2012.




miércoles, 12 de septiembre de 2012

El 11-S y las mentiras de Obama… De Alguna Manera...


El 11-S y las mentiras de Obama…


Un libro pone en dudas la versión oficial sobre la muerte de Bin Laden. La campaña presidencial en medio de un nuevo aniversario del atentado terrorista. Por qué Obama se vistió de Bush.

Barack Obama había llegado a la Casa Blanca prometiendo cambiar la imagen de desprecio por las instituciones internacionales que había ofrecido George W. Bush. Pero, en medio de su campaña por la reelección, el presidente de los Estados Unidos recurre a las mismas despreciables herramientas que utilizaba su antecesor.

Esto es lo que parece sugerir la publicación del libro No easy day (No fue un día fácil), cuyo subtítulo es El relato en primera persona de la misión que mató a Bin Laden.

El trabajo se publicó la semana pasada y ya está conmocionando a Estados Unidos. Y al mundo. Fue escrito por Matt Bissonnette, un miembro de los Navy Seal que participó de la Operación Gerónimo, que el año pasado terminó con la vida del creador de Al Qaeda.


Bajo el seudónimo de Mark Owen, el marine asegura haber disparado a un malherido Bin Laden para matarlo y también da detalles de cómo se produjo la misión. El gobierno de Estados Unidos acusó al autor de no haber entregado una copia a sus superiores, de revelar secretos militares y de poner en peligro la seguridad de los Estados Unidos.

Pero ni el Pentágono, ni el Departamento de Defensa ni la Casa Blanca acusaron a Bissonnette de mentir: cuestionan por qué habló, pero no critican lo que dijo.

El libro resuelve interrogantes que habían alertado a la comunidad internacional:

¿Por qué murió Bin Laden?

A las pocas horas haber terminado la Operación Gerónimo, Obama anunció que Bin Laden fue asesinado porque había “resistido en un tiroteo”. Pero el autor del libro demuestra que el fundador de Al Qaeda estaba desarmado: “Antes de salir reparé en un estante sobre la puerta. Estaba en el exacto lugar donde él (Bin Laden) había asomado la cabeza. Deslicé mi mano y sentí dos armas, que resultaron ser un AK-47 y una pistola Makarov en una cartuchera. Revisé las recámaras. Ambas estaban vacías –asegura Bissonnette–. El ni siquiera había preparado una defensa. No tenía intenciones de pelear. Les pidió a sus seguidores por décadas que usaran chaleco-bomba o que estrellaran aviones en edificios, pero él ni siquiera estaba armado”.


¿Por qué Washington ocultó el cuerpo de Bin Laden?

La versión oficial de la Casa Blanca sostiene que el cuerpo de Bin Laden fue arrojado al mar para respetar una ceremonia islámica. Pero el autor demuestra que si Estados Unidos mostraba el cuerpo, hubiese generado un caos internacional: “La cara del hombre estaba deformada, con al menos una herida de bala y cubierta en sangre. El agujero en su frente le había hundido la parte derecha del cráneo. Su pecho estaba destrozado por las balas. Yacía en un enorme charco de sangre”

Bin Laden debía pagar por las tres mil personas que murieron hace 11 años en Nueva York. Bin Laden debía ser acusado por las decenas de atentados terroristas producidos por Al Qaeda, la red que fundó y financió. Bin Laden debía responder por el terror que generó en el mundo entero.


Pero Bin Laden debería haber enfrentado una corte internacional para demostrar las diferencias entre los que buscan justicia y los que siembran terror.

© Escrito por Rodrigo Lloret y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el martes 11 de Septiembre de 2012

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